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Chapter 21 - Capítulo XX - Consecuencias

—De verdad me alegro que ustedes dos se estén llevando bien, pero el desaparecer un fin de semana sin avisar… Ninguno respondió mensajes o llamadas, ¿Están locos? Tú madre estaba preocupada por ti— reclamó molesto señalando a Evelyn. —Y ni hablar de los tuyos.— siguió reclamando ésta vez me señaló a mi. —De no ser porque les dije a todos que estaban conmigo en un viaje de negocios todo hubiera sido peor.— ambos lo mirábamos con temor, sentados en el sofá mientras él estaba frente a nosotros de pie, regañándonos. Se tapó la cara con su mano izquierda unos segundos para después dar un pesado suspiro. —Lo siento, estos días… han sido muy pesados en el trabajo para mi.— nos dijo ya un poco más tranquilo.

—Lo sentimos, de verdad tío Michael…— dije, intentando hacer menos grave el problema.

—Necesito respuestas, ¿Dónde estaban? Puedo cubrirlos, pero necesito la verdad.— parecía ser convincente, el tío Michael siempre era buena persona conmigo, y ahora que tiene una hijastra, tiene que serlo también con ella. Evelyn y yo nos miramos, no sabíamos que decir, que inventar para que no pareciera sospechoso. No quería meternos en problemas, mucho menos a Evelyn.

—Lo siento, Michael, fuimos…—

—Todo fue mi culpa, tío Michael.— solté de golpe, interrumpiendo a Evelyn, ambos me miraron. —Un amigo del trabajo, me dio pases para el retro fest en Acapulco ya que el no podría ir… Hace tiempo, Evelyn me contó que siempre había querido ir a un evento de ese tipo y claro, teniendo los pases y sin problemas con el trabajo, decidí invitarla a ella y sus amigos, nos fuimos todos en autobús y estuvimos allá el fin de semana…—

—Ambos sabíamos que nos meteríamos en problemas si les explicábamos todo en el momento y siendo una propuesta tan repentina sabíamos que tampoco nos dejarían ir tan fácil, mucho menos tan lejos. Por eso no contestamos los móviles, teníamos miedo de su reacción…— continuó mi mentira, como si pudiésemos mentir de una manera sencilla, como un buen equipo. —Lo sentimos, aceptamos nuestro error en no decirles nada, pero sabíamos que habría altas probabilidades de que no nos dejaran ir.— terminó de decir.

—Claro que no los hubiéramos dejado ir, apenas a finales de diciembre se empezó a controlar el virus y digamos que tu madre aún no cree que todo esté bajo control, es muy paranoica.— dijo Michael, con seriedad.

—Ni me lo digas.— dijo Evy, mirando el suelo, yo en cambio, miraba el techo, intentando no hacer contacto visual con cualquiera de los dos.

—Bien, dijeron la verdad y ya están en casa, a salvo. Supongo que ya no hay nada que hacer.— Evelyn y yo nos miramos rápidamente. —Eso no quiere decir que ni habrá consecuencias, mi silencio y apoyo tiene un precio.— nuestras miradas se posaron en él. —Sam, tienes que volver a la escuela, volver a estudiar, para que tengas un futuro.— me dijo con seriedad, mirándome a los ojos. Mi felicidad se desvaneció de golpe. —A menos que quieran que les diga a todos que se fueron a Acapulco a alcoholizarse y drogarse, dudo mucho que en ese tipo de eventos no vendan ese tipo de cosas, tu madre no estará muy feliz— estaba apuntó de levantarme y negarme. —Y su madre tampoco— terminó de decir, señalando a Evelyn. Maldición.

—No quiero hacerlo ¿Por qué? Cualquier cosa, menos volver a la estúpida escuela.— dije molesto, no quería hacerlo.

—Si no lo haces, contaré toda la verdad, ahora que la sé. Y eso los afectaría a ambos. No sólo a ti—

—Sam, acepta, por favor, ¿Qué tan malo puede ser?— escuché hablar a Evelyn.

—Y mientras tú estás en la escuela…— me señaló —Tú lo ayudarás con las tareas, ese será tu "Castigo" si así lo quieren llamar. Trabajas con la señora Sara y le ayudas a los niños a hacer sus tareas, ¿Qué es un niño más? Y ya que se llevan tan bien. Les ayudará más a convivir.— Evelyn lo miró y después me miró a mi, por unos segundos.

—Puedo vivir con eso, será difícil, los problemas de preparatoria son más complicados qué los de primaria, pero está bien.— dijo seria como si estuviera resignada, pero ambos sabemos que está actuando.

