En algún momento me quedé dormida, porque cuando desperté Alex ya me había desatado las manos, él se encontraba a mi lado acunándome entre sus brazos.
¿Estás bien? – pregunto.
Si … solo cansada – conteste en un murmullo
Llevé mis manos a mis ojos y los sentí ligeramente hinchados, ¿había estado llorando?, Alex pareció darse cuenta de mi interrogante.
Es normal – dijo simplemente
¿Por qué? – pregunte
Porque de cierta forma es liberador, en esos momentos ya no importa nadie, no hay perjuicios, ni críticas, ni el peso de los problemas que carga cada persona –
Tenía sentido lo que decía Alex, en esos momentos no había existido nada excepto Alex y yo, y todas las sensaciones que habían recorrido mi piel. Me había sentido liberada.
¿Tienes hambre? – me pregunto Alex
La verdad era que no me había dado cuenta del hambre que tenía hasta ese momento, ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado, pero la verdad era que no me importaba.
Si �� conteste
Alex tomo el teléfono de una de las mesitas de noche, no escuche que rayos pidió estaba muy dispersa y distraída tratando de averiguar que rayos había pasado conmigo. Tampoco me di cuenta que Alex me estaba hablando hasta que me cargo en brazos.
¿Qué haces? – dije
Llevarte a darte un baño, debo de mimar a mi gatita –
Jaja que gracioso –
Alex me lanzo una mirada divertida mientras entrabamos al baño de la habitación, este rompía totalmente con la temática del club, era un baño elegante, pero normal de color blanco con cromados dorados. La tina ya estaba llena con agua caliente, esponjosa espuma y sales y aceites aromatizantes. Meterme se sintió como gloria, hasta suspire de placer, Alex no tardo en seguirme.
Ambos nos sumergimos en un silencio cómodo, disfrutando del momento, pero la verdad era que estaba confundida, me había gustado, lo había disfrutado, y no sabía si eso me hacia una pervertida o depravada sexual o simplemente una persona normal con gustos peculiares.
Vamos suéltalo, que se nota desde lejos que tus pensamientos están carcomiendo esa cabecita tuya – dijo Alex.
Me gusto… - dije en un susurro.
Me alegra, pero no le veo lo malo a ese hecho para que estés así – dijo Alex calmadamente.
Ese es el problema, no sé en qué clase de persona me convierte el hecho que me allá gusto –
En una que sabe lo que le gusta … Cath, es tu vida privada, no le haces daño a nadie con este gusto, y si alguien opina al respecto debes de tener en claro que es tu vida, no la de esa persona así que vive tu vida –
No puede evitar sonreír, Alex tenía razón, tenía que comenzar a vivir mi vida pensando en mí y no en lo que dirán los demás.
Gracias – le agradecí a Alex por el consejo. El me respondió con una suave y tierna sobre mi cabeza.
¿Qué te gusta hacer aparte de ser un ermitaño hechicero gruñón con gustos peculiares en el sexo? – pregunte luego de un rato.
Tratare de no ofenderme con tu descripción de mi – dijo riéndose suavemente –pero por lo general me gusta viajar, leer, hacer deportes, la verdad es que mis hobbies han cambiado a lo largo del tiempo, creo que actualmente es fastidiar a cierta gatita – dijo en tono divertido.
Si yo soy una gatita tu eres un vejestorio gruñón –
La risa de Alex retumbo por todo el baño, era la primera vez que lo escuchaba reír tan sinceramente y era una melodía alegre que me contagio.
Me han dicho un millón de insultos, ofensas entre otras cosas, pero nunca nada como eso gatita, y solo para que quede claro, no soy un vejestorio, tengo 128 años…-
Viejo – le corte en una.
No voy a poder contigo ¿no? –
Le dedique una sonrisa inocente y el solo negó con la cabeza. – después no te quejes gatita – dijo en un tono más bajo y seductor. No pude evitar sonrojarme.
El resto de la noche fue tranquila pero divertida, cenamos y luego regresamos al hotel a dormir. Al día siguiente Alex se fue temprano para reunirse con su cliente y entregar el pedido que eran unos amuletos para no sé qué. El resto del día lo pasamos paseando por la ciudad y haciendo un poco de turismo, lamentablemente no duro mucho y tuvimos que regresar al castillo. Pero la verdad era que había disfrutado el viaje, por primera vez me había sentido libre de hacer lo que quisiera, estaba ahí porque lo quería, no me sentía obligada y me prometí a mí misma que lucharía todos los días de mi vida para mantener esa libertad.
¿Por qué me trataste así la primera vez que llegue al castillo? – pregunte mientras caminábamos de regreso al castillo.
El viaje de regreso al castillo había sido tranquilo sin mucha charla la verdad y en todo ese silencio, mi mente había estado dándole vueltas a una sola pregunta ¿Por qué me trato tan mal y me trato de forzar a que lo llamara Amo, si el tema de la dominación y sumisión era algo que se acordaba por ambas partes?
Porque el día en que llegaste era mi aniversario de bodas con Emily … no es una excusa para lo que te hice pasar, la verdad es que lo lamento mucho, estaba molesto, triste y confundido … perdóname Cath, te prometo que no volverá a pasar – contesto mirándome con un semblante triste pero arrepentido.
Hace mucho que te perdone Alex, soy de las personas que creen que las acciones valen más que mil palabras – le dije para luego darle un beso en la mejilla.
No sé de dónde vino ese beso, pero ese hecho lo hacía más genuino y la verdad era que no me arrepentía, hasta podría jurar que Alex se sonrojo. No pude evitar sonreír.
La respuesta de Alex me había dejado con una pregunta, ¿Por qué se sentía confundido? Tenia miedo de sacar mis propias conclusiones sin tener los datos completos, pero por el momento solo me dedique a disfrutar del momento.