Ambas nos habíamos quedado viendo el cómo las vampiras salían de la habitación hablando entre ella y sonreí, eran buenas chicas.
—¿quiénes son? —Cuestionó Isabella con curiosidad mientras se giraba en mi dirección.
—Son hermanas de Erick . —Respondí.
—eso quiere decir que también... —Y asentí al instante dándole a entender que si eran vampiras.
—si...son vampiras, de hecho todos en este palacio son vampiros y realmente están agradecidos de que esté aquí.
—¿cómo son los vampiros de acá? —Cuestionó curiosa con emoción.
—¿sabes? Estas personas siendo vampiros, no son lo que pensaba Isabella, son amables y pulcros. Solo no quiero que te acerques a un rubio vampiro llamado Olson. —Respondí dándole una advertencia, en base a lo que había contado Erick sobre aquel misterioso e intimidante vampiro.
—Ni siquiera pienso apartarme ni un poco de ti, después de lo de anoche aún me siento inquietante y aterrada de estar aquí. —Declaró con mirada triste bajando su cabeza, pero no pasó mucho tiempo cuando la levanté mirándolo a los ojos.
—Isabella… ya pasó, no le tienes que tener miedo a estar acá. Los de aquí te van a proteger porque ese es su deber ¿entiendes? —Le expliqué aún con mi vista en la de ella.
—lo sé... aun así me aterra acercarme a ellos.
—pues conmigo no tendrás miedo, además soy ilegal. —Expresé con un tono bromista dándole una sonrisa pícara y pude ver el cómo reía a carcajadas logrando mi objetivo.—¿ves? Así te quiero ver reina, quiero que sonrías que para eso es la vida, para disfrutarla.
—Gracias. —Agradeció aun sonriendo.
[…]
Al ducharnos, ambas nos habíamos puesto unos vestidos los cuales nos habían dejado las mosas del palacio, vestidos que eran más que hermosos y que tenían un estilo renacentista. Isabella utilizó un hermoso vestido verde turquesa opaco que se dejaba caer casi tocando el suelo, mientras que por mi parte, yo utilizaba un hermoso vestido color crema con costura de encaje y muy pequeños fragmentos dorados en él.
No pasó mucho tiempo cuando justo el momento en que salimos de la habitación pudimos ver a Erick entre los pasillos, el cual al notar mi presencia y la intensa mirada que le dirigía desvió la mirada de la ventana hacia mí, pero no pasó mucho tiempo cuando al tenerme justo en frente de su cuerpo me atrajo hacia él y me abrazó de una manera tan fuerte que me sorprendió por completo, era un abrazo que me gritaba que pensó que me perdería y que no me vería por el resto de su vida, además un abrazo que no dudé en corresponderle.
— Erick ... —Le llamé notando lo aferrado que estaba a mi cuerpo como si en el momento en el que soltase me iba a desvanecer con el leve viento que se asomaba por aquellos pasillos.
—pensé que te había perdido para siempre... —Confesó abrazándome más fuerte y di una pequeña y triste sonrisa a la nada.
—estoy aquí. —le susurré con tranquilidad porque verlo de aquella manera tan vulnerable, hacía que de alguna forma mis sentimientos crecieran como leña al fuego y me abrumaba por sobremanera ya que sabía que él no podía corresponderme.
—no volveré a separarme de ustedes por nada del mundo. —Manifestó con una intensa voz demandante separándose levemente de mí, mirándome a los ojos.
— Érick... te quería agradecer por salvarme. —Agradeció Isabella inclinándose levemente hacia Erick en señal de respeto y agradecimiento.
—no es nada... Es lo menos que podía hacer por ti, eres el mundo de Christina así que si le haces feliz, no permitiré que borre esa sonrisa.—Indicó dándonos una pequeña sonrisa y se me hizo casi imposible no sentir las dichosas mariposas en el estómago.
—¡Christina! —escuché una relajada voz familiar que conocía bastante, pero me costaba reconocer porque se suponía que no debería escucharla en aquel momento haciéndome pensar que me estaba volviendo loca, fue entonces que empecé a escuchar pasos detrás de mí y di media vuelta de manera brusca viendo impresionada al dueño de aquella voz. ¿Nick? Me cuestioné a mi misma preguntándome el ¿qué demonios hacía allí?
—¿qué demonios...? —Interrogué atónita mirándolo de arriba abajo, dándome cuenta de que no solo él se encontraba allí en ese momento, sino como también Ryan y Alex el cuál no dejaba de ver a Isabella ¿Será que al fin le hará caso?
—Eso quería decirte, tus amigos están en peligro además de ti Christina, se quedarán en el consejo por un tiempo hasta que las cosas se calmen. —Explicó Erick con calma aun sosteniéndome por la cintura.
—Pero ¿no existe otra manera de protegerlos que no sea estando aquí?—Cuestioné preocupada de que algo pudiera sucederles estando en el palacio.
