Al salir del elevadora, Be me hace mil señas para que me acerqué.
-¿Qué pasa? -le pregunto con una sonrisa.
-Tengo miles de teorías con quien dormiste. -se queda pensativa. -¡Pero no lo sé!
Ruedo los ojos. Cuando entre, todos estaban dormidos en la casa. Cuando se despertaron me bombardearon de preguntas que si con quien me había quedado, incluso Marina se quedo a dormir esa noche.
Cuando Carlos recordó lo del coche hizo que todas salieran a verlo. Todas estaban boquiabiertas preguntándome de donde lo conseguí o quien me lo regalo, gracias a Dios Carlos no dijo nada y las deje con la incógnita.
-Kay. ¿Te acuestas con el jefe? -me mira sin poder creerlo.
Hago una mueca y empieza a chillar emocionada llamando la atención de varios. Le tapo la boca.
-Calla.
-¡Oh por Dios! -se empieza a mover emocionada. -Te cojes al jefe que esta más bueno que...
-Buenos días. -nos interrumpe esa fuerte voz.
Sonrío por lo bajo al ver que Be esta completamente pálida.
-Bue...buenos días, je...jefe.
Sonrío abiertamente y pasa por mi lado dejando su aroma.
-Larson, a mi oficina. -asiento y camino detrás de él.
Volteo para ver a Be que esta asombrada haciendo señas obscenas.
Entro detrás de Igor y me acorrala cerrando la puerta.
-No me dijo buenos días, señorita.
Sonrío coqueta y me lanzo a sus labios. Paso mis manos por su cuello acercándolo más a mi, nuestras lenguas danzan y esta por meter sus manos debajo de mi falda pero lo separo.
-Buenos días, señor Gólubev. -sus ojos se oscurecen y se vuelve a lanzar contra mi. -Igor..
-¿Qué? -baja sus besos por mi cuello.
-Estamos trabajando. -cierro los ojos ante el huracán que se forma en el estomago. -No podemos aquí.
-El jefe soy yo, claro que podemos. -me sube al escritorio haciéndome reír.
Quita mi blusa y baja mi sostén prendiéndose de mis pechos. Su lengua juguetea con mis areolas poniéndome a jadear.
-Buenos días. -escuchamos un canturreo.
Igor me jala a su pecho para que mis pechos no sean expuestos y gruñe volteando a ver a Carlos que se queda como piedra viéndonos.
-¡Lárgate! -grita haciéndome temblar.
Ignora el grito y se sienta en el sofá cruzándose de piernas y mirándonos tranquilo.
-Me gusta ver, aunque no sé si me guste mucho lo hetero. -se queda pensativo. -Pero sigan.
Apoyo mi frente en el pecho de Igor que esta insultándolo y gritándole que se vaya pero esté hace caso omiso. Tapo mis pechos con el sostén y me río ante la discusión de ambos.
-Puto entrometido de mierda.
Igor me ayuda a ponerme la blusa y me quiero bajar del escritorio pero no me deja. Baja un poco mi falda que esta hasta arriba y se separa dejándome vestida a la vista de Carlos.
-Pero que amargado, Igorcito. Yo quería ver, veo que tienen buenas tetas...
Igor le avienta una carpeta pegandole en la cabeza. Carlos se ríe a carcajadas.
-Celoso.
-Vete.
Me bajo del escritorio arreglándome y Carlos me da una sonrisa coqueta. Igor se sentó en su silla y me jala quedando sentada en su regazo.
-Uy, pero que romanticon.
-Pues ya que nos espantaste el sexo matutino...
-¡Igor! -le doy un golpe en el pecho.
Me aprieta más y siento su enorme erección en mis glúteos.
-Que asco. -Carlos hace una mueca. -¿Qué vamos a comer hoy?
-Tu no vas a comer con nosotros.
Carlos se pone serio en cuestión de segundo y baja la mirada.
-Kay. ¿No puedo comer con ustedes? -me mira con puchero.
Ruedo los ojos con una sonrisa al saber que tan chantajista que es.
-Esos ojos.
