—Voy a trabajar en el cine en el que estás tú, así podremos pasar más tiempo juntos— dijo Peter con alegría habían pasado ya un par de horas desde que habían comenzado a beber.
—Lo único malo es que ya no trabajo ahí, nos despidieron a mi y a Noah, por faltar un par de días seguidos. Aún así, me alegro de que te hayan contratado.— respondió Sam con una sonrisa. Las personas en aquel bar bailaban al ritmo de la música, algunos ya muy tomados, otros no tanto. Entre ellos, Thomas y Janet que estaban bailando entre risas. Sam y Peter los miraron por unos segundos.
—Entonces… ¿Janet y tú…? ¿Son algo?— preguntó Peter con seriedad.
𝙋𝙤𝙫 𝙎𝙖𝙢.
Aún no les decía a mis amigos sobre Evelyn, ni siquiera a Thomas, casi no habíamos hablado y aún así, la idea de contarles sobre nuestra situación era bastante abrumador. Después de contarles hace unos minutos a todos lo que pasó con Kate el ambiente cambió un poco, pero no podía dejar que afectara éste reencuentro.
—No en realidad, somos amigos, tuvimos un par de salidas después de aquella noche, pero nunca fuimos nada, fue ahí donde le conté todo— respondí, quería llegar al tema de Evelyn, pero tenía que modificar algunas cosas.
—¿Entonces aún no consigues novia? ¿Llevas así desde Kate?— volvió a preguntar, vamos Sam, piensa bien lo que responderás.
—Bueno… En realidad, es algo complicado. Lo nuestro— dije entre pausas. Tomé un sorbo de mi vaso, había decidido no beber tan rápido, no quería conducir la Harley ebrio y morir.
—¿Complicado? ¿Es niña de ? ¿O es menor de edad?...— no respondí, trataba de buscar una respuesta que no sonara rara. —Ohhhh, ya veo. ¿Es una anciana rica? Felicidades, al menos uno de nosotros lo consiguió— reímos ante aquel comentario.
—No, claro que no— dije entre risas —Nunca podría tener una como esas. No quiero tener sexo con una mujer que pueda morir al día siguiente— las risas incrementaron.
—En vez de venirse, se iría… pero al cielo— volvimos a reír con fuerza, eso me trajo recuerdos de hace unos años cuando nos reíamos todos juntos, pero sobre todo Peter y yo. Siempre sabía que el sería capaz de animarnos, era la fresa del pastel que nunca debía faltar. Pero desde que falleció su madre… bueno, es obvio que eso te cambia. Ya no era el mismo chico y se podía ver en sus expresiones. Recuperamos el aliento unos segundos después, un pequeño silencio se hizo presente. —Extrañaba esto, viejo. Los extrañé— me dijo para después golpear mi hombro ligeramente.
—Yo también los extrañé, nos hacía falta esto— complemente con una sonrisa para después darle otro sorbo a mi vaso.
—¿Crees que Alex no nos extraña?— me preguntó, al escucharlo torcí los ojos, de verdad no quería hablar de él.
—Lo siento Peter, no lo se y sinceramente no me importa.— respondí intentando no ser cortante.
—¿Cómo una simple pelea pudo terminar con una amistad de tantos años?— volvió a preguntar.
—Lo se, algo que he aprendido en estos últimos meses es que hay personas que aportan algo a tu vida, felicidad o dolor, todas aportan algo. En su momento el aportó felicidad a mi vida, pero creo que al final… tomó esa felicidad que aportó y la tiró a la basura. Se contradijo en todo lo que había dicho sobre nosotros durante años.—
—Tal vez solo estaba ebrio y dijo estupideces.— me interrumpió.
—Los ebrios y los niños siempre dicen cosas, pero respóndeme algo… ¿Por qué nos insultaría? ¿Por qué nos lastimaría? A las únicas personas que estuvimos ahí para él ¿Por qué? ¿Solo por qué estaba ebrio? No creo que nos quisiera tanto, de lo contrario lo hubiera dicho sobrio.—
—Es nuestro amigo, seguramente estaba pasando por un mal momento…— me interrumpió.
—Todos estábamos pasando por un mal momento, sería la última vez que nos viéramos en mucho tiempo, esa noche, debíamos disfrutarla al máximo. Él arruinó todo. Todo.— lo interrumpí también.
