𝙋𝙤𝙫 𝙀𝙫𝙚𝙡𝙮𝙣.
—Ya es hora de irme, llegaré tarde con la señora Parks.— dije saliendo de mi habitación intentando ver a Michael, hacía más de media hora que Sam se había ido. Abrí la puerta del garaje pensando que ya no llamaría la atención.
—¿Quieres que te lleve?— escuché.
—Amm, no. Estoy bien, gracias— respondí, para después ver que mi auto no estaba, solo el de Michael. ¿Qué?
—Por eso te lo pregunto, mandé tu auto al mecánico, estaba derramando aceite.— caminó detrás de mi, para después dirigirse a su auto y subirse. —Sube, tenemos que hablar, solos.— me dijo con un tono serio. Tenía miedo, ¿Será que ya descubrió lo de Sam? Subí de acompañante. Encendió el auto, la puerta del garaje se abrió y salimos con rumbo a la casa de la señora Parks que de hecho estaban casi a media hora de nuestra casa. Un silencio incómodo estaba invadiendo el auto. —Evelyn, se que no soy tu padre completamente.— dijo, rompiendo el silencio sin dejar de mirar el camino. —Pero créeme que amo a tu madre y a ti, quiero lo mejor para todos, no importa lo que tenga que hacer.— noté como usaba más fuerza al manejar el volante después de esas palabras. —Y bueno, dado el hecho de que has estado demasiado rara éstas últimas semanas…—
—¿Rara, yo? Nunca, así siempre me comporto.— interrumpí.
—Mentira, escuchas mucha música romántica, cuando tu eres más de rock y música vieja, te maquillas mucho al salir, antes no lo hacías, ni siquiera cuando salías con tus amigas, ahora si lo haces, te bañar todos los días y te la pasas bailando y cantando— lo miré confundida, si prestaba atención a mi vida, más de lo que yo pensaba.
—Yo me bañaba todos los días…—
—Mentira, lo hacías dos veces a la semana, y cuando Charlotte te decía que lo hicieras, respondías "¿Para qué? ¿Para quién? Sucia.— me sonrojé un poco, que pena que él recuerde eso. —Y ahora lo haces más seguido y te maquillas más seguido, mírate— me miró la cara unos segundos. Nos detuvimos en un semáforo rojo. —Te ves hermosa, no quiero decir que haces todo esto por alguien más, no necesariamente se tiene que hacer algo así por alguien más. Por como es la sociedad ahora, decir eso es para que te cancelen. En fin, sales mucho con tus amigas, mucho, y debes saber de una vez que eres muy mala escondiendo cosas.— trague saliva, era muy observador, prestaba atención a mi vida y yo pensaba que no, por eso no conectaba con él los primeros meses. —Por eso quería hablar, ya que no te he escuchado hablar de algún chico… Puedo deducir que esas salidas con tus amigas, las haces con una en especial, eres… ¿Lesbiana?— preguntó con naturalidad. Solté una carcajada al escuchar eso. —No tiene nada de malo que lo seas, yo te amo tal y como seas, en pleno 2021 hay más de dos géneros y ese tema de la ropa, etc, etc.—
—No, no, no— interrumpí, recuperando la respiración. —No soy lesbiana, Michael.— el semáforo cambió a verde. —Pero aprecio mucho que te quieras involucrar en mi vida, de verdad, me encanta.— nunca había dicho esas palabras, ni con mi padre biológico. —Pero fallaste.— dije ya con más naturalidad.
—Claro que si, siempre trato de ser mejor, el mejor para ustedes y quiero que tengamos comunicación, por ejemplo… si hubieras pedido permiso para ir a éste fest te la hubiera dado, incluso hubiera hablado con Elliot y Dakota para que dejaran ir a Sam.— eso era mentira, detesto que los padres den una versión de lo "Buenos" que pudieron ser, cuando no es así. —Quiero ser parte de tu vida— dijo, nos volvimos a detener en un semáforo rojo, me miró a los ojos, su mirada reflejaba cariño y felicidad de pasar tiempo conmigo. —¿Entonces?— Sonreí y asentí un par de veces, estaba apuntó de dar una de las mejores mentiras de mi vida.
—Se trata de un chico.— solté, con el corazón a mil, sentía que se me saldría del pecho. —Tal vez no debería ser así, haber cambiado tanto por una persona, como tu lo dices, pero en realidad… No te das cuenta de ese cambio, solo ocurre y te sientes feliz con el.— Noté su sonrisa pícara, tape la mitad de mi cara con mi mano derecha. —No me mires así, por favor.— solté pequeñas risas tímidas.