Siento a Igor morder mi hombro y me sobresalto. Lo miro fulminante y volteo a ver a Carlos.
-Claro que puedes comer con nosotros. -Igor gruñe enojado.
-Váyanse los dos de aquí.
Me levanto pero me vuelve a sentar en su erección.
-Mejor tu no.
Lo ignoro y me vuelvo a parar.
-Nos vemos en la tarde.
Me voy a trabajar con una sonrisa en mi rostro. Se llega la tarde y Carlos llega por nosotros, Igor trae su cara de culo diciendo que la presencia de Carlos lo irrita.
-¿Qué quieres comer, mi reina? -me pregunta mientras caminamos hacia su coche.
-Tacos.
Ambos me ven con una mueca.
-¿Tacos?
-Yo no quiero comer esa mierda.
Abro mi boca ofendida.
-¿Qué?
-Bueno, es que nunca los hemos probado...
Siento que no proceso la información. ¿Nunca han probado los tacos?
-Carlos, tienes un restaurante y no haz probado los tacos. -los miro de arriba abajo a las dos. -Son raros.
Camino como diva dejándolos atrás y escucho la risa de Carlos mientras siento una mano azotar a mi culo. Volteo y me sorprende ver que fue Carlos.
-No la toques. -lo regaña con los dientes apretados.
-¿Por qué no? -se le burla en la cara. -A mi no se me antoja ese rico culo que se carga.
Siento mis mejillas arder. Igor sigue como tempano de hielo.
-Pero a mi si. -pasa su mano por mi cintura y caminamos hasta el coche.
-Entonces vayamos por tacos. -se ríe estruendosamente desde atrás.
(...)
Al llegar a mi puesto favorito Igor hace una mueca, es una simple carretilla a la orilla de la calle.
-Ni de loco pruebo algo de aquí.
-Yo si. -Carlos sonríe y empieza a ver que pedir.
-Deme tres tacos de carne asada. -le pido a la señora que muy amable nos toma la orden.
-Ey no, yo quería...
-No haz probado los tacos, tienes que probar los originales.
-Yo no pruebo esta mierda. -siento varias miradas y sé que se han ofendido.
-Igor, mínimo respeta a estas personas trabajadoras. -lo jalo del traje y me ignora.
-Iugh. -sigue soltando con muecas de asco.
-Pareces un niño chiquito.
Se encoje de hombros y Carlos mira todo con una sonrisa. La orden nos llega pero con la diferencia que ahora la señora nos mira mal.
Carlos es él primero en dar una mordida y suelta un gemido de satisfacción.
-¡Dios! -mira a la señora. -¡Es una Diosa en hacer tacos!
La cara de la señora cambia y le sonríe dándole gracias. Sonrío mientras yo también muerdo mi taco y Carlos pide más. Veo a Igor serio sin siquiera mirar el taco.
-Anda, mínimo pruebalo.
-No.
Suelto un suspiro y me acerco hasta él con mi taco.
-Pruebalo. -me pongo frente a él ofreciendoselo.
-No.
Me acerco mucho a él y tengo que levantar la mirada para verlo.
-Solo una mordida. -rueda los ojos pasando sus manos por mi cintura.
-No.
Muerdo mi taco y empiezo hacer caras de satisfacción, casi como cuando cojo con él.
-Kayla, para.
-Mmmh. -me saboreo rodando los ojos.
-Dame el jodido taco.
Sonrío orgullosa y acerco mi taco a su boca. Le da una pequeña mordida. Lo empieza a saborear y hace una mueca.
-Iugh.
Me separo de él resoplando y dándole la espalda. Es un caso perdido.
-¡Kay, llevo cinco! -me grita Carlos que esta platicando con la señora.
Me río y volteo discretamente con Igor que le esta dando una mordida rápida al taco.
-¿No te gustó? -pregunto con una sonrisa.
-No.
Me río y empiezo a comer los tacos. Igor es muy orgulloso, tan orgulloso que no mordía el taco cuando lo miraba, se lo termino comiendo, pero cuando no lo miraba.
Íbamos en el coche de regreso cuando veo que Carlos jadea y baja el vidrio.
