Abrí lentamente mis ojos, gracias a la luz del Sol, frente a mi, Evy completamente desnuda, dándome la espalda, podía sentir su cuerpo pegado al mío, ambos cobijados y con mi mano por encima de su cintura, inhalé lentamente pude oler el cabello de la chica, era la primera vez que lo olía de esa manera, después de hacer el amor la noche anterior, puedo deducir que lo hicimos por las circunstancias, aunque no recuerdo más después de que nos dieron aquellas estrellitas. Tenía que levantarme sin hacer ruido y despertar al bello angel que estaba abrazando. Lo hice de la manera más delicada posible, solo escuché pequeños quejidos de su parte, me levanté de la cama con cuidado y caminé hacia el baño, mirando la habitación detenidamente con cada paso que daba, estaba completamente desordenada, ropa por todos lados, una almohada en el suelo, una que otra lámpara de pie, en el suelo. ¿Qué tanto hicimos anoche? Odio cuando no puedo recordar nada. Entré al baño y descargue todo, entre más descargaba mi mente tomaba más conciencia, recordé el regalo para Evy, estaba en mi mochila, la pregunta era, ¿Cómo le daré esa carta? ¿Debería dársela cuando despierte? ¿O debería hacer algo más elaborado? Maldición. Debí pensarlo antes. Salí del baño y vi mi mochila, rápida pero sigilosamente la tomé y revisé que todo estuviera en orden. Si, el sobre esta a salvo. Pensé por un segundo, todo lo que había escrito en esa carta no podía ser leído en ésta habitación tan simple, ahora tengo una mejor idea.
[…]
Abrí los ojos de golpe, con la respiración agitada, sentí algo recorrer de mis ojos hasta mis mejillas, me toqué, eran lágrimas, estaba llorando. Fue solo un sueño, solo un estúpido mal sueño, vi que Sam no estaba a mi lado en la cama, presté más atención a todo mi alrededor, la habitación era un desastre, pero lo más importante, ¿Dónde está Sam? ¿Qué paso anoche? Por lo que veo, tuvimos sexo, esas estrellas sin duda nos llevaron a otro universo. Se repite lo mismo que pasó en año nuevo, solo que ésta vez, soy yo la que no recuerda nada. Me levanté de la cama tapé mi cuerpo con la sabana de la cama, buscando por toda la habitación a Sam, ni siquiera presté atención al desorden del lugar, no lo veía por ningún lado, al lado de la puerta sobre un pequeño mueble pude ver una hoja blanca que tenía mi nombre. Me acerqué al mueble y la tomé entre manos. La leí.
—"Buenos días mi bonito ángel, no quise despertarte, te veo en la playa a las 6:00pm, feliz día de San Valentín, te amo. Sam"— Leí en voz alta, ¿A las seis? ¿Pues que hora es? Busque mi móvil, lo encendí y los miles de mensajes de Charlotte y Michael no se hicieron esperar, ni siquiera los leí, solo quería ver la hora. Por Dios, ya son las dos de la tarde. Rápidamente me duché y en cuanto terminé de vestirme alguien tocó la puerta.
—Limpieza.— escuché la voz de una chica del otro lado de la puerta, me alarmé al ver todo el desastre que habíamos hecho en la habitación. Maldición. No podía dejar que esa pobre chica viera todo el destre que habíamos hecho, si, es su trabajo, pero creo que esto es algo que debemos arreglar Sam y yo. Caminé hasta la puerta y la abrí sólo un poco, pude ver a la chica, parecía ser amable. —Buenas tardes señorita, soy la limpieza del hotel, ¿Puedo pasar?— preguntó con una sonrisa amable.
—Amm, no… Lo siento, es que, mi novio se está duchando, y siempre tarda mucho.— dije entre pausas, tratando de hacer que la mentira pareciera creíble.
—Oh, entiendo, entonces paso más tarde, tenga buen día.— dijo para después irse con todas sus cosas de limpieza.
—Gracias.— cerré la puerta, maldición, no podía dejar así la habitación.
[…]
—Ahí viene— dijo Noah al ver a Evelyn acercarse a la mesa donde todos estaban sentados. Todos la miraron sonrientes. Traía consigo una bolsa negra que parecía contener una caja de zapatos muy grande.
—Se le ve feliz— dijo Marlene al ver como la chica se acercaba cada vez más con pequeñas risas.
—Si, tuvieron sexo.— dijo Hannah al ver las pequeñas risas de la chica.
—Vamos, estoy comiendo— se quejó Alan mientras comía su bocado.
—Tú eres el único que no ha acabado, hace media hora que todos lo hicimos.— reclamó Hannah.
—Además, tú también lo haces Alan, te quejas como si fuera algo asqueroso, pero tu también lo disfrutas.— complementó Marlene.
