Kayla Larson.
Estamos en busca de alcohol mientras que tiene su mano en mi muslo.
-¿Qué quieres tomar? -pregunta con su vista fija en la carretera.
-¿Vodka? -sonríe y asiente. -¿Por qué no compramos en el restaurante de Carlos?
Rueda los ojos y aprieta más su mano.
-Porque no quiero darle dinero a ese imbécil.
Niego con una sonrisa y seguimos avanzando hablando de tonterías mientras se estaciona en una licoreria. Baja rápido y vuelve en cinco minutos.
-¿Ya tan rápido? -pregunto al verlo subir.
-Soy cliente especial. -guiñe un ojo.
Retomamos camino y al estar en su casa sus hombres le llaman dejándome en la sala sola con las tres botellas que compró. Apoyo mi mejilla en mi mano y espero a Igor que tarda más de lo esperado.
Llega totalmente serio y odio que sus hombres me lo hayan cambiado de humor.
-¿Mal momento? -pregunto y asiente pasándose la mano por el cabello. -¿Quieres que me vaya?
-No. -se acerca besándome las mejillas. -Quédate.
Asiento y agarro su cuello para besarlo muchas veces hasta sacarle una sonrisa.
-Me gusta verte sonreír. -acaricio sus mejillas.
Sonríe besándome las manos.
-A mi también me gusta verte sonreír.
Nos besamos sin afán, con calma disfrutando de nosotros. Su lengua acaricia lentamente la mía y estoy que caigo ante este hombre. Duramos besándonos tanto tiempo que nos tuvimos que separar solo un poco para poder respirar.
-El mejor puto beso. -las mejillas se me encienden y el se ríe. -Hay que empezar a tomar para ver si te pones más agresiva.
Ruedo los ojos mientras el sirve.
-Primer shot de comienzo. -dice y acepto.
Ambos nos damos el primer shot y hago una mueca ante el ardor en mi garganta.
-¿Puedo agarrar jugo? -acaricio mi garganta.
Sonríe y asiente.
-Toma la que quieras, estas en tu casa.
Me sonrojo y voy por jugo.
-¿Tu quieres? -pregunto desde la cocina.
-No.
Iugh. ¿Cómo aguantara todo eso puro?
Vuelvo con mi vaso y lo encuentro sentado en la alfombra de su sala con cartas en sus manos.
-Estoy seguro que sabes jugar. ¿Verdad? -asiento. -Quien pierda se quitara una prenda.
Bufo y niego.
-Soy pésima y no tiene chiste que tu estés con ropa y yo desnuda.
Abre sus ojos burlón.
-¿Segura que solo llevas un shot?
Lo ignoro y me sirvo otro shot. Lo tomo de una bajo la mirada de Igor.
-Mierda, Kayla...
-Juguemos a las preguntas. -me acomodo más cerca de él. -¿Sí?
Juego con su corbata haciéndolo tragar. Sonrío.
No puede ser que con dos shots ya me sienta mareada.
-Bien, empieza. -pasa su lengua por sus labios.
-¿Cuántas novias haz tenido? -trata de ocultar sus sonrisa. -¡No te rías!
Hace todo lo contrario carcajeándose y dejando caer su cabeza en mis muslos.
-Ninguna.
-¡Eso no es cierto! -le doy un ligero golpe.
-Es verdad, yo solo follo y ya.
-Oh...
-Voy yo. -me mira desde abajo. -¿Por qué mierda metiste a Roger a vivir contigo?
Echo mi cabeza hacia atrás y empiezo a servir otro shot.
-¿Disculpa? -se levanta de mis piernas para quedar sentado mirándome como si fuera la peor persona. -¿Tienes que tomar para decirme? ¿Tanto te gusta ese imbécil?
Ruedo los ojos y en vez de tomarme el shot se lo doy a él que se lo toma sin dejarme de mirar. Sirvo otro para tomármelo yo.
-No me vas a interrumpir. ¿Sí? -voltea hacia otro lado asintiendo. Suspiro antes de empezar. -Roger trabajaba conmigo en la cafetería y desde siempre me ha ayudado en lo que sea para protegerme de aquel imbécil. Mientras que el tiempo pasaba se ponía mas intenso y era mas complicado escapar de él hasta que...
-Hasta que llegué yo. -asiento.
-Tal vez tu no sepas porque siempre haz vivido con lujos y no sabes lo horrible que se tienen que luchar para llevar un pan a la mesa para tu familia...
-Que haya tenido dinero no significa que no haya sufrido. -frunce el ceño.
Asiento rápido pensando en la estupidez que dije.
-Si, si, es cierto, perdón. -Trago en seco sacudiendo la cabeza. -Desde siempre he estado con el como amigos, de vez en cuando iba a comer con él a su casa y su madre me hacían sentir bien y me daban fuerzas.
Miro hacia arriba.
-Le gustas. -lo miro sin poder creerlo.
-Te dije que no interrumpieras. -asiente y se recarga en el sofá. -Cuando nos volvimos a encontrar me entere que su mamá había fallecido y su hermanita esta con cáncer terminal.
