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Chapter 15 - Capítulo 15: Besas exquisito.

Todo iba normal cuando de la nada Erick se puso raro, no de la forma en que se había puesto cuando tuvo el descontrol o cuando asesino a esos tipos que estuvieron a punto de violarme, de hecho sus ojos no se comparaban a los de la noche anterior, más bien sus ojos eran azules profundos y sus pupilas se notaban como las de un gato, un depredador. Entonces a una velocidad increíble miro en todas direcciones como si buscara algo. Mientras que yo por otro lado no entendía nada de lo que sucedía, solo sabía que temía por cada acción que Erick ejercía y más aún que dijera:

—Christina, quédate detrás mío. —Y de manera inmediata hice lo que me ordenó, fue entonces cuando encima de nosotros pasaron dos vampiros por encima de los edificios, exactamente justo encima de nosotros mientras que por otro lado Erick se agacho un poco frente a mí.

—sube...

—¡¿qué?! ni lo pienses Erick,

—Christina no tengo tu tiempo sube.

—Pero...

—¡que subas maldita sea! —Ordeno de manera demandante mientras me fulminaba con la mirada, una mirada que de cierta manera me hizo sentir como un bebe león frente a un cazador, así que bajé la mirada sin rechistar y me subí inmediatamente en logrando que quedemos en la azotea del edificio y no tardamos mucho tiempo en visualizar a dos vampiros corriendo encima de los edificios.

—sujétate.

—no me digas que...¡¡¡aaaaah!!!—Esta vez Erick opto por correr y saltar detrás de aquellos vampiros y no paso mucho tiempo cuando ya estábamos a su lado corriendo, estos al darse cuenta de nuestra presencia se detuvieron al instante y Erick copio su acción.

—¡Erick, que sorpresa! Hace tanto tiempo que no contactamos. —Hablo uno de ellos ya que eran dos, el que hablo parecía ser brasileño, tenía ojos cafés oscuros, un hermoso cabello lacio del mismo color y su tez era entre blanca y bronceada.

—sí ¿qué hacen aquí? —Cuestiono Erick cruzado de brazos con tono molesto mientras los miraba con superioridad.

—el concejo nos mandó a buscarte. —Respondió esta vez el acompañante el cual tenía un no muy acentuado acento británico y el cual poseía unos destellantes ojos azules, labios rosas, tez blanca y una no muy larga cabellera dorada. Ambos vampiros de esta alta estatura, no mas que Erick, pero notablemente más altos que yo.

—no quiero saber nada del concejo. —Contesto Erick cortante.

—quieren saber acerca de la chica, ya saben todo y la quieren conocer. —Se adelantó el de cabello café mientras el otro no dejaba de mirarme apretando la mandíbula, cosa que notaba por la tensión que provocaba.

—a ver, aver,aver, no estoy entendiendo nada y si no quieren que queme sus blancas cabezas en una hoguera díganme ¿quiénes son y qué sucede como para que me estén buscando precisamente a mí? —Logre articular sorprendiéndome incluso a mi misma el hecho de no haber flaqueado sucumbiendo al terror que tenia al estar frente a esas criaturas.

—Lo siento, mal de mi parte. Somos Patrick. —Se señalo el brasileño con una sonrisa.

—y Amstel — se señaló el británico sin dejar de mirarme fijamente a los ojos.

—Hermosa, eres muy buscada desde pequeña por el concejo vampiro, ellos quieres protegerte de algo que ni te imaginas y Erick, tienes que llevarla sino ella llegará a las manos equivocadas y será peor. —Advirtió el rubio mirándome a los ojos, haciéndome sentir desconcertada ¿acaso estaba pintada como payaso o qué? Sin dudarlo le sostuve la mirada, si era algún método de intimidación le enseñaría que no le tenia miedo a nada, desvió la mirada de manera casual hacia Erick.

—Para empezar, no soy un objeto místico como para que digan que puedo caer en manos de nadie y segundo ¿por qué me quieren a mí? Soy una humana común, tampoco acabare con el hambre mundial. —Gire los ojos exasperada, si antes odiaba mi vida por mi mala suerte, ahora la odio por ser el centro de atención de un mundo que no conocía.