-¡Ey, tú, chico tatuado métemelo con todo y bolas!
-¡Carlos! -Igor lo sienta enojado y yo me río a carcajadas.
-Carlos, eso es acoso. -paro mi risa de golpe.
-¡Y a mi amiga también! -me jala sacándome la cabeza y veo que el chico al verme me sonríe mientras nos vamos alejando.
Escucho un fuerte gruñido, Igor me jala y quedo sentada en sus piernas y me aprieta hacia él con fuerza.
-Él único que se la mete con todo y bolas soy yo, cabrón.
-¡Eso! -celebra Carlos mientras yo siento mi rostro rojo de vergüenza. -¡Celoso!
-Ultima vez que metes a Kayla en tus pendejadas. -lo mira fulminante y esté asiente contento.
-Si, patrón.
Al llegar Igor entró con un genio del culo, llego la hora de irme y sigo trabajando en el restaurante. Carlos y yo nos alistamos en mi casa para esa junta. Me encanta como mis hermanas hablan tan bien con Carlos y sé que poco a poco vamos teniéndole mucha confianza.
Igor llega por nosotros sin decir una palabra, solo se queja y bufa cuando ve que Carlos también viene con nosotros. Entramos a una casa enorme y preciosa.
-No te separes de mi. -susurra pasando su mano por mi cintura.
Asiento y pasamos horas solo platicando con empresarios de temas aburridos, yo solo hablaba muy poco con las acompañantes de cada hombre. No sé donde esta Carlos. Siento que mi vejiga esta a nada de explotar.
-Igor, ocupo ir al baño. -susurro para que el hombre de enfrente no escuche.
-Bien, si tardas te iré a buscar.
Confundida asiento y casi corro al baño. Al salir choco con alguien que me detiene con un brazo en mi cintura.
-Lo siento tanto, señorita. -me mira con preocupación, podría decir que hasta asustado. -He arruinado su ves...
-Roger. -lo llamo.
Frunce el ceño y me mira detalladamente. Sus ojos me ven sin poderlo creer y me lanzo a sus brazos.
-¡Kayla, estás bien!
Sonrío y lo abrazo más.
-Roger, siento haberte dejado plantado, si supieras que nada...
Deja las copas que traía en mano en una mesa y me sonríe.
-Eso no importa. Estaba tan preocupado por ti. No volviste y pensé que él te había hecho algo. -sus ojos brillan. -Te estuve buscando mucho tiempo.
Asiento y bajo la cabeza con vergüenza.
-¿Y tu que haces aquí? -cambio de tema. -¿Trabajas aquí?
Asiente haciendo una mueca.
-Desde que Gilbert desapareció he batallado mucho en conseguir trabajo. -baja la mirada.
Trago saliva al escuchar su nombre.
Roger y yo siempre hemos tenido los mismos recursos a diferencia que él nunca ha estudiado. Recuerdo cuando le enseñe a escribir las ordenes y a leer, que con mucho trabajo pudo aprender.
Gilbert le dio el trabajo ya que su madre también tenía algo con él.
-¿Cómo te esta yendo aquí? -pregunto con pesar.
Niega.
-A la gente rica les gusta humillar. -resoplo y me lanzo a sus brazos al ver sus ojos cristalizarse.
-Roger. -la voz se me quiebra.
Sé perfectamente por lo que esta pasando, sé que difícil es conseguir dinero, conseguir comida y sé que él no tiene tantos hermanos pero tiene a una madre y una pequeña hermanita. Lo más doloroso y desesperante es ver como piden comida.
-Mi madre murió y mi hermanita tiene un tumor.
Me separo de él sin poder creerlo. Las lágrimas bajan por su rostro.
-Roger...
-No sé que hacer, estoy desesperado y...
Siento una mano apartarme fuertemente de él.
-¿Divirtiéndose? -escupe frío.
Roger se pone a temblar y baja la mirada negando.
-No, señor yo...
-¡Cállate y vete!
Me aparto de su agarre.
-No tienes porqué gritarle. -lo encaro poniéndolo a enojar más.
-Kay, no te...
-¡Se llama Kayla! -gruñe.
