Al terminar el espectáculo vi como Olson dio media vuelta para marcharse, fruncí el ceño levemente en confusión. Se que Olson y yo habíamos empezado con el pie izquierdo, pero el solucionar las cosas me había hecho darme cuenta de que no era un mal vampiro logrando así convertir la desconfianza en confianza, por lo que ya no era necesario que el estuviese lejos del grupo y empezaba a parecerme agradable, así que me dirigí hacia él y caminé a su lado.
—¿Por qué te vas? —Cuestioné con la voz suave mirándolo detenidamente, las facciones de su rostro se veían precisas, como si fuera uno de los vampiros más antiguos de ahí y de cierta manera, aquello despertaba mi curiosidad, curiosidad que decidí ocultar por ahora.
—Nada es solo que no estoy acostumbrado a pasar mucho tiempo con humanos por ser pura sangre, si me descontrolo las cosas de humanos, soy un pura sangre y si me descontrolo arruinare todo... —decía mientras volteaba la mirada para luego colocarla en mi dirección, deteniéndose dándole una fugaz mirada hacia la mesa donde estaban todos comiendo y con sonrisas en el rostro, entonces entendí que él también quería pertenecer a aquello, pertenecer a algo así que negué suavemente con la cabeza dándole una pequeña sonrisa.
—¿sabes? Erick tampoco está acostumbrado a lidiar conmigo...dice que mi sangre tiene un olor muy fuerte y que a veces no se puede controlar, siento que es algo que Erick y tú en común… podrías intentar acercarte a nosotros poco a poco. —Extendí mi sonrisa colocando detrás de mi oreja un mechón de pelo que estorbaba mi vista.
— y a pesar de eso, trata de acostumbrarse para poder cuidarte… empiezo a entender que el trabajo de Erick es muy difícil, mas de lo que imaginaba porque tiene que mantenerse a una distancia en la que no pueda hacerte daño y en la que no puedan otras personas hacértelo a ti.
—sí, por esa razón creo que es una buena oportunidad para que te acostumbres a nosotros, además al parecer llevas controlándose desde que llegué aquí, Patrick me dijo que los pura sangre se descontrolan con sólo sentir a un humano y según Erick tengo un tipo de sangre diferente a la de un humano común, eso quiere decir que llevas controlándote mucho tiempo. —Entonces noté como se había quedado pasmado por lo que dije, entonces me dio una leve sonrisa asintiendo.
—tienes razón...desde que llegaste al Palacio he tratado de controlarme y no atacar, de hecho he cambiado mi dieta, he bebido mucha más sangre que antes para evitar arruinar las cosas y en ocasiones es difícil tenerte cerca...así que trataré de acostumbrarme.
—entonces ¿qué dices? ¿desayunaras con nosotros? —Cuestione con emoción mientras lo miraba expectante.
—sí, además que es lo peor que- —Y antes de que pudiese terminar la frase me lance hacia él y tape su boca, pues aquella frase era peor que el ritual de una bruja para atraer la mala suerte.
—no vuelvas a decir esa frase en tu larga vida ¿ok? trae malos augurios. —Le advertí mirándolo fijamente a los ojos.
— ok. —nos sentamos en la mesa y empezamos a desayunar en una mesa muy larga en la que estaban todos desde mis amigos hasta el consejo vampiro, desayunando como si fuésemos una familia y a decir verdad, sentía que era el primer lugar en el que podía encajar sin necesidad de sentirme excluida y sonreí, porque sería una gran mentira si dijera que en ese entonces no me sentía feliz, más que feliz me sentía satisfecha.
No paso mucho tiempo cuando vimos el cómo Rosaura y Lord Hopkins llegaron entre risas y no pude evitar pensar en que su situación olía a amor. Por otra parte, el desayuno paso normal, entre risas, bromas y miradas discretas de mi parte hacia Erick. Lo normal, sacando el simple hecho de que el rubio elemental aire no estaba acostumbrado a comer comida humana, lo cual me sorprendía que intentaba acostumbrarse lo más posible. Sabía que era un motivo alentador y a su vez sabía que había una razón oculta porque para nada me creía que seguía mi consejo sin rechistar y de manera sumisa.
Al terminar el desayuno Érick agarró mi mano.
—es mi turno ser tu guía chica ruda. —Menciono y luego respiro profundo. —ven. —Agrego para luego empezar a caminar por todo el castillo, digamos que el lugar donde desayunamos era la parte de atrás del castillo y estábamos dirigiéndonos hacia la entrada principal.