Me mira con sus ojos bien abiertos.
-Estaban viviendo en un lugar muy malo, aparte de que los últimos días de esa pequeña no tienen porque pasarla así.
-Oh.
Volteo a verlo y me ve con un sonrisa tímida. ¡Nunca lo había visto así!
-Fui un pendejo. -vuelve a poner su cabeza en mis piernas.
Nos quedamos un tiempo en silencio mientras acariciaba su cabello.
-Pero... ¿la niña ya no tiene posibilidades? -pregunta interesado.
Niego. Me jode el pensar que una pequeñita que tiene muchos sueños por delante vayan a caer solo por esa jdida enfermedad.
-Es cáncer terminal. -asiente con la mirada perdida. -Voy yo pero quiero otro shot.
Ambos nos damos otro y respiro hondo.
-¿Por qué Stacy? ¿Te gustan oxigenadas? -se ríe agarrando mi rostro.
-Me gustas tu y no veo que estés oxigenada. -sonrío emocionada.
Muchas más preguntas y shots me hacen marearme y reírme a lo estúpido por sus ocurrencias.
-¿Soy muy guapo o qué? -me pregunta al ver que no dejo de observarlo.
-Eres como alguien imposible. -susurro anonada por su belleza. -Pero eres un imbécil.
Se vuelve a reír y me acerco sentándome en sus piernas.
-¿Ya el vodka te puso coqueta? -pasa un mechón detrás de mi oreja.
-Si. -acaricio sus labios con mis dedos. -Ya no estarás con Stacy... ¿verdad? -hago un puchero.
Sonríe mostrándome los dientes y niega atrapando mi puchero.
-Si no quieres no.
-¡Claro que no quiero! -siento la sangre hervir. -No la beses, no la toques ¡No la mires!
Lleva su mano a mi cuello acercándome a él.
-Lo que mi pequeña pida.
Me lanzo a sus labios sintiéndome hambrienta de él, empiezo a restregarme en su, ya duro miembro y una idea me pasa por la cabeza.
-¿Mañana tienes la junta en casa de Marcel? -murmuró con una sonrisa.
-Mjum. -besa mi cuello. -Tenemos, tu irás conmigo.
¡Mucho mejor!
-¿Ira Stacy? -se separa de mi cuello para mirarme confundido. -Digo, es muy amiga de tu mamá y...
-Supongo, pero no me importa. -sonrío mucho mas grande.
Empiezo a besar ahora yo su cuello, sus manos empiezan a magrear mi culo y sin pensármelo tanto, empiezo a succionar su cuello dejandole esa marca tan conocida.
Me separa mirándome boquiabierto.
-¿Me hiciste marca? -se toca el cuello.
Me encojo de hombros y beso sus labios.
-Es solo para mostrarle a esa tipa que eres mio.
Me agarra colocando mis piernas en su cintura rodeándolo, se levanta y se tambalea haciéndome reír a carcajadas, él tomo mucho más que yo.
-Te voy follar este estrecho coño.
Me sienta en la mesa y empieza a quitarme todo con un poco de ayuda. Ambos estamos ebrios.
Ebrios y calientes.
Siento como mi canal esta empapado. Verlo desnudo me pone a mil, se acerca besándome con ganas y baja su mano pasando por mi centro y juega con mi clítoris haciéndome gemir.
-Pero mira que empapada estas. -lame los dedos que estuvieron en mi centro sin dejar el contacto visual conmigo.
-Ya métemela, Igor.
No tengo que decírselo dos veces ya que ubica su miembro en mi entrada y la ensarta de una haciendo que arañe su espalda.
-Esa boquita...
-¡Más!
Empieza a balancear las caderas con fuerza y a una velocidad sorprendente. Mis pechos saltan y se prende de estos poniéndome más caliente, puedo escuchar como nuestros jugos chocan haciéndome mojar más.
-Igor...
Me callo de golpe al sentir como juega con mi clítoris mientras me penetra sin cuidado alguno.
-¿Te gusta duro, eh? -se me burla. -Pues duro vas a tener.
Como si fuera posible aumenta la velocidad y empiezo aruñar su espalda gimiendo alto sin preocupación de que los vecinos me escuchen. Mis piernas empiezan a temblar, sus ojos no dejan de mirar a los míos, una mano esta sujetándome del cuello y la otra esta pellizcando mi pezón sin cuidado.
Mis uñas se aferran a su espalda mientras el orgasmo llega mojandolo con mis jugos y poco después se corre dentro de mi.
Todo mi cuerpo quedo temblorino y poco a poco empieza a salir pero agarro su culo volviendo a meterlo.
-Espera adentro hasta que me calme. -recargo mi cabeza en su pecho.
-Pero que morbosa me saliste. -besa mi frente esperando a que me calme del tremendo orgasmo.
Después de unos minutos abrazados y unos mimos de su parte con cuidado baje de la mesa. Ambos miramos todo el liquido que salia de mi centro escurriendose por mis piernas.