—Si, si, como sea.— respondió seco. Evelyn llegó con los chicos, se sentó en una silla vacía.
—Hola, cariño.— la saludó Hannah.
—Te ves feliz. ¿Ayer te divertiste?— le preguntó Marlene.
—¿Les soy sincera? no recuerdo mucho, después de las estrellitas, tengo recuerdos vagos, es triste.— respondió mirando a Hannah, que era la que había llevado las estrellas.
—Cuando te llamé te dije que nos viéramos aquí en quince minutos, paso más de media hora, ¿Dónde estabas?— preguntó Marlene, dudosa.
—Había un desorden en la habitación del hotel, no podía dejarla así, la limpié por encima.—
—Pero para eso está la chica de limpieza, ¿No fue a la tu habitación?— preguntó Alan, seco, nuevamente, parecía que estaba molesto.
—Si, lo hizo, pero no podía dejar que viera todo el desorden, que pena.— respondió Evelyn.
—¿Y dónde está Sam? Pensamos que llegaría contigo— le dijo Noah.
—Bueno, desperté sola en la cama, no tengo idea de donde está, pero nos veremos a las seis en la playa. Me dejó una…—
—Lo siento, no creo que podamos quedarnos hasta esa hora, deberíamos irnos a las cinco, una hora antes de que anochezca, para llegar rápido a nuestras casas.— la interrumpió Alan.
—Pensé que la idea era llegar el lunes por la mañana, si nos vamos a las cinco llegaríamos en la madrugada a casa,— dijo Marlene, Alan ignoró el comentario.
—¿Te pasa algo, Alan?— preguntó Evelyn.
—Está abrumado, por las estrellas de ayer, el bajón se quita comiendo, por eso comimos rápido, solo él acaba de empezar.— dijo Hannah.
—Podemos irnos a las siete, llegaríamos bien a casa, casi una hora antes de que anochezca.— sugirió Noah.
—La idea era que regresáramos cuando ya estuviera el sol en el cielo, pero Alan está molesto.— dijo Marlene, mirando a Alan, los demás también lo miraron. Esperando que cambiara de opinión, Alan miraba a cada uno con detenimiento.
—Bien, a las siete, pero ni una hora más, o los dejaré.— dijo, resignado. —Aunque aún no me convence la idea de que hayas despertado sola en San Valentín.— sorbió de su vaso con agua de piña, sin dejar de mirar a Evelyn.
—Bueno, iba a explicar el porqué, antes de que me interrumpieras, grosero.— se quejó la chica. —Me dejó una nota, diciéndome que no quería despertarme y que me tenía una sorpresa, por eso me verá en la playa a las seis.—
—Maldición, que romántico es. Y tú solo le compraste una chamarra de cuero…— dijo Hannah, al escuchar eso, todos la miraron. —Ups… se me salió.—
—No puede ser… ¡Hannah!— gritó Evelyn. —Revelaste la sorpresa frente a su amigo, ¡Por el amor de Dios!—
—¡Perdóname la vida!— gritó Hannah, tapándose la cara en señal de pena. Evelyn miró a Noah, el chico solo soltó una risa burlona.
—¿Es la que traes en la bolsa?— preguntó Noah, Evelyn asintió lentamente. —¿Es una chamarra de cuero? Siempre quiso una de esas, se pondrá muy feliz. ¿Color?— preguntó nuevamente.
—Negra, quería comprarle una roja, me contó que quería una desde que vio a Kathryn Newton en Freaky, con la chamarra de cuero roja, no la encontré por ningún lado, me di cuenta que solo puede ser traída por mercado libre. Se me acabó el tiempo y mejor decidí comprarle una negra.— explicó la chica.
—Del color que sea, viniendo de ti, le encantará.— dijo Noah con una sonrisa.
—Si, eso siempre pasa. Dah.— bufó Alan, todos lo miraron. —¿Qué? Esto es muy típico y cliché. ¿El atardecer en la playa? ¿Un catorce de febrero? Vamos, eso ya está muy usado. Todo Sam es cliché.— Noah lo miró con desaprobación. —¿Qué?— preguntó al ver la cara de Noah.
—Explícate, ¿Por qué Sam es cliché?— preguntó, cruzado de brazos.
—Lo acabo de decir.— dijo Alan, serio.
—Si, ya lo sabemos, el lugar, la hora, el día. Ahora, ¿Por qué Sam es todo un cliché?— preguntó nuevamente, ésta vez recalcando el nombre de Sam.