—tu sangre es la solución, si no vas te vendrán a buscar los de la masacre, que son los antiguos y que quieren experimentar con tu sangre y créeme, no querrás conocer esas pesadillas vivientes, nuestro objetivo es eliminarlos hasta extinguirlos, pero hay cosas que no son claras para nosotros. —Respondió Patrick con voz neutra mirándome de arriba hacia abajo y viceversa, cosa que empezaba a hacerme sentir incomoda, fue entonces en que mi estresado cerebro capto todo ¿Cómo diablos es que Erick nunca me dijo nada.

— Christina no irá a ningún lado. —Respondió con un tono de voz molesto provocando que me quedara estupefacta con su acción y me cuestionara el porqué de su actitud, se suponía que ellos me cuidarían, no me harían daño.

—Pues si no va, que se atenga a las consecuencias. —Contraataco Amstel con un ceño fruncido en desagrado, si claro, como era la humana pues que le corten el cuello o al menos eso pensaba que tenia Erick por la cabeza al ver su actitud negada a llevarme con el concejo vampiro.

—¿Por qué nunca me dijiste nada? Y ¿Por qué no quieres que me lleven? —Interrogue de manera firme cruzando los brazos sobre mi pecho, estaba indignada.

—porque no se me dio la gana, no irás al consejo y punto. —Cerro con voz demandante mientras nos encontrábamos frente a frente en una batalla de miradas en la cual el objetivo era ver quien la desviaba primero, provocando que sintiera mis labios secos y como acción involuntaria los lamí y mi contrincante de miradas al instante desvió la mirada a mis labios como si estuviese completamente hipnotizado por ellos y sonreí, Christina 1, Erick 0.

Volviendo al tema, consideraba que por la reacción de Erick, algo había ocurrido en el consejo y conociéndolo, sabía que tardaría incluso siglos en contarme, por lo que tenia que hacer que me llevara cueste lo que me cueste, si quería conocer la magnitud del asunto tenia que involucrarme en la vida de Erick, es decir, conocer por mis propios medios su vida.

—Tu no decides por mí, además ¿Por qué no quieres que vaya? —Cuestione analizando su rostro.

—porque no, díganle al consejo que no iremos. —Les informo en una orden ignorándome por completo, cosa que provoco que me hirviese la sangre, debía ser una broma.

—como ordene. —Acepto Ludenberg para luego dar una leve reverencia y marcharse junto a Patrick el cual en un principio no dejaba de mirarme. Acto seguido y sin pasar mucho tiempo Erick cargo como princesa como si pesara lo mismo que una pluma y me bajo de nuevo en la calle donde nos encontrábamos.

—si iremos. —Retome el tema con voz firme caminando hacia dentro de la cafetería.

—no irás. —Contradijo con el mismo tono de voz que yo mientras caminaba esta vez adelantando el paso para poner fin a la conversación, cosa que no permití y adelante el paso colocándome frente a el intentando parecer más alta que él sin lograrlo, pues aquel idiota era una jirafa en persona.

—si me llevaras y punto, no esperare aquí cruzada de brazos esperando que el primer monstruo decida atacar y matarme. —Argumente casi desesperada por convencerlo, sino funcionaba a la fuerza, tocara sacar la artillería pesada.

—No me hagas enojar Christina Truinstra Lostwood, no iras y es lo último que dire. —Manifestó intentando esquivarme, pero lo detuve. Sino es a punta de ordenes y cara dura, será por la artillería pesada. Sabia el poder que me conllevaba ser una mujer y jamás dudaría en usarlo para obtener lo que quería. Sonreí mirándolo fijamente.

—¿seguro? —Cuestione acercándome a el lentamente.

—¿ahora qué? ¿tienes doble personalidad? —Cuestiono con voz molesta y acerqué mi rostro a el cruzando mis brazos detrás de su nuca mirándolo fijamente a los ojos y regalándole una sonrisa coqueta, cosa que provocó que relajara su expresión, pero que a su vez logrando tensar sus músculos. —ya te dije que no vas a ir, no quiero saber nada del consejo. —Advirtió con voz calmada.