—No, no quiero volver a la escuela, la odio. No sirve de nada, solo es pérdida de tiempo y dinero, dicen prepararte para el futuro, pero todo eso es falso, no sirve de nada lo único que importa es el estúpido papel que te dan al finalizar tu tiempo.— dije molesto, esa opinión de la escuela la había tenido desde que entré a la preparatoria hace unos años, por eso dejé de ir.

—Vamos Sam, no seas inmaduro.— reclamó Michael.

—¿Qué tiene esto de inmaduro? Ya habíamos hablado de esto hace tiempo, no quiero volver.— me levanté del sofá, molesto, con intenciones de irme, Michael me sujetó del brazo.

—¿Vas a meter en problemas a Evelyn solo por no esforzarte por tu futuro?— me preguntó con un tono similar al de mis padres. Lo había escuchado tanto tiempo, mi respiración comenzó a agitarse, mis ojos comenzaron a cristalizarse.

—Hey, hey, Michael, ¿Por qué no me dejas hablar con él? Tal vez yo pueda convencerlo, danos diez minutos, ¿Si?— dijo Evelyn, después de levantarse del sofá y quitar la mano de Michael de mi brazo. —Se acabó la leche chocolatada, no querrás que mamá llegue a casa y no pueda tomar su leche chocolatada ¿O si? ¿Por qué no vas a la supermercado a comprar un paquete? Mientras yo hablo con él.— dijo intentando calmar a Michael.

—Bien, regresaré en diez minutos…— dijo para después tomar sus llaves y salir de la casa, estaba derramando un par de lágrimas. No podía dejar que Evelyn me viera así, pero… ¿Por qué estoy así?

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—"Ese día, y solo en ese preciso momento, me di cuenta de lo que sentía, pero… ya era demasiado tarde, mi viaje se había ido."— terminó de leer aquél oso de peluche con lentes con lentes que parecían tener un aumento extremo. —Éste libro… de verdad, me gusta la idea de un final trágico, quiero decir, dos personas que merecen estar juntas, que tienen que estarlo, pero no terminan así… Realmente tienes talento, pero a las personas no les gustará— dije fingiendo la voz de aquél oso. —Por favor oso, no seas así con Sami, él es bueno, su pasión en es escribir, tal vez deberías enseñárselo a tus padres, a ellos tal vez les guste.— dije fingiendo una voz diferente de un pequeño elefante de peluche. —No, mamá dice que si esto no deja dinero o un trabajo estable, no sirve. Mis historias son buenas, pero no son más que eso, historias.— dije triste, mirando aquella libreta con una pasta color negra. —Deberías intentarlo al menos, no pierdes nada— dije fingiendo la voz de mi peluche favorito, un Huron llamado Gabu. Éll siempre era sabio, divertido e inteligente, era el mejor de todos. —Tienen razón. Tengo más de quince historias aquí, seguramente alguna les gustará.— dije emocionado. —A mi me gustan todas, bueno, menos esa de los vampiros, es muy rara.— dijo Gabu. —Lo se, a mi tampoco me gusta mucho— dije entre risas.

Rápidamente me levante de mi cama con mi libreta en mano, bajé las escaleras a toda velocidad con dirección a mamá, estaba en la Sala cuidando a mi hermano Teo, tenía poco de nacido.

—Mamá, mira, terminé otra historia, ya con ésta son quince, me gustaría que la leyeras— le dije extendiéndole la libreta. Solo la miró, su mirada no era desaprobatoria ni algo similar, solo no representaba emoción.

—¿Y ya terminaste tu tarea? Primero siempre debe de ir la tarea, solo la escuela te dará el futuro que te mereces, no desperdicies tu inteligencia en esto— dijo señalando la libreta, mi mirada de emoción empezó a cambiar lentamente. —Mejor utiliza esa inteligencia en algo que de verdad sea útil. Algo de lo que de verdad puedas vivir. Las historias pueden esperar, son algo irrelevante.— mi sonrisa desapareció completamente.

—Tienes razón, no es importante ahora— dije para después empezar a subir las escaleras, y volver a mi habitación, miré a mis peluches con una mirada triste, negué al ver mi apreciada libreta, llena de historias que me había costado tanto escribir. —No son importantes ahora… No lo son…— dije para después sacar una grande maleta negra que tenía debajo de mi cama, abrirla y ver todas las demás libretas que tenía, eran más de siete libretas, llenas de historias que había intentado mostrar a mamá y papá, pero nunca me habían dado la oportunidad, papá nunca estaba en casa, y mamá quería que no dejara de estudiar. Pero, ¿Y yo? ¿Cuándo podría hacer algo que me gustara? Dejé la libreta con las demás y cerré la maleta, para después arrojaría debajo de la cama. Lágrimas empezaron a derramar por mis mejillas. ¿Cuándo podré hacer algo que me gusta?.