-Pero que rica vista. -se muerde los labios y se acerca a limpiarme con toallitas.
Me muerdo los labios y cuando termina de limpiarme se levanta dándome un piquito.
-Quiero más. -susurro muy bajito.
-¿Qué? No escuche. - se pierde en la cocina y yo me recargo en la mesa.
-Que quiero más. -digo un poquito más alto.
-Estoy bastante ebrio para escuchar bien lo que dices. -se acerca pasando sus manos por mi cintura.
-¡Quiero más!
-Es que tu no dejas de impresionarme. -empieza a besarme el cuello. -Te prometo que esta noche te daré todo lo que quieras que no te dejare dormir, pero ahora hay que comer.
Asiento emocionada. Agarro su camisa colocándomela sin nada más abajo y él se pone su bóxer.
-¿Que vamos a comer? -pregunto tambaleándome hasta la cocina.
-No sé.
Ambos nos miramos serios.
-¿Spaghetti?
-Spaghetti.
Sonrío y se cruza de brazos mirándome con una ceja encarnada.
-Estoy muy ebrio.
-Yo igual. -sonríe y niega.
-Si no me dices no me doy cuenta. -ruedo los ojos y empiezo a buscar los ingredientes. -Mejor pedimos comida.
-¡No! Sera divertido. -me acerco con una sonrisa. -¿Sí? -beso sus labios.
No puede ser que no me canse de besarlo.
-Bien. -me devuelve el beso.
-Busca la pasta y yo el puré de tomate.
Ambos duramos una hora en encontrar todos los ingredientes, a cada nada nos reíamos de las idioteces que decíamos.
-¡Aquí esta el apio!
-¿Apio? -me río a carcajadas. -No lleva apio.
-Oh.
Me sigo riendo de su rostro decepcionado y avienta el apio a la basura.
-¡Ey! Pero si quieres le podemos poner.
Asiente y ya no se ve decepcionado. Como puedo hago el spaghetti mientras que el dura años cortando el apio en "cuadritos".
Unos minutos mas tarde sirvo el spaghetti con todo dándome vueltas, ambos nos sentamos y él agrega apio a su plato.
Nos metemos la primera cucharada y mi estomago baila de alegría, en cambio él escupe todo.
-¡Sabe a mierda el apio! -me río de él y se cruza de brazos.
-Eres muy tonto al ponerle apio. -se encoje de hombros y me ignora.
Unos minutos más tarde se me acerca jugando con un mechón de mi cabello.
-¿Me compartes del tuyo? -miro mi plato y luego lo miro a él.
-No.
-¡Eres una egoísta! -me meto otra cucharada a la boca. -Anda.
Agarro un poco de mi pasta y le doy en la boca. Me sonríe seductora y así me quita mi comida.
-No te enojes. -dice con la boca llena.
-¡Me quitaste mi comida!
Me levanto y de puro coraje me doy otro shot.
Su celular suena y como puede se acerca hasta el contestando serio como si no estuviera ebrio.
-¿En dónde estás? -su rostro se vuelve más serio. -No te muevas ya voy por ti.
-¿Qué pasa? -pregunto mientras se cambia, tiene que sacar otra camisa ya que yo tengo la suya puesta.
-Un imbécil el robo el dinero a Marina y ahora no puede salir del antro. -se acomoda su saco y agarra otro para ponérmelo.
-No pensaras manejar. ¿Cierto? -niega.
Salimos y nos subimos al coche mientras su chófer maneja a la dirección que le da Igor. Miro como estoy vestida y toco el brazo de Igor llamando su atención.
-Que vergüenza que Marina me vea así. -sonríe de lado y niega.
-Nah.
En el trayecto me recargo en Igor y vemos el paisaje por la ventana.
-No te duermas ¿si?
-Mjum.
Baja del coche y se adentra al antro por no sé cuanto tiempo, yo sigo bastante ebria. Unos minutos más tarde Marina entra al coche con Igor que la aparta para sentarse a mi lado.
-¡Hola, Kay! -me saluda sonriente, le devuelvo la sonrisa. -Ya veo porque esta de buen humor.
Se ríe y yo me sonrojo.
Marina se pone a inhalar adentro del coche haciendo una mueca como si oliéramos a mierda.
-¿Tomaron? ¿Estaban juntos? -una ligera sonrisa se quiere formar en su rostro.
-No. -decimos a unisono mirándonos.
-Bien.
El carro sigue avanzando y no sé si es por lo ebria que estoy pero tengo unas ganas horribles de reírme, Igor me ve y esta igual que yo queriendo aguantar la risa.
Pero... ¿de qué?
-Igor... -lo llamo poniéndome seria de repente. -Creo que quiero vomitar.
-Creo que yo igual.
Nos miramos serios por unos segundos y después explotamos en carcajadas que me hacen retorcerme por el dolor de mi estómago por tremendo esfuerzo.
-¡Que puto miedo! -grita Marina. -¿Cogieron?
Volvemos a callarnos de repente mirándola.
-Si.
-No.
Me tapo la boca ante su descaro.
-Si, huelen a sexo...