—aah, espera ¡¿qué?! eso quiere decir que tu... —Y un inmenso sonrojo inundó mis mejillas en ese momento, así que voltee el rostro empezando a llenar mi cabeza de interesantes preguntas que en su momento no tuvieron respuesta ¿y si estuvo leyendo mi mente todo este tiempo? ¿y si sabe todas las cosas que pienso de él? Joder a lo mejor piensa que estoy desquiciada mentalmente. Oficialmente debería existir una ley que prohíba leer la mente sin permiso, entonces no pude evitar salir de mi burbuja al escuchar una sonora carcajada de su parte y de manera inmediata lo miré mal.
—¿Se puede saber qué es tan gracioso? —Cuestioné con el ceño fruncido en confusión.
—Christina no puedo leer tu mente. —Aclaró.
—Pero...
—sí, aunque suene extraño no puedo leerla...y por alguna razón me abruma, me tengo que ir. —Expresó de la nada empezando a alejarse de mí.
—¿que, como así? ¿pero a qué te refieres?
—chau. —Entonces abandonó la habitación cerrando detrás de él aquella puerta de madera.
—ahora sí tengo miedo de estar sola. —Enuncié para mi misma, notando lo vacía que se sentía esa inmensa habitación sin la presencia de aquel vampiro que perturbaba mis sueños. Fue en ese momento en el que en la ventana apareció Patrick, provocando así un sobresalto en mi.
—hola. —Saludó con una sonrisa.
—h-hola. —Saludé de igual manera, pero a diferencia de el, mi nerviosismo y cobardía salía por mis poros.
—tranquila, no puedo hacerte nada...aunque tu sangre sea un manjar.
— ¿Necesitabas algo? —Cuestioné recogiendo disimuladamente algunas cosas personales que había dejado esparcidas por la cama.
—no, vine a decirte que te traerán ropa cómoda, y preguntarte si quieres dar un paseo.
—¿puedes esperarme acá, no quiero quedarme sola? — Cuestioné dándole una mirada suplicanta.
—Está bien.
[…]
—¿sabes? te pareces a alguien que conocí hace un tiempo. — Empezó a hablar mirándome fijamente a la cara.
—¿ah sí, a quién? —Cuestioné curiosa, no solía recordarles a las personas a alguien que habían conocido.
—se llama Damien, es un hombre muy valiente que ha logrado miles de cosas en nuestro mundo. El imperio de los vampiros se extendió gracias a el y todo ese tiempo que invirtió para convertirse en el rey del imperio. Es un milenario, así que tiene muchos dones y sabe muchas cosas. — me quedé como piedra al escuchar su nombre después de tanto tiempo, ¿a quién me refería? A mi padre, porque así se llamaba y desde que nos abandonó, me juré a mi hermano y a mí jamás volver a mencionar su nombre.
—¿por qué existen los consejos vampiros?
—Existen para proteger a los vampiros que no pueden salir de una situación, existen mucho alrededor del mundo y además se encargan de que los humanos no revelen el secreto. —Explicaba sin dejar de mirarme a los ojos, acción que provocó cierta familiaridad en él.
—Entonces por eso ustedes fueron a buscarme. —Deduje, pero este negó con la cabeza antes de responder.
—No, queremos que conozcas nuestro mundo... eres muy importante para nosotros, ¿sabes? el otro jefe cuidó de Erick cuando lo abandonaron esa noche debajo de un puente al lado de un lago. —Confesó y no pude evitar sentir el cómo el pecho se me oprimía.
—no lo sabía.
—A Erick no le gusta contar cosas de él a los humanos, teme a volver a ser vulnerable con una humana de nuevo… es como cuando tienes miedo de encariñarte con algo porque sabes que lo vas a perder, algo por el estilo. —Explicaba Patrick dándome una leve mirada nostálgica y creo que aún tenía que saber algo sobre Erick para poder entenderlo todo, porque sabía que en el fondo a Erick le ocurrieron cosas que ni siquiera el podría soportar.