—No te preocupes, tendrás un buen futuro, aún si escribes o no, no te preocupes mucho por el futuro, escribe ahora, se feliz ahora— dijo Gabu, dije yo. Fingiendo la voz de Gabu, sonreí y abracé a mi pequeño Huron de peluche.

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Ahora lo recuerdo…

—Sam… ¿Por qué no quieres volver a la escuela?— escuché a Evelyn preguntarme, estaba detrás de mi, no podía dejar qué me viera llorando, me tomó por los hombros y me hizo girar, mirándola de frente, su cara reflejaba preocupación. —Amor ¿Estás bien?— me preguntó. Intenté hablar, abrí la boca para intentarlo, pero las palabras no salían. Tape mi cara con mis manos, intentado que no me viera llorar. —Sam… ¿Qué ocurre?— la escuché preguntar de nuevo. Respire profundamente, Evelyn quería escucharme, tenía la oportunidad de abrirme, necesitaba sacarlo, sacar todo esto de mi… solté un suspiro largo.

—Siempre, toda mi vida me enfoqué en lo que mi madre quería, buenas notas, estudiaba día y noche, siempre fui un buen hijo, el hijo que cualquier madre quisiera tener, puedes preguntarle a quien tu quieras, siempre fui lo que los demás querían que fuera, hacia lo que los demás querían que hiciera… Cuando dejé la preparatoria, pude hacer lo que de verdad quería, entré a trabajar a un cine, una de mis pasiones, tenía tiempo para escribir, tenía dinero para ayudarle a mi familia y vestirme tener novia, divertirme al fin… escribir…— decía entré pausas, Evy solo me miraba con tristeza, tomando mi cara entré sus manos, intentando comprenderme. —Si vuelvo a la escuela… tendré todo el peso en encima otra vez, a mamá, papá, el tío Michael. El trabajo, ¿Cuando podré escribir? ¿Cuándo podré hacer lo que me gusta otra vez? No podré.— hice una pausa para soltar más lágrimas que Evelyn secaba con sus pulgares. —Estoy preocupado por mi futuro, se que es lo que todos quieren para mi, pero ¿Qué hay de lo que yo quiero? ¿Cuándo podré tener un futuro para mi?— rompí en llanto después de esas palabras. Sentí como Evy me abrazó con fuerza, dándome pequeñas palmadas en mi espalda, correspondí el abrazo.

—Te entiendo, de verdad lo hago. Nunca hice lo que quería, por pensar y tratar de lograr el futuro que todos querían para mi, y yo ahora digo…— dejó de abrazarme, tomó mi rostro nuevamente con sus manos acercándolo al suyo. —A la mierda. Se que es difícil ahora, se que lo será después, pero no te puedes preocupar tanto por el futuro, si no… ¿Cómo vives el presente? Nadie sabe que carajo vaya a pasar mañana, si los zombis nos invadan, si los aliens nos conquisten o si otra pandemia se hace presente, no lo sabemos. Yo me enfoqué en hacer lo que todos querían que yo hiciera, y ya no más. Pero tú. Samuel Miller, puedes hacerlo todo y más. Demuéstrales que puedes hacer lo que quieres, no vuelvas a la escuela si no quieres hacerlo, asumiremos las consecuencias de nuestros actos, que JUNTOS hicimos— recalcó la palabra "Juntos" lo cual me hacia sentir bien, ¿En medio del malestar se puede estar un poquito bien? —Te apoyo en lo que elijas. Te amo y podrás cumplir tus sueños no hay duda de eso.— me dijo con una sonrisa para después darme un pequeño beso. Dejé de llorar y comencé a sonreír.

—Tú también lo harás, cumpliremos nuestros sueños, juntos— dije recalcando el "Juntos" a lo que ella soltó una pequeña risa, para después darnos otro beso.

—Tú y yo, podemos con todo.— me dijo para después darme otro beso, ella también empezaba a soltar algunas lágrimas, de la emoción supongo.

—Nosotros podemos.— dije, inspirado por todo lo que me había dicho. Le di otro beso, ésta vez un poco más apasionado que poco a poco se fue intensificando. Nuestras respiraciones se volvieron agitadas al plazo de unos segundos.

—Hazme el amor, ahora, rápido.— me suplicó, claro, después de llorar un poco e inspirarnos, hacer el amor suena muy bien.