—Estoy feliz por ti, es la primera vez que te veo enamorada, en éste tipo de situación. ¿Cómo es? ¿Cuál es su nombre?— mi corazón empezó a latir más rápido, ¿En qué me metí? —Se llama…— pensé lo más rápido que pude. —Scott…— ¿En serio? Cabrera, ¿No se te ocurrió algo mejor que Pilgrim? —Es un chico muy lindo, me trata bien y me cuida, me siento cómoda con él, pero no les había dicho nada, ya sabes, en caso de que no duráramos, pero ahora lo sabes.— dije ya empezando a controlarme.
—¿Cuánto tiempo llevan juntos?— preguntó con interés. Creo que en eso no hace falta mentir, quiero decir, ya le cambié el nombre, lo demás no puede ser mentira.
—Empezamos a ser pareja el ocho de enero de éste año, no llevamos mucho tiempo, pero el poco que llevamos me he sentido bien.— dije suspirando lentamente.
—Me alegro mucho por ti, ¿Dónde se conocieron?— Oh no…
—Bueno… me mandó solicitud en Facebook, Sam me dijo que se la aceptara, es su amigo y pues él me dijo que yo le gustaba a Scott y pues no es para nada feo, entonces… la acepté y hubo una pequeña conexión rápidamente. Hablamos por horas y eso, hasta que nos vimos y decidimos ser lo que somos ahora, todo en menos de una semana.— terminé de decir.
—¿Es amigo de Sam? Nunca me contó de él, todo pasó muy rápido. Quiero decir, Sam y tú se conocieron en la fiesta de año nuevo, ¿Se hicieron amigos tan rápido?— No puede ser. Está atando cabos.
—Si, antes de que se fuera a su trabajo hablamos un poco e intercambiamos números, de ahí a Facebook y al par de días Scott me mandó solicitud.— traté de no romper la cronología. —Y ahora que Sam y yo nos veremos más seguido me ayudará a seguir con Scott, dándome recomendaciones y eso, bueno, eso espero.— terminé de explicar. Por favor que no me pida una foto de él, por favor.
—¿Puedo ver alguna foto?— maldición.
—Eh… no lo creo, no quiero que lo vayas a acosar o algo—
—Bueno, supongo que está bien, pero si todo va bien, algún día tendré que conocerlo, no me molesta esperar. Aunque debo decir que todo pasó muy rápido, me alegro por ti y espero que todo siga muy bien para ustedes y gracias por al fin contarme todo…— parecía que algo estába pasando por su mente, como si estuviese almacenando información. —Espera…— me miró con seriedad, volví a tragar saliva. —Entonces… ¿Todas las salidas con tus amigas, eran las salidas con Scott?— tengo que revisar mis pantalones, casi me orino encima.
—Eh… S-si, no todas, pero si muchas— dije para después soltar una pequeña risa de nervios.
—Lo sabía, algo me decía que no eran salidas con tus amigas.— dijo con una sonrisa. Después de todo no estaba tan equivocado, volví mi vista hacia la carretera. Había aprendido algo de todo esto, Michael era observador y atento con las personas que quiere y aunque pueda fallar en algunas cosas, puede deducir otras, Sam y yo tenemos que cuidar bien nuestros pasos.
[•••]
—Gracias por traerme.— dije bajándome del auto, estaba frente a la casa de la señora Parks.
—Puedo pasar por ti más tarde si quieres— me dijo con una sonrisa. No quería pasar más tiempo con él por hoy, no quería que me sacara más información, ya era difícil con todo lo que había soltado.
—No, Scott vendrá por mi— dije correspondiendo la sonrisa. —Pero gracias.— asintió.
—Muy bien, cuídate mucho, igual, cualquier cosa, puedes llamarme.— asentí.
—Gracias papá, tu también cuídate, suerte en el trabajo.— dije para después dar vuelta y dirigirme a la puerta. Antes de hacerlo pude ver como sonreía como tonto, como si estuviese orgulloso de que lo haya llamado papá. Para mi, fue raro, pero lindo volver a agradecer de esa manera a alguien que no era mi padre, pero que se esforzaba por serlo. Escuché el auto avanzar y alejarse, toqué la puerta de la casa. Pasados unos minutos abrió una señora de treinta años, un poco baja, de cabello negro y largo casi por la cintura, parecía desarreglada y triste, como si estuviese llorando toda la noche.
—Evelyn ¿Qué haces aquí?— me preguntó confundida.
—Vengo a mi jornada— dije confundida yo también.
—¿No te avisaron?— volvió a preguntar. Mi mirada de felicidad había cambiado, estaba confundida.
—¿Qué cosa?—
—Mamá falleció el sábado en el hospital. Le dije a mi hermano que te avisara por mensaje, supongo que se le olvidó— No puede ser.
—Y-yo… N-no, no me avisaron, Sara…— la abracé con fuerza. —Lo siento mucho. De verdad lo lamento.— dije sin dejar de abrazarla, era extraño, parecía que yo empezaría a llorar, pero ella no. Supongo que es normal, debió haber llorado toda la noche. Me separe de ella.
