-Bienvenida, pequeña. -abro la puerta donde mis hermanos adornaron para recibir a Sophie.
-¡Bienvenida! -gritan unisono.
La pequeña Sophie abre sus ojos sorprendida y se ríe emocionada débilmente. Esta pálida y sus fuerzas no son como la de una pequeña de su edad.
-¿Es... para mi? -pregunta mirando todo.
Asiento y a Roger se le salen las lagrimas así que sale de la casa. Decido darle su espacio y hago sentir a Sophie en su casa. Los gemelos se acercan a saludarla caballerosamente de mano.
-Hola soy Lucian.
-Y yo Jacob.
-Soy Sophie. -se sonroja.
-¿Quieres ir a jugar con nosotros? -pregunta Jacob con brillo en los ojos.
Me agacho para estar a la altura de los tres.
-Miren, Sophie esta un poco enferma y no puede jugar a algo que la canse tan rápido. -la miro y baja su mirada triste.
-Pero podemos jugar a los carritos. -alza sus carritos Lucian. -O si tu quieres podemos jugar a las muñecas contigo.
Jacob asiente y a Sophie le brillan los ojitos.
-¿De verdad?
Ambos asienten y se ponen a jugar en el sofá con los carritos y unas muñecas que las chicas le compraron.
-¿Qué tan mal esta? -las chicas se acercan.
-Tan mal que solo la medicaron para que no sufriera. -hago una mueca. -Ya no pueden hacer nada.
Las chicas quedan serias y decidimos jugar todas con ella. Me alegra saber que se ríe y le han gustado todos nuestros regalos. Le hice un pequeño pastel que comió desesperada.
Roger ha tardado mucho y decido salir.
-Chicas, cuiden a los niños. -asienten y salgo.
El aire golpea mi piel y se me eriza la piel al ver a Roger en la esquina temblando repetidamente debido a sus sollozos.
-Roger... -me acerco y lo abrazo.
Acepta mi abrazo y llora desconsoladamente en mi hombro. Me rompe escucharlo llorar así tan desagarradamente. Sigo acariciando su espalda para que pueda tranquilizarlo.
-¿Por qué ella? Es tan pequeña y tan buena niña...
-A veces la vida es muy cruel e injusta. -asiente y se separa limpiándose las lagrimas. -Trata de darle sus mejores días, consientela todo lo que puedas.
Asiente y me vuelve abrazar.
-Gracias, Kayla.
-¡Kayla! -me gritan haciéndonos voltear.
Veo a Marina caminar hasta nosotros como modelo y con bolsas en mano y esa sonrisa que nunca abandona.
-Marina...
-Oh, veo que tienes visita. -Roger se voltea para que no vea que estuvo llorando. -Uhm... solo venia a...
Se queda viéndolo embelesada. Roger voltea ya con el rostro seco y Marina se acerca a él con una sonrisa.
-Me llamo Marina. -extiende su mano y él la acepta. -Supongo que eres amigo de Kayla.
-Si, me llamo Roger.
Marina le sonríe abiertamente y Roger trata de hacer la sonrisa más creíble y frunzo mis labios para no sonreír igual que ellos.
-¿Qué te parece si entras? -la invito.
-Oh no, no, no quiero incomodar.
-No incomodas nada. -abro la puerta. -¿Verdad, Roger?
Asiente rápidamente.
-No incomodas en lo absoluto.
Marina se sonroja y esconde su rostro con los mechones que caen en su rostro. Entramos a la casa y Sophie corre a los brazos de su hermano.
-¡Mira lo que me regalaron! -empieza a darle todos los juguetes.
Marina me mira como si quisiera preguntarme que es lo que pasa. Me acerco mucho a ella.
-Le detectaron un tumor. -jadea y mira a la niña.
Roger la carga cuando su cuerpo empieza a debilitarse.
-Llévala a mi cuarto. -avanzo y siento a Roger caminar tras de mi con la pequeña en brazos.
-¿Estas bien, Sophie? -los pequeños entran.
-Si. -musita con una sonrisa. -Solo me canse un poco.
Roger se queda muy serio y me acerco a él.