—entiendo, gracias por la charla Patrick me iré a duchar...no te vayas a ir. —Le ordené con algo aterrada de que alguien entre y me asesine, por otro lado escuché una sonora carcajada de su parte.
—Nadie te hará daño Christina. —Afirmó riendo.
—No me importa, te quedas y punto. —Ordené con voz demandante antes de meterme al baño y despojarme de mi ropa, pero no pasó mucho tiempo cuando al meterme en la ducha solté un grito despavorido provocando que acto seguido tocaran la puerta con urgencia.
—Christina ¿estas bien? ¿qué sucede? — Cuestionó Patrick con urgencia y preocupación.
—el agua está roja. —Hablé a duras penas aterrorizada cerrando la llave de agua.
—ahh. — suspira. — es agua de rosas, sirve para calmar los nervios. Créeme que eres importante para nosotros Christina, así que el personal creyó que sería buena idea. —Explicó, así que di una respiración profunda aspirando el olor que empezaba a esparcirse en el baño relajando mi cuerpo.
—Lo siento, realmente me gustó y lo agradezco… me había asustado un poco.
—no todos los vampiros son malos.
Al terminar de ducharme agarre la toalla para luego envolverla en mi cuerpo y salir del baño. Al salir quede asombrada al encontrar un hermoso vestido en la recamara. Este era de color blanco con Marrón, muy elegante.
—Es hermoso, siempre he soñado con vestir de esta manera.
—las camareras lo acaban de traer.
—¿Podrías agradecerles de mi parte la atención que me han dado? — Le cuestioné a Patrick mientras miraba el vestido y daba una vuelta con una sonrisa en la cara.
—si es lo que deseas.
—oh ¿en serio? Eres super. — rio en voz baja, entonces nos quedamos en un profundo silencio.
—¿p-podrías esperarme fuera un momento? —Pregunte con nerviosismo. Pregunte con un poco de nerviosismo.
—ah, sí, si claro. —Dijo para luego dar media vuelta y salir de la habitación con una sonrisa.
[…]
—¡listo! —Exclamé abriendo la puerta de par en par con emoción, Patrick el cual yacía dándole la espalda a la puerta en mi espera se sobresaltó y giro quedando casi perplejo en su lugar.
—te queda hermoso...
—gracias, ahora sí...salgamos. —Me apure en decir, no podía negarlo, tenía un revoloteo de sensaciones dentro de mi estómago, sensaciones intensas como emoción y nerviosismo, curiosidad y alegría. Todo ante la idea de explorar cada mínimo lugar escondido en ese palacio.
A medida que Patrick y yo empezábamos a caminar, me di cuenta de que el pasillo a medida que avanzábamos se veía más oscuro, grande y aterrador, como si estuviésemos dirigiéndonos a la parte más oscura y secreta del palacio y más aún, estaba de manera desértica sin un alma a su alrededor, entonces lo perdí. De la nada me puse muy nerviosa, tanto que empecé a hacer movimientos con mis manos en señal de nerviosismo, como si temiese a que algo me pasara.
Mire constantemente a Patrick y hacia las paredes, las cuales se notaban más oscuras y respire hondo intentando calmarme, cosa que no se dio, pues sonó como si empezaba a hiperventilar y sentía como mis manos empezaban a sonar frio y de cierta forma la situación me recordaba al momento en que aquellos chicos me iban a violar. Troné mis dedos intentando calmarme.
—¿Christina? ¿estas bien? —Escuche la voz de Patrick a mi lado y luego observe como se colocaba, estando aun en un estado de pánico. —¡¡¡Hey!!! ¡¡¡Cálmate!!! —Esta vez lo mire expectante, gritando ayuda con mis ojos, mirándolo asustada
. —Mírame a los ojos. —Lo hice —Estas bien ¿ok? No te sucederá nada y no te hare nada ¿entiendes? —Asentí lentamente. —No hay nada que temer, todo lo que estás pensando que sucederá es solo tu mente, no hay nada de malo en este pasillo. —Entonces miré el pasillo y no había nada de malo con este, al contrario, estaba completamente iluminado y reluciente así que fruncí el ceño. ¿Había imaginado todo? Carraspee dando a entender a Patrick que me había calmado.