Frunzo el ceño desconociendolo.
-Es mi amigo y me puede llamar como él quiera.
Su mandíbula y puños se aprietan, juraría que esta a nada de quebrarse los huesos.
-Bien, lárgate con tu amigo.
Niego y agarro de la mano a Roger para salir de este lugar.
-Bien.
Salimos y caminando a no sé donde solo sé que Roger esta demasiado tenso.
-Kayla, no te quiero meter en problemas, yo ocupo esté trabajo y...
-Vamos con tu hermanita.
-¿Qué? -le sonrío y agarro sus hombros.
-Ya no estés tenso y vamos con tu hermana.
En el camino empieza a contarme todo lo que ha pasado. Desde que a ellos también los corrieron de su casa pero con la diferencia que el mismo día que su madre falleció. Sigue contándome como se entero de su hermana hasta llegar a su casa.
Es un cuarto pequeñito de madera. Mi corazón se encoje al entrar y ver a la pequeñita en ese estado.
-Roger. -la pequeña sonríe y con dificultad se levanta abrazarlo.
-Hola, mi princesa.
-¿Por qué estás tan temprano aquí? -la pequeña frunce el ceño y después nota mi presencia. -¡Tenemos visita! -empieza a sacudir su ropa y empieza a peinarse el cabello con sus dedos.
Sonrío con ternura y me agacho para estar a su altura.
-Pero que preciosa estás. -acaricio su cabello. -¿Cómo te llamas?
-Sophie. -sonríe débilmente. -¿Y tú?
Su rostro esta tan pálido y se ve tan frágil que se me forma un nudo en la garganta.
-Que lindo nombre. Me llamo Kayla.
Nos sonreímos y escucho a Roger como sorbe su nariz.
-Eres como una princesa, Kayla. -acaricia mi rostro lentamente.
-¿Yo? ¿Es qué no te ha visto? Eres muy preciosa, Sophie.
Se ríe con inocencia pero no dura mucho ya que empieza a toser con fuerza.
-Vamos a un hospital. -me alarmo.
Roger corre a auxiliarla y decido llamar a una ambulancia.
-No. -me arrebata el celular. -No tengo nada de dinero para llevarla a un hospital.
-No te preocupes por eso. Yo tengo no debes...
El llanto de Sophie nos interrumpe y ahora empieza a toser sangre. Roger empieza inquietarse y llamo a la ambulancia. Cuando llegan, la pequeña Sophie esta peor. Nos subimos con Sophie y nos separan al momento de meterla a un cuarto con un doctor.
Roger esta caminando de un lado a otro completamente desesperado y con lagrimas en los ojos.
-No supe cuidarla. -se recarga en la pared resvalandose quedando sentado con la cara en sus rodillas. -No supe cuidarla...
-Tranquilo, la hayas cuidado como la hayas cuidado ese tumor iba aparecer. No te estés lamentando.
La noche pasa y nos quedamos en esperando respuestas. Llame a las chicas diciéndoles lo que paso. No conocían en persona a Roger pero yo siempre les hablaba de él.
Son las 5 de la mañana y un doctor se acerca a nosotros.
-¿Familiares de Sophie? -asentimos. -La pequeña tiene el tumor muy avanzado, no podemos hacer nada más que reducir su dolor...
Mi mente queda en blanco y solo me pongo en lugar de Roger. Si me llegara a pasar eso ya estuviera en una laguna de lagrimas. Roger solo quedo serio y se miraba cansadisimo. Tuvo que llenar unos papeles y mire la hora.
En 30 minutos tenía que estar en el trabajo.
-Tengo que ir a trabajar. -empiezo agarrar mis cosas. -¿Por qué no vas a casa a bañarte y descansar?
Niega y baja la cara.
-No, iré a buscar un trabajo, tengo que pagar lo de...
-Basta. -lo paro. -Te dije que esto lo pagaré yo. Cuando sepas algo de ella me llamas.
Asiente y salgo casi corriendo a bañarme y cambiarme de la forma más rápida que puedo. Las chicas me tenían con miles de preguntas y con el desayuno listo.
