Chereads / By Red Moonlight. / Chapter 9 - Capítulo 9: Aleja en este momento tus sucias manos de ella.

Chapter 9 - Capítulo 9: Aleja en este momento tus sucias manos de ella.

—bueno, niña berrinchuda, tienes que descansar. —Dije interrumpiendo aquellas ganas que tenia de besarla, me pare y rápidamente fui a la cocina, prepare rápidamente un té y volví.

—¿a dónde fuiste? —Cuestionó con el ceño levemente fruncido y sonreí, esta al ver mi sonrisa me la devolvió.

—Fui a prepararte un poco de té con leche. —Ensanchó su sonrisa.

—Demonios Erick, a veces me da miedo el cómo sabes las cosas… él té con leche es mi favorito y encima te tengo envidia, —Confesó lo último haciendo un puchero y reí porque ¿Quién iba a pensar que detrás de aquella chica ruda había una adorable niña? Y sobre todo me agradaba el hecho de que era afortunado de que ella me mostrase aquella parte de ella.

—pensé que estabas mal. —Comente divertido mientras le daba la taza de té con leche.

—¿me quieres ver mal? —Cuestionó amenazante mientras me daba una mala mirada.

—mmm, mejor no ¿sabías que tengo 220 años? —Cuestione casual mientras miraba como se tomaba su te.

—¿no? O ¿sí? No se. —solté una carcajada al ver como debatía consigo misma acerca del hecho de saber mi edad.

—Estas loca nena. —afirmé coqueto acercándome levemente a ella, mientras que por su parte ella se terminó el té con leche y coloco la taza en una pequeña mesita al lado de su cama.

—Oh gracias, Erick, me halagas. —Giró los ojos en sarcasmo.

—¿sabes? Eres una chica increíble Christina, me alegro de estar aquí como tu niñero. —Confese viéndola a los ojos, correspondió a mi mirada y vi como un leve sonrojo invadió sus mejillas.

—También me alegro de que seas mi niñero Erick. —Admitió, hasta aquel punto no sabía en qué momento nuestros rostros se habían acercado tanto el uno al otro, pero a diferencia de hacía unos momentos, esa vez no tendría autocontrol para poder separarnos.

Al mirar sus labios y sus ojos de vez en cuando, me sentí completamente hechizado. Poco a poco sentía como sus labios fueron rozando los míos, entonces la bese, era un beso dulce, lento y suave, pero que a su vez se sentía miles de emociones en él y más aún cuando el ritmo empezó a aumentar junto con la temperatura y el deseo, un deseo desenfrenado como si ambos tuviésemos ganas de romper tensión desde que nos conocimos. Nuestras lenguas danzaban de manera coordinada y a su vez se encontraban en una batalla por quien lograba dominar, en seguida la habitación se llenó del sonido de nuestros besos, mientras que por otro lado estábamos en un punto en el que ya ninguna distancia nos separaba, pues mi cuerpo se encontraba encima del suyo y nuestros labios se besaban como si tuviesen vida propia y como si además hubiesen estado creados para estar juntos.

Entonces sucedió, sucedió que el beso se acelero por sobremanera, ya no existía dulzura en aquel beso, más bien pasión y deseo, y mi mente solo había descontrol y sabía que lo había perdido en el momento en el que solo deseaba morderla y sentir su sangre en mis colmillos, en los que quería saciar aquella sed que tenía desde que sentí su olor por primera vez, en el momento en que me acerqué a su cuello y estuve a unos milímetros de inyectar mi veneno.

🌿🍁💗Christina💗🍁🌿

Luego de despertar empecé a charlar y a bromear con Erick como lo hacíamos con tranquilidad, pero todo eso ocurrió hasta que nos besamos y al separarme pude observar el cómo de la nada sus hermosos ojos azules se convirtieron de la nada en rojo bermellón, tan brillantes como la luna llena y de manera inevitable sentí un escalofrío recorrer mi espalda al recordar la última vez que había visto aquellos rojos y brillantes ojos, fue entonces cuando bruscamente se alejó de mí, aferrándose a la pared cercana.

