—por cierto ¿dónde queda tu trabajo? —Cuestionó con curiosidad mientras miraba hacia todos lados en busca de una respuesta, entonces me di cuenta de que se me había olvidado contar las cuadras, pues quedaban a 10 cuadras del residencial en general.
—a cuatro cuadras más o creo que 6 o no sé si son 7...—pensaba en voz alta mientras miraba a mi alrededor en busca de una pista, cosa que no encontré ya que prácticamente casi todas las casas eran iguales.
—Eres una despistada, la razón por la que no has perdido la cabeza es porque la tienes pegada al cuerpo. —Bromeo Erick y gire la cabeza hacia el para acto seguido formar una O gigantesca con la boca en señal de ofensa dramátical, cosa que no tardo mucho tiempo ya que al instante recupere la compostura.
—Al menos no soy una dependiente de la sangre que se aloca con el olor de la persona que tiene que cuidar. —Contrataque con una sonrisa victoriosa en el rostro. Christina 1, Erick cero.
—Al menos soy más poderoso que cualquier cosa que pise la tierra y puedo resistir cualquier cosa. —Contrataco obteniendo esta vez la sonrisa triunfal.
—Podrás resistir cualquier cosa, menos el olor de mi sangre. —Me miro mal.
—Idiota. —Me llamo con una sonrisa maliciosa en el rostro.
—Blandengue. —Lo llame yo esta vez.
—No lo soy y lo sabes, sin embargo tienes algo que me llama la atención. —Me miro con coquetería y le devolví la mirada.
—¿Ah sí? ¿Qué es? —Cuestione yo esta vez con un tono de voz coqueto mientras que a su vez lo mire con salvajismo.
—Tu psicopatía nena. —Soltó una carcajada al ver mi expresión, así que le di un puñetazo en el hombro, cosa que a lo contrario de lo que esperaba provoco que riera como foca albina psicótica cosa que incito a mi mirada asesina.
—Eres un imbécil Erick. —Lo insulte aun mirándolo mal para que a continuación todo quedara en un gran silencio.
—oye... —Me llamo con voz pacifica, así que me prepare para un interrogatorio.
—¿por qué terminaron? —Cuestiono mirándome de reojo. — o ¿por qué muchas personas dicen que has aguantado muchas cosas?
—Porque desde que estaba pequeña he soportado muchas cosas. —Respondí simple, este me dio una mirada que me incitaba a contar todo así que suspiré. —Bueno, todo empezó cuando estaba muy pequeña, en eso de los 4 años mi madre de sangre murió, por el tiempo que estuvimos juntas podría decir que era la mejor ... justo en el momento que murió no paso mucho tiempo cuando papa nos dejó a Christian y a mí en la puerta de Helen, recuerdo que ellas nos dio todo y nos acogió en su casa como si fuésemos sus hijos, pero…
—pero no era tu verdadera madre. —Agrego Erick por mi mirándome atentamente.
—exacto ...a medida que crecía la odiaba cada vez más, no era odio, más bien era enojo, me enojaba que todo lo resolviera con una sonrisa como si no le importara nada, también me irritaba que nunca se enojara y que siempre anduviera con cursilerías. Pronto poco a poco me fui acostumbrando a su manera de ser, después de todo no era su culpa que mama muriera ni tampoco que papa nos abandonara, ya en el kinder vestía ropa de mi hermano ya que no me gustaban los vestidos y la ropa de chico era mucho más cómoda. Eso generó en los otros niños cierto repudio hacia a mi persona, entonces ahí comenzó el acoso escolar, por eso siempre estaba sola y evitaba la mirada de todos hacia mi rostro tapándolo con mis manos o útiles escolares. —Contaba mientras caminaba, empezaba a creer que realmente habia pasado la cafetería, así que mire a Erick.
—debió ser horrible. —Me dio una mirada comprensiva, entonces me di cuenta de que por primera vez alguien que no eran ni Helen, mi hermano o Mauro, no me miraba con lastima.