—Tranquila, aquí está lo necesario para que ustedes puedan quedarse, ropa, comida y si necesitan comprar algo pueden decirle a los trabajadores que lo hagan. —Explicó Erick acariciando mi mejilla. —Todo está controlado.
—Como les pase algo no me lo perdonaré jamás. —Expresé mirándolo a sus azulados ojos.
—Habrá una corte de protección para tus amigos, así podrán entrar y salir del palacio sin problemas. —Explicó Erick, pero fue interrumpido por el rugido de mi estómago causando que desviara la mirada hacia el ventanal.
—me hubieses dicho que tenías hambre... —me susurró en el oído haciendo que me separase aún más sonrojaba, mientras escuchaba las risas de los demás.
—ya vámonos . —Demandé a Isabella sosteniendo su mano y empezando a caminar de manera fuerte por el pasillo hacia el jardín donde se haría el desayuno o eso quería pensar, todo escuchando las sonoras carcajadas de lo demás. —tenían que ser hombres. —Refunfuñé en reproche.
—pero mujer no te desquites con mi muñeca. —Se quejó Isabella y la solté al instante examinando su muñeca.
—lo siento. —Me disculpé.
—¿sucedió algo...? —Cuestionó notando mi comportamiento y desvié la mirada de ella hacia el lado contrario.
—no... —Entonces noté como me miraba de manera intensa así que la miré y esta yacía con la mirada levantada. —Bueno sí, Erick me rechazó, pero es difícil intentar olvidar a alguien que luego de rechazarte te trata como si fueras especial o como si fuesen algo más que solo amigos. —Le expliqué con la mirada perdida entre los oscuros pasillos.
—Lo siento mucho y sé como te sientes. Las cosas siempre mejoran Christina y pronto todo lo tendrás en tus manos. —Me aseguró Isabella.
—lo se. —Respondí creyendo cada palabra que decía aún sabiendo que no todo es color de rosa y que no todo es para siempre. Pero cada que nos adentrábamos más hacia los pasillos mientras buscábamos la terraza en donde nos esperaba el desayuno, el pasillo por alguna razón se sentía cada vez más infinito como si de varios portales se tratase o como si camináramos en círculos. Fue entonces que la piel se me erizó cuando de la nada escuché un carraspeo.
—Buenos días humanas... —Saludó alguien desde la parte superior de la ventana y dirigí la mirada hacia ella seguida de Isabella, cuando no pasó mucho tiempo y ambas pudimos ver al rubio saltar de ellas provocando cierta tensión en nosotras… Olson.
—¿qué quieres? —Cuestioné en su dirección con voz firme y con cierta autoridad con el objetivo de hacer parecer que éramos del mismo nivel.
—venía a disculparme... empezamos con el pie izquierdo. —Se disculpó, pero no pude prevenir el hecho de parpadear dos veces seguidas antes de fruncir el ceño.
—no te disculpes...odio las disculpas. —Le reclamé mirándolo a los ojos.
—y ¿quién es ella? —Cuestionó refiriéndose a Isabella mirándola con una expresión un tanto diferente a la que estaba acostumbrada.
—es mí mejor Isabella...Isabella…él es Olson. —Contesté presentándolos a ambos, pero notando enseguida que Isabella se encontraba extrañamente callada.
—¿qué sucede? —Cuestioné preocupada al ver su expresión pálida y aterrada.
—Es igual al que quiso matarme anoche…— Respondió cabizbaja y giré la mirada hacia Olson el cual tenía los ojos tan abiertos como dos platos los cuales tomaron una tonalidad verde claro dejando notarse la esperanza que contenían en ellos.
—la próxima vez que lo vean usen esto... —Dijo antes de entregarnos una pequeña bolsita roja con un hilo dorado. —Es piedra solar, les servirá mucho.
—¿cómo…? —Intentó Isabella cuestionar, pero antes de formular la pregunta se vio interrumpida por Olson.
—Una vez pertenecí a la masacre y son unos mal paridos, capturaron a mi hermano luego de ayudarlos en muchas cosas y ahora por su culpa él se encuentra en ese estado salvaje... el que te atacó era él, me disculpo por el cómo te trató… él no era así. —Informó disculpándose luego con un tono de voz apagado y casi quebrado, que por alguna razón removió algo dentro de mí, Pero a diferencia de mí Isabella se le acercó tomando su mano y apretándola levemente en señal de apoyo emocional. Me sorprendió aún más el hecho de que Olson la atrajera hacia el y la abrazara, apartándola luego al instante acción que mi mente se cuestionaba dándole vueltas.
—No te preocupes, salvaremos a tu hermano de ese mundo. —Le prometió y sonreí al verlos recordando que al final, no todo está perdido porque mi mejor amiga, casi hermana me hacía recuperar la fé de que todo iba a estar bien.
