—Quiero que me prometas algo... —Susurró con una voz ronca y nostálgica, provocando que por mi cuerpo recorriera una corriente eléctrica cargada de adrenalina.
—sí, lo que quieras. — Hablé mientras acariciaba su nuca, enredando inconscientemente algunos de sus mechones de pelo alrededor de mis dedos y dirigiendo luego la mirada hacia el nublado paisaje que se podía admirar a través de la ventana.
—Quiero que me prometas que nunca te alejarás de mí. —Miré su cabello y di una pequeña sonrisa a la nada, amaba demasiado a Erick como para dejarlo ir muy fácil, estaría para el en las buenas y en las malas como él lo ha estado...ni en un millón de años me alejaría de él, respire hondo sintiendo como un sentimiento de relajación se expandía por cada uno de mis poros.
—lo prometo Erick, Jamás te abandonaré. — Declaré sin esperar nada a cambio.
[...]
Erick y yo nos encontrábamos en la habitación, debido a que habría una cena de bienvenida a las 9.00pm. Mientras yo arreglaba algunas cosas de la maleta, Erick miraba perdidamente hacia la ventana.
—Aquel accidente debió ser muy traumático para ti y para Patrick, Erick. —Comenté casual colocando en la columna de ropa la última prenda que debía ordenar.
—No tienes idea de cuánto. —Respondió dirigiendo su mirada a lo lejano de las montañas, como si allí se encontrara la razón de todas sus desgracias.
—¿Quién fue esa persona tan especial para ti y para Patrick...? —Cuestioné curiosa colocándome a su lado frente a la gran ventana.
—Era su hermana y en ese entonces... mi prometida, todo por culpa de esos malditos. —Decía con tanta rabia que de cierta forma me asustaba y a su vez me dolía porque verlo así de esa manera tan quebrada hacía que mi corazón se rompiera en mil pedazos.
—Lo siento mucho, sabes que estaré aquí si lo necesitas... Si necesitas desahogarte. —Le consolé dejando lo que estaba haciendo y acercándome a su lado para ver juntos el oscuro paisaje que se ve en la ventana, acto seguido sentí su frente caerse en mi hombro.
—Tranquilo...a veces las cosas suceden por alguna razón y donde sea que ella esté, estoy segura de que te estaría viendo con alegría porque estarías superandolo.
—No solía tener sentimientos por humanos, de hecho los repudiaba, pero la amaba mucho, a pesar de ser una humana.—Confesó, pero de manera inmediata su voz se quebró como una fina copa de cristal al escuchar una fuerte vibración. Acaricié su mejilla alentándolo a que continuara la historia, recorriendo con mi mano desde su mejilla hasta su nuca hasta envolver su suave cabello en ellos. —Ella conocía todo acerca de nuestro mundo, sabía todo...podía leer cientos de libros y nunca se aburría.
»Hasta que llegó su cumpleaños 24. Entre el consejo de aquella nación, su hermano y yo habíamos decidido llevarla al castillo. Fue entonces que ese mismo día llegaron ellos, la masacre, destruyendo todo lo que se les atravesaba y antes de que ocurriera la tragedia mataron a uno de nuestro clan. El hermano de Patrick, Patrick perdió el control de su poder volviéndose loco casi por completo, tanto que la ira lo cegó y rompió la presa del enojo.
» Todo se vino abajo, todos entraron en pánico algunos caminaban de aquí hacia allá, otros peleaban con los integrantes de la masacre, Patrick no reaccionaba y no podía controlar el agua que arrasaba con todo lo que encontraba. Decidí buscar a Liarana por todos lados, pero no la encontraba, hasta que el agua vino por nosotros y tuvimos que desistir de la búsqueda y elevarnos en el aire. Al pasar todo el agua teníamos la esperanza de encontrarla. —De la nada empecé a sentí una punzada en el pecho, tragué grueso y seguí escuchando con atención.
»Buscamos a Liarana por todas partes, pero lo peor que pudo ocurrir fue encontrarla, teníamos la esperanza de que si estaba ahogada podríamos transformarla en vampira, pero al hacerlo la encontramos partida a la mitad debajo de un árbol. Sentí que mi pecho se quemaba, que el corazón muerto que tengo dolía de una manera inimaginable. Sus órganos estaban tirados por todos lados, su cuerpo yacia en el suelo pálida y llena de barro, fue la primera vez que lloraba en mucho tiempo.
»No quería existir, deseaba ser mortal y acabar con el dolor en mi pecho, desde ese día Patrick y yo no volvimos a ser los mismos Christina. Pensaba que podría salvarla y ni siquiera me rendi en su búsqueda, pero verla así... fue como si pateasen y escupieran mis esperanzas.
Fue hasta ese punto en el cual me había dado cuenta que derramaba lagrimas como enormes gotas de lluvia, como si el dolor de Erick atacara mi corazón como un virus letal. Erick se había enamorado y no recibió una desilusión amorosa, sino una perdida, una perdida que le costo mucho tiempo no verse afectado físicamente por su mención, porque a pesar de que lo conto con mucha calma, el hecho de que un vampiro no puede llorar ocultaba todo su dolor emocional, porque se que perder al amor de tu vida es peor golpe que alguien puede recibir.