—Quiere arreglar las cosas…— bufé al escuchar esas palabras. —Por eso viene para acá…— lo miré un par de segundos, sonreí, volví a bufar.
—Bueno, no tiene nada que arreglar conmigo— dije con seriedad, al escuchar eso Peter cerró los ojos, decepcionado. —Habrá tiempo para vernos después, diviértete— dije para después darle una palmada en el hombro y beber todo el líquido de mi vaso, caminé con dirección a Thomas y Janet. —Hey, chicos. Me tengo que ir.— ambos me miraron confundidos.
—¿Tan pronto? Estamos divirtiéndonos— reclamó Thomas.
—Alex viene para acá, y no quiero tener problemas, saben lo inestable que es.— expliqué. Janet parecía asustada, nerviosa.
—¿Alex viene?— me preguntó Thomas, confundido, hasta el sabía que no sería una buena idea.
—Si tú te vas, será mejor que yo también lo haga, mis padres no querrán que llegue tarde a casa.— dijo nerviosa, como si tuviera miedo de que yo no estuviera ahí.
—Puedo llevarte si quieres, dejé la moto a unas calles de aquí.— expliqué.
—Estás ebrio Sam, no creo que sea buena idea.— dijo Thomas.
—No lo suficiente como para matarme, puedo conducir, no es como si condujera por una pista de carreras— contradije.
—Si, gracias, acepto eso.— dijo Janet, un poco más aliviada.
—Por favor Sam, Alex ya casi llega, podemos resolverlo.— insistió Peter mientras se acercaba a nosotros.
—No gracias, Peter, de verdad. Diviértanse ustedes, hace tiempo que no se ven, realmente no tengo interés en verlo o hablar con él.— dije para después chocar los puños con Thomas, Janet fue a la mesa a recoger su bolso y dejar unos cuantos billetes. —En serio, ya me divertí con ustedes, le toca a él.— dije con una sonrisa. Realmente Alex ya no me interesaba en lo absoluto, pero tampoco le deseaba mal, no soy así. Ya no.
—¿Estás bien, Sam? ¿Ya te vas?— preguntó Ray, acercándose a mi. Ray era un hombre barbudo de unos cincuenta años, el como me conocía es otra historia. —Es muy temprano, me alegra ver que has mejorado, cualquier cosa, sabes que los chicos estarán aquí para ti.— dijo con una risa seca al final, parecía que quería intimidar a Peter y Thomas, como si Ray fuera mi guardaespaldas.
—Si Ray, gracias, lo sé. Sé que es temprano, pero tengo que llevar a una amiga a su casa.— dije con una sonrisa. Ray rodeó mis hombros con su brazo derecho. Mientras miraba a Peter y Thomas con ojos de cazador.
—Cuídate hijo, si hay problemas sabes donde estoy.— dijo con seriedad, sin dejar de mirarlos.
—No habrá problema Ray, son mis amigos.— dije con una sonrisa, Janet volvió y al mismo tiempo Ray río levemente para después asentir e irse.
—¿Qué fue eso? ¿Te estaba protegiendo de nosotros?— me preguntó Peter, confundido. —¿Cómo es que conoces a tantas personas aquí?— volvió a preguntar.
—Les contaré después— extendí mi puño esperando que Peter lo chocara, no hubo respuesta, baje mi puño. —Diviértanse— dije para después mirar a Janet que ya estaba lista. —¿Nos vamos?— le pregunté. Asintió, para después despedirse de los chicos. Caminé lentamente a la salida del lugar, seguido de Janet.
—Sam ¡Espera por favor! ¡Hablémoslo!— gritó Peter. Lo ignore, justo antes de llegar a la salida, entró la persona que menos quería ver. Lo miré sin alguna expresión en mi cara, parecía ya venir ebrio, sentí como Janet se detuvo detrás de mi. —¡Alex, llegaste justo a tiempo!— Volvió a gritar, feliz porque había alcanzado a llegar antes de que me fuera, se acercó a nosotros. —Vamos a sentarnos y a charlar—
—No gracias Peter, creí haberte dicho que ya nos íbamos.— le dije con seriedad.
—¿De qué quieres escapar Sam? ¿De mi?— escupió Alex sus primeras palabras. Bufé al escucharlas.
