Tres días desde que Igor ni yo nos dirigimos la palabra.
Nos hablamos solo para lo de trabajo y me he tenido que tragar los celos ya que en los tres días han venido siete chicas distintas, todas voluptuosas y hermosas, me enoja porque duran horas adentro con el imbécil de Igor.
El dolor de cabeza esta a nada de matarme y me siento tan cansada que estoy a nada de decirle a Igor que tengo que irme.
-¡Kay! -me sorprenden los pequeños.
Me levanto lo más rápido que puedo mareándome horrible y me siento de nuevo sentándome de golpe.
-¡Kay!
Cierro mis ojos con fuerza al sentirme cada vez peor. Siento que se acerca alguien.
-¿Estás bien? -es Lourdes.
Asiento y trato de enfocarme en los pequeños pero el mareo es tan fuerte que no puedo abrir los ojos.
-¡Igor, ayúdanos! -escucho a uno de los pequeños gritar.
Quiero decirles que no hace falta pero ni siquiera puedo hablar.
-¿Qué pasa? -es lo único que escuchó antes de caer y no saber nada de mí.
(...)
Me despierto desorientada. Abro poco a poco los ojos y me encuentro en un coche con Igor al lado.
-Veo que despertaste. -dice neutro.
Agarro mi cabeza y trato de recordar que paso.
-Los niños...
-Se los llevo esa señora llorando.
Tengo todo el jodido tiempo para desmayarme, pero me desmayo frente a ellos, excelente Kayla.
-¿A dónde vamos?
-Al doctor.
Me siento de golpe.
-No, no, no. No quiero.
-No me importa. -volvió el Igor frío.
-Por favor, no. Solo estoy muy cansada por los trabajos y... -me callo para no hablar más.
-¿Y?
-Y no me gusta pelear contigo. -susurro muy bajito.
-No escuché. -me mira neutro.
-Que solo necesito descansar. -apoyo mi cabeza en la ventana.
-Te gusta hacerme enojar y provocarme.
Niego rápido.
-Por favor, solo ocupo ir a casa y para mañana estaré como nueva.
Duda mucho pero al final asiente y se encoje de hombros, le ordena al chófer que vayamos a mi casa y así lo hacemos. Al llegar me bajo rápido y otro ligero mareo me ataca de nuevo.
-Mañana te quiero temprano y sin fallas, si no quisiste ir al doctor no quiero ninguna queja ni que te vuelvas a desmayar. -dice autoritario para después subir el vidrio e irse.
Entro y como es temprano no hay nadie en casa. Miro la hora en mi celular y son las cuatro. Llamo a Carlos para explicarle como me siento y él comprende todo. Para él fue todo un plan bien hecho haber puesto así a Igor, yo no estoy para nada contenta delo que paso.
Recibo una llamada de los pequeños preguntándome como estaba y les dije que estaba bien, que solo fue por el estrés.
Me voy a mi cuarto y quedo dormida en segundos.
(...)
-¡Feliz cumpleaños! -los gritos me despiertan.
Me quedo sentada en mi cama mientras las chicas me cantan, me tallo los ojos feliz al ver como Liz carga un pastel, Peyton y Ámbar sostienen una bolsa de regalo. Cuando terminan de cantar me abrazan y empiezan a llenarme de besos.
-Kayla, por fin pudimos comprarte un regalo. -comenta contenta Peyton.
Sonrío y niego.
-Saben perfecto que no había necesidad de comprarme nada. ¿Verdad?
Todas ruedan los ojos y nos reímos juntas.
-Anda, muerde tu pastel.
-¡Sí!
Las miro desconfiada y sonrío acercándome al pastel. Siento sus manos empujándome y se sueltan a reír en carcajadas cuando ven que me he embarrado media cara.
-¡Malditas! -empiezo a besarles las mejillas a la fuerza embarrándolas de pastel y nos seguimos riendo a carcajadas.
Empezamos bien.
-¡Abre los regalos! -se emociona Peyton.
Asiento y empiezo con el de ella. Abro la bolsa y me encuentro con un par de pendientes y tres labiales.
-¡Peyton! -la abrazo emocionada. -Pero que hermosos que están, muchas gracias.
Se encoge de hombros y sonríe presumida, todas nos reímos.
-Ahora el mío. -sigue Ámbar.
Lo abro y me encuentro una falda y una blusa preciosas que hacen conjunto, la falda es rosita y la parte de arriba viene igual.
-¡Que hermoso!
-Y lo hice yo. -susurra emocionada.
La miro con una enorme sonrisa y no puedo estar más orgullosa de ella. También la abrazo y ahora voy por el regalo de Liz. Son unos tacones color nude que quedan a la perfección con el conjunto.