—Erick...—Pude pronunciar antes de que se me cortase la voz. —lo siento...tanto, seguro debe haberte dolido… joder. — Me coloqué frente a el para observarlo con detenimiento mientras me secaba las lágrimas, así que no me detuve a pensar y lo abrace fuertemente aferrando mis brazos a su cuello como si fuera lo último en este planeta.
—No llores por favor...no tienes la culpa...—Se separó del abrazo y coloco sus manos en mi rostro secando mis lágrimas, mientras lo hacía nos miramos a los ojos haciendo que me perdiera en ellos y para cuando me di cuenta, ya lo había besado. Este correspondió al instante y se sintió justo como nuestro primer beso, podía experimentar sensaciones indescriptibles que me volaban la cabeza y que me hacía sentir como si el tiempo se detenía y pasaba a velocidades vertiginosas.
Pero nos separamos y cuando lo ví, tenía un ceño confundido en su rostro, por lo que supe que fue lo peor que había hecho.
—¿que- —Pudo articular luego de un rato.
—Yo... Lo siento, no debí... No en este momento.—Paré en seco para acomodar las ideas. —Se que no es el momento, joder y vaya que no... Ni siquiera es el lugar indicado, pero me encantas, te amo y no puedo soportarlo más. —Confesé sintiendo que mi corazón explotaría y pensaba que iba a decir algo, pero el simple hecho de ver su reacción de pánico hizo que aquella misma sensación se extendiera por mi cuerpo como un incendio por lo que corrí hacia el baño y sin dudarlo dos veces me derrumbe detrás de la puerta con respiración acelerada mientras lágrimas se derramaban por mis ojos... adiós bonita relación con mi niñero.
💫💙Erick Vries💙💫
Recordar aquel accidente me recordaba también a mi mismo lo vulnerable que podía llegar a ser, pues de alguna manera me hacía sentir que no quería alejarme de Christina, más porque sabía que era en mucho tiempo la primera vez que me sentía tan cómodo con alguien a mi lado y odiaba el hecho de que por mi culpa todo eso se arruinara, era consciente de ello porque mientras más pasaba el tiempo sentía cada vez más que me encontraba entre la espada y la pared.
Solía pensar que la única solución a todos mis problemas con respecto a Christina era simplemente morderla, no porque era una tortura tenerla cerca con el fuerte olor de su sangre persiguiendo mi cabeza, sino porque estaría protegida en todo momento aún si tuviera que ausentarme, pero todos en el palacio, incluyendo mi jefe dicen que no se puede porque mandaron una amenaza que decía que si la mordía empezarian la dichosa guerra de los mundos.
Aumentando mi angustia y frustración, Christina me besó, me recordó todos los sentimientos que se podía sentir en un beso y que solo ella podía hacerme sentir de esa manera y recordándome además de que sin ella simplemente sería un cero a la izquierda y eso me jodia por completo. sabía que fue un momento de debilidad entre ella y yo guiados por el momento, pero odiaba el simple hecho de que no podía probar sus labios todos los días en la mañana cuando ella recién despertara o a cada momento con libertad, que no podía hacerla mía de una vez por todas e importándome una reverenda mierda lo que esos monstruos asesinos devoradores de almas pensaran. Recordándome que a excepción de ella, el mundo no era más que una mierda, toqué la puerta.
—¿Qué sucede? —Cuestionó desanimada, maldita sea no sabía que hacer, no podía negar que sentía algo que jamás había sentido en mi larga vida por Christina, pero no podía decirle o gritarle que no era así, que la amaba más que a mi propio ser, que correspondía sus sentimientos y que estaría a su lado para siempre, pero simplemente no pude porque sabía que estábamos en una situación en la que solo Dios sabía si saldríamos de esa.
Si llegaba a decirle lo que sentía, ella querría tener algo y no podíamos porque si los que la buscaban se enteraban pensarían que ya la mordí y acelerarían la búsqueda no con el fin de torturarla, sino con el fin de desaparecerla y armar una guerra masiva, por lo que prefería dos corazones rotos a que esas bestias se la llevaran para destruirla y jamás la pondría en peligro.
—No pasa nada ¿Estás bien con... Ya sabes?—Cuestioné.
—Si... y si preguntas, lo que dije fue en serio, igual entenderé si no sientes lo mismo por mí. se de nuestra situación y no soy incrédula, así que no te preocupes mucho por eso. —Su voz se entrecorto, pero quiso hacer que no pasara nada soltando una pequeña sonrisa. Joder, me dolía algo que ni siquiera latía, el corazón.
—Lo siento, prometo que todo va a mejorar y si todo esto pasa y me sigues amando como ahora créeme que nadie nos va a separar nunca.
—Gracias Erick, por todo y lo siento mucho por colocarte en esta situación. —Escuché la ducha abriéndose.
—No te disculpes, Christina realmente eres una chica increíble, pero...
—No sientes lo mismo, creo que lo mejor sería que nos olvidemos de esto. solo te estoy dando problemas con mis sentimientos. —Hablaba con voz suave, su voz más que ser suave era desanimada y acción seguida la habitación se quedó en un rotundo silencio, pero ella no sabía que todo era al contrario, joder la amaba, era lo mejor que me había pasado en un siglo.