—No estoy escapando, simplemente no quiero verte, o hablar contigo, así que… con permiso— dije para intentar pasar a su lado hacia la salida. Se paró en frente de mi rápidamente impidiéndome salir. —¿En serio?—
—Vamos, siéntate y hablemos un rato, tenemos varias cosas de que hablar.— dijo intentando sonar intimidante, su voz era chillona y lo único que no hacia era intimidar. Dejó de mirarme a mi, para concentrarse en la chica que estaba detrás de mi. —Hola Janet.— saludó con seriedad. —Te ves muy bien— al escuchar esas palabras, Janet bajo un poco más su vestido, intentando taparse lo más posible. Pero al bajar el vestido la parte del escote se bajaba, tapaba sus piernas pero dejaba más descubiertos sus pechos.
—¿Me puedes prestar tu chaqueta?— preguntó tomándome de la mano con fuerza, ¿Por qué estaría tan nerviosa? No dudé en hacerlo al ver su actitud, se sentía insegura con él, ¿Pero por qué? —Por favor…— insistió, me la quité rápidamente y se la di, se la puso de inmediato, cerrándola con el cierre. —G-gracias— me dijo nerviosa.
—Vamos a sentarnos— volvió a decir, me tomó del hombro por sorpresa, con fuerza.
—Ya te dije que no. Suéltame por favor.— dije amablemente, no obedeció, quité su mano con la mía. —Déjame pasar, por favor.— insistí otra vez, nunca me había controlado tanto. Se acercó más a mi. Lo miré con asco.
—¿Por qué no quieres sentarte a beber conmigo? ¿De que tienes miedo Sam?— preguntó intentando intimidarme. Estaba a solo centímetros de mi.
—Por qué no quiero beber con alguien que no se sabe controlar. No mides tus palabras, ni el alcohol que bebes y nada bueno pasa cuando eso sucede. Así que por favor, déjame pasar, diviértete con los chicos y déjame en paz.— dije para después volver a intentar salir, nuevamente se puso frente a mi.
—¿Tienes miedo de mi? ¿Es por eso que no quieres beber conmigo?— maldición, parece que no escuchó lo que le dije, hay muchos tipos de ebrios y Alex es del tipo al que nadie va a hacer entrar en razón.
—Basta Alex, déjanos pasar por favor.— dijo Janet, frustrada.
—¿Tienes prisa por ir a acostarte con él? No me sorprende, eres una zorra. Eso es lo que hacen las chicas como tú.— le di un empujón al escuchar eso. Peter y Thomas se pusieron enfrente de ambos para impedir que algo más comenzara.
—Cierra la boca, no tienes derecho de llamarla así. ¿Quién te crees para llamarla así?— dije molesto.
—Okey, okey. Chicos, basta, es obvio que estamos ebrios y que esto fue una mala idea, Alex, déjalos irse.— dijo Thomas, intentando calmar las cosas. Estaba sujetando a Alex de los brazos mientras que Peter se puso frente a mi, impidiéndome llegar a ellos.
—Ignóralo Sam, ya vámonos.— dijo Janet para después tomar mi mano y jalarme a la salida. —No vale la pena, déjalo.— tiene razón.
—¡Vete con tu zorra! ¡Cobarde!. ¡Ambos son unos idiotas!— Escuché a Alex gritar, estábamos a punto de salir del lugar, Janet seguía jalándome. —¡Cobarde! ¡Tienes miedo de mi! ¡Vete con tu zorra! ¡Siempre te han gustado las zorras! ¡Kate era una!— me detuve al escuchar eso, Janet notó como mi rostro cambiaba de expresión.
—Alex, cállate ya, déjalos irse.— exigió Thomas. —Deja de decir esas cos…— fue interrumpido al ser empujado con fuerza por Alex, haciendo que chocara con otro hombre, que derramó su bebida en la cara de otro. Thomas, Peter, Janet y yo sabíamos lo que Alex acababa de provocar. 𝙏𝙧𝙤𝙢𝙗𝙤𝙣𝙚 de 𝘈𝘳𝘰𝘯𝘊𝘩𝘶𝘱𝘢 comenzó a sonar en el ambiente del bar, él hombre que derramó la bebida recibió un golpe del otro, haciendo que éste empujara a otro par de hombres y comenzara lo que en todo lugar se conoce como una pelea de borrachos. Janet y yo veíamos como el lugar explotaba, parecía sacado de una película de vaqueros.
—Hay que irnos— escuché decir a Janet.