—¿Quieres pasar? Puedes ayudarme con unas cosas que necesito empacar.— me dijo para después abrir la puerta completamente, pude notar que aquella casa que parecía siempre estar con gritos, risas, tanto de la madre como de los niños, ahora estaba vacía y solitaria.
—Claro…— entré a la casa, seguida de ella. Aquella silla de ruedas en la sala frente a la televisión donde siempre estaba la señora Diana, ahora estaba vacía. Un gran sentimiento de nostalgia recorrió mi mente. Sara pasó a mi lado, con lentitud, subiendo las escaleras por aquellas donde siempre los pequeños jugaban aunque los regañara varias veces con el miedo de que se cayeran. Llegamos a la habitación principal.
—Nos mudaremos Toronto. Es a donde fuimos éste fin de semana, allá nació mamá y es curioso… allá falleció.— dijo para después tomar unas grandes maletas, y ponerlas sobre la cama. —¿Puedes acomodar los zapatos y la ropa para frío por favor?— me preguntó, Asentí. Un silencio triste se hizo presente por unos segundos. —Por más tiempo que pasé, que sepas que pasará… Nunca estás listo para ese momento.— sabía que se refería a la muerte. —Pero ella parecía lista, sólo se quedó dormida con una sonrisa. Como si al fin pudiera descansar. A sus noventa y dos años… Ella sabía que ya era hora de irse y yo también lo sabía, pero cuando ocurrió… No quería creerlo.— cerré mis ojos con fuerza, sabía que lloraría. —Lo último que papá le dijo antes de morir fue… "Te amaré hasta en la otra vida, te esperaré, querida." Y lo último que escuché a mamá decir fue "En ésta en todas las vidas." ¿Cómo recordó aquella frase después de casi quince años? No tengo idea, pero fue algo que me hizo aceptar que ya era hora. Ahora ella y papá son felices en otra vida.— maldición, estoy llorando.
—No pude despedirme de ella, no pude hacerlo…— dije entre sollozos con los ojos cerrados. Sentí como Sara me abrazó.
—¿Estás segura?—
Abrí los ojos, estaba frente a la mesa, acababa de preparar un postre especial para Diana, sus pastelillos favoritos. Tome un plato pequeño con uno de ellos y con el entre manos caminé hasta la silla de ruedas, que siempre estaba frente a la televisión.
—Huele muy rico— pudo decir apenas. Se lo entregué con una sonrisa, dio una pequeña mordida, su cara arrugada y adorable expresaba satisfacción. —Me encanta— dijo para después mirarme con una sonrisa, aun masticando su bocado.
—Gracias, siempre trato de cocinar lo mejor para ti.— dije para después darme un pequeño beso en la frente. Escuché los pasos de Sara por las escaleras, ya venía a despedirme, ya era tarde y tenía que irme a casa.
—Lamento que sea tan tarde Evy, pero necesitaba que te quedaras otro rato para preparar lo de los boletos de avión. Pero ya te puedes ir, muchas gracias por quedarte, mamá despídete de Evy.— dijo para después pasar a la cocina a buscar su bolso, donde tenía un sobre con dinero.
—Nos vemos abuela Diana, cuídate mucho allá y abrígate bien que hará frío.— dije para después abrazarla
—Adiós, pequeña cuídate mucho.— me separé de ella, extrañada. —Nunca dices "Adiós"—
—Adiós pequeña, gracias por otro día más aquí con nosotras.— dijo con una sonrisa. La miré con una sonrisa. No le di importancia, casi siempre se despedía diferente, pero esa vez, se despidió con un adiós, nunca lo había hecho.
—Sabes que me encanta cuidarte.— dije para después darle otro beso en la frente.
—¡Evy, se hace tarde!— escuché gritar a Sara desde la cocina.
—Adiós abuela— dije para después sonreír y caminar hasta la cocina.
No tenía idea de que esa sería la última vez que la vería.
—Gracias por todo Evy. De verdad fuiste un ángel para ella y para mis hijos. Siempre te recordaremos.— dijo para después entregarme una foto que nos habíamos tomado el primer día que comencé a trabajar aquí, en ella, estábamos Sara, el pequeño Timmy a la derecha de su madre yo a su derecha, la señora Diana en el medio, a mi derecha el pequeño Ulises. Como si fuésemos una familia. No pude evitar sonreír al ver a la señora Diana en esa foto.
—Gracias a ustedes, espero algún día poder volver a verlos.—
—Tal vez en agosto o septiembre, por ahora, es todo.— dijo para después abrazarme, un gran abrazo, se separó al cabo de unos segundos, para después subir a su auto e irse. No lo sabía cuando lo hice, pero si, si había sido una despedida de la señora Diana.