—Érick, estoy muy cansada. —Me queje deteniéndome para respirar un poco.
—Lo siento. —Se disculpo agachándose frente a mí. —sube, te llevare en mi espalda. —al instante hice lo que me pidió.
—¿hacia dónde vamos? —quise saber sujetándome de él. —Dirigió su mirada hacia la ventana y señalo una glorieta.
—vamos a un lugar tranquilo. —Respondió antes de que velocidad vampira me llevara hacia aquel lugar que me señalo.
—¿q-qué? —Le interrogué bajando de su espalda, pero al colocar todo mi peso sobre mis pies inmediatamente me desplome en el suelo como si este p bajando de su espalda pero al poner los pies en la tierra me desplomo en el suelo.
—¿qué sucede? —Me cuestiono con preocupación acercándose a mí al instante.
—¡Érick no puedo caminar! —Exclamé completamente horrorizada al intentar pararme y no lograrlo, pero eso no era lo que realmente me preocupaba, sino el hecho de sentirme observada no era una mirada lejana, ni tan cercana, era lo suficientemente cercana como para saber quiénes éramos, que hacíamos y sabia que no era con buenas intenciones. Y por algún motivo sentía que la razón de la inmovilidad en las piernas era por la culpa de esa persona.
—¿qué? no entiendo. —Dijo Erick con el ceño fruncido, mire a Erick a los ojos intentando decirle que alguien nos observaba, pero era imposible, pues recordé que Erick no podía leer mi mente por mas que lo intentara.
—¿sucede algo? —Asentí, mirándolo a los ojos, entonces se me ocurrió, lectura de labios. Empecé a decirle que alguien nos vigilaba y que tenía la teoría de que era esa persona la culpable de que no podía caminar, asintió y vez de mirar hacia los lados, cerro los ojos y respiro profundo, abrió los ojos y eran azul brillantes, haciéndome entender que encontró a esa persona.
—Informante. —Se comunico moviendo los labios, pero sin emitir sonido alguno. Entonces sin previo aviso desapareció a velocidad vampira, apareciendo esta vez con un tipo rubio parecido a Olson inmovilizándolo en el suelo. —Saca el oro solar que tienes en los bolsillos. —Ordeno agarrando fuertemente al vampiro que se retorcía bajo sus brazos.
—Va. —Saque el oro solar algo temblorosa. —¿Qué hago ahora? —Cuestione mirando el vampiro que se retorcía cada vez mas fuerte.
—¡saca la botella de agua que tengo en la mochila a tu lado! —Mire la mochila y saque la botella temblorosa.
—¿a-ahora?
—Mete los pequeños granos en el agua, muévela un poco, acércate y dásela de beber.
—¡¿estas loco Erick?! ¿no ves como esta? —Cuestione histérica sintiendo como el pánico se extendía por mi cuerpo ¿y como no? Ese vampiro no parecía un simple vampiro, parecía una bestia que arrancaría mi piel con facilidad.
—No te hará nada y lo estoy agarrando con todas mis fuerzas, créeme, Christina cuando te digo que no puedo sostenerlo todo el día. —Declaro esta vez con dificultad, respire profundo y asentí, justo en el momento en el que abrió la boca para gritar y gruñir haciendo rabietas como la bestia que era en aquel momento, puse la boca de la botella en sus labios y la vacié sin derramar ni una sola gota de agua y sin que quedara ni un granito del dichoso oro solar, así que me felicite mentalmente por eso.
Fue en ese momento en el que empezó a gritar como si se le había metido el demonio y lo único que había pasado por mi cabeza era "que había hecho ahora", pero respondiendo a mi pregunta los gritos endemoniados del vampiro cesando, siendo ahora simples quejidos humanizados de dolor, así que me relaje. Erick por otro lado lo soltó y paso sus manos por el rostro.
—Joder, al fin se calló. —Me queje tirándome hacia atrás acostándome en el suelo, ni cuando me monte primera vez en avión sentí tanta adrenalina.
—Y eso que no tuviste que inmovilizarlo. —Opino acostándose a mi lado. —Ya me comuniqué con Olson, lo vendrá a buscar ¿puedes caminar? —Informo y cuestiono, así que intenté pararme, pero aún no podía, así que me recosté en el césped.
—Ya viste, quizás fue algún tipo de encantamiento o algo así.