-Quédense a dormir hoy. -ofrezco y niega rápidamente.
-No, no, no, Kayla, ya hemos abusado mucho de ti y...
-Roger. ¿Cuantas veces no me salvaste de Gilbert?
-Pero eso no me costaba nada, eres mi amiga y seguiría haciendo eso si...
-Entonces como soy tu amiga debes dejarme ayudarte también, por favor. -le ruego.
Bufa y asiente resignándose. Mira a Sophie que juega con mis hermanos acostada.
-Tengo que buscar trabajo y...
-Yo te conseguí uno. -lo miro sonriente y él frunce el ceño.
-¿Qué?
-Trabajo en un restaurante y le pedí a mi jefe si podías trabajar ahí y acepto sin rechistar.
Me mira impresionado y una ligera sonrisa de lado aparece en su rostro.
-¿Pero le dijiste que no tengo estudios? -sigue sin poderlo creer.
-Te recuerdo que yo tampoco tengo y trabajo ahí.
Se queda serio sin dejarme de mirar y después se lanza a mis brazos.
-Gracias, Kayla, no sabes cuanto me estas ayudando. -me abraza más fuerte y me río.
-Oye no la toques mucho. -llegan los gemelos.
Roger sonríe y revuelve el cabello de los chicos haciéndolos enojar. Sophie se ríe desde mi cama y entra Marina muy animada.
-Y bien, pequeña ¿Cómo te llamas? -se sienta al lado de la pequeña.
-Sophie. ¿Y tú?
-Mucho gusto, Sophie, me llamo Marina. -Se sonríen las dos. -¿Quieres algo de comer?
Sophie se sonroja y mira rápido a Roger.
-Uhm... no.
-Sin mentir, Sophie. -reprende Roger.
-Sip.
Siento un nudo en mi garganta, sé que la pequeña Sophie siempre pregunta a Roger para ver si pueden comer o si tiene dinero para comprar comida.
-¿Qué quieres en especifico?
Se pone a pensar y los gemelos empiezan a brincar de un lado a otro dándoles ideas.
-Nunca he probado la pizza. -musita sonrojada.
-¡Nosotros hace poquito la probamos! -comenta Lucian emocionado. -Estoy seguro que te va a encantar.
Marina mira a los niños sin poderlo creer y después nos mira a nosotros que nos encojemos de hombros, nosotros dos siempre hemos batallado con el dinero. Al llegar la pizza todos nos juntamos en el cuarto donde Sophie estaba acostada, los pequeños a su lado en la cama y todos nosotros en el suelo.
Siento una ligera tensión entre Marina y Roger y decido no meterme en eso. Hicimos muchas bromas, jugamos a todo lo que podíamos y que Sophie pudiera, a Roger le cambio un poco la cara y Sophie no cabía en la felicidad y sé que mis hermanos han ayudado mucho en que ella este así de feliz.
La noche llego y cada quien se tenia que ir, incluso Lourdes llego por ellos. Marina se despidió diciendo que mañana venia sin falta, Roger le agradeció y se despidieron de una forma muy confianzuda a mi parecer.
-Gracias, Kayla, por dejarme quedarme aquí y...
-No te preocupes, ya te he dicho que no tienes que dar las gracias. -me sonríe y se acomoda en el sofa.
-Buenas noches, Kayla.
Frunzo el ceño y niego rápidamente.
-Ve a dormir con Sophie. -señalo el cuarto.
-No, no, no, yo puedo ir cuando se le complique algo, yo puedo dormir aquí...
-Ve con Sophie que yo duermo con mis hermanas, anda. -se me sigue negando hasta que con mucho trabajo lo convenzo.
Agarro mis cosas mientras le digo a Roger que esta en su casa, me voy con Ámbar y la escucho suspirar.
-Cuando esa pequeña se vaya, los pequeños ya se habrán encariñado.
-Lo sé. -pongo mis brazos en mis ojos. -¿Crees que haya estado mal presentarle a los niños?
-No, tal vez ella nunca ha tenido amigos y por lo menos que sus últimos días la pase feliz y sabiendo como es tener buenos amigos.
