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Chapter 37 - 37: Ni campeón, ni derrotado. ( II )

Dos poderes abrumadores uno pensaría que serían suficiente como para hacer temblar un continente. La magia de quién era conocida como la representación del dios sol en la tierra y los hechizos de octavo nivel de un campeón. El vacío absoluto también es abrumador, y lo es aún más. Cómo uno puede simplemente imaginar la infinita extención del vacío el cual a su vez sigue creciendo y creciendo. Es imposible, imaginar que ese vacío te rodea totalmente también hace estragos en tu cabeza.

Allí estaba, siendo consumido completamente por el vacío, mis ojos únicamente veían un abismo interminable en todas direcciones y de ese modo el abismo también me veía a mí. Intentaba dar bocanadas de aire, pero no existía, a este punto solo me quedaba rendirme. Pero la sensación de calor volvió a traerme, volví a la vida en unos instantes, mientras que miraba aquel sol lanzado hacia mi desaparecer junto con proyectiles que salían de los círculos de octavo nivel. Al bajar mi arma pude ver que no había nadie. Solamente quedó mi madre y bastantes guardias que parecían despertar de una especie de hipnosis, pero ellas no solo eran guardias de aquel pueblo. Eran aventureras, algunas hechiceras, arqueras y tanques que habían sobrevivido. Concentré mi cuerpo para usar el caos. Un aura de color dorado empezaba a rodear la zona. Aunque miré hacia donde habían escapado los enemigos. No habían escapado, únicamente retrocedieron para evitar los efectos de los ataques. El campeón decidió levantarse un poco. Estirándose para apuntar hacia mí. Su voz se proyectó en mi dirección a la vez que decía.

"Cómo te atreves a defenderte ante mi. El grandioso campeón. Parece que tendré que usar un poco más de fuerza." Aquella voz, mostraba un egocentrismo enorme, también a diferencia mía no era una voz infantil, si no más como la de un adolescente.

"Usa toda la fuerza de tí y tú ejército." Mis piernas temblaban mientras que miraba un destello aproximarse, y como un destello llegó a golpearme a mí. Mi rostro recibió un rodillazo que me lanzó volando hacia unos árboles, golpeando uno, tras otro, tras otro, tras otro. Así hasta detenerme, cuando sentí que todo mi cuerpo era presionado y ví que aquel objetivo volvía a avanzar hacia mi. No era una lucha, era una paliza unidireccional la cual me mantenía lo suficientemente consciente pero si sentía el dolor. Mis piernas temblaban, y cuando intentó tomar mí espada la guardé en mí anillo dimensional.

Pude ver unos ojos azules como un zafiro mirándome con asco desde arriba, sentí un escupitajo mientras que noté que tomó mí mano, al ver dos anillos retiró ambos. Me había robado mí anillo dimensional. Lo bueno es que... Era un anillo privado. Le di la capacidad de acceder a la visualización de mis cosas. Incluso hice que llegue a sacar la espada. También se colocó el anillo de cristal, mientras que mis lentes bajaban de nivel y se notaban un poco más rotos.

"Uh... un poco pesado... no?..." Parecía que no iba a rendirse intentando levantar la espada, se notó frustrado. Y mientras yo me levanté, con una buena sonrisa. Al verme nuevamente de pie se lanzó para golpear mí cuerpo. Era más alto que yo... No le erré con que era un adolescente, era un chico de unos 16 años. El cual no lee los ítems mágicos. Cuando golpeó mí pecho recibí daño, pero si propia mano con la cual dio el golpe se perdió. Podía notarse como pasaba a estar deforme por el modo en que sus huesos se habían quebrado pareciendo un acordeón. Y antes de que escape lo tomé. Agarrando su cuello para llevarlo hacía el suelo.

"Un campeón... No muy listo." Le di un golpe en su cabeza, no con mucha fuerza, solo para noquearlo. Después retiré mis anillos, me los puse y guardé mí espada. Empezando a robarle todo lo posible. También tenía anillos, bolsas, algunas cosas de inventario inter dimensional. Todo. Quedó desnudo y lo arrojé lejos, no iba a matarlo. Quería ver más de este mundo y así volví con mí madre adoptiva, mí ropa estaba rota, quemada, cortada y muchas cosas, pero la contraparte del efecto de mí anillo me sirvió. Hacía estúpidamente frágil al portador. Pero hacía que todo lo frágil fuese resistente. Y al ver mí estado.

"Aparece estado: vida."

Solo tenía un punto. Era la cosa más frágil posible, por eso era como usar la armadura con mayor protección. Tenía muchos ítems que revisar, y al ver hacía el resto del ejército... Muchos no entendían qué pasó. Yo solo las ignoré, avalanzandome hacía los brazos de mí madre, con lágrimas en los ojos y siendo cuidadoso. Ella tenía muchos cortes, en su cuerpo, rostro, cercanos a su cuello. Era curada poco a poco por unas sacerdotisas que se encargaban de la curación de todos los afectados, incluso la resurrección de los caídos cuyos cuerpos eran distinguible o tenían algo para revivir.

El silencio entre ambos era sepulcral, mientras que miró algo en mí boca, tenía el labio partido por el golpe que me dió al inicio. Seguramente lo vería de nuevo... Cuando esté cumpliendo mí misión.

Tenía la misión de matar a todos los dioses.