Mi rutina ha estado tranquila, salgo de casa temprano y me la paso con Marcel, después de eso me voy al restaurante y llego a casa preparando cena ya que no llego tan cansada.
Hoy hace tres días que Marcel se puso mal y ahora vamos a verlo, los pequeños se quedaron hoy conmigo ya que no tuvieron clases y le pidieron a Lourdes si podían venir a visitarnos.
Llegamos y se emocionaron jugando con Marcel.
-Kay ¿Y donde esta Igor? -me pregunta Lucian jugando en el patio.
-¿Qué? -pregunta Marcel extrañado.
-Es que Igor nos agrada poquito y Alek no nos agrada ni poquito. -sigue Jacob.
Siento que me inundo en vergüenza y los chicos me miran como si no hubieran hecho nada. Escuchar la carcajada de Marcel me hace respirar aliviada.
-A ver, vengan y cuéntenme porque no les cae bien.
Los chicos se acercan y empiezan a contarles mil cosas del viaje y porqué les cae mal. Algunas veces exageran mintiendo y aquí estoy para desmentir.
-...y casi me ahoga. -Jacob se hace el inocente.
-¡Si! -le sigue su gemelo. -A mi casi me tira desde el techo.
-¡Dios mío pero que mentirosos me salieron! -grito tratando de no reírme.
-Son unos diablillos. -se carcajea Marcel.
Ambos se cruzan de brazos.
-Pues no nos crean.
Se voltean y se van a jugar con la pelota que Marcel les compro. Me río y con Marcel nos reímos de cada locura que sacan los pequeños. Miro la hora y veo que ya tengo que irme al restaurante.
-¡Chicos, hora de irnos!
-¡No! -gritan los dos.
-Tengo que irme al restaurante. -los apuro.
Ambos se ven entre sí y después se susurran entre ellos.
-No podemos dejar a Marcel solito.
-Ajá. -continua el otro. -Lo tenemos que cuidar.
-¡Sí! -grita Marcel. -Déjamelos, ellos me van a cuidar, ¿verdad, campeones?
Asienten y después de miles advertencias que les di me fui casi corriendo al restaurante. Al llegar saludo a mis compañeros y empezamos a crear nuestras recetas que cada vez nos piden más y más. Al poco tiempo llega Roger dándome un beso en la mejilla mientras sonríe.
-¿Y tú que traes? -me emociona verlo así de feliz.
-Nada. -sonríe mientras me quita la harina.
-¿Nada? -encarno una ceja.
-Marina hoy fue a la casa. -es lo único que dice antes de irse riéndose.
Abro la boca sorprendida y después me río sola. Dios es que ellos necesitan estar juntos.
-Kayla. -me habla Isabella. -El chico que esta en la barra de traje quiere que tu le lleves un pedazo de pastel de chocolate.
La miro extrañada y se encoje de hombros para después seguir preparando. Agarro el pequeño pedazo y empiezo avanzar. Me quedo boquiabierta al ver que ese hombre no es ni más ni menos que Igor.
Niego y camino acelerando el paso.
-Aquí esta su trozo. -pongo el pastel enfrente de él sin mirarlo y agarra mi brazo.
-Pero que mal educados son en este restaurante. ¿No es así? -le pregunta al chico de al lado.
Jodido imbécil.
-Pues a mi no me importaría que fueran mal educados si ella me sirve siempre. -contesta incomodandome.
Igor lo voltea a ver de golpe y se levanta.
-Salte. -le señala la puerta. -Lárgate de este restaurante y no vuelvas.
Su tono se hace más grave y agarro su brazo al ver que se quiere acercar al chico.
-Igor. -lo llamo pero sigue matando con la mirada al chico.
-¿Y tú quien te crees para sacarme?
Igor empieza a mover su cuello y sonríe. Dios no.
-Adiós. -llega Carlos al rescate. -Soy el dueño y ya no puedes entrar, adiosito.
Carlos lo agarra de la camisa para sacarlo y volteo a Igor.
-¿Pero a ti que te pasa?
-¿Tú si puedes hacerme escenas de celos y yo no?
Muerdo mi labio para no sonreír.
-¿Estas celoso? -mi pregunta lo deja procesando.
-No. -me río.
-Ok, señor Gólubev, tengo que seguir trabajando.
-Quiero dos pedazos más y quiero que los traigas tu.
Lo miro entrecerrando los ojos y le volteo la cara para irme. Hago sus dos pedazos más y me acerco de nuevo.
-Quiero otros dos pastelitos. -dice mirando mis pechos.