—Lo siento, estoy bien… ¿seguimos? —Con el ceño fruncido asintió con la cabeza y retomamos nuestro camino, camino que por la tensión de la situación se había tornado algo tenso y silencioso, así que para alivianar aquel ambiente de soledad empecé a hacer preguntar y a parlotear.
—¿cuántos años tienes? — Cuestione curiosa, la verdad tenía tantas dudas sobre ellos que quería hacerles, que podría escribir todo un libro llamado" El libro de las mil preguntas de Laura Christina Truinstra" suena prometedor.
—Tengo 342 años. —Me dio una mirada cuidadosa, pero analizante, como buscando respuesta a lo que había sucedido hace unos pocos minutos.
—Wow, no lo pareces ¿Por qué?
—eso es porque después de que un vampiro cumple los 18 deja de envejecer, pero las facciones de alguna manera van perdiendo juventud, seguro viendo películas de vampiros sabrás que no estamos vivos, que somos como muñecos de porcelana. Bueno, como no estamos vivos, no podemos hacer las funciones vitales que hace un humano y en pocas palabras somos casi zombis avanzados.
—eso quiere decir que mientras más envejeces tus facciones cambian, no son las mismas de antes…
—exacto, si viste a Lord Hopkins notarás que las facciones de su cara son muy maduras.
—¿Qué edad tendrá él? —cuestione casual colocando el dedo índice en mi mentón.
—Es un vampiro milenial.
—Eso quiere decir entonces que ha pasado los mil años. —Lo mire.
—Exacto.
—¿qué se siente ser vampiro? —Cuestione mirándolo con curiosidad mientras caminaba.
—la verdad no es tan lindo como lo pintan en las películas, al principio te sientes más joven, pero con el tiempo vas conociendo facetas de ti misma que jamás te hubieses imaginado...por eso debemos acostumbrarnos a los cambios, cada vampiro tiene un poder diferente...una reacción diferente, solo somos como una línea de tiempo, hemos vivido guerras, eras y hemos conocido cosas que la humanidad no entendería y que no debería saber, por esa razón aunque nos veamos muy jóvenes los conocimientos sobre la vida nos hace sentir viejos.
—¿cómo te sientes tú? —Cuestione percibiendo el cómo habíamos dejado atrás las escaleras de bajada haciéndome fruncir el ceño.
—se diría que... agotado, estoy cansado de perder personas que realmente me han importado, todo ha sido demasiado doloroso porque a pesar de que nos acostumbramos a los cambios, es inevitable perder a alguien y más cuando ese alguien es importante.
—ya, Erick me dijo que todos los vampiros tienen diferentes poderes. —Dije casual mientras miraba los tortuosos cuadros que en general trataban de masacres, sangre y vampiros mordiéndose entre sí.
— y tú quieres saber cuál es el mío ¿cierto? —Asentí muy veloz mirándolo expectante, entonces me dio una sonrisa de boca cerrada. —Hace mucho que no uso mi poder, pero podría considerar mostrártelo.
—¡sí quiero! —Exclamé entusiasmada para luego poner ojitos de perrito abandonado bajo la lluvia, este por su lado rio y asintió.
—Lo hare, lo hare. De hecho ese es el objetivo, así que sube y deja las curiosidades para más tarde. —dio media vuelta y se inclinó un poco hacia adelante, al principio dudé un poco, pero me subí en su espalda y sin previo aviso rápidamente saltó por una de las enormes ventanas, por inercia cerré mis ojos esperando el impacto, pero a cambio de eso sentí el viento en mi mejilla, fue entonces que decidí abrir los ojos y mirar hacia atrás para darme cuenta de que la ventana yacía intacta como si nada hubiese pasado.
—-¿puedes atravesar paredes? —Cuestioné perpleja mirando aun la ventana.