—Tal vez. —Me miro a los ojos y sonrió, le devolví la sonrisa. —hiciste un buen trabajo con lo de Maximiliano, eres increíble y valiente. —Me sonroje.
—Bobo. —Desvié la mirada con una sonrisa en el rostro.
—Pero que hermosos se ven los tortolos. —Entonces me senté de inmediato viendo a Olson riendo, a Lord Hopkins, a Daguns y otras personas del concejo, amigos como Patrick y Ludenberg y algunos soldados, puta madre. Erick por otro lado se coloco la mano en la frente.
—No puede ser -— me cargó como princesa y me sentó en la enorme raíz de un árbol y me quede en silencio mientras veía el como Erick le contaba al concejo lo que ocurrió, recibimos varios elogios, se llevaron al hermano de Olson y se fueron todos.
En el momento en que todos marcharon al palacio Erick se me acerco a mí, se sentó junto a mí y me sonrió con ternura, luego puso el semblante serio.
—Christina necesito que bajes la guardia. —Solicitó con voz suave y fruncí el ceño, he aquí las 50 razones por las que creo que Erick a veces es bipolar, raro y se droga, numero 1.
—¿Qué? —Interrogué confundida por su extraña petición tan de repente
—sólo eso, baja la guardia. —Respondió simple.
—Si, pero ¿a qué te refieres? —Cuestioné aun con cara de "Erick deja las drogas".
💫💙Erick Vries💙💫
había pasado mucho tiempo pensando sobre el hecho de que no podía usar mis poderes con Christina y había descubierto que ella tenía una barrera, es decir, siempre llevaba consigo la guardia en alto logrando que nadie la afectara emocionalmente. Lo cual incluía el que nadie se metiera en su mente, lo cual no es solo inmune a mis poderes, sino a la manipulación y persuasión. También había descubierto que cuando la bese para normalizar su voz era porque con el beso bajo la guardia, si lograba en aquel momento que bajara la guardia podría acceder a sus pensamientos y a su mente.
—Christina siempre estás con la guardia en alto, resulta que por alguna razón luego de todo lo que has vivido has desarrollado cierta inmunidad hacia el hecho de que puedan meterse en tu cabeza, ya sea para manipulación o acciones que te hagan daño… te cerraste a ti misma y eso incluye mis poderes, así que si no bajas la guardia, podre enseñarte lo que puedo hacer. —Explique con semblante serio, fue entonces que ella bajo su cabeza, entonces comienzo a llorar. —¿por qué lloras? ¿estas bien? —Ella asintió y fue entonces que de la nada empecé a ver sus pensamientos y a leerle la mente, está vulnerable.
Aquellos pensamientos trataban de todo lo que había pasado, entonces entendí que la razón de su llanto era porque para bajar su guardia, recordó todo, me había dado cuenta de que era ola chica más increíble que había conocido.
—gracias. —Le agradecí.
—de nada.
—Todavía no puedes caminar ¿cierto? —Asintió, realmente era una especie de encantamiento. —no puede ser, tendré que mostrártelo sentada, a ver...cierra los ojos. —los cerro sonriendo nerviosa. —ahora, respira profundo... y luego ábrelos. —ella hace lo que le dije y le muestro el Amazonas y los animales que hay.
—u-una araña. —Abrió los ojos como platos antes de mirar a la araña de su hombro y sin previo aviso se lanzó encima de mi ¿en serio les tenía miedo a las arañas? Esboce una sonrisa intentando no reírme. —¡una serpiente! mátala, ¡matalaaa! —gritaba despavorida mientras se movía como gusano en sal, así que sin poder evitarlo me reí como maniático.
—Christina es una ilusión, puedo hacer que puedas ver cosas, incluso sentirlas sin estar ahí. —Relajo los hombros entonces provoque que una tarántula cayese en su hombro, pero en el momento en que esta callo en su hombro, la miro y pego un grito como si de ello dependiera su vida. Solté una carcajada explotando en risas.
—¡quítamela! Érick ¡quítamela! —vuelvo a soltar otra carcajada.
—no es gracioso. —Manifestó con enojo mientras cruzaba los brazos en su pecho inflando los cachetes como una niña pequeña y sonreí de manera inevitable. Fue entonces que decidí mostrarle algo que hará que se alegre mucho, busque los mejores recuerdos de su mente en donde estuviesen sus padres y entonces se los proyecte de manera que los dos parecíamos que estábamos ahí. Los dos vemos a una niña de 3 años robando unas galletas en la cocina.
