Estaba nerviosa, demasiado nerviosa. Alex me había regalado un pequeño vestido negro que me quedaba como una segunda piel, marcaba todas mis curvas y dejaba toda mi espalda al descubierto, demasiado revelador para mi gusto, pero ya no había vuelta atrás, estaba ahí, frente al LuxMoon.
Llevaba una garabina encima que me protegía del frio, Alex estaba a mi lado, caminamos a la entrada y un imponente hombre de casi dos metros hacia de seguridad, le dirigió un saludo a Alex y este se lo devolvió.
Buenas noche Sr. Ajax –
Buenas noches Liam –
Eso me confirmaba que Alex era un cliente recurrente en el local, no sabía si eso era bueno o malo, la verdad es que me daba igual. Al entrar nos encontramos con la recepción y con una chica que recibió amablemente nuestros abrigos. Para mi suerte la temperatura dentro del local estaba templada, pero aun así tenía la piel erizada.
Lo podía comenzar a sentir, el ambiente despertaba una tención sexual, y eso me ponía más nerviosa de lo que ya estaba. El local tenía una decoración como si estuviéramos en el espacio, el techo era negro, pero con pequeñas lucecitas que si mirabas atentamente te dabas cuenta de que estaban colocadas estratégicamente para formar constelaciones, aparte en el techo también estaban todas las fases de la luna, supongo que tenía relación con el nombre del local.
A simple vista se podría decir que parecía un club normal, gente bailando, tomando, y pasándola bien, pero si te fijabas bien, el primer detalle que te hacia preguntarte si estabas en el lugar correcto, era la vestimenta de mucho de los presentes, pero también la falta de esta, de cierta forma lo que llevaba puesto parecía recatado. El segundo detalle era la postura de sumisión de algunas personas ante sus amos supongo, si miraba a mi izquierda se podía ver algunas personas que conversaban y tomaban en las mesas, y hasta ese punto todo normal, pero si bajas la mirada podías ver a sus sumisos de rodillas bajo la mesa, algunos vestidos, otros desnudos, pero todos con un collar, ¿era una forma de identificar a los sumisos?
Alex me llevo a través de la pista de baile hacia la barra. El parecía no sorprenderse por nada, bueno era de suponerse si pertenecía a este mundo.
¿Lo de siempre señor? – pregunto el barrista.
Si Aron y un Toblerone para mi acompañante – pidió Alex. ¿Me acaba de pedir un chocolate? Eso era raro, tenía 17 ya tenía edad para tomar desde que cumplí los 16.
¿Algo más señor? –
Si, un reservado por favor –
Están ocupados señor, pero en 20 minutos abra uno libre –
Está bien, esperare – dijo Alex para luego tomar asiento en la barra.
¿Me has pedido un chocolate? – pregunte indignada, mientras también me sentaba en la barra.
Parecido, pero no – contesto Alex con una media sonrisa – no te preocupes te va a gustar –
Eso esperaba, aunque en las pocas semanas que habíamos compartido me había dado cuenta que Alex tenía buen gusto, así que deje el tema ahí y me dedique a seguir mirando el lugar.
Ya había visto las mesas, barra y pista de baile, pero lo que más llamaba la atención no era eso, sino la mujer que estaba suspendida y amarrada en el aire, había un pequeño publico alrededor mirando como el dominante le daba azotes a su sumisa al mismo tiempo que la masturbaba. Trague saliva y aparte la mirada, la chica no parecía sufrir, y Alex me había dicho que la dominación y sumisión era un acuerdo de voluntades, todos estaban ahí porque querían.
Es una noche tranquila – dijo Alex. Yo volteé a verlo con una interrogante en toda mi cara – por lo general hay más espectáculos de exhibición como ese –
¿Mas? La verdad era que no sabía que pensar de todo eso, una parte de mi me decía que eran cosas de personas depravas y pervertidas, pero la verdad yo sabía que esas ideas venían de la educación conservadora que tuve, por otro lado, me había prometido tener la mente abierta, sino me gustaba lo dejaría y ya, cada quien con su vida y gustos.
Las bebidas no tardaron en llegar, Alex tenía un Martini y yo un coctel que supongo que sería el Toblerone, debía de admitir que tenía una muy buena pinta.
Entonces … ¿es normal, que allá esos espectáculos? – pregunte mientras tomaba un sorbo de mi bebida, que si tenía un sabor a chocolate con un toque de vainilla. Irónico ¿no? Porque la vainilla no iba con el tema del local.
Pues sí, la exhibición tiene su morbo gatita –dijo mientras tomaba de su Martini.