—Muchos vampiros pueden hacerlo, pero lamentablemente yo no. Para empezar el castillo está encantado y tiene un campo de protección que evita que intrusos puedan acceder, solo personas reconocidas por el consejo pueden entrar. Es algo así como un hechizo. Al igual que las ventanas. Fue entonces que al pasarse la impresión sobre la ventana me di cuenta del simple hecho de que estábamos volando, provocando que mi agarre en el cuello de Patrick se volviese más fuerte. —No sabía que le tenías miedo a las alturas. —Comento Patrick sonriendo.
—Claro que no, solo me sorprendió lo inesperado. —Mentí girando los ojos, apretando más mi agarre y evitando ver hacia abajo, en resumen, cerrando los ojos. Acción que provocó una carcajada en el vampiro.
—qué bueno. —aceleró su vuelo provocando nauseas de vez en cuando y que por mi cabeza solo pasara el pensamiento "pinche idiota lo hace a propósito" y la idea de quemarlo vivo cuando me baje, no paso mucho tiempo descendemos a un lago. — aquí es. —bajé de su espalda.
—¿qué hacemos en este lago? —Fruncí el ceño confundida, aunque no podía negar que era la vista más hermosa que había tenido en mucho tiempo.
—acá te mostraré mi poder. —Dijo antes de que nos hubiésemos puesto frente a frente de ese hermoso lago cerrando sus ojos y acto seguido empezó a salir un dragón de agua que sin mucho tiempo se había convertido en un paisaje de agua que me empezaba a dejar maravillada por completo. Entonces descubrí que era un elemental del dominio: Agua.
—¿quieres ver algo increíble? —Cuestionó antes de sacar una enorme gota de agua del lago y rodear con ella mi cuerpo elevándome en el aire.
[…]
—Me encanta tu poder, pero... ¿por qué no lo usaste desde hace mucho tiempo? —Interrogué con el ceño fruncido pensando miles de razones para eso.
—Hace 80 años... alguien muy especial para mi murió de la peor forma posible y por mi culpa, desde aquel día prometí jamás utilizar mi poder porque sentía que si lo hacía, lastimaría a alguien más. —Hablaba él jugando con pequeñas gotas de agua en sus manos. —No soportaría volver a perder el control.
—lo siento mucho, pero...¿no crees que ya es hora de que olvides el pasado? tal vez sufriste mucho con esa pérdida, pero también te torturas con esa promesa porque puedo ver lo feliz que eres con tu don Patrick, vi una sonrisa que nunca vi en tu rostro desde que te conocí, por eso debes olvidar esa promesa y no aferrarte a algo que terminará haciéndote infeliz.
—no quiero perder a alguien por culpa de mis poderes. —Confesó con un triste tono de voz.
—pero tampoco quieres olvidarlos, esa persona especial debe estar en alguna parte del mundo deseando que vuelvas a hacer cosas maravillosas como esta y lo que sí es seguro es que si perdiste a esa persona por tu culpa, esa persona ya te perdonó hace años.
—tienes razón. —Verbalizó asintiendo y mirando sus manos.
—¿y?,¿seguirás dando vida a tu poder?
—si, Christina...gracias.
—no tienes que agradecer, lo hice por ti.—nos habíamos quedado unos segundos mirándonos a los ojos entonces él carraspeó interrumpiendo el silencio.
—tenemos que irnos, además quedamos en ir a darle las gracias al personal. —Me recordó inclinándose para que subiera a su espalda.
[…]
—¡¡¡Erick!!!—Le llamé y perdiendo toda la última gota de dignidad que tenía en mi cuerpo, corrí felizmente hacia sus brazos los cuales me esperaban abiertos y se que sonaba como una estupidez, pero no nos hablábamos desde hacía 3 horas, puesto que no nos veíamos desde hace 2 horas, ya sé que es una grandísima estupidez correr cual niña pequeña hacia sus brazos, pero lo necesitaba, además de que es la primera vez desde que nos conocimos que pasamos tanto tiempo sin vernos...él corresponde a mi abrazo y susurra en mi oído...
—sé que sonara muy extraño, pero te extrañe mucho enana.