Llego unos cuantos minutos tarde y mis ojos están a nada de quererse cerrar. Lucho conmigo misma y sigo trabajando.
-¿Buena o mala noche? -su voz me despierta y lo veo recargado en el marco de la puerta.
Su rostro esta un poco más serio que de costumbre y decido ignorarlo. Estoy bastante cansada como para pelear.
-¿Tu noviecito no te deja hablar conmigo? -se burla sarcástico.
Cierro los ojos y me levanto para ir por un café y poder quitarme este sueño. Cuando estoy a nada de salir me agarra del brazo.
-Suéltame.
-¿Quién era ese cabrón?
-No tengo porqué darte explicaciones. -me suelto y trato de salir.
-Te dije que no te acercarás a ningún imbécil, así que atente a las consecuencias, Larson. -me volteo a verlo pero estrella la puerta de su oficina.
Suelto un enorme suspiro y voy por mi café. En toda la jornada ni siquiera volví a verlo. Al salir de esté trabajo voy hasta el restaurante y estoy que no puedo con el sueño.
-¿En dónde te metiste anoche? -llega Carlos con el ceño fruncido. -Igor toda la noche estuvo insoportable.
Empiezo hacer mezclan con mis compañeros. Me siento cansada y desesperada. Odio estar peleada con la gente y sé que con los orgulloso que es Igor no va hablarme en muchos días.
-Encontré a un viejo amigo.
-¡¿Qué?!
Asiento y meto la mezcla al horno para empezar hacer más mezclas.
Le doy un pequeño resumen mientras que Carlos esta sentado con toda su atención en mí y yo sigo trabajando.
-Pero, ¿La niña esta bien?
Niego y suelto un suspiro al ver como el pan se me acaba de quemar.
-A ver cálmate. -me voltea agarrando mis hombros. -Ve a descansar y...
-No puedo. -me voy al refrigerador a sacar los ingredientes para la nueva mezcla y se me ocurre una idea. -Carlos... ¿Podemos darle trabajo a Roger? Es muy bueno de mesero, ha trabajado casi los mismos años que yo y...
-Claro que si, mi reina. -me sonríe emocionado. -Nuevo miembro en nuestro grupito. -canturrea.
Niego y el animo se me mejora al saber que le pude conseguir trabajo a Roger. Siento que le debo mucho, por las tantas veces que alargo que Gilbert me tocará.
Sacudo mi cabeza y empiezo a lavar los trastes que ensucie. Al terminar vuelvo a casa para cambiarme y dormir un poco.
Ir al trabajo donde mi jefe me ignora, salir a comer, irme a mi otro trabajo, ir al hospital y dormir se han vuelto una rutina. Me esta desesperando el que Igor me siga ignorando y no me dirija la palabra.
Roger empezara a trabajar en el restaurante mañana, por lo que mis hermanas se ofrecieron a cuidar a la pequeña Sophie. Estoy recogiendo mis cosas para irme casi corriendo al restaurante.
-Larson a mi oficina.
Ay no.
Dejo mis cosas en el escritorio y camino lento hasta la oficina. Esta sentado en su silla mirando fijamente su computadora.
-Venga a leer esto. -señala unos papeles.
Me acerco desconfiada a su lado y quiero agarrar los papeles pero me los arrebata.
-Inclínese a leerlos.
Trago saliva nerviosa y me inclino. Empiezo a leer y siento su mano azotarme. Pego un salto y volteo a verlo pero ya esta parado inmovilizandome. Me tiene contra el escritorio. A cada nada suelta azotes a mi culo.
Odio, de verdad odio saber que sus azotes me empapen, odio que me prenda.
-Solo te gusta hacerme enojar. ¿No? -suelta otra nalgada retorciéndome y sacándome un gemido. -Pero bien que te prenden mis castigos.
Da unos cuantos azotes más y sube mi falda de forma rápida. Mueve mis bragas y mete su dedo de una en mi vagina haciéndome retorcer.
-Igor... -lo llamo queriendo voltearme a verlo pero no me deja.
-Te la voy a meter desde atrás. -muerde mi lóbulo. -Para que veas que tan furioso me tienes.