Igor Gólubev.
Acomodo mi saco y salgo de mi casa para ir por Kayla, suena mi celular haciéndome bufar.
-¿Qué?
-¿A dónde vas? -pregunta mi abuelo.
Ruedo los ojos.
-Por Kayla.
-Bien. -cuelga.
Odio manejar, desde siempre lo he odiado pero desde que Kayla se posiciona a mi lado, me hace querer manejar todos los putos días.
Al llegar veo que mis chóferes me siguieron y se estacionaron varias casas atrás. Estoy por bajarme pero dos demonios salen de la casa sonrientes y se suben al coche sin decir una palabra.
-Hola, Igor. -dicen al unisono ya que están adentro y bien sentados.
Ruedo los ojos y asiento.
-¡No, no puedes y punto! -escucho los gritos de Kayla y me bajo.
-¡Eres una cualquiera!
Frunzo el ceño y estoy por entrar cuando escucho más gritos pero Kayla sale con el rostro rojo.
-¡¿Me vas a llevar con Marcel?! -me grita enojada.
Frunzo el ceño y asiento.
-¡Bien! -se sube al coche.
Estoy seguro que es por su hermana. Me adentro al coche y los demonios de atrás empiezan a platicar entre ellos y agarro la pierna de Kayla pero la aparta con un manotazo.
-¡No!
Me voltea la cara y junta sus piernas haciéndolas hacia un lado para que no la toque.
Jodida enojona.
-¿Y a ti que mierda te pasa? -le pregunto volteando a mirarla de reojo.
-Que te importa. -refunfuña como niña chiquita.
Me encanta ver como refunfuña, como arruga su nariz y como trata de fruncir el ceño pero no puede.
Llegamos y me jode no poder haber agarrado su pierna, los demonios corren adentro mientras yo la detengo.
-¿Qué te tiene así, corajuda? -me hace un puchero que me dan ganas de besarlo y niega.
-Estoy harta.
-¿De qué?
-De todo. -suspira y juega con sus manos. -Liz volvió a drogarse y a salirse de control.
Frunzo el ceño.
-¿Sabes por qué? -me pregunta y asiento tratando que siga. -Porque se peleó con Mike.
Suelta como si yo tuviera la culpa. Me encanta verla quejarse y como trata de actuar como adulta pero a veces le salen los pucheros sin que ella sepa y esos gestos que hacen verla tierna.
-¿Su psiquiatra?
-¡Sí!
Ruedo los ojos y la veo cruzarse los brazos.
-Encierrala.
Bufa golpeando mi pecho enojada.
-¡No puedo hacer eso! -me grita. -¡¿Tu encerrarías a Marina?!
-Si.
Su rostro se relaja y sé que trata de aguantar la sonrisa. Ve que la estoy observando y sacude la cabeza volviendo a ponerse seria.
-Imbécil.
Me acerco atrapándola entre mis brazos.
-No te pongas de corajuda. -beso sus mejillas que se sonrojan. -Luego encontraremos una solución.
Me mira esperanzada y sus ojitos brillan.
-¿Juntos?
-Si. -ruedo los ojos. -Así que después de salir de ese restaurante te vas a ir conmigo.
Niega rápidamente preocupada.
-No... no puedo dejar a mis hermanas solas y a Roger...
Gruño y siento que la sangre me hierve cuando habla de ese idiota.
-Te vas conmigo y punto. -me meto al coche y me dirijo hasta la empresa.
Desde que entro todas las miradas las tengo yo. Siempre ha pasado lo mismo y me he acostumbrado, supongo que nunca habían visto a alguien tan apuesto como yo.
-Señor... el señor Young esta pidiendo una videoconferencia con usted.
Asiento y la tarde se pasa así. Me la llevo ansioso queriendo que sea la hora de volverme a encontrar con Kayla y me siento como pendejo al estar viendo el reloj cada tres segundos.
Poco a poco me distraigo con tanto papeleo que tengo que hacer, con las llamadas que tengo que atender y con las cosas que tengo que supervisar. Me gusta mantenerme ocupado pero hoy no es de esos días.
La secretaria sigue conmigo y estoy a nada de despedirla, soy un hombre demasiado paciente pero necesito a Kayla, no a ella.
Escucho que abren la puerta sin que nadie sea anunciado y gruño. ¿Por qué nadie puede hacer bien su trabajo aquí?
-Hola, primito. -entra Marina con un vestido elegante que me jode la vista. -¿Cómo estas?
-¿Ahora que quieres?