—no soy tan enana. —soltó una sonora carcajada, haciendo que me diese cuenta de que su rostro de notaba más relajado y de cierta forma hacía que se viera mucho más atractivo, entonces al darme cuenta de mis pensamientos removí rápidamente la cabeza con la intención de alejar aquellos pensamientos, pero sentía como mis mejillas empezaban a arder de repente. —idiota. —Logre articular agachando luego mi cabeza en el pecho de Erick para ocultar el sonrojo que yacía presente en mi rostro y de manera inevitable aspire con mi nariz el perfume de su camisa, el cual olía al paraíso e hizo que me relajara. —yo también te extrañe Erick.
—y ¿qué tal tu primera guía? ¿aún sigues con la idea de que te serviremos en sopa? —Cuestionó Patrick con una sonrisa burlona plantada en el rostro.
—no tanto y gracias... me divertí mucho. —Agradecí con sinceridad girándome hacia el mientras le daba una cálida sonrisa.
—no es nada. —Aseguré sintiendo como los brazos de Erick me rodeaban, sintiendo su pecho pegarse a mi espalda, acción que hizo que me pusiera de todos los colores y más aún cuando colocó su mentón en mi hombro. —si siguen así me harán creer que son novios. —Se carcajeo, pero sus risas cesaron al ver cómo le daba una mirada asesina. —oki me callo. —Logró formular girando en su puesto y desapareciendo por los largos pasillos, entonces me separe de Erick al instante dándole luego una expectante mirada.
—¿A qué se debió eso? —Cuestioné mientras sonreía como el gato de Alicia en el país de las maravillas, pero con un toque coqueto.
—No sé, me dieron ganas de hacerlo ¿Por qué? —Interrogó esta vez acercándose a mí con una sonrisa. —¿Te gustó? Pude notar como se te erizó la piel al sentirme tan cerquita de ti. —Aseguró lo último en un tono bajito, un tono que lo hacía escucharse sexy de una manera sobrenatural.
—B-bueno… estemmm, y- yo pues… Adivina que hicimos Patrick y yo en mi primera guía. —Interrumpí rápidamente sus pasos, pasos los cuales se acercaban a mi como si fuera un depredador y yo su presa, cosa que no estaba lejos de la realidad, pues de un segundo a otro podría llegar a serlo.
—ya se ¿qué hicieron en todo este rato? —Indagó con curiosidad mientras caminábamos a mi habitación.
—¿a qué no sabes que me enseñó Patrick? —Me miró de modo que me pedía que continuara y sonreí orgullosa.
—Me enseñó que tiene poderes de agua. —Expuse egocéntrica mientras lo miraba con una sonrisa ladeada.
—No lo creo...
—Ajá.
—Hace mucho que no los usa...desde el incidente de hace 80 años ¿cómo hiciste para que los usara?
—no sé, me los mostró y me dejó sorprendida, me enseñó cosas que me hacen dudar de si su poder solo es otro más de los dones que recibes al convertirte en vampiro o al serlo, siento que tiene más poder de lo que aparenta. —Comenté a Erick algo pensativa y curiosa sobre Patrick.
—Así son los elementales, aún no logramos entender cuál es el propósito de ellos, pero solo logramos conocer a 3 elementales, el 4 elemental no lo encontramos. Nos rendimos con la búsqueda porque pensamos que aún no ha nacido el portador del 4to don. Pero con aquel accidente perdimos a alguien por la fuerza de un solo elemento y tememos cometer el mismo error de nuevo.—Explicó haciendo pausa de vez en cuando, pero justo al voltear la mirada hacia él, su semblante pasó de estar alegre a convertirse en uno completamente triste. De manera sigilosa me acerque a él y fue entonces que tomándome por sorpresa rodeo mi cuerpo en sus brazos.
No era un abrazo que buscara decirme un "te extraño mucho" o un abrazo como muestra de posesividad o celos, sino uno más bien que decía claramente "no te alejes de mi"...haciendo que mi corazón de un vuelco tristeza y que una lágrima rebelde escapara de mis ojos...