Y los collares que llevan algunos ¿sumisos? –
Si solo sumisos llevan esos collares, pero no todos, solo los que tienen dueño, es como una forma de comunicar que el sumiso es propiedad de alguien y que no se metan con el –
¿Dueño? ¿propiedad? No suena un poco, no sé, esclavista por parte de los dominantes – dije un poco asustada, ¿es que acaso las sumisas eran algo así como esclavas sexuales?
No te dejes llevar por ciertos términos Cath, todas estas prácticas se hacen con el consentimiento de ambas partes, hasta se pactan palabras de seguridad, imagínate que la chica suspendida se sintiera mal o no estuviera cómoda por la situación, pues solo tendría que decir su palabra clave e inmediatamente su amo la bajaría y velaría por su bienestar – me explico Alex
¿y si no le hace caso y no la baja? – pregunte con un poco de miedo por la respuesta que me pudiera dar.
La verdad es que dudo que pase, pero si pasase los trabajadores del local intervendrían, el local tiene una política estricta sobre el consentimiento de ambas partes, si ve que alguien está siendo obligado, tomaran cartas en el asunto. Hasta dentro de los reservados hay botones de pánico puestos estratégicamente, así que si te encuentras atada aun así puedas acceder a ellos. –
Debo de admitir que la explicación de Alex me tranquilizo, supongo que de cierto modo el motivo que me trajo aquí es para que vea que estoy en un ambiente seguro y que no estoy encerrada y aislada en un castillo en medio de la nada.
Poco después Aron se acercó diciendo que el reservado ya estaba libre, me termine de un solo trago lo que faltaba de mi bebida en un intento de bajarme los nervios y armarme de valor. Me levante junto a Alex y seguimos a Aron hacia el área de los reservados que se encontraba pasando la zona en donde se estaba dando el espectáculo. Mire hacia la chica suspendida, ahora se encontraba totalmente relajada y su Amo la estaba bajando delicadamente.
No tardamos de llegar al reservado, era como una habitación la diferencia era que había diferentes juguetes sexuales, látigos, esposas, sogas … Mire hacia Alex buscando que su mirada de cierta forma me tranquilizara.
Y… ¿Ahora qué? – pregunte sin saber que pasaría ahora.
Eso depende de ti gatita, ¿quieres intentarlo?, ¿quieres hablar de ello?, ¿quieres poner condiciones o límites?, aunque no parezca el sumiso o sumisa es el que tiene la última palabra gatita así que tú decides –
Baje la mirada hacia mis manos, una parte de mi tenia curiosidad sobre el tema, pero también tenía miedo de intentarlo, todo esto era nuevo para mí y no solo el BDSM sino el sexo en general, me sentía como un siervo recién nacido que ni siquiera se podía levantar solo. Di un pequeño suspiro y recordé las palabras de Alex, debe de haber consentimiento, sino me gusta lo puedo parar y nunca más probarlo, como un plato de comida, solo iba a probar un pequeño bocado y listo. Con eso en mente me arme de valor, levante la mirada y dije:
Lo quiero intentar –
Alex me dio una sonrisa tan seductora que se sintió como si hubiera cerrado un trato con el diablo, pero no me arrepentí, confiaba en Alex.
Primero que nada, necesito una palabra de seguridad gatita – dijo mientras se acercaba lentamente a mí y comenzaba a jugar con mi pelo rubio.
¿Podemos usar el semáforo? – pregunte. Había leído que era como una especie de palabra de seguridad, pero por niveles, verde era sigue, amarillo estoy en mi limite, y rojo detente, si en algún momento decía rojo Alex tendría que parar inmediatamente.
Si podemos usarlo, pero en un futuro me gustaría una palabra de seguridad – dijo deslizando sus manos por mi brazo hasta llegar a mis manos en donde se encontraba el anillo que mantenía mi apariencia oculta. – Segundo, no vas a necesitar este anillo, aquí nadie nos estará viendo así que me lo guardare – dijo deslizando el aniño de mi dedo y guardándolo en su pantalón.
Note el cambio, como si me quitaran un velo de encima, baje la mirada y recogí un mecho de mi pelo, que ahora era de un tono color chocolate. Alex en ese breve lapsus de tiempo había puesto distancia entre nosotros, su mirada se había tornado oscura y me analizaba de arriba abajo.
Desvístete gatita – ordeno
No era una pregunta era una clara y simple orden, que a pesar de los nervios me obligue a cumplir, al fin y al cabo, Alex ya me había visto desnuda cientos de veces. Trague en seco y lleve mi mano a mi espalda para comenzar a deslizar el cierre lentamente, después me deshice de los tirantes y comencé a bajarme el vestido hasta que llego a mis tobillos, di un paso al lado. Alex en ningún momento había quitado la vista de mí, hecho que me ponía nerviosa. Lleve mis manos hacia mi espada para desabrochar mi brasier, este cayó al suelo al lado de mi vestido, baje mi mirada a mis pies y me descalce mis tacones para luego coger el elástico de mis bragas y comenzar a bajarlas lentamente.
