Igor Gólubev.
Empiezo a quitarle el vestido dejándola completamente desnuda. La única luz que entra es gracias a la ventana donde se puede apreciar la torre.
Me siento en la cama jalándola haciendo que quede recostada en mis piernas y su perfecto culo quedé a mi alcance.
-Ahora si, señorita Larson. -empiezo acariciar sus glúteos. -Va recibir su castigo.
No dejo que hable porque azoto mi mano en su culo de una forma bastante fuerte. Quedo fascinado al ver el rebote de sus nalgas y como mi mano queda pintada.
-¡Igor! -grita sorprendida.
No aguanto las ganas y vuelvo a darle otra. Tenia mucho tiempo deseando tenerla así. A mi merced y poder azotarle ese precioso culo.
Azoto unas veces más hasta que su trasero quede totalmente rojo y con mis manos pintadas en su piel.
No me siento satisfecho del todo, pero se que es bastante para ella.
La hago levantarse y veo como sus mejillas están totalmente rojas y se muerde el labio con fuerza.
-Creo que quedo bastante claro el castigo. ¿No? -susurro cerca de sus labios y ella asiente rápidamente.
Me lanzo a sus labios y empiezo a besarla como si no hubiera comido en años. Sus labios son tan gruesos y suaves que podría besarla todo el jodido tiempo.
Voy bajando mis besos hasta llegar a su cuello y siento como sus manos se enredan en mi cabello.
Me prendo de su pezón y miro hacia arriba para ver como su rostro se contrae y ver como le doy placer me hace excitarme más. Su rostro es tan perfecto y verla excitada me hace perder por completo la razón.
Sin previo aviso la lanzo a la cama y ella se sonroja al ver como empiezo a quitarme el short. Al ver que esta completamente desnuda trata de taparse pero lo impido.
-No te cubras, me das una perfecta vista. -susurro y ella aun duda.
No miento, en absoluto. Sus pechos redondos están perfectamente a mi vista, su abdomen completamente plano y ni que decir de esas caderas y esas piernas.
Me hinco en la cama completamente desnudo y veo como mira con los ojos bien abiertos mi erección.
-¿Eso va... eso va a entrar? -pregunta sin dejarla de vista.
No puedo evitar y suelto una carcajada.
-Todo esto va a entrar, pero primero hay que prepararte. -le doy una sonrisa ladina.
Abro sus piernas dejándome la perfecta vista de su entrepierna. Jadeo al ver que si era igual como la imagine, su vagina es rosada. Sin perder tiempo me prendo de su botón y me prende sentir lo empapada que esta.
Sigo jugando mientras que meto un dedo en su vagina y la escucho gemir más fuerte. Que gima de esta manera me incita a darle más para seguir escuchándola.
Siento como se contrae y empieza a temblar, levanto mi vista sin dejar de hacer mi trabajo. La imagen de su rostro quedará por siempre guardada. Verla tan vulnerable a mi tacto, tan excitada y tan sexy me esta haciendo perder el control.
-Igor. -gime mi nombre y yo no puedo estar más que satisfecho de haberle dado un buen orgasmo.
Sus ojos están cerrados tratando de calmarse de su orgasmo y yo empiezo a lamer mis dedos, los que estuvieron dentro de ella. Su sabor se ha vuelto mi favorito.
Me coloco encima de ella y la cabeza de mi pene hace contacto con su vagina húmeda haciéndonos gemir al unísono.
-¿Estás lista, pequeña? -pregunto observando sus ojos.
Abre poco a poco dejándome ver ese azul y asiente tímida.
Agarro el condón que esta en la mesita y me coloco lo más rápido que puedo.
-Puedo parar cuando quieras. -asiente y agarra mis hombros con fuerza.
La beso para distraerla y empiezo a acariciar lentamente desde su brazo hasta sus caderas.
Estoy para borrar las asquerosas mano de aquel vejete, y eso haré.
Agarro mi miembro y empiezo a meter mi punta a su vagina. Me da la bienvenida con su calor y trato de no entrar de golpe.
Joder, esta mujer me tiene mal.
Veo como el rostro de Kayla se contrae de dolor y voltea hacia otra parte para que no la vea. Paso su cabello detrás de su oreja y hago que me vea.
-Mírame, Kayla.
Empujo un poco más y Kayla gime de dolor enterrando sus uñas en mi espalda.
-Me duele, Igor. -solloza y empiezo a besar todo su rostro.
-Lo sé, solo dolerá un poco más.
Asiente.
-Más. -pide mirándome a los ojos.
Y ¿Quién soy yo para desobedecer a lo que ella me pide?
Esta vez meto la mitad de mi miembro y ella da un gritito mientras encaja con más fuerza sus uñas en mi espalda. Me quedo quieto tratando que se acostumbre.
-¿Por qué me duele tanto? -susurra con ojos llorosos. -Si él ya...
-No hables de ese imbécil. -la interrumpo y bajo una mano para acariciar su clítoris y que lubrique más. -Ese imbécil es un pito chico.
Kayla me abraza escondiendo su rostro en mi cuello. Alejo mi mano de su clítoris y nos pongo de lado aun sin salir de ella.
-¿Quieres que me...
-No, quiero que empieces a moverte. -me ordena.
La miro asombrado y me subo de nuevo arriba de ella apoyando mis codos a su lado para no dejar todo mi peso en ella.
Bajo la mirada a nuestro punto de unión mientras saco y meto la mitad de mi pene despacio haciéndonos gemir.
Mierda, esta tan estrecha.