—Todo esto es tu culpa, ¡Zorra!— le gritó una chica a Janet, para después arrojarle su bebida en mi chaqueta, la chica soltó un golpe a Janet que la hizo caer, estaba a punto de arrojársele encima, abracé a la desconocida por la espalda, impidiendo que la golpeara, Janet se empezaba a levantar lentamente, la chica no dejaba de moverse, tirar golpes o patalear. —¡Suéltame! ¡Suéltame desgraciado!— gritaba como loca mientras todos peleaban.
—Tranquila, ya basta, ya basta— le dije, no gritaba, solo trataba de controlarla y darle tiempo a Janet de que se levantara. —Ya basta— volví a decir mientras la chica soltaba golpes, hasta que sentí uno más fuerte, uno en mi mejilla, con el puño cerrado, me hizo tambalear y soltar a la chica, al parpadear un par de veces pude ver que no había sido la chica quien me golpeo.
—Cobarde— lo escuché decir. Bufé al escucharlo. —¡Pelea! ¡Cobard…!— recibió un golpe seco mío en la cara que lo hizo retroceder. 𝗟𝗶𝘁𝘁𝗹𝗲 𝗦𝘄𝗶𝗻𝗴 de 𝘈𝘳𝘰𝘯𝘊𝘩𝘶𝘱𝘢 comenzó a sonar. Me miró después de tocar su nariz y ver que estaba sangrando. —No estaba listo…— me dijo, con su respiración agitada, intentó soltarme un golpe, pero lo bloquee con mi brazo, para después darle soltar otro golpe en el estómago, haciendo que bajara un poco su cabeza, la levanté con otro golpe a la mandíbula.
—¿Ya estás listo?— pregunté sarcástico. Aún intentaba recuperarse, parecía que le había sacado el aire. Sentí un poco de pena por él, miré a Janet que apenas se estaba levantando, era una prueba de que ya estaba muy ebria, me acerqué a ella para ayudarla. —¿Estás bien?— le pregunté mientras veía que su labio inferior estaba sangrando.
—Si, ese golpe me tomó por sorpresa… ¡Cuidado!— sentí como Alex me había tacleado. Haciendo que cayera encima de mi, intentaba aprisionar mis brazos con sus piernas como yo lo hice aquella noche, pero no lo hizo, solté un golpe justo al lado de su ojo derecho, haciéndolo caer a mi lado. Me levanté rápidamente, él intentó hacer lo mismo, pero lo detuve dándole otro golpe en la mejilla, haciéndolo ponerse de rodillas, lo tomé por la camisa y lo levanté para después azotarlo con la pared más cercana otro golpe, otro, otro más. Él se quejaba del dolor y yo del esfuerzo que estaba haciendo por golpearlo.
—¡Sam, detente!— me gritó Janet, se acercó a mi y me jalaba para que dejara de golpearlo. —Es suficiente, por favor.— me suplicó, me detuve al ver como Alex estaba sangrando de la ceja, el labio y la nariz. Janet tenía razón, era suficiente. Lo solté.
—Me tienes miedo… por eso me golpeas… asesino…— nuevamente igual que el día de la fiesta, comenzaba a decir cosas sin sentido. Nunca había sentido la necesidad de lastimar a alguien emocionalmente. Solté otros dos golpes. Para después acercar mi rostro al de él.
—Te gusta el animé, ¿No? Entonces entenderás lo que te voy a decir… ¿Por qué tendría miedo de alguien que es inferior a mi?— solté para después alejarme y ver como Alex se resbalaba hacia el suelo. La verdad es que no sabía ni siquiera quien había dicho esa frase, solo la vi en una imagen en Facebook y se me quedo.
—Sam, ya vámonos.— insistió Janet, tomándome de la mano, a lo lejos todos escucharon sirenas de autos de policía. —Tenemos que irnos ya—
—¡La policía!— grité al escuchar las sirenas. —¡Todos, lárguense de aquí!— todos en cuestión de segundos dejaron de pelear y empezaron a salir del lugar como perros y gatos escapando de la perrera. Pude ver antes de salir como Peter ayudaba a Alex a levantarse. Janet volvió a jalarme y juntos salimos del lugar corriendo entre las calles buscando la Harley. El aire se sentía frío y fresco, como si fuese a llover. Llegamos a la moto. —Sube, rápido— dije mientras sacaba las llaves de mi bolsillo, Janet subió a la Harley de manera rápida, al sentir como me abrazó para no caerse encendí la moto y nos alejamos del lugar lo más rápido posible.