-Esta vez si los pude comprar y no son prestados. -comenta Liz tímida.
Los ojos se me ponen llorosos.
-Están preciosos. Gracias Liz. -la abrazo.
Abrazo a las tres y me pone sentimental todo esto.
-Gracias, Kay, gracias por sacarnos de ese asqueroso hoyo en el que estábamos.
-Ay chicas, ustedes fueron, son y serán mi mayor motivación.
Me abrazan y Liz se levanta.
-Anda vete a bañar que llegaras tarde.
Mierda, dormí todo el día. Me baño lo más rápido posible y me encuentro a todas sentadas en mi cama y cambiadas.
-Hora de alistarte.
Me maquillan, me peinan y hasta me cambian, me hacen desayuno y se despiden de mi hasta la puerta cuando el chófer de Igor llega como de costumbre.
Llego a la empresa y no veo a Be en la recepción por lo que avanzo hasta mi escritorio.
-¡Feliz cumpleaños! -gritan al unísono.
Abro la boca impresionada, hay regalos en mi escritorio, globos y serpentinas de colores que adornan, incluso hasta globos. Carlos, Marina, Be y Marcel están aquí celebrándome.
Mis ojos se vuelven a llenar de lagrimas y es que antes nadie me hacia esto, solo mis hermanas.
-Oh, no llores cariño. -Marcel se acerca abrazarme
-Gracias chicos. -abrazo a todos. -Nunca me habían hecho algo tan lindo.
-Esto no es lindo. -Marina hace una mueca. -Lindo la vamos a pasar hoy en la noche.
-Alcohol, drogas y sexo. -Carlos dice mientras hace un pequeño baile.
-Esta noche será única. -dice Be mientras me vuelve a abrazar.
-¡Abre los regalos!
Me acerco lentamente al escritorio donde también hay un pequeño pastel. Agarro el primero que es de Be. Un protector para mi celular muy lindo.
-Gracias, Be. -la abrazo y esta se ríe.
Va el turno de Carlos, es un enorme suéter que dice "Gucci".
-En el restaurante están los otros regalos. -me guiñe un ojos y me lanzo abrazarlo.
-Con esto es suficiente. -niega y me hace una mueca.
-Claro que no, eres una excelente amiga y una excelente trabajadora, así que te mereces el mismísimo cielo. -me río y lo abrazo.
Abro el siguiente que es de Marina. Hay una bolsa sencilla pero de una marca que no conozco y sé que es carísima.
-Pero que linda.
-Ábrela. -hago caso y saco un pequeño gas pimienta. -No sé sabe cuando lo podremos necesitar.
Me guiña un ojo y la abrazo besando su mejilla.
-Ya, ya, ahora el mío. -Marcel me ofrece su regalo.
Hay un perfume muy elegante junto con un cheque con mucho dinero.
-Oh no, no. ¿Se volvió loco? -rueda los ojos. -Le puedo aceptar el perfume pero esto no.
-Ay, Kayla, tu déjate querer y ya.
Nos damos una pequeña discusión que él termina ganando.
-Gracias por todo. -los veo a todos. -De verdad que hoy es la primera vez que me festejo desde que tengo memoria.
Todos me vuelven abrazar y unos minutos platicamos y todos se van. Me pongo a trabajar con una sonrisa en mis labios y es que no puedo ser tan afortunada.
-Veo que llegue tarde al festejo. -alzo la vista al escuchar a Alek.
Me sonrojo y me encojo de hombros.
-Sigo cumpliendo años. -sonríe y se acerca levantándome para abrazarme.
-Muchas felicidades. -me sigue abrazando unos segundos más.
-Muchas gracias.
Se separa sonriente y me entrega una pequeña cajita.
-Tal vez no sea mucho pero en cuanto lo vi, me acordé de ti.
Abro lentamente la cajita y veo una pulsera preciosa, se ve tan elegante y tan llamativa, en el centro tiene un pequeño dije de flor.
-Esta preciosa. -digo sacándola y ofreciéndosela para que pueda ponérmela.
-Sin duda no me equivoqué al seleccionarla para ti. -sonríe mirándome.
-Muchas gracias, Alek.
-No hay de que. -me guiñe un ojo. -Aunque seguimos quedando para la cena.
Me río y asiento.
-Que asco de pulsera. -la voz gruesa me eriza la piel.
Alek voltea a verlo serio y ambos primos se hacen reta de miradas.
-Uhm... a mi me pareció muy linda.
Alek sonríe y me da un beso en la frente.
