Cinco y media, ya casi era hora del encuentro.
—Maldición, no estoy lista aún, ¿Casarme? Es muy pronto, si, lo amo, lo quiero más que a nadie, pero ¿Casarnos? Todo está pasando demasiado rápido, no se.— parecía alarmada, caminando en círculos en la habitación, miró a Marlene sentada en el borde de la cama sin decir nada. —Dime algo, carajo. ¿Qué puedo hacer? ¿Qué debo decir? Los nervios me están matando.—
—Evelyn, tranquilízate, es cierto que es un ambiente demasiado romántico, pero no creo que te vaya a proponer matrimonio, todos sabemos que aún son muy jóvenes, bueno… Él…— Evelyn la miró al escuchar esas palabras, molesta.
—Yo también soy joven.— se quejó.
—Si, pero eres mayor que él por 4 años, así que… Tú si estás en edad de casarte, él no. Creo que el mismo sabe que no está listo, y bueno, conociéndote y sabiendo por todo lo que has pasado, no creo que quieras repetir la historia de antes, ¿O si? Mejor relájate, sabemos que no te propondrá matrimonio. Es muy ilógico, llévalo todo con calma, ¿Si?— dijo su amiga, para después levantarse y tomarla de los hombros. Tranquilizándola. —Solo, déjate llevar y no enloquezcas, si te hace esa pregunta, que no creo, solo respondes que es muy pronto y que necesitas estar más tiempo con él, crecer juntos. Que es un paso muy grande que sin duda quieres dar con él, pero aún no. ¿Bien?— preguntó la chica, sin dejar de ver los ojos de su amiga.
—Si, tienes razón. Tengo que calmarme…— soltó un suspiro bastante largo, para después inhalar lentamente. —Tengo que maquillarme o se me hará tarde.— dijo para después separarse de su amiga y entrar al baño.
[…]
Las seis en punto, había llegado a tiempo al muelle del lugar que la Carta había especificado con Bolsa negra en mano, pero no veía a Sam por ningún lado, el atardecer era hermoso, sin duda resaltaba como el mar era un lugar tan bello. Parecía que el sol estaba apuntó de entrar al agua, a lo lejos, del mar, pudo ver como una pequeña lancha se aproximaba, entre más cerca estaba se escuchaba música más cerca, como si en la lancha hubiera una bocina o algo así, la lancha se detuvo frente a ella, pensó que era Sam el hombre que la conducía pero vio que se equívoco cuando el hombre bajo de la lancha y se acercó a ella, era un anciano.
—¿Disculpe, es usted Evelyn Cabrera?— preguntó el anciano de manera amable. Evy asintió. —Acompáñeme por favor, su novio la está esperando. Evelyn estaba confundida y nerviosa, subió a la lancha, el anciano tomó una hoja de papel que parecía del mismo hotel donde Evy y Sam se habían hospedado, parecía que tenía una lista, un par de segundos después la guardo en su bolsillo trasero y encendió la música nuevamente "About Love" de Marina comenzó a sonar, era una de las canciones favoritas de Evelyn. Una sonrisa nerviosa se hizo presente.
—¿Lista?— preguntó el anciano, Evelyn asintió. La lancha comenzó a avanzar, mientras la música sonaba la chica veía aquella vista tan hermosa, el cielo con pocas nubes y la playa alejándose. Tan solo en un par de minutos pudo ver un yate pequeño, en medio del mar. ¿Cómo era posible que pudiera hacer todo esto? Llegaron al yate rápidamente, la chica subió por las escaleras metálicas, con ayuda del anciano que cargaba la bolsa. —Llegamos—
—Disculpe, ¿Como es qué…?—
—No puedo decirle nada, señorita, así me lo especificaron— interrumpió el anciano a la chica. —Ahora si me disculpa, tengo que irme, la veré en una hora.— dijo para después entregarle su bolsa y bajar las escaleras e irse en la lancha. Evelyn solo veía a aquel hombre alejarse, parecía que no había nadie más en el yate, no se escuchaba ruido alguno. Empezó a oler comida, lo que hizo que buscara el origen de aquel olor. Olía a chocolate y fresas, de golpe, "Dive" De Ed Sheeran comenzó a escucharse, hizo que diera un pequeño salto.
—¡Rayos! Se escuchó muy fuerte.— escuchó decir. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro al ver a Sam preparando una pequeña bocina, bajando el volumen de la música. A unos cuantos metros de él casi en el borde del yate una mesa con comida para dos, con velas y una pequeña fuente de chocolate. —Así está mejor— dijo, sin darse cuenta de que Evelyn estaba detrás de él a unos cuantos metros.
—Wow, Miller, si que sabes como impresionar a una chica.— soltó Evelyn, Sam dio un pequeño salto al escuchar la voz de su novia.
—Hey, no tenías que ver aún. Cúbrete los ojos.— exigió Sam, la chica soltó una pequeña risa, para después tapar sus ojos con sus manos. Escuchó como parecía que Sam corría por todos lados, como si estuviera buscando algo o haciendo algo. —Dame eso— dijo Sam, para después tomar la Bolsa negra que Evelyn tenía al lado de sus pies.
—¡Oye, no! Eso es privado.— dijo Evelyn sin descubrir sus ojos.
—No la abriré, solo la pondré aquí por un momento.— escuchó como nuevamente Sam daba pasos rápidos, sintió las manos del chico en sus hombros, para después empezar a guiarla, se detuvieron de golpe. —Ya puedes descubrir tus bonitos ojos.— aquella chica obedeció, vio nuevamente la mesa con la fuente de chocolate y la comida, fingió sorpresa. —Oh guau, que sorpresa—
—Ya lo habías visto— reclamó Sam con una risa, Evelyn giró a verlo, ambos rieron.