Golpeo su pecho y se ríe, me devuelvo a mi lugar de trabajo con un sonrojo y calor entre mis piernas.
Mi jornada había acabado y mientras guardaba y lavaba todos los trastes mis compañeros se despidieron dejándome sola. Estaba terminando de lavar un sartén cuando siento mis brazos abrazarme desde atrás.
-Quiero mis dos pastelitos. -susurra contra mi oreja.
-Aléjate.
Bufa pero solo sigue dando besitos en mi cuello.
-¿Ni un besito me vas a dar? -me voltea. -Te extraño en la empresa. ¿Me extrañas?
Miro su rostro de cerca y veo como su barba de dos días adorna su cara haciéndolo ver guapisimo. Sus ojos brillosos y sus labios carnosos me hacen querer rendirme ante el y comérmelo a besos.
-No.
Abre su boca ofendido.
-¡¿No?! -niego. -Jodida loca, pues yo si te extraño mucho y ya quiero que vuelvas para darte encima de mi escritorio, agarrarte de ese culo y...
Tapo su boca soltando una carcajada con mi rostro rojo.
Yo también quiero que haga eso.
-Pero que vulgar anda, señor Gólubev. -acaricio sus mejillas.
-Me tiene mal la abstinencia.
Entrecierro los ojos y lo separo poniéndome seria.
-¿Seguro que sigues en abstinencia o fuiste a buscar a esa tipa?
Se ríe y niega.
-Estoy lleno de toda la leche que he guardado para soltártela a ti, solo a ti.
Aprieto mis piernas al escucharlo hablar tan sucio, siento un cosquilleo en mi entrepierna y estoy a nada de lanzarme a esos labios que ansío por besar.
-Kay. -me llaman y lo empujo lejos de mi arreglándome la ropa. -Oh.
Roger se queda parado mirándome a mi y después a Igor repitiendo el gesto sin saber que hacer.
-Oh. -me aclaro la garganta. -Igor él es Roger, Roger él es Igor mi jefe de la empresa que te hable.
Roger me sonríe emocionado para después mirarlo a él y extenderle la mano. Igor endureció su rostro y lo mira de forma intensa haciendo que Roger se incomode y baje la mano.
-Uhm... yo me voy, iré por unas medicinas y... nos vemos en casa. -se rasca la cabeza nervioso y sale.
Igor se acerca a mi y me agarra posesivamente de la cintura.
-Le gustas. -ruedo los ojos.
-Fuiste un grosero cuando él estaba siendo educado. -reprocho.
-¡Pero que mierda! -se enoja separándose. -¡Te estoy diciendo que le gustas!
-¡Claro que no!
-Yo soy hombre y sé cuando le gustas a un pendejo como él.
Suspiro al sentir un dolor en mi cabeza.
-¿Sabes qué? Ya me voy y quédate con tus celos.
-¡No estoy celoso de ese!
Agarro mis cosas y empiezo a caminar a la salida.
-Súbete al jodido coche que tengo apuro.
Volteo a verlo enojada.
-Si tanto apuro tienes pues vete, no te pedí que me llevaras.
Abre la puerta del copiloto y me señala enojado.
-Súbete.
-Mis hermanos están con Marcel, voy a pedir un taxi y...
-Un taxi mi mierda, súbete que te voy a llevar por los pelados.
Me subo enojada y me cruzo de brazos sin mirarlo.
-El cinturón.
Me lo pongo y nos vamos hasta la casa de Marcel, en medio camino siento que pone su mano en mi muslo y lo aprieta.
-¿Qué no estas enojado? -me molesto más.
-Contigo, no con tus piernas.
Bufo y aprieta de vez en cuando, le pego un manotazo cuando aprieta de más y se queja.
-Que fiera andas.
Lo ignoro y llegamos a la casa de Marcel, soy la primera en bajar y me sigue. Al entrar encuentro muchos juguetes por todo el piso. En una parte de la estancia están los chicos que armaron una pequeña casa de acampar con sabanas y sillas, Marcel esta adentro con los niños y con una linterna.
-¡Ey! -grito asustando a los tres.
Los chicos se abrazan de Marcel y este se empieza a carcajear.
-¡Kay! -ambos se salen enojados. -Nos asustaste.
Sonrío e Igor ayuda a Marcel a levantarse.
-Oigan ustedes dos. -los regaño. -Ustedes tenían que cuidar a Marcel, no él cuidarlos a ustedes.
-¡Pero si lo estábamos cuidando! -me reprocha Jacob.
-¿Verdad que si, abu Marcel?
Me quedo estática al escuchar como lo llaman.