-Espero disfrutes tu día. -me vuelve a guiñar el ojo antes de irse.
-Sigue trabajando. -me mira con una mueca y se vuelve a meter a su oficina.
Trato con todas mis fuerzas de no dejar caer mi buen animo por Igor. Así que sigo trabajando. En la hora de comer Be me llevo a comer a los mismos hot dogs que hemos comido, platicamos de esta noche y platicamos sobre unos problemas que tiene con su familia.
Volvemos a la empresa y antes de irme a mi lugar Be me detiene.
-¿Crees que pueda quedarme hoy en tu casa? -pregunta tímida.
Sonrío y asiento.
-Sabes perfecto que puedes quedarte todo el tiempo que puedas hasta que arregles tus problemas. -le sonrío y me abraza.
Cuando termino de trabajar siempre voy a decirle a Igor que termine, pero como hoy tengo ganas de seguir de buen humor, me voy sin decirle.
Llego al restaurante y aquí es otro festejo, mis dos compañeros de cocina son los que me prepararon otro enorme pastel y les agradecí muchas veces a todos, y más a Carlos que siguió trayendo regalos.
A este paso no voy a poder caminar de tanto pastel que he comido.
-Vete ya. -me corre Carlos.
-¿Qué? -miro mi celular. -Todavía quedan tres horas.
-Vete, es tu cumpleaños y tienes que estar fresca para esta noche. -canturrea bailando.
Me río pero niego.
-Ayer no vine así que puedo...
-Cállate y vete. -me regaña. -Oh por cierto. ¿Me puedo quedar a dormir en tu casa?
Asiento emocionada.
-Claro, Be también se queda. -asiente y me vuelve a correr.
Invito a mis compañeros que solo son dos a esta noche y me despido para irme a casa ya que Carlos estuvo insistiendo.
Al llegar veo el carro de Lourdes afuera y me emociono al saber que los pequeños deben estar aquí. Me apresuro y en cuanto abro la puerta los chicos avientas confeti sobre mi.
-¡Feliz cumple, Kay!
Los pequeños se lanzan a mis brazos y me agacho quedando a su altura sonriendo.
-Muchas gracias, mi pequeñitos.
Me entregan cuatro bolsas.
-Son tus regalos, ábrelos.
Miro a Lourdes y le agradezco con una sonrisa.
-Chicos, saben que no hacia falta ningún regalo...
-Oh, yo les di la idea, no te preocupes por eso. -Lou me sonríe desde el sofá.
Sonrío agradecida y me siento en el suelo con los pequeños que me ayudan a abrirlos. En una es una paleta de sombras, en otra son galletas con chispas de chocolates, la siguiente son unas pantuflas de unicornio que me hace reír, la última es un aceite y dos huevos.
Frunzo el ceño y los miro.
-Oh, es que siempre supimos que los huevos eran tu cena favorita. -empieza Lucian.
-Y siempre que nos hacías se acababan y tu no comías. Por eso te trajimos para que no te falten ahora que no estamos nosotros. -finaliza Jacob.
Las lágrimas salen como ríos y es que esté día a sido tan lindo.
-Mis pequeñitos. -los vuelvo abrazar y los lleno de besos haciéndolos reír.
Pasamos horas riéndonos y agradezco de que Michael no vino con los chicos y Lou, porque estoy segura que arruinaría mi día. Disfrute estar con los pequeños y con Lou, los chicos decían cada cosa que nos hacia reír a todas.
-Bueno chicos, hora de despedirse que a la cumpleañera todavía no se le acaba el día. -se ríe levemente.
Se dirigen a la puerta y abrazo a Lou.
-Gracias, de verdad muchas gracias por hacer feliz a los pequeños, estás siendo muy buena mamá. -sus ojos se cristalizan.
-¿De verdad lo crees?
-Claro. Solo míralos. -ambos miramos como los chicos se ríen con sus hermanas.
Los chicos nos ven y vienen a nosotras.
-Kay ¿Luego podemos ir a comer hamburguesas? -me pregunta Jacob.
-Claro que si.
-Pero invita a Igor. -le sigue Lucian y Jacob asiente.
Los miro con el ceño fruncido y niego.
-No, con él no.
-Si. -alargan la "i".
-Por fi, Kay. Es que me cae muy bien.
Sacudo la cabeza y asiento.
-Bien, luego nos ponemos de acuerdo.
Nos despedimos y se van. En cuanto se van las chicas vuelven con mil cosas.
-¿Que...
-No pensabas ir así. ¿Verdad? -me pregunta Liz con una mueca.
-Uhm... si.