—Gracias. —Agradeció Olson dándole una reverencia y provocando una boba sonrisa en mi mejor amiga.
—¿buscan la terraza donde está la mesa del desayuno? —Preguntó mirándonos animosamente.
—sí... —Respondimos Isabella y yo al unísono entonces dejamos escapar una c
—están perdidas. —Se carcajeó y le dí una mirada tan asesina que si las miradas mataran pobre de el. —¿cómo es que Érick no les dijo que iban por el camino incorrecto? —Cuestionó con el ceño fruncido y a la vez con una leve expresión de diversión en su rostro.
—hijo de... —Dije para mí misma en voz baja. —No lo sé.
—Las llevaré. —Aseguró antes de emprender una caminata en dirección a la ventana más cercana, seguro de lo que iba a hacer.
—Pero el pasillo está por allá. —Comentó dice Isabella insegura de que lo que él hacía era correcto mientras miraba hacia los pasillos.
—Relájate. —Le solicité en tanto que Olson tomaba nuestras manos saltando junto a nosotras por la ventana sin romperla y provocando que gritásemos de manera despavorida cuando sentimos una superficie debajo de nuestros pies causando confusión, entonces al desviar la mirada hacia abajo notamos un gran bloque de suelo en nuestros pies.
—Eres un elemental. —Enuncié sorprendida, pues había descubierto al 3er elemento que era: Tierra.
— sí, lo soy.—Admitió y en menos de lo que canta un gallo llegamos a tierra firme donde solo tuvimos que caminar.
—fue muy divertido. —Expresó Isabella entre risas.
—si...bueno...sobre eso...¿podrían guardar el secreto? —Cuestionó con un leve carmín descansando en sus mejillas.
—No te preocupes, pero recuerda que tu esencia no es aquello que haces porque los demás te dicen que hagas, sino lo que te hace feliz hacer. —Comentó Isabella mirándolo a los ojos. —así que si te gusta mucho usar tus poderes muéstraselo al mundo y demuestra que eres feliz con ellos. —Olson sonrió al instante.
—Gracias...¿puedo contar también contigo Christina? —Agradeció y me preguntó.
—no te preocupes, te guardaré el secreto, pero recuerda lo que Isa te dijo.
—Gracias. —caminamos un poco más y pudimos ver un hermoso jardín con una larga mesa extendida y con varios vampiros desayunando. —llegamos avisó señalándolos, Parecen hermanas ¿lo sabían?—Opinó Olson al vernos a ambas con la misma expresión de maravilla en el rostro causado por la hermosa vista que teníamos.
— sí. —Verbalicé aun mirando el paisaje.
—no tienen la misma sangre. —Afirmó y negué con la cabeza riendo.
—somos mejores amigas, pero nos tratamos como hermanas ¿entiendes? —Le explicó esta vez Isabella riendo mientras por su parte este asintió.
—Christina... —Escuché mi nombre a mi espalda y sin tener que voltear la mirada para saber de quién se trataba
—¿qué pasó? —Cuestioné calmada mientras volteaba a verlo.
—¿qué haces con él? —Me interrogó Erick cual niño pequeño, acto que enterneció al instante mi corazón, ver a alguien que solía actuar de manera fría con los demás mostrarse tan vulnerable es como la primera vez que tienes a un cachorro ante tus ojos, pues ambos se muestran confundidos y temerosos.
—Nos cruzamos en el pasillo luego de que no me dijeras que íbamos por el mal camino pero descuida, ya te perdoné. —Le decía aún calmada mientras acariciaba su mejilla.
—Te dije que te alejaras de el. —Me recordó esta vez con voz firme mientras lo miraba fijamente de manera analizante, pero ante mis ojos solo podía ver que actuaba de manera tierna.
—Erick, lo que sucedió hace años fue pasado, el ahora es una victima más de la masacre. No te hará nada. —Pero en el momento en el que Olson se acercó más a nosotros, este sostuvo mi mano con fuerza colocándose frente a mi en una actitud defensiva, cual pirata cuidando su tesoro.
—Erick ... Se que he actuado de una manera horrible y te he hecho cosas que no se le hace a nadie de nuestra raza… también se que he cometido errores a lo largo de mi vida, por eso quiero remediar este error que cometí y disculparme de manera genuina contigo para que seamos amigos de nuevo y olvidemos todo. —Hablaba Olson mientras se inclinaba hacia Erick y se disculpaba. Érick por otro lado me miró cual niño pequeño estaba a punto de conseguir su primer amigo, entonces asentí y ambos se dieron la mano.
—está bien. —miré hacia la mesa y todos se encontraban mirando la escena como si de una novela romántica se tratase.
—señores y señoras, esto ha sido la reconciliación de Olson y Erick. —Exclamé provocando los aplausos de la multitud emocionada, convirtiéndose en uno de los mejores recuerdos.