—¿Christina? ¿dónde te metiste pequeña ratoncita? —Cuestiono una bella y joven mujer, la cual parecía ser su madre por el complejo parecido que ambas poseían y por algunos de los gestos que Christina hacía, gestos similares a los de esa mujer.
—Ese día me robé las galletas de la cocina y salimos a comer helado, era mi cumpleaños y tenía apenas 3 años. —Contaba con cierta nostalgia en su voz y expresión, haciendo que me diera cuenta de que era la primera vez que hablaba de sus padres. Pase de recuerdo e inmediatamente logre divisar a una pequeña niña jugando las escondidas con su madre, fue entonces cuando escuchamos la cerradura de una puerta. Puerta que al abrirse me dejo estático y más aún cuando la pequeña corrió como una bala hacia los brazos de este el cual tenía a otro niño parecido a la niña sostenido de la mano.
Entonces la niña grito "papa" mientras corría hacia él, debía ser una broma y una de muy mal gusto… ¿qué hacia ese día mi jefe en la casa de Christina? y ¿Por qué Christina le grito papa? Sabía que algo había detrás de todo eso, pero jamás llegue a imaginarme algo de tal magnitud.
— Chr-Christina, ¿e-ese es tu padre? —Cuestione atónito intentando buscarle alguna respuesta a lo que había visto, pero no había ninguna más que esa, mi don jamás se equivocaba con respecto a pensamientos o recuerdos.
—si...por alguna razón luego de que mamá murió él nos abandonó a mi hermano y a mí en la puerta de Helen, jamás volvió a aparecer. —Respondió a mi pregunta y luego revolví mi cabello en frustración, todo empezaba a cobrar sentido ahora, los engranajes encajaban a la perfección. En ese momento empezaba a entender cada cosa, la insistencia de Damien Truinstra al proteger a Christina era obvio porque era su hija, el por qué Christina poseía en sus venas un manjar de sangre, entendía cada puta cosa.
—no puede ser ... —En aquel momento no lo podía creer, no sabía siquiera que creer pues mi jefe era el padre de la chica de la que no me podía alejar y de la cual me hacía sentir como un fiel sirviente cuando estaba a su lado, que calmaba mi sed de sangre pero que quería probarla y de la que tenía un completo dominio de mí.
—¿Sucede algo? —Interrogo Christina, no podía decirle, ella aun no sabía que su padre estaba vivo y menos que era un vampiro pura sangre ¿acaso sabia ella que era un vampiro? No paraba de pensar en lo que acababa de ocurrir y de hacerme preguntas que no tenían respuesta como el hecho de que le gustaba a la hija de mi jefe ¿y si no me controlaba y le hacía daño? ¿y si- —¿Érick? —Cuestiono Christina mientras se acercaba a mí con aquellos ojos brillantes que de alguna manera lograban controlarme y como si fuera imposible a su vez enloquecerme, sacándome así del trance en el que me encontraba.
—Aléjate de mí. —Advertí en tono amenazante dando un paso hacia atrás sin poder controlarme.
—ya. —Entonces intento pararse y a tratar de caminar, pero tan rápido como ejerció la acción se desplomo en el suelo como una gota de lluvia, repitió la acción dos veces más con coraje, pero como sucedió en un principio se desplomo así que agarrándose de la liana de un árbol lo volvió a intentar esta vez sujetándose fuertemente para disponerse a caminar.
—¿Qué haces? —Interrogue con el ceño levemente fruncido en confusión mientras la observaba.
—me voy... Si no querías traerme me hubieses dicho así te ahorrabas la molestia ¿no? —Explico con enojo.
—siento mucho haberte respondido así. —me acerque a ella con la intención de ayudarla. —tengo muchas cosas en la cabeza.
—¿cómo qué? ¿hacer que me vuelva frágil para luego responder fríamente? No pues gracias. —Replico enojada mientras que a su vez se concentraba en sostenerse de las lianas, haciéndome notar a su vez cierto dolor en su voz.
—Christina... Lo siento, no fue mi intención hablarte de ese modo ¿ok? —Me disculpe, aun sabiendo que odiaba las disculpas porque aunque quería remendar mi error, no sabía como demostrarlo con acciones.
—no te me acerques. —advirtió mientras que a su vez respiraba agitadamente así que de manera veloz me acerque a ella y la bese con el objetivo de que pudiese caminar, pero al instante caí en el vicio de sus labios acción que acto seguido tanto ella como yo nos dispusimos a disfrutar, disfrutar de cada sensación, de cada toque y de aquel beso que en lo personal despertaba cosas en mí, cosas mucho más fuertes que simple atracción.