Muy bien gatita – dijo Alex cuando termine de desvestirme.
Alex se puso detrás de mí y comenzó a recoger mi pelo en una trenza, sus dedos eran gentiles y de cierto modo eso me tranquilizaba.
Quiero que dejes de pensar gatita y solo te guíes por el instinto, quiero que sientas – dijo tranquilamente. Sentí como dio un paso hacia atrás para admirar su trabajo con mi pelo, hice el intento de voltear, pero su voz me detuvo – quieta gatita – me detuve en ese mismo instante.
Sentí como comenzó a alejarse de mí, hecho que me puso nerviosa, mis sentidos felinos me daban una idea de dónde podía estar Alex en la habitación, pero eso no me tranquilizaba, hubiera preferido seguirlo con la mirada. Alex no tardo en volver a estar a mi espalda.
La confianza es algo clave gatita, sé que tienes los sentidos desarrollados pero que pasaría si te quito uno de estos temporalmente –
Sus palabras me hicieron ponerme más nerviosa de lo que estaba. - ¿A qué te refieres? – pregunte.
Una venda en mis ojos es lo que obtuve de respuesta, una parte de mi quería apartarla de mi vista y voltear y mirar a Alex, pero me obligué a quedarme quieta solo iba a ser temporalmente, como él dijo.
Estas muy nerviosa gatita, y es comprensible, pero quiero que solo te concentres en mi voz y en las sensaciones sobre tu piel – dijo para luego pellizcar suavemente mi pezón izquierdo. No puede evitar soltar un leve gemido.
Hasta ese momento no me había dado cuenta de lo excitada que estaba, ni siquiera había tocado mucho mi cuerpo y en cierta forma ese hecho me asusto. Decidí olvidarme por el momento de todos esos pensamientos y hacerle caso Alex, solo dedicarme a sentir.
Alex me condujo hasta una superficie suave, supongo que la cama, termine echada en esta. Sus manos comenzaron a explorar mi cuerpo, mi cuello, mi clavícula y poco a poco iba bajando, era como una lenta tortura, trate de detener sus manos, pero él fue más rápido.
Creo que alguien está demasiado nerviosa para dejar las manos quietas, no te preocupes tengo la solución –
No sabía a qué se refería, pero lo supe en el momento en que mis manos quedaron atadas al cabecero de la cama.
No me voy a mover más, lo prometo, pero no me ates – dije con hilo de voz, estar atada me hacía recordar el tiempo que pasé en cautiverio era los mismo que estar encerrada.
No está a discusión gatita, solo disfruta –
Sus manos continuaron con su trabajo de explorar cada rincón de mi cuerpo, a pesar de no poder mirarlo, podía sentir su mirada atenta a cada reacción mía, ese pensamiento me hizo darme cuenta que lo más probable era que él ya se hubiera dado cuenta de lo mojada que estaba ahí abajo. No puede evitar sonrojarme.
Los dedos de Alex dejaban una sensación tan placentera, pero al mismo tiempo chispeante, y no sabía si era porque estaba usando su magia o porque así reaccionaba mi cuerpo ante su tacto. Lo indudable era que me estaba haciendo gemir de placer. Había encontrado un punto entre mi clavícula y mi cuello que me hacía suspirar, ni yo misma sabia quera tan sensible, podía sentir su sonrisa a kilómetros a pesar de no poder verla.
Alex – gemí involuntariamente
No hubo respuesta, solo sus labios contra los míos, haciéndome sentir mariposas en el estómago. Su lengua no tenía reparo alguno en explorar mi boca, debo de admitir que trate de seguirle el ritmo, pero por mi inexperiencia me era imposible. Poco a poco sus labios dejaron los míos y se comenzaron a concentrar en mi cuerpo, dejando un camino de besos hasta llegar a mi chorreante vagina que en este momento lo único que quería era atención.
Benditos labios y bendita lengua, pensé cuando comenzó a atender mi clítoris, sentía que estaba a punto de explotar, pero por más que quería Alex no me dejaba, era como si tratara de evitar de que yo me corriera, sus manos comenzaron a masajear mis pechos y no pude evitar soltar un gruñido de desesperación por llegar a mi anhelado orgasmo.
Parece que mi gatita se volvió salvaje … solo tienes que pedirlo –
Su aliento al hablarme me hizo dar temblores de placer.
Por favor – dije entre gemidos – Por favor, déjame correrme –
Explote, y solo era una criatura perdida en el placer.