-Escúchame. -deja su bolso en el escritorio y se sienta. -Mi papi piensa que no puedo vivir sola...
-Y no puedes. -interrumpo. Me fulmina con la mirada.
-Bueno...-continua poniendo una sonrisa. -Le dije que si sobrevivía tres días, podré sobrevivir toda la vida.
Hago una mueca de asco.
-¿En tres días? -asiente entusiasmada. -Marina, sabes perfecto que no vas a poder, eres una jodida mimada que todo le dan en la boca.
Suspira recargándose en la silla derrotada.
-Pero ya no quiero ser así. -juega con sus manos. Frunzo el ceño. -Quiero cambiar.
-¿Y eso por?
Se me hace tan extraño que quiera "independizarse", siempre ha sido la mimada de la familia, soy el único que no la mima en lo absoluto.
-Conocí a alguien.
-¿Qué? -me pongo en alerta.
-Y quiero que sepa que no soy ninguna mimada y que puede hacerme caso porque soy igual a todos. -sus ojos se llenan de lagrimas.
Me jode ver llorar a las mujeres, pero... ¿ella conociendo a alguien?
-¿Y eso que tiene que ver conmigo? -pregunto entrecerrando los ojos tratando de encontrar su juego.
Sonríe como maníaca. ¿Pero que mierda...
-Mi papá me dijo que en los tres días no me iba a dar dinero, para saber si puedo ser independiente. -rueda los ojos. -Por eso quiero que me mantengas.
Suelto una carcajada al escuchar semejante estupidez.
-¿Estás mal de la cabeza? Claro que no haré eso. -bufo ignorándola concentrándome en la computadora.
-Tengo poder sobre Kayla. -volteo a verla rápidamente. -Sé que Alek esta detrás de ella y si me mantienes prometo estar siempre apoyando tus decisiones y acusar a Alek con el abuelo.
(...)
Las horas pasan y los empleados empiezan a irse, voy a ver todo el piso para ver si algún error y me encuentro con Alek.
-Primito, ¿cómo estas? -lo ignoro.
No necesito de su hipocresía.
-Ahórrate lo que tengas que decirme porque te voy a ignorar
Camino hasta la salida pero me detiene con su voz de mierda.
-¿Cómo esta Kay? -aprieto los puños al escuchar el apodo.
Me volteo para verlo con un sonrisita de imbécil que planta cada que puede.
-Oh, claro ¿Marcel no te deja verla? -se hace el triste. -Que lastima, porque esa chica va a ser mía.
Suelto una carcajada al escuchar tremenda estupidez.
-Ok. -lo ignoro y sigo avanzando.
-Cuando la tenga entre mis piernas tal vez te envié vídeo.
Calma, calma.
-Adiós, primito.
Choca su hombro con el mio antes de reírse y desaparecer.
El jodido animo me cambia de una y avanzo hasta mi coche con el humor del culo. Es un pendejo, un verdadero idiota que no sabe nada de lo que esta diciendo.
Manejo como diablo endemoniado y llego al banco a sacarle una tarjeta a Marina. Trato como mierda a los empleados y me vale una jodida mierda, no me pueden hacer nada.
Avanzo hasta el restaurante y trato de calmarme. Ocupo a Kayla y la maldita esta que no me quiere ni dar un jodido beso.
Aunque acepto que si tuve culpa pero estaba que ardía de coraje por el imbécil aquel.
Recordar que duerme en el mismo techo que Kayla me hierve la sangre y todavía tengo que lidiar con el pendejo de mi primo. Avanzo rápido hasta la barra pidiendo un trago.
-¿Mal humor? -escucho una voz sensual a mi lado.
-No.
La ignoro y no quiero más tiempo sin besar a mi Kayla. La chica se pega a mi brazo y susurra a mi oreja.
-¿Por qué no vamos a mi casa? -ronronea.
Me aflojo la corbata y niego.
-Señorita, con el respeto que se merece...
Siento que una mano se aferra a la mia y me sorprende ver a Kayla. Se abraza de mi brazo.
-Hola, mi amor. -se pone de puntitas agarrando mi cuello besandome.
Joder.
Me encantan esos celos, me sorprende verla así y saber que me ha besado delante de la chica pero yo no soy nadie para juzgarla. Agarro su cintura besándola delante todo el restaurante y me importa una mierda llamar la atención. Hace mucho no la besaba y estoy disfrutando demasiado.
Buena forma de olvidarme de todo y quitarme el mal genio.
Se separa con una sonrisa falsa y me hace pasar mis brazos por su cintura.