Al darme cuenta de aquello me separe al instante dejándola con los labios rojos y la respiración acelerada, más de lo que la tenía, mientras que por otro lado tenía una mirada despectiva y su entrecejo fruncido en confusión y me empezaba a sorprender el como aquella chica podía combinar expresiones que creía irreales e inexistentes.
—¿quién te crees que eres? —Cuestionó pasando la muñeca de su por la boca intentando borrar cualquier rastro de aquel beso, acto infantil que a pesar de eso, generó una punzada en mi pecho.
—lo siento... — y me marche de allí, obviamente no iba a dejarla sola en aquel bosque, un bosque donde podían encontrarse animales salvajes que podrían despedazarla por completo, removí mi cabeza quitando esos pensamientos de mi mente y me dispuse a comunicarme con Patrick por telepatía para que la fuese a buscar. Aunque debía aceptar que de cierta forma me dolió que no le haya gustado el beso y eso me convertía en un completo idiota, entonces escuche el grito irritado y desgarrador de Christina. — maldita sea. —y vaya que dolía porque aunque era un vampiro y no podíamos sentir dolores físicos, no había nada que destruyera más que los sentimientos.
Así que ignorando el dolor sentimental que sentía que oprimía mi pecho, me dispuse a marcharme con el fin de dirigirme con el consejo que inicio todo, el consejo imperial del norte, donde se encontraba actualmente mi jefe, necesitaba que me explicara toda la mierda que ocurría, me teletransporte y llegue precisamente a su oficina.
—¿me puede explicar qué demonios pretende? —Cuestione con rabia caminando en su dirección.
—no me alce la voz ¿qué sucede? y no se altere. —Me ordeno revisando y firmando papeles que se encontraban en su escritorio.
—¿cómo que qué sucede? usted es el padre de Christina ¿cómo no me voy a alterar? estoy cuidando a la hija de mi jefe la cual está enamorada de mi ¿sabia que su hermano murió? Encima no puedo estar tan cerca de ella, como sabe, posee un tipo de sangre muy poderosa y que además, con un olor muy fuerte… sin quererlo le haría daño.
—sabía que esto pasaría. —Declaro aun mirando los papeles como si nada ¿Cómo podía estar tan tranquilo con un problema tan grande?
—si sabía entonces ¿por qué me contrató? sabe usted perfectamente que su sangre es diferente a la del resto ¡¿y por qué no me dijo que era su padre?! —Cuestione alterado. —la chica piensa que usted la abandonó y la dejó sin razón alguna ¡ella cree que usted la odia!
—tengo que volver pronto entonces. —Respondió con simplicidad.
—¿acaso me está escuchando? —Interrogue saliendo de mis cabales.
—Para empezar Erick, se todo lo que ocurre en todos los concejos, por algo estoy por encima de todos los otros lideres, pero tienes que cuidar de Meghan mientras tanto, Érick te contraté a ti porque te conozco desde que eras un rebelde, conozco tus límites y son los mismos que los de Meghan... eres igual a ella y si ella comete un error tu eres el único que sabrá que hacer. Meghan es como tú cuando tenías su tipo de sangre... ningún vampiro quería ayudarte y la masacre está cerca, por esa razón no puedes dejar que caiga en manos de ellos, tú sabes lo que pueden hacer y puede que si cae en sus manos le harán lo mismo que a ti, sin mencionar que eres el único que los conoce a todos.
—pero…
—no te dije que era su padre porque luego serías estricto con ella o simplemente te llevarías muy mal con ella y si te hubiese dicho entonces no aceptarías los contratos que firmaste, mucho menos el último.
—entiendo… —Acepte comprensivo calmando las aguas.
—también sé que me odia, pero tuve que alejarme de ella por más difícil que fuera. Cuando su madre dejo de existir en su vida, me era más difícil cuidarla, mas cuando era una hibrida. Desde que nació ha sido buscada y más por sus raíces desconocidas Erick, Meghan no es solo una hibrida. —Explicaba serio mientras me miraba. —Se lo de su hermano y su tía, no me preocupo, a pesar de que sean gemelos Mikhail no tiene los mismos orígenes de Meghan, tienen el mismo fenotipo, pero no el mismo genotipo. Además esta en buenas manos.
—pero ¿por qué?
—por que....