-Claro que sí, son todos unos caballeros mis nietos adoptivos. -sacude su ropa y con su bastón se acerca a nosotros.
-¿Qué?
-¡Adoptamos a Marcel como nuestro abuelo! -gritan emocionados.
Miro a Marcel y asiente sonriéndome. Me trago el nudo que quiere formarse y tomo aire.
-¡Igor! -ambos lo captan y van a chocar puños con él.
-Demonios.
Los chicos empiezan hablarle como si fueran amigos del alma y este solo tiene su cara de culo.
-Junten todo que es hora de irnos.
Empiezan a juntar todo y Marcel se nos acerca.
-¿Y tu que haces con Kayla? -le pregunta a su nieto.
-La traje aquí. ¿Querías que se viniera en un taxi con un hombre desconocido?
Niega.
-No, por eso comprale un coche. -abro mi boca al escucharlo.
-Ya se lo compre. -me mira. -Pero es una miedosa.
Me cruzo de brazos mirando hacia otro lado cuando Marcel frunce el ceño y me ve.
-¿Qué?
-No sabe manejar.
-¡¿Y que esperas para enseñarle?! -regaña a su nieto y se me sale una risita.
-No hace falta Marcel, el coche se lo voy a devolver, no soy de...
-¡Cállate! -me grita con el ceño fruncido. -Te mereces más que un jodido coche y él imbécil de mi nieto te va a enseñar a manejar.
Bajo mi cabeza regañada y escuchamos como la puerta se abre y entra una señora con su ropa elegante y hasta su forma de caminar es demasiado elegante.
No es nada más ni nada menos que la mamá de Igor.
Al parecer a los chicos les dio miedo ya que corrieron a agarrar mi mano cada uno.
Se para y me mira de arriba hacia abajo con una mueca de asco.
-¿Otra vez esta está pelada aquí? -se quita su abrigo que lo agarra una empleada.
Trago saliva al sentirme humillada y bajo la mirada escondiendo a mis pequeños atrás de mi.
-Es la quinta vez que vienes y te corro. -Marcel se enfurece. -Es mi invitada así que mejor vete y ten dignidad para no volver, ¿quieres?
Abre su boca indignada y mira a su hijo.
-Ya escuchaste, madre.
Igor se acerca a mi y se pone enfrente. Escucho la risa escandalosa que suelta su madre.
-Pero esto es el colmo, -se pone una mano en el pecho. -que mi hijo pongo en primer lugar a una pobretona caza fortunas que a su propia madre.
-Ella no es ninguna "pobretona caza fortunas", no es como tú. -le suelta Marcel.
-Nos vamos. -Igor pone una mano detrás de mi espalda haciéndome avanzar con los chicos.
-Te vas arrepentir, Igor. -me da otra mirada que me encoje en mi lugar. -Y a ti que ni se te ocurra metertele como zorra a mi hijo que te juro te vas arrepentir.
-¡Lárgate que no eres bienvenida!
Marcel la corre y se acerca a mi.
-Ignórala, mi Kayla. -acaricia mis mejillas.
-¿Quien era esa señora? -me preguntan los pequeños con un puchero.
-Alguien mala y fea. -sonríen con lo que les dice Marcel.
-Hora de irnos.
Nos despedimos de Marcel e Igor me abre la puerta mientras que los chicos se suben atrás.
En todo el camino vamos sin decir nada y siento la mano de Igor en mi pierna cuando paramos por la luz roja.
-No le hagas caso, ¿sí? -me mira acariciando mi mejilla.
Asiento y miro hacia abajo.
Volteo a ver a los pequeños y están dormidos, Jacob esta con la cabeza en las piernas de Lucian y este tiene el cuello torcido, ver eso me saca una sonrisa.
-¿Tienes que llevar a los demonios con Lourdes? -niego.
-Hoy duermen conmigo.
Asiente.
Al llegar los despierto suavemente y se meten a la casa todos dormidos.
-Mañana voy a pasar por ti.
Asiento y me agarra de la cintura, su cuerpo esta apoyado en su coche y bajo la mirada a su pecho al sentir esa mirada que no puedo aguantar.
-Ignora todo lo que dijo mi madre. -pone un mechón detrás de mi oreja. -No eres nada de lo que ella dijo, ni si quiera te conoce.
Vuelvo asentir y levanta mi rostro con sus dedos en mi barbilla. Nos miramos fijamente y en un abrir y cerrar los ojos me da un pequeño pico en mis labios.
-Es para que no te sientas mal.
Sonrío y me alejo de él. Se mete a su coche y me quedo afuera hasta que pierdo de vista su coche.