—Eso no quita el hecho de que sea lindo y una muy buena sorpresa, fue mi culpa por buscarte, la curiosidad mató al gato.— ambos sonrieron, para después darse un lindo y apasionado beso.
—Sé que el día de San Valentín solo es una estrategia de mercadotecnia, pero creí que una ocasión así como nuestro primer viaje juntos podía ser una gran oportunidad para…—
—Para celebrar que estamos juntos— interrumpió la chica. Sam asintió.
—Así es, además, todos los días puedo darte amor, sería raro que este día no.— dijo Sam con una sonrisa.
—Tienes razón, de cualquier forma yo hubiera hecho algo similar si no hubiéramos hecho éste viaje.— ambos soltaron pequeñas risas.
—¿Tienes hambre?— preguntó Sam.
—Muchísima— respondió Evelyn. "I was Made for loving you" de Tori Kelly y Ed Sheeran empezó a sonar, mientras comían y charlaban de lo poco que recordaban de la noche anterior, el tiempo parecía ir volando entre risas y sonrisas.
—¿Cómo es que todo esto lo organizaste tan rápido, solo en un día?— preguntó Evelyn después de comer su último bocado.
—Eso no se dice, tal vez ya después te diga, si te portas bien— bromeó Sam. Evelyn sonrió. Un par de segundos de silencio se hicieron presentes. Sus miradas se cruzaron en medio del silencio, miradas llenas de amor y de deseo. Sam se levantó de su silla, extendió su mano, esperando que Evelyn la tomara.
—¿A donde iremos?— le preguntó la chica.
—El postre llegará en unos minutos, necesito darte algo y lo olvidé en la habitación. Del yate.— dijo Sam.
—Bien, yo también tengo algo que darte.— tomó la mano de su novio, Evelyn tomó la bolsa y juntos se dirigieron a la habitación del yate. Al entrar, la chica pudo ver una cama con almohadas negras y sabanas blancas, parecía un yate de alguien importante no había ventanas, pero había pétalos de rosa en casi todo el piso y unos cuantos en la cama, en cada mueble había unas cuantas velas Rojas. Evelyn empezó a sentirse nerviosa, se sentó en el borde de la cama y empezó a sacar una caja de regalo de su bolsa, mientras que Sam cerraba la puerta. Cuando se dio la vuelta, la chica le extendió la caja. Sam la vio sorprendido.
Pov Evelyn.
—Pa-ra t-ti, espero t-te guste— dijé tartamudeando. ¿Por qué estaba tan nerviosa? ¿De verdad Sam me estaba poniendo así? Había pasado tanto desde que me sentía de esta manera, por alguien…
—Gracias…— me dijo, recibiendo la caja, se sentó a mi lado y empezó a quitar cuidadosamente el papel de regalo, abrió la caja su cara de felicidad no tenía precio. —No puedo creerlo… Es… Siempre había querido una de éstas— dijo al ver la chaqueta, la sacó de la Caja y se la probó, le quedaba perfecta.
—Te ves muy guapo— dije, tratando de controlar mis nervios.
—Muchas gracias, de verdad, me encanta.— dijo para después ver en la caja, había algo más. Una carta que yo le había hecho.
—No la leas aquí, por favor— supliqué, si así estaba nerviosa, si empezaba a leer la Carta que le había escrito moriría.
—Está bien, la leeré cuando esté solo…— se quitó la chaqueta y la guardo en la Caja, con la carta encima de ella. —Rayos, tú te luciste y yo solo… ay…— dijo negando con la cabeza, parecía triste. Se levantó de la cama y se acercó a un pequeño mueble cerca de la puerta, de un cajón sacó un sobre de color amarillo. —Y yo solo esto… Me siento mal— me dijo, extendiéndome el sobre, lo tomé, tenía algo adentro. Lo abrí lentamente y pude ver lo que contenía. Un collar, una pulsera y unos aretes, todos combinaban y eran hermosos, contuve apenas mis ganas de llorar. —Lamento que sea tan poco— lo escuché disculparse, lo miré con ojos llorosos.
—Debes estar bromeando, la playa, el yate, la cena, esto…— dije secando mis ojos, me levante de la cama y me puse frente a él. —Yo soy la que debería disculparse por tan poco—
—No tienes que hacerlo, con el simple hecho de que estés aquí conmigo en suficiente— lo besé, no resistí las ganas de hacerlo. Como si nunca lo hubiera besado, con una que otra lágrima escapándose de mis ojos. La manera en como había preparado todo sin duda, sin duda, nadie había hecho algo parecido por mi. Escuchamos la música cambiar "Stuck With U" de Ariana Grande y Justin Bieber empezó a sonar. Miré la cama.
—Está haciendo frío, ¿No crees?— le pregunté de manera seductora, el miró la cama y a mi, repetidas veces.
—Algo…— me respondió.
—Deberíamos meternos ahí, ya que está tan gélido…—
—¿Y qué hay del postre?— me dijo con una sonrisa, lo miré, ambos sabíamos que el dialogo de la película que estábamos imitando.
—¿Quién pidió postre?— le pregunté, para después comenzar a besarlo, lentamente y con pasión, nos íbamos acercando a la cama. A diferencia de Scott y Ramona, nosotros si íbamos a hacerlo. Íbamos a hacer el amor.