—¿Erick? ¿q -qué pasa? —Le interrogué temiendo a su reacción, porque era así, cuando Erick estaba de manera posesiva o en su forma vampira mi ruda yo se volvía totalmente una sumisa.

—Christina ... ¡aléjate!¡corre lejos de aquí! —Me grito intentando controlarse y de manera inmediata entendí que era exactamente lo que ocurrió el otro día cuando descubrí que era un vampiro.

—pero... —Intente explicarle o dar alguna excusa.

—¡que te alejes!¡ya! —Grito esta vez con más autoridad, asentí e inmediatamente corrí lejos de él.

En ese momento tenía tanto miedo, que había saltado de la cama y corrí a toda la velocidad que alcanzaban mis pulmones y pies, al llegar a las escaleras sentí una fuerte punzada en mi pie que al pisar el primer escalón de bajada, de manera inevitable caí por las escaleras.

Intente no tomarle importancia a la caída y me pare rápidamente provocando un leve mareo cosa que aun así no le tome importancia y seguí corriendo como si mi vida dependiera de ello, porque realmente lo hacía y así lo hice hasta el punto de salir de la casa.

Al no sentirme segura estando en medio de la calle me adentré en un oscuro callejón, pero antes de que me diese cuenta supe que había sido la peor idea que había tenido en toda mi vida, pues dentro de aquel callejón se encontraban 4 chicos que por el humo supe de manera inmediata que estaban fumando drogas, pero no me pude sentir más asqueada al ver como al percatarse estos de mi presencia, se quedaron mirándome fija y descaradamente o más bien no precisamente a mí, sino a mi cuerpo. Fruncí levemente mi ceño y pude darme cuenta entonces de que quería matar a Erick aunque fuese imposible.

Prácticamente me encontraba como carne fresca frente aquellos tipos que me daban miradas como si fuesen depredadores. Mi "pijama" trataba nada más y nada menos que de unos short y una blusa corta. pensé que había quemado esa pijama hace años. Entonces no paso mucho tiempo cuando uno de ellos se dignó a hablar.

—¿qué hace una zorra tan guapa por acá? —Me cuestionó y como supuse desde un principio, daban asco.

—¿qué te parece si jugamos un rato? —Cuestionó otro por su parte mirándome de arriba hacia abajo relamiendo sus labios y tuve una arcada, mientras que por otro lado uno de ellos se encontraba en las sombras por lo que no pude distinguir bien su rostro.

—Si me disculpan, hablamos en un tantito. —Dije acercándome a una pared para vomitar, porque no era broma cuando decía que aquellos tipos me daban nauseas, al terminar los miré. —¿en qué nos quedamos?

—En que jugaremos un rato contigo gatita. —Gire los ojos y saque una navaja de mi bolsillo.

—Y vaya que son idiotas ¿Quién se acerca primero a tocarme? —Cuestione jugando con la navaja.

Verán tenía una navaja en cada vestuario de mi guardarropas, no eran simples navajas, cada una de ellas me las habían regalados personas influyentes y con poder como motociclistas, mafiosos y políticos, mis amigos llegaron a regalarme algunas, pero esas las conservaba en una colección. Mientras que las demás las coloque en mi ropa para cuando las necesitase.

—se acercan y los mato. — Advertí amenazante jugando con la navaja, fue entonces cuando uno quiso acercarse y al instante me puse en modo de defensa logrando que se arrepintiera y retrocediera.

—Estas loca puta. —Declaro otro de ellos boquiabierto como si todavía no asimilaba el hecho de que si se me acercaba podría dejarlo sin brazos, sin cabeza o sin alma.

—No me digan. —Giré los ojos. —Bueno, no fue un placer, me largo de aquí. —Me despedí y fue entonces en el que al girarme en mi lugar para irme, pero en frente de mi yacía un tipo alto con un bate de baseball. No podía negarlo, me habia tomado de sorpresa y realmente daba miedo, pero justo en el momento en el que se apresuró a darme con el bate de baseball lo esquive dándole luego una puñalada en el pecho. Me gire hacia los otros. —¿es todo lo que tienen?