—Lo era, es realmente increíble el cómo unos niños de esa edad pueden ser tan dañinos como un adulto y todo por mi forma de vestir o por el simple hecho de ser adoptada, entonces cuando pase a segundo grado un solo niño se acercó a mí y ese fue...
—Mauro. —termino por mí.
—sí, ese gesto generó que se convirtiera en el crush de mi infancia, solo duró 2 meses, en cuarto grado seguí vistiendo como chico porque un día me perdí en una calle oscura entonces vi a algunas mujeres con algunos hombres haciendo un sin fin de cosas y eso hizo que me avergonzara de ser chica... mi situación se volvió aún peor por culpa de mauro siempre me hablaba bonito pero cuando los chicos se acercaban me golpeaba.
—maldito. —susurro para él.
—por suerte, deje de hablarle hasta la secundaria siempre sufrí bullying así que no me preocupe mucho por eso.
—¿tu hermano y tu madre alguna vez se enteraron? —Cuestiono con curiosidad frunciendo el ceño.
—no, lo controlaba muy bien, además no quería dar mas problemas de los que daba. —Respondí seria.
—Aun así Christina, sigue siendo acoso, vea por donde lo veas. —Me reprendió.
—no lo entenderías, luego del bullying vino lo peor, en eso de los 16 mauro se me confeso...y todo fue una mentira, después de 4 estúpidos meses me arrebato mi virginidad y al día siguiente toda la escuela lo sabía, justo cuando encontré a Mauro para pedirle explicación se encontraba en los pasillos contando dinero y en medio de este con todos viéndonos me confesó que solo era una apuesta.
>>Lo peor de todo es que una vez más habia caído en sus mentiras y que lo había dicho en frente de todo el maldito instituto, entonces llegue al límite y me salí del instituto no solo por eso sino porque todos en ese maldito infierno me insultaban y hablaban de mí a mis espaldas, llamándome "la apuesta" "el juguete" , así que corte contacto con todos, rompí mi teléfono, cancele mi número y convencí a mi hermano de hacer lo mismo cuando se enteró de lo que hizo mauro. me encerré en mi habitación por varios meses y solo salía para ir a tomar, fumar, correr y ocasionar problemas. Fui a la cárcel por vandalismo, fue entonces que conocí a mis amigos y ayudaron a mi madre y hermano a sacarme de todas esas cosas.
—no sé qué decir… —Me miro como una desconocida, así que le dedique una pequeña sonrisa. Realmente lo entendía, hasta yo si fuera él no me reconocería a mi misma luego de contar mi historia. Jamás estuve orgullosa de cometer todos esos actos que solo me ponían en peligro a mi y a las personas que amaba. Recordaba las noches en las que llegaba tarde a casa y mi madre y hermano solo me daban una cara de decepción.
>>Recordaba además las discusiones de Christian y Helen por mi culpa, el intentaba defenderme sin argumentos y Helen ya habia intentado de todo. Fue un milagro el hecho de que saliera de esa vida tan oscura.
>>Marco fue una de las razones por las cuales Sali de eso, me llevaba a lugares para que viera como terminaban las personas con mi actitud, me explicaba que si seguía así no solo me iba a perder a mi misma, sino también a mi familia y poco a poco fui cediendo mientras el me ayudaba, me decía que hacer hasta que por fin pude hacerlo. Aun quedaban cicatrices de todo, pero ya todo habia cambiado, habia conservado eso de beber, pero ya no me intoxicaba, lo hacia conscientemente.
—no digas nada, a veces la mejor manera de apoyar a alguien es en silencio. —le di una última sonrisa y todo quedo en un profundo silencio, no era un silencio incomodo, de hecho disfrutábamos de la caminata. Vi la primera señal de que estábamos llegando, pero justo cuando casi lo hacíamos me quedé helada con lo siguiente.