—Si cedes me tendrás por una semana haciendo lo que desees. —Propuse en un susurro acercando mis labios a su cuello oliendo su colonia y mentiría si dijera que solo lo hacia para que me llevara a dicho concejo porque en realidad deseaba estar tan cerca de el como fuera posible.

—Christina... —Quiso interrumpir mis acciones para luego tragar en seco, podía oler el nerviosismo de sus raíces incluso si estaba a varios metros de él, si había algo que ser vampiro no podía ocultar era su deseo carnal, después de todo, su origen era de los humanos.

—Piénsalo Erick, esa semana podría convertirse en un mes. —Continue separándome de su cuello y trasladándome a apenas milímetros de sus labios, esos labios rosados apetecibles.

—P-puede ser peligroso pa-para ti, Christina si te amas… aléjate de mí. —Advirtió cerrando sus ojos, aquellos que habían adquirido un ligero tono rojo pasión ¿debía preocuparme el hecho de que reconocía los colores de sus ojos? Supongo que era un don. Me concentre en sus labios sintiéndome cada vez más hipnotizada, Fue entonces aquel momento en el que agarre su nuca y lo bese, este por su parte correspondió al instante con una incesante intensidad. Aquel era un beso volcánico y vehemente que provocaba que mi corazón diera un vuelco, haciéndome sentir las llamadas mariposas en el estómago.

Nuestros labios se movían al compás, como si estuviesen destinados a besarse desatando en mi interior una calidez que me embriagaba por completo, aquello se sentía como si tuviese en mis labios a los mismos dioses. Erick por otro lado con uno de sus antebrazos me acercó aun mas hacia el colocando su otra mano en mi nuca profundizando el beso. No había pasado mucho tiempo cuando me vi obligada a separarme de aquellos exquisitos labios en busca de oxígeno.

—Joder. —Exprese respirando de manera agitada, acto seguido Erick me besó de nuevo esta vez bajando por mi cuello con notable deseo, podía sentir el como este besaba y chupaba mi cuello provocando jadeos de mi parte, tanto que juraba a que tendría el cuello lleno de moretones. Podía escuchar el cómo en ocasiones paraba por milisegundos susurrando un sinnúmero de cumplidos sucios. En ese momento noté el cómo Erick abría la boca y lo aparté de inmediato percatándome de que estuvo a punto de morderme. —Espera, Erick debes calmarte. —Lo sujete con fuerza, mirándolo a los ojos.

—eres buena haciendo negocios. —Aquella corta frase me hizo darme cuenta de que no era exactamente el Erick que conocía el que hablaba, sino aquel que estuvo a punto de morderme la primera noche de habernos conocido, así que le di una bofetada esperando que reaccionase, cosa que impresionantemente lo había hecho. Este me miro como si estuviese hipnotizado.

—Siento el que casi te haya mordido y Besas exquisito. —Me robo un pequeño beso. —Te llevaré al concejo, ah ya llegamos. —Recordó agarrando mi mano y dirigiéndose hacia el café, no entendía exactamente lo que había sucedido, pero lo único que sabia era que lo había disfrutado y que era lo que más valía en aquel momento.

—¿te quedaras? —Cuestione abriendo la puerta mientras lo miraba.

—Claro, debo ser tu sombra y tengo que cuidarte. —Respondió sonriendo en mi dirección, bueno, al menos no estaba enojado.

—El contrato de niñero no decía eso. —Fruncí el ceño en su dirección.

—No soy tu niñero querida, soy tu guardaespaldas vampiro personal de emergencia. —Gire los ojos con una sonrisa.

—Que idiota, si eres mi niñero. —Soltó una carcajada y se dispuso a mirar hacia el interior de la cafetería detallando las decoraciones y quedando estático al instante.

Tenía una hermosa decoración antigua con colores que variaban entre marrones y colores crema, luces ambientadas color naranja y mesas de madera, un pequeño bar y cuadros de la ciudad en tiempos más antiguos. Visualmente se sentía cómodo, sin mencionar que la comida era deliciosa, sin comentarios del como lo sabía, solo podía decir que de cierta forma aquella cafetería me recordaba algo familiar y por eso se había convertido en además del garaje y mi casa, mi tercer lugar seguro.