Me abrazo a ella y antes de quedarme dormida, Igor es lo único que ronda por mi cabeza.
(...)
El olor maravilloso inunda mis fosas nasales despertándome. Despierto a Ámbar y salgo restregándome los ojos, veo a Sophie y Roger preparando el desayuno.
-¡Buenos días! -me saludan animados.
-Buenos días. -le sonrío a la pequeña. -¿Pero están locos o por qué están despiertos tan temprano?
-En seña de agradecimiento por lo que la princesa Kayla hace por nosotros, le hacemos el desayuno.-se ríe.
Sonrío y mis hermanas empiezan a llegar.
-Bien, princesa Sophie, déjame decirle que este palacio también es suyo y no necesita hacerme el desayuno. -bromeo haciéndola reír.
-Buenos días. -saludan mis hermanas.
Mientras platicamos y acomodamos la mesa Peyton hace un sonido llamando la atención de todos.
-Cuando Roger y Kayla se vayan al restaurante yo puedo quedarme con la princesita Sophie.
Asiento y Sophie se sigue riendo cada que le decimos princesa.
-Yo puedo quedarme solita, ya se cuidarme sola. ¿Verdad Roger? -le pregunta y este asiente con una sonrisa.
-Oh, pero no te podemos dejar sola, princesa. -Peyton se agacha a su estatura. -¿Qué tal si el monstruo llega? Yo te puedo proteger de él.
Se ríe a carcajadas contagiándonos.
Liz ha estado muy seria y lo único que ruego es que no le de un ataque cuando la niña este aquí.
-¿Pediste permiso? -le pregunto a Peyton que asiente y corro rápido a cambiarme para llegar a la oficina.
Salgo disparada al ver la hora, el chófer de Igor esta estacionado y sonrío al pensar que por muy enojado que este siempre manda a su chófer por mi. Llego corriendo, Marina y Be ya están sentadas en mi escritorio.
-¡Kayla! -saludan emocionadas.
-¿Y ahora qué pasa? -pregunto asustada por tanta emoción.
-Le conté a Be del guapo de Roger. -sonríe avergonzada.
La miro con los ojos entrecerrados y con una sonrisa.
-Sabia.
Be se ríe y de la nada para.
-Pero él esta concentrado en su hermana. -Be chasquea la lengua. -Por cierto. ¿Se quedaron en tu casa?
-Si, los dos están pasando un mal momento y...
-Claro. -nos interrumpe una voz. -Yo dándote casa para que no dejes en vergüenza a la empresa y metes a hombres para cogértelos. Aplausos, Kayla.
Sus ojos están que sueltan fuego y Marina se levanta enfrentado a su primo que no deja de matarme con la mirada.
-¿Estás mal de la cabeza o qué? -le pega en el pecho. -¡Su hermana esta a nada de morir y no tienen en donde quedarse!
-¿Y?
Abro mi boca indignada. ¿Tan poco corazón tiene?
-¡¿Cómo mierda dices eso?! -esta enfurecida reclamándole a su primo y me acerco a ella.
-Si tanto te pesa haberme dado la casa pues dime para cuando quieres que me vaya.
Igor sigue viéndome con ira y en un abrir y cerrar de ojos se va y se encierra en su oficina estrellando la puerta casi quebrando el vidrio.
Caigo sentada cansada sin saber que hacer.
-Esta celoso. -Be abre la boca impresionada. -Esta celoso.
-Por Dios, Be. Ese hombre no puede estar celoso. -sobo mi cien.
-Lo esta. -afirma su prima con una sonrisa. -Me alegra joderlo tanto.
Suelto un bufido y las chicas se quedan diciendo como puedo ponerlo "celoso". Mientras trabajo ellas se quedan, de vez en cuando Be sale corriendo a su puesto de trabajo y después vuelve. A ellas les sigue causando gracia ver a Igor de esa forma pero a mi me parece preocupante.
Mientras Marina sigue hablando de Roger y lo mucho que le pareció atractivo, sale Igor de su oficina con el mismo humor.