—Bueno, es fácil de saberlo, su relación.— señaló a Evelyn al decir esa palabra. —Seguramente Sam es un chico triste y con depresión de mentira, con algún trauma o algo parecido, la chica que puede arreglar cualquier corazón.— volvió a señalar a Evelyn. —De casualidad se conocen en una fiesta y tienen alguna extraña conexión que no existe, pero que el chico depresivo imagina. Diciéndole a la chica de dicha conexión y ella empieza a imaginarla también. El chico es detallista, inmaduro y romántico, piensa que la chica tiene el mismo vacío por dentro que él, así que trata de llenarla de amor, exageradamente, la asfixia, no la deja respirar, la chica conoce a alguien más, de su edad, maduro, según ella, claro. La chica le pide un tiempo al chico, pero solo es una excusa para terminar la relación, la chica se va con el nuevo que supuestamente es mejor, pero también es una mierda, el depresivo no se suicida ni nada, solo se la pasa triste y no vuelve a creer en el amor. Hasta que llega otra chica como la primera y todo se vuelve a repetir. Cliché.— terminó de explicar.
—Wow, ¿Todo eso lo supiste con solo verlo?— le preguntó Noah, que no dejaba de mirarlo con seriedad.
—¿Quieres más? Esa es la historia, de una manera resumida. La versión larga dura horas. Es un bucle, un ciclo sin fin. ¿Qué más quieres saber?— preguntó Alan, sarcástico.
—Muy bien, déjame decirte algo, Sam no es lo que aparenta, tal vez la historia que tiene con su ex si es similar a la que tu dices, pero ya no es el mismo, meses atrás, incluso antes de conocer a Evy.— dijo Noah, para después mirar a Evy que estaba cabizbaja. —Y desde que entraste a su vida, sea por la razón que sea, es aún mejor, cuando Sam entró a trabajar realmente me caía mal, era aburrido, seco, sin ganas de nada, tal y como lo describiste, de no ser por Bianey que fue la que se acercó a hablar con el, seguiría igual y ni siquiera estuviéramos aquí. Cuando yo empecé a conocerlo más, entendí que realmente tenía motivos para desconfiar de las personas, la chica que creía era su amor verdadero lo engaño y lastimó mucho. Pero fue gracias a nosotros que empezó a ver el mundo de una manera diferente. El me dijo un par de días después de que te conoció, que fue muy extraño y que aunque pareciera muy usado…—
—Que el universo lo recompensó. Conmigo— interrumpió Evelyn.
—No lo entendí en ese momento, pero ahora lo entiendo, yo creo en el destino, en el "Las cosas pasan por algo", el universo le puso una prueba de fuerza con su ex novia y cuando logró superar esa prueba, justo después apareces tú. Como te lo digo, yo creo en el destino, pero si no lo es, es mucha coincidencia que ustedes dos se conocieran justo la misma noche que el superó su prueba. En año nuevo, una nueva oportunidad.— terminó de decir Noah.
—Eww, esto es demasiado.— dijo Alan, asqueado, se levantó de su silla. —Si me disculpan, iré a la piscina del hotel, todo esto es muy… no se, eww.— dijo para después irse, todos los demás solo vieron como se alejaba.
—No se que le pasa, el nunca había sido así.— dijo Hannah.
—Creo saber por que se está comportando de esa manera, pero ahora no es el momento de hablar de ello. Mejor, deberíamos regresar al hotel, a preparar todo, para cuando tú y Sam regresen de la playa, nosotros ya estemos listos para irnos, que no perdamos tiempo, vaya.— dijo Marlene con una sonrisa, comenzando a levantarse de su silla.
—Me parece buena idea, aunque me intriga cual es la sorpresa de Sam.— dijo Hannah, las tres chicas miraron a Noah con seriedad.
—Tú sabes, ¿Puedes darnos un spoiler? ¿Al menos a nosotras dos?— preguntó Hannah, señalándose así misma y a Marlene.
—Hey, yo también quiero saber.— reclamó Evelyn. Noah negó. —Por favor, prometo hacerme la sorprendida cuando lo vea, él sabe perfectamente que las sorpresas me vuelven loca, me da ansiedad.— suplicó de manera graciosa, Noah volvió a negar, se levantó de su silla también.
—Debo decir que si sé de que se trata pero, no les diré más información, mejor regresemos al hotel. La ansiedad se te irá pasando.— dijo para después empezar a caminar con dirección al hotel. Las tres chicas lo miraron alejarse.
—Odio a Sam, por hacerme sufrir éste tipo de nervios.— se quejó Evelyn viendo como Noah se alejaba.
—Mírale el lado bueno— dijo Hannah para después pasar al lado de Evelyn —Siempre habías soñado con una propuesta de matrimonio en una playa al atardecer, ¿O no?— al escuchar eso, Evelyn quedó pasmada. ¿Será eso acaso?
—Oh no…—