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—¡No puedes hacerme esto, Tyler! ¡Te necesito!— grité llena de impotencia, estaba preparando su maleta. —¡Escúchame maldición!— volví a gritar intentando que me mirara. No lo hacía. Jale su brazo derecho un segundo, al instante giró a verme.
—¿Qué demonios te pasa? ¿No entiendes lo importante que es esto para mi? ¡Claro que no! Solo te preocupas por ti, Evelyn.— me dijo con seriedad, quedándose muy cerca de mi. —¿Qué demonios quieres que te diga? No puedo desperdiciar ésta oportunidad, ¡No puedo! ¿Acaso no lo entiendes?— notaba como sus ojos se comenzaban a cristalizar. Volvió a girar y procedió a seguir guardando su ropa.
—Tú no me amas… ¿Es eso?— pregunté, esperando que la respuesta fuera que aún lo hacía, que aún me amaba. Pasaron segundos y aún no había respuesta. —¡Respóndeme!— grité para después darle un pequeño empujón. Bajó su cabeza.
—Tú piensas… que no lo hago.— dijo entre pausas. —Crees que todo es un juego. Crees que esto es un juego…— volteó a verme. Comenzó a llover, levemente, pude notarlo por las pequeñas gotas de lluvia que golpeaban la ventana. —¿Alguna vez me has escuchado? ¿Sabes lo importante que es esto para mi? He trabajado en esto desde que tengo memoria… No pienso abandonarlo, por ti.— dijo mientras las lágrimas comenzaban a resbalar por sus mejillas.
—Yo te amo… Tyler…— dije con la voz cortada.
—Dime en que he estado trabajando.— pidió con seriedad, trague saliva al escuchar lo que había pedido que hiciera. —Te lo conté muchas veces, durante más de medio año que hemos estado juntos. Cada semana te contaba como estaba progresando mi trabajo, dime en que es en lo que he estado trabajando. Si me lo dices, te juro que me quedaré.— abrí completamente los ojos, para después cerrarlos con fuerza unos segundos después, eso no evitó que mis lágrimas salieran. —¿Por qué no respondes? ¿Acaso has olvidado el trabajo de mi vida? Del que te he contado durante meses, y de lo que pasaría después.— debía estar en mi mente, debía estar en algún lugar, debía saberlo… —Amar a alguien no sólo se trata de coger y salir a fiestas, probar drogas o embriagarse hasta perder el conocimiento. Eso… — me señalo — Eso ha sido lo único que hemos hecho durante estos ocho meses, eso es lo único que hemos hecho… Y entre todo eso, yo te conté mi vida, el como quería que fuera, lo que quería hacer y el como lo iba a hacer, dime si lo recuerdas.— volvió a exigir, las palabras no salían de mi boca, pero no eran por que no pudieran, si no por que no había tales palabras. —Yo se todo de ti. Me contaste tu vida… Y lo recuerdo todo, el más mínimo detalle. Desde que tu fruta favorita es la fresa, hasta el color de la corbata que llevaba tu padre el día que los abandono. Sé todo eso por que tu me lo dijiste y te escuché, ¿Tú me escuchaste a mi?— otro silencio incómodo. —No, no lo hiciste. ¿Estas segura de que me amas? ¿Qué es lo que amas de mi? Dime como se llama mi madre que falleció cuando tenía 10 años, te lo conté en la primera cita, dime cual es mi película favorita, dime que generó de música me gusta. ¿Cómo puedes amar a alguien? Si ni siquiera sabes lo más superficial, lo más básico. Maldición, dime cual es mi fecha de cumpleaños.— me tape la cara al escuchar todo lo que debería saber, lo que debería recordar y que no lo hago. —No, no me amas. Nunca lo has hecho… Y nunca podrás amar a alguien si sigues así. Nunca podrás amar a alguien si no te amas a ti misma.— ¿Eso que tenía que ver ahora? —Mira como te estas dañando, el alcohol, las drogas, al final terminaran contigo. Alejas a las personas que quieres por tener todo eso.— continuó empacando sus cosas. —Al final, las drogas y el alcohol no estarán ahí para ti…— cerró su maleta por completo, había terminado. Caminó hasta la puerta, pasando a mi lado con su maleta en mano. —Y yo tampoco.— abrió la puerta y salió del departamento, dejándome completamente sola. Me dejé caer de rodillas. Comencé a llorar y gritar con fuerza. Sentía que el mundo se acabaría sin él.
—No me dejes, por favor… no te vayas… puedo cambiar… puedo hacerlo…— escuché como la puerta de un auto se abría, acompañado de algunos murmullos, me levanté rápidamente y corrí a la ventana, se trataba de Tyler, que estaba poniendo sus cosas en el maletero del taxi. —No… no… No…— corrí hacia la puerta y baje las escaleras lo más rápido que podía, no podía dejar que se fuera. —¡Espera! ¡Tyler por favor!— gritaba sin dejar de bajar las escaleras a toda velocidad, eran 6 pisos y en cada escalón sentía que podría resbalar, torcerme él tobillo, caer y morir… Pero eso no me detendría. —¡Tyler! ¡No!— volví a gritar. Había llegado a la salida, al salir a la calle pude ver como el taxi se alejaba. Era demasiado tarde… ahora no sólo eran mis lágrimas las que sentía deslizarse por mis mejillas, ahora también la lluvia lo hacía. —¡Tyler!— volví a gritar. —No me dejes por favor… Por favor…— tomé mi cabeza con ambas manos, intentando mantenerla ahí, sentía que se caería. Sentía que cada parte de mi se desintegraría. Me había quedado sola, completamente sola…
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Desperté con la respiración agitada, sentí lágrimas recorrer mis mejillas, estaba llorando, toqué la almohada, estaba mojada, había sudado demasiado por la noche. Fue solo un sueño, solo un estúpido mal sueño… Que ha sido recurrente desde aquella noche en el retrofest.