-¿Qué mierda siguen haciendo aquí, metiches?¿Tú no tienes trabajo o te pago dioquis?-corre a las dos y Be sale corriendo.
Marina se queda cruzada de brazos. Igor me mira con coraje.
-Tenemos una junta así que apresúrate. -sin decir nada más sale al elevador.
Marina rueda los ojos y corro detrás de él. Nos adentramos al elevador y empiezo a jugar con mi libreta nerviosa.
-¿Estás muy enojado?
-No me dirijas la jodida palabra. -sale del elevador casi con humo saliendole de las orejas.
En mi estomago se forma un nudo de nerviosismo y es que nunca me ha gustado estar peleada con alguien.
Entramos a la junta y así se van dos horas, Igor sigue sin dirigirme si quiera la mirada, trato de hacer hasta lo imposible para que me vea y nada sirve, suelto un suspiro al escuchar como critica el trabajo de un chico, desde que entro no sé le ha quitado el humor tan clásico en él.
-Todos son unos malditos incompetentes, no quiero que se vuelvan aparecer en mi empresa haciéndome perder el tiempo. -se levanta y sale.
Les doy una sonrisa apenada a todos y salgo tras él.
-Hoy vas a trabajar dos horas más. -suelta en cuanto entro con él al elevador.
-Pero tengo que ir al restaurante...
-Me importa una jodida mierda ese restaurante de mierda.
Suelto un suspiro y se vuelve a encerrar en su oficina mientras que Be me hace señas sobre que es lo que pasa. Llamo a la casa diciéndole a Roger que vamos a llegar un poco más tarde y también llamándole a Carlos.
30 minutos después de contarle a Carlos lo tengo enfrente de mi.
-¡Igor Gólubev! -grita abriendo la puerta de la oficina.
Claramente no es ningún tonto como para venir solo y se trajo a Marcel.
-Hola, mi Kayla. -se acerca a darme un beso en la mejilla.
-Hola.
-¿Y esa carita? -me encojo de hombros.
Tal vez sea porque me hace falta una figura paternal o no sé pero con solo verlo me dan ganas de lanzarme a sus brazos y llorar contándole todo.
-¿Cómo esta? ¿Está bien? -le pregunto queriendo cambiar el tema.
-Muy bien, extrañándote. -me guiñe un ojo y me sonrío.
-¡Eres un pendejo de mierda! -escuchamos los gritos de Carlos.
Sale endemoniado y se cruza de brazos frente a Marcel.
-No me quiso hacer caso, tati.
Niega y con cuidado camina hasta la oficina pero le cierran la puerta en la cara.
-Kayla en su vida volverá hacer tu secretaria, la estas explotando y ella no esta para aguantar tu humor del culo.- dice calmado.
Me quedo como estatua. Carlos sonríe arreglándose el cabello y me abraza de la cintura.
-Como si me fuera muy difícil conseguir a una secretaria mas eficiente y que no metiera pordioseros a su casa.
Siento las lágrimas juntarse en mis ojos y no aguanto más. Corro hasta el baño soltándome a llorar. Mil veces maldito Igor.
¿Por qué un día podemos estar de lo más normal y otro comportarse como un completo animal?
Trato de calmarme y limpiarme las lágrimas. ¿Qué hago llorando por él? Me limpio el rostro con coraje y salgo topandome a Be.
-¿Estás bien? -me pregunta preocupada.
Asiento y paso de larga agarrando mis cosas. Escucho a Marcel y Carlos diciéndole no sé que a Igor y salgo, me voy hasta la casa caminando, no sé en que momento llegue, estaba tan sumida en mis pensamientos que no le puse ni atención al camino.
-¡Ella es mi niña! -desde afuera escucho los gritos de Liz.
Entro corriendo y me entra miedo al ver la escena delante de mi.
Liz tiene en brazos a la niña desmayada, Peyton y Roger tratan de calmarla queriendo quitarle a la niña. Siento mis corazón bombear rápido.
-Liz, cariño...
Voltea y sus lagrimas empiezan a salir.
-¡Tú ni me hables! ¡Por tu culpa perdí a mi niña!