-Pues estas mal. Vamos a cambiarte y a ponerte otro maquillaje.
Las chicas se emocionan en volver a cambiarme de todo y yo no le veo la necesidad pero las dejo hacer lo que quieran conmigo. Me maquillan más fuerte con la boca roja y un vestido muy pegado y corto, me hace pequeñas ondas y ellas se alistan para irnos.
-Kay ¿Puedo llevar a Mike? -se sonroja.
Trato de esconder la sonrisa burlona y asiento.
-Claro que si, Liz.
Empieza a llamarlo por el celular y escuchamos el claxon de un coche. Salimos y nos encontramos a Carlos con medio cuerpo afuera.
-¡Hora de que empiece la fiesta!
Todas nos subimos al coche y me colocan un pequeño gorrito de fiesta.
Nos vamos riendo y bromeando de cualquier cosa y pasamos por las grandes calles de Nueva York. Volteo con una sonrisa a las grandes pantallas que hay en la ciudad y mi sonrisa se borra de golpe.
-Chicas. -las llamo quedándome como piedra. -Chicas.
-¿Qué pasa?
-Estamos en las pantallas.
-¿Qué?
-¡Estamos en las pantallas! -repito gritando emocionada.
Y así es, esta la sesión que nos hicieron con los perfumes, salimos promocionándolos y debo admitir que nos vemos muy lindas.
-¡Oh por Dios!
Todas empezamos a gritar emocionadas y el día no puede haber ido mejor. Le tomamos miles de fotos y seguimos gritando emocionadas que hasta Carlos se nos junta.
Llegamos a Moonlight y saludo a los que ya están. Carlos no hace esperar nada y me dos shots de golpe.
-Feliz cumpleaños. -saluda Mike entregándome un regalo.
Miro la cara de enamorada de Liz y sonrío.
-Gracias, Mike.
La mesa se empieza a llenar, mis hermanas, mis dos compañeros, Carlos, Marina y Be ya estaban aquí y aunque probablemente no seamos muchos me siento completa y feliz entre ellos.
Solo falta Igor...
Pero mi día va tan bien que decido dejarlo a un lado y poner en primer lugar mi felicidad.
Todos platicamos un poco ya que no se puede tener un conversación bien por la música tan alta así que tomamos y bromeamos, Marina de la nada se para en la mesa y empieza a bailar. Empezamos a animarla y de la nada se cae.
-¡Mala copa, mala copa!
Nos partimos en risa. Carlos la trata de levantar riéndose pero al estar ya con alcohol en sus venas se terminan cayendo los dos.
Me río a carcajadas.
-¡Mala copas, mala copas! -la gente me sigue y volvemos a reírnos.
Horas más tarde me encuentro bailando igual que Marina arriba de una mesa.
Estoy ebria y caliente... muy caliente.
Me bajo de la mesa con ayuda de un chico y me acerco a Carlos que esta bailando muy de cerca con un chico.
-¿Invitaste a Igor? -le pregunto casi gritando debido a la música.
Sonríe pícaro y asiente.
-Claro que sí.
Asiento y espero paciente a que aparezca. Sigo bailando con mis hermanas y con Be empezamos tomar tres shots de golpe.
-Creo que quiero coger. -me dice Be con un puchero.
-Yo igual. -hago el mismo puchero.
-Cojamos.
-Acepto.
Nos miramos serias para después explotar en carcajadas. Sin duda uno de los mejores cumpleaños.
Quiero que llegue Igor y me diga todas esas palabras que me ponen a mil, pero recuerdo que estamos molestos y sé que no vendrá.
Decido llamarlo, olvidándome que estamos molestos porque de verdad quiero coger y nomas quiero con él. Miro muy borroso mi celular así que ni siquiera puedo saber si le estoy marcando al numero correcto. Me pongo triste al saber que no voy a coger con él y me voy a sentar.
Maldito Igor, te estuve evitando hoy para que al final de la noche aparezcas en mi mente poniéndome cachonda y triste.
-¿Por qué estas sola? -su voz grave me hace pegar un brinco y me levanto de golpe.
Trato de enfocarlo y si, es él.
Bendito Dios que lo puso en mi camino.
-Quiero coger. -me le lanzo a sus labios y me detiene.
-¿Qué? -pregunta sorprendido.
-Que quiero coger, maldito sordo. Quiero que me digas esas palabras sucias que me ponen más y me toques como solo tu sabes.
-Mira como me pones. -me acerca a su erección y me muerdo los labios.
-Entonces vamos arreglar eso, por favor. -susurro en sus labios.
-Esa lengua se vuelve loca con el alcohol.
-Sip ¿Quieres probarla?