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Chapter 20 - Capítulo XIX - El chico enamorado

𝙋𝙤𝙫 𝙎𝙖𝙢.

—¿Cómo salió todo?— me preguntó el anciano, estábamos en la lancha, mientras Evelyn estaba alejándose con dirección al hotel.

—Todo salió perfecto, gracias de verdad.— agradecí. Y empecé a sacar mi billetera. —Sé que nos tardamos más del tiempo que había pedido, ¿Cuanto le debo?— le pregunté, el negó con la cabeza.

—No es nada, la pequeña Betty no había sido usada en un largo tiempo, mientras todo haya salido bien, no tengo problemas en un par de minutos más.— me dijo, parecía cansado el pobre hombre, nos habíamos tardado veinte minutos más de lo que le había dicho, pero parecía no querer cobrármelos. —Me recuerdas a mi, cuando era joven.— me dijo con una sonrisa. —Cada día de San Valentín festejábamos en la vieja Betty, apenas el año pasado ya no pudimos hacerlo— pequeñas lágrimas recorrieron por sus mejillas.

—Lamento mucho su pérdida señor Jackson.— le dije con tristeza. Por lo que me había contado cuando lo conocí, no tiene familia, él y su esposa nunca tuvieron hijos, no podían y el nunca tuvo alguno fuera del matrimonio, su esposa falleció el año pasado, justo dos meses antes de San Valentín. —Si necesita a alguien para hablar o al menos que alguien lo escuche…— le di mi número de celular y mi nombre en Facebook en una pequeña hoja de papel. —Puede contar conmigo. Muchas gracias por ayudarme—

—Gracias a ti, hijo. Eres como ella, tratas de apoyar cuando alguien lo necesita, sigue así. Apoyar, ayudar o al menos escuchar a una persona en algún momento, puede cambiarlo todo.— me dijo para después darme unas pequeñas palmadas en la espalda. Me recordó a una persona que ya tenía tiempo sin ver. De aquel tiempo en que estaba sufriendo. Y de Noah y Bianey, que siempre me ayudaron. —Cuídate y a tu novia.— dijo para después estrechar mi mano, lo acerqué a mi y le di un abrazo.

—Usted también señor Jackson. Cuídese mucho.— le dije para después empezar a alejarme de él.

—¿Lo ves Betty? Aun puedes ayudar a las personas.— lo escuché decir, sabía que le hablaba al yate. El señor Jackson me hizo pensar un poco, de verdad hay amores que duran para siempre. Como el de él. Vi a Evelyn esperarme en la puerta del hotel. Con una sonrisa, cargando su bolsa negra donde traía nuestras cosas. ¿Será que nuestro amor será para siempre?

[…]

"Amor completo" de Mon Laferte sonaba en la radio, de la camioneta, faltaba poco para llegar a casa y había despertado por un pequeño bache que pasamos. Nuevamente todos estaban dormidos, menos Alan ya que era el conductor.

—No sabía que te gustaba Mon Laferte.— le dije, intentando sentirme menos incómodo.

—Algunas canciones, no todas— me dijo seco. Evelyn se quejó en voz baja, se recostó en mi hombro sin despertarse. Alan notó eso.

—Dime Alan, no te agrado ¿O si? Sin ofender, pero Evy me había contado de ti, que eran muy Buenos amigos, demasiado cercanos, y que ambos nos agradaríamos, y resulta que con las chicas me llevó muy bien ¿Por qué siento que no es así contigo?— pregunté, desde lo que pasó con Kate había cambiado de idea al evadir los problemas y mejor enfrentarlos, si Alan tenía algo malo conmigo debía enfrentarlo y ver como remediarlo.

—Realmente sus novios me han caído mal siempre, no eres tú solamente. Te contó de nosotros, de lo cercanos que somos, de que cuando éramos pequeños yo siempre asumía la culpa por ella, siempre la escogía a ella en los partidos de fútbol aunque no supiera jugar, siempre jugábamos videojuegos y dejaba que ella ganara. ¿En serio aún no lo descifras?— espera, eso yo también lo hacía con una chica que me gustaba en el jardín de niños. Todo eso. ¿Entonces…? —Ella no lo sabe, es mi secreto... Solo quiero que sea feliz, realmente, pero siempre que la veo feliz con alguien… bueno, algo dentro de mi se pone triste y se que no debería ser así, así que trato de cambiar la tristeza por enojo, estoy a la defensa.— me dijo con seriedad. —Ha tenido más novios, pero solo una vez la vi de la forma en la que es ahora y créeme, lo que pasó después no fue nada bueno. Y perdóname, pero todo el tiempo que ella sufrió, bueno, yo estuve a su lado, apoyándola, escuchándola y nunca me vio de otra forma que no fuera su amigo. Y ahora ya llevan dos meses juntos…— sabía lo que Alan sentía sin duda, yo también lo había sentido muchas veces cuando era niño, no quería ser egoísta.