—niña yo que tú miraría hacia atrás. —Expuso el ultimo de ellos, el que no había dicho palabra alguna y que había hecho caso omiso a mi situación y más aún el que se encontraba en las sombras. Sus palabras hicieron que de manera inmediata mirara hacia atrás de mi y lo vi, al instante sentí un fuerte golpe en la cabeza por parte del que inicio todo, provocando así que perdiera el equilibrio. A decir verdad, me pego como mujer

—¿acaso creen que con golpearme con un bate me harán perder la razón? —Cuestione, bueno si dolió, pero no fue lo suficiente como para que perdiera la razón, por alguna razón mi sistema óseo era mas resistente de lo normal.

—¡idiota tenías que pegarle más fuerte! —Le grito uno de ellos al que parecía ser el líder, fue entonces que uno de ellos se abalanzó sobre mi haciéndome recordar lo estúpida que fui al dejar la navaja clavada en el pecho del grandulón.

—malditos. —Entonces le di un puñetazo en el vientre, pero esta vez no fue solo uno que se me abalanzó, esta vez fueron tres. Intentaba dar golpes en lugares sensibles y nada funcionaba, haciéndome creer cada vez más que no tendría escapatoria, porque después de un rato peleando me canse y uno de ellos aprovecho para sujetarme de brazos y otro de las piernas, dejándome así inmovilizada.

Acto seguido empecé a gritar como maniática por ayuda, cosa que no funciono en absoluto provocando el enojo del líder y me lanzara hacia la pared con fuerza, dando origen a un gemido de dolor por mi parte. Sin darme tregua a que ejerciera movimiento el líder me tapo la boca.

—A ver maldita zorra, si sigues gritando no tendremos tanta paciencia como la que hemos tenido hasta ahora y no querrás saber de lo que somos capaz de hacer ¿verdad? —Sonrió asintiendo, de manera inconsciente asentí a la misma vez que el y me fue soltando poco a poco, pero como siempre, sino la cagaba en la entrada, por ley lo tenía que hacer en la salida y grité.

—¡ayúdenme! —Por consiguiente el líder de ellos golpeo fuertemente mi cara, tan fuerte que hizo que un leve mareo me invadiera. Diablos que estúpida fui, en aquel momento estaba completamente segura de que a la mañana siguiente me pasaría factura.

—te dije que te calles perra, a la próxima no será un puñetazo. —Me amenazo jalando mi cabello.

—creo es mala idea todo esto. —Opino uno de los que estaban en silencio con la esperanza de salvarme el trasero.

—¡tu cállate imbécil! —Le grito otro de los que intentaban tocarme, pero como antes muerta que fácil me movía como gusano en sal.

Ni siquiera sabía como había llegado a aquella situación en la que estaba a punto de ser violada por un par de drogadicto ¿Por qué demonios todas las cosas malas tenían que pasarme a mí? de la nada sentí el como uno de ellos arrancó mi blusa y empezó a besar mi pecho provocando en mí el que mi estómago y cabeza diesen vueltas del asco.

—¿dónde demonios estás Erick? Té necesito. — susurro mi subconsciente sintiendo el cómo lagrimas brotaban de mis ojos y recorrían mi mejilla, otro de ellos intento bajar mis shorts, pero antes de que sucediera no sabía si era una ilusión o era la vida real, pero en la entrada del callejón se encontraba Erick, entonces deje de luchar para que no me tocaran.

—¿Qué sucede? ¿Te mordió la lengua el gato? —Cuestionó uno de ellos.

—Aleja en este puto momento tus sucias manos de su cuerpo imbécil.

Al mirarlo bien daba escalofríos, tenía su cabello despeinado y mojado de sudor, sus ojos de un tono rojo pasión y en sus labios, gotas de sangre y si no lo conociera bien, diría que estaba enojado no conmigo sino con ellos por hacerme daño.