-¡Ah! -grita rasguñando mi espalda.
Sus ojos están apretados y espero a que se acostumbre.
-Pequeña, estas tan estrecha. -beso su cuello.
De verdad trato de tener autocontrol pero no puedo. Salgo y vuelvo a entrar haciendo que ponga los ojos en blanco y siento como mi miembro crece dentro de ella.
Esta mujer me hace excitarme de una forma que ni yo sabia.
Espero su aprobación para seguir y al parecer entiende ya que asiente.
Empiezo a moverme despacio y gruño al sentirla tan apretada. En ningún momento aparto mi vista de su rostro, ver los gestos que hace me excita más de lo que debería.
Mis ritmos constantes van cambiando y empiezo a moverme un poco más rápido. Necesito más de ella.
-¿Quieres que pare?
Niega y veo que está disfrutando un poquito más, sé que las primeras veces nunca se disfrutan pero al parecer ella poco a poco va agarrando el ritmo.
Baja la vista a nuestros sexos y abre sus ojos como plato.
-¡Igor! ¡Es solo lo mitad! -grita casi asustada.
Me río y asiento orgulloso de mi amigo.
Meto un poco más y su espalda se levanta de la cama formando un perfecto arco. Empiezo de nuevo sin meterle todo y siento que en cualquier minuto voy a venirme.
Al ritmo que doy mis embestidas, sus pechos se mueven y me prendo de uno al verlas tan irresistibles.
-Igor. -gime.
Empiezo a embestir un poco más rápido y entierro mi cara en su cuello al sentir que me voy a venir en cualquier momento.
Siento como mi abdomen se contrae, me vengo dentro del jodido condón.
Necesito untar mi leche en su vagina.
-Me tienes mal, Kayla. -me levanto para quitarme el condón.
Lo amarro lo y tiro dentro del bote de la basura que esta cerca. Vuelvo con Kayla y empiezo a frotar mis dedos en su clítoris de nuevo para hacerla terminar.
Empieza a gemir y me quedo observando sus facciones. En cuestión de segundo su cuerpo vuelve a temblar haciéndome saber que llego a su orgasmo.
-Estuviste perfecta. -susurro en su oreja mientras trata de recuperarse.
Nuestras respiraciones son pesadas y se abraza a mi pecho para esconder su rostro en mi cuello.
-No tengo ganas de moverme. -susurra débil y sonrío.
Dejo que se acomode sobre mi pecho. Huelo su cabello y quedo idiotizado a su olor.
Pasamos unos minutos sin decir nada y se separa de mi para agarrar la sabana y envolverse para dirigirse al baño.
-¿Por qué te cubres? -frunzo el ceño.
Me ignora y entra al bañar enrollada en la sabana.
¿Qué me estás haciendo, Kayla? ¿Desde cuando cojo despacio? Me siento estúpido.
Kayla sale del baño con el rostro rojo y se acuesta dándome la espalda mirando por la ventana.
Estoy seguro que si fuera otra chica la mandará ya a su cuarto pero con ella... no lo entiendo.
Sé que sigo teniendo ganas de ella y estoy esperando que las ganas desaparezcan.
No lo dudo y me acerco para rodear su cintura con mi brazo y choco mi erección en su culo. La jalo acercándola para que no haya ningún tipo de espacio.
Empiezo acariciar todo su cuerpo y me freno al sentir una cicatriz.
-¿Qué pasó? -susurro acariciando esa cicatriz.
Kayla se remueve incómoda y trata de alejarse pero no se lo permito.
-Solo fue...
-¿Qué pasó? -digo serio y la veo cerrar sus ojos.
-Un día no teníamos comida, se me hizo fácil robarla. -sus mejillas agarran color y evita mi mirada. -Él dueño de esa tienda me hizo devolverle toda la comida y al final encajo una navaja.
Aprieto la mandíbula con fuerza al saber lo que ha pasado, si llego a enterarme de quien fue el imbécil de esa tienda estoy seguro que lo mato.
-Ya no te va a faltar nada, no mientras estés conmigo.
Me sonríe y se que no es una sonrisa de las que me gustan, es una triste.
Se acurruca a mi lado y acaricia el tatuaje de mi pecho.
-¿Qué significa? -pregunta delicadamente.
Siento que me tenso y aprieto mi mandíbula con fuerza.
-Es por mi hermana.
Sus ojos me miran confundida y sin dejar de acariciarme sigue con sus preguntas.
-¿Qué le pasó?
Nunca me ha gustado hablar de ella, y con Kayla no será la excepción.
-No te importa.
Trato de levantarme para irme pero ella me detiene del pecho evitando que me levante.
-Lo siento, sé que hay temas que...
Quito su mano y me encierro en el baño.
Siento asco al recordar la sangre de ese tipo por mis manos, siempre que recuerdo a ese imbécil me entran unas ganas inmensas de bañarme. Todo en ese asqueroso me daba asco y sigue dándome asco aun muerto.
Quiero bañarme pero no quiero quitarme el olor de Kayla así que decido solo mojarme el rostro y respirar hasta calmarme.
Me siento más tranquilo y decido salir para encontrarme con Kayla. Salgo y la veo dormida enredada entre las sábanas.
Me acerco tratando de no despertarla y me acuesto a su lado pasando mi brazo por su cintura. Entierro mi cabeza en su cuello y respiro su aroma.
Estoy por quedarme dormido cuando siento que mi mano encajaría mejor en su pecho. Subo mi mano y dejo descansar mi mano en su redondo pecho.