—No se lo que haya pasado hace tiempo con el ex de Evy, se que fue malo, pero no me han contado la historia y quiero que ella lo haga, nadie más. Y en cuanto a ti, se lo que sientes, también pasé por eso, pero si por más de que hicieras todo y ella no te viera de esa manera, tal vez es por que habrá alguien más allá afuera, tal vez aún no la conoces, o si lo haces pero por estar pensando en alguien más, no la ves. Créeme, las cosas pasan por algo, ahora lo se.— le dije intentando motivarlo. —Y sin importar que es lo que haya pasado antes con el ex de Evelyn, créeme que yo no le causare dolor, yo…—

—¿La amas?— me interrumpió. Lo miré por el espejo retrovisor. —Dime, Sam. ¿La amas? ¿Sabes lo que es el amor?— su rostro reflejaba seriedad, tratando de intimidarme, como si quisiera proteger a Evelyn o ponerme a prueba.

—Claro que se lo que es el amor. Y claro que la amo. Lucharé por ella cada día que me permita estar a su lado. Eso lo juro, con todo mi corazón.— le dije, serio. Su mirada cambio, asintió repetidamente.

—Bien, mientras yo la vea a ella feliz, yo estaré feliz, no intentaré meterme en su relación ni nada, quiero que sea feliz y si tú logras eso, también mereces ser mi amigo.— me dijo con seriedad. ¡Progreso!

[…]

Apenas comenzaba a amanecer, estaba frente a mi casa, no podía imaginar en todo lo que me pasaría al cruzar esa puerta, caminé hacia ella, la abrí y para mi sorpresa todos estaban dormidos, subí las escaleras y entré a mi habitación cerré la puerta y me dispuse a dormir. Apenas cerré los ojos me quedé profundamente dormido, estaba cansado por el viaje.

Me despertó el vibrar del móvil. Me estaban llamando, vi la hora antes de contestar, las diez y cuarenta de la mañana aún tenía sueño.

—Hola Michael.— dije contestando el móvil.

—Necesito que vengas a mi casa, rápido. Tenemos que hablar— lo escuché decir, para después colgar. Oh no.

No quiero pensar mucho en lo que Michael me dirá, aún no despierto completamente, necesito un minuto para recopilar información. Me duché, la casa estaba en completo silencio, sin duda era un ambiente que daba miedo, listo con la ropa del trabajo bajé por las escaleras, todos estaban sentados en la mesa, papá, mamá, Teo y Luna. Y mi desayuno estaba servido.

—Buenos días, infeliz.— me dijo mi madre. Debo admitir que esa expresión fue graciosa.

—Buenos días…— dije temeroso, me senté en mi silla. Solo esperaba el regaño en mi cabeza.

—Creo que te has Estado tomando muchas libertades, entiendo que después de todo lo que sufriste, necesitabas un poco de diversión y felicidad, pero al menos debiste contestar el móvil, no es suficiente con un mensaje diciéndonos que estás bien, necesitamos escuchar tu voz, cualquier persona puede mandar un mensaje así. No habrá castigo, pero que sea la última vez que haces algo como esto ¿Entendido?— me preguntó papá, siempre había sido bueno conmigo, ninguna vez nos había golpeado, era más pacífico a diferencia de mamá, respetaba a papá y lo quería porque siempre trataba de encontrar una solución calmada, mamá solo nos regañaba, como la típica madre que nunca puede faltar, cuando está molesta es un verdadero demonio, pero cuando está tranquila es un ángel. Ella solo me miró con desaprobación.

—Más te vale que sea la última vez que haces esto, perro— dijo con desaprobación. Mamá era así, siempre nos insultaba de una manera que sabía que nos reiríamos, aún así, le teníamos miedo.

—Claro, última vez.— dije entre risas al escuchar a mamá llamarme perro, Luna también soltó unas cuantas risas. Solo Teo siempre era serio. Terminé mi desayuno y me levante. —Muchas gracias por el desayuno mamá, te amo— le dije, la abracé, sabía que estaba haciendo cara de asco.

—No me toques, infeliz.— me decía, bromeando. Así éramos nosotros, ella y yo, bromeábamos el uno con el otro, éramos bastante unidos, me abrazó al final.

—Tengo que irme, Michael me pidió que pasara a su casa, después de eso iré a trabajar, así que llego hasta tarde, nos vemos.— les dije para después abrir la puerta principal.

—¡Hey!— escuché a mamá decir con una mirada desaprobatoria justo antes de que saliera.

—Cualquier cosa, les mandaré mensaje.— dije para después mirarlos, asintieron con una sonrisa. Salí de la casa y encendí la Harley, al menos en mi casa no hay problemas… Falta Michael.