-¿Me vas a presentar a tu amiga, amor? -se acerca más a mi pecho.
La verga esta que me explota y no sé si por esos celos que la hacen ver como una fiera o el que me haya llamado "mi amor".
Estoy tan enfocado en esa boca que no supe que más le dijo a la chica pero terminó yéndose.
Se aparta y me pega en pecho enojada.
-¡¿Por qué tienes que ser tan imbécil?!
Abro mi boca indignado.
-Pero si la aleje. -sigue golpeándome. -¡La aleje!
Se calma y sus ojos se ven tan cansados que se rinde apoyando la su cabeza en mi pecho.
-Quiero beber.
Es que no puede ser que cada vez me sorprenda más.
-¿Beber alcohol?
Me mira frustrada y asiente.
-Pues si, Igor.
No me lo pienso dos veces y agarro su mano para sacarla y llevármela a mi casa.
-Espera, espera. -trata de frenar pero no la dejo. -¡Igor, tengo que trabajar!
-El imbécil de Carlos me debe muchas cosas. -le guiño un ojo. -Y ya se como cobrarme.
Suelta una risita que me enciende todo y cuando llegamos a mi coche la estrello contra este para poderla besar.
-Extrañaba esto -susurro besándola hambriento.
-Yo igual. -jadea.
Nos besamos como desesperados y bajo mis manos a sus glúteos acercándola a mi verga que esta ansiosa por salir de mi pantalón.
-¿Cómo me llamaste? -susurro.
Se hace la tonta y me vuelve a besar moviéndose restregando su abdomen en mi verga dura.
-Kayla. -regaño.
-Mi amor, te dije mi amor.
Ya no puedo.
Abro la puerta y me siento, se confunde y hago que se siente arriba de mi.
-Ya no soporto. -bajo su blusa y sostén solo dejándome ver esos pechos que tanto extrañe.
-Igor tenemos...-se calla cuando me meto esos pezones a mi boca saboreandolos. -Igor.
Gime ni nombre y agarro su pantalón bajándolo a la fuerza.
-¡Lo rompiste!
-Luego te compro los que quieras.
Nos volvemos a besar pero ahora ella es la que empieza a quitarse sus bragas, me levanto un poco para bajar mi pantalón y bóxer. La siento en mi miembro y gruño al sentirla tan húmeda.
-Pero mira que húmeda estas. -acaricio su centro haciendo que curve la espalda.
Agarro mi miembro y lo ensarto de una. Gime y gruño al sentir que se la meto entera.
-¡Sí! -grita moviéndose.
Agarro sus caderas moviendola a mi antojo y me sube el ego al escuchar como la pongo a gemir. En el coche quedan encerrados los sonidos de sus gemidos y el sonido encharcado de cuando mi miembro entra y sale de su humedad.
-¿Me extrañaste? -succiono su cuello. -Extrañaste a tu jefe. ¿Verdad?
-¡Sí! -grita extasiada sin dejarse de mover.
Siento que estamos a nada de llegar al orgasmo, por lo que agarro sus caderas dejándola quieta y ahora soy yo el que se mueve aun estando debajo de ella. Echa la cabeza hacia atrás gimiendo más fuerte motivando a darle más duro. Juntos llegamos al orgasmo llenándola de mi.
Cae sobre mi pecho y cae casi muerta.
-Creo que necesitaba esto. -susurra agitada.
-¿Una buena cogida o que mi verga te partiera?
Se ríe débilmente y esconde su rostro en mi cuello.
Se queda unos minutos tratando de recuperarse y yo disfruto tenerla sobre mi.
-Igor. -levanta la cabeza. -¡Cogimos en el coche!
Empieza a voltear por todas las ventanas. Pongo mis dos brazos atrás de mi cabeza y ella se ve asustada.
-Si. -digo orgulloso. -¿Y?
-¡¿Y si nos vieron?!
Me carcajeo.
-Pues buen espectáculo les dimos.
Me mira indignada y vuelve a caer en mi pecho.
-Eres todo un caso perdido, Igor.
Alzo su rostro para mirar esos ojos que cada día se convierten en mi mayor perdición. Acaricio sus labios con los míos y asiento.
No puedo dejar de ver lo linda que se ve, aun con esas ojeras, esos ojos cansados y el cabello todo desordenado no pierde el encanto. Me jode pensar en todo lo que ha sufrido y trataré de borrar todos esos malos momentos.
Es una chica con potencial increíble, noble y tan celosa que vuelve a ponerme la verga dura.
Trataré de darle lo que este en mis manos. Eso ya me lo he jurado.