Chereads / Incandescente / Chapter 46 - Capítulo 46

Chapter 46 - Capítulo 46

-¡Carlos! -grito al verlo.

Se para de golpe y me mira con los ojos llorosos.

-Me obligó a decirle. Lo siento. -junta sus manos y me hace ojitos.

Entrecierro mis ojos y niego.

-Manipulador, deja de hacer esa carita. -sonríe y me abraza.

-¿No estas enojada verdad? -se separa rápido para ver mi reacción.

-Algo, no tenias que decirle que me acosté con su nieto, Carlos. -siento mi rostro arder al decirlo.

Se aguanta la risa.

-Mi reina, hasta mi abu se emocionó. -se queda pensativo. -Estoy seguro que Marina también ella...

-¡Ni se te ocurra! -grito con los ojos bien abiertos. -Bastante tuve con Marcel.

Carlos suelta una carcajada y hace que encaje mi brazo con el suyo.

-Vamos, te llevaré a casa.

Nos subimos a su coche y mientras él manejaba veníamos platicando de como nos fue en el restaurante.

-Muchos alagaron los postres. -mueve sus cejas mientras sonríe. -Estoy orgulloso de tenerte como amiga y repostera.

Hago puchero.

-Carlos, no sabes la oportunidad que me haz dado. Eres el mejor amigo de todos.

-Lo sé, guapa. -se ríe y empezamos a contar tontadas que nos hacen reír a los dos.

-¿Conoces al señor James y a su nieto Mark? -pregunto cuando los recuerdo.

Frena de golpe ya que paramos en un semáforo que estaba en rojo. Me mira como si estuviera loca.

-¿De dónde los conoces tú?

Me encojo de hombros.

-Cuando Igor me llevo a la cena, ayudé al señor James a subir y me presentó a su nieto.

-¿Igor vio eso? -asiento confundida.

-Si, de hecho te mandaron saludos y dijeron que luego vendrían a tu restaurante. -empieza a toser exageradamente y le doy palmaditas en la espalda. -¿Estás bien?

Asiente y sigue manejando.

-Igor los odia.

-¿Por qué? -me acomodo más para escuchar la historia.

-Ni idea, desde pequeños se odian a muerte.

Me quedó pensando en que podría ser lo que hagan odiarse. Igor no tiene el mejor carácter pero para odiarse. ¿Qué puede ser tan grave?

-¡Le puedes dar celos! -grita de la nada haciéndome sobresaltar. -¡Eres una genia, mi reina!

-No, no, sabes que no soy así.

-¿Y? Él fue un cabrón, tu tienes que aprovechar el poder que tienes sobre él.

Niego.

-No tengo ningún poder sobre él, lo viste hoy.

-Cuando vengan al restaurante. -me ignora completamente. -Le diré a Igor que vaya y ¡Pum!

Ambos gritamos al ver como un coche se pone enfrente de nosotros obstruyendo el paso a una velocidad alta. Carlos alcanza a frenar y quedamos a nada de estrellarnos con el.

-¿Estas bien? -me pregunta preocupado.

Asiento y ambos nos quedamos quietos esperando que él culpable salga del carro.

Si antes nos habíamos quedado con la boca abierta, ahora más.

Igor sale del coche tambaleándose y viene directo a mi puerta. Viene con su corbata mal hecha y una botella en mano.

Abre la puerta.

-Sal de aquí que nos vamos. -dice tratando de sonar firme.

-¡¿Estas mal de la cabeza?!-grita Carlos quitándose el cinturón y bajando para ir al lado de Igor.

-Kayla, no lo voy a volver a repetir. Vayámonos.

Carlos llego hasta él y le arrebato la botella.

-¡¿Por qué conduces ebrio?!

Me quito el cinturón y a Igor se le forma una ligera sonrisa.

-¿Irás conmigo? -se tambalea y Carlos lo agarra.

-Kayla, abre la puerta de atrás, por favor.

Salgo rápido y abro la puerta. Antes de que Carlos lo meta, Igor se lanza hacia a mi.

Me tambaleo y me estrella en el coche debido a su peso. Él es demasiado grande y fuerte... y yo solo soy un fideo.

Carlos me mira preocupado.

-¿Estas bien? -se voltea enojado a ver a Igor que me observa desde arriba. -¡Ves lo que haces, mierda!

-Vámonos. -susurra cerca de mis labios.

Volteo el rostro para mirar a Carlos que se masajea la cien.

-Métete al jodido coche o te corto los huevos. -amenaza.

Igor lo ignora y Carlos lo intenta agarrar para meterlo al coche pero Igor le da un manotazo haciendo que Carlos se sobara.

-Jodido animal. -le devuelve el golpe pero Igor ni se inmuta. -Kay, llévate el coche de Igor, mientras yo lo llevo a su casa.

Me pongo nerviosa, Igor me sonríe.

-Ella no sabe manejar, le da miedo matar a alguien. -dice sin dejarme de ver.

Volteo hacia otro lado. Ya escuchando mi miedo se escucha un poco raro.

-¿De verdad? -Carlos trata de aguantarse la risa.

-Tenemos que llevar a Igor a su casa. -digo seria tratando de ignorar mi miedo.

Carlos vuelve a estar serio y parece que Igor quedo loco ya que no deja de observarme.

-Métete ya o te mato, Igor. -lo empuja Carlos pero Igor no me suelta haciendo que yo también me tambalee.

-Igor, deja que te llevemos a casa. -susurro.

Asiente como niño obediente y entra solo al coche.

Carlos y yo nos miramos raro al ver que hasta el cinturón se puso.

-Ves como si tienes el poder sobre él. -me guiñe un ojo. -Métete con él para que no me vomite el coche, estacionaré el suyo.

Me meto atrás con Igor y se quita el cinturón para acercarse a mi.

-¿Por qué no quieres ir a mi casa? -dice casi con un puchero.

Prefiero al Igor ebrio.

-Porque no. -murmuro para observar como Carlos deja estacionado el coche de Igor en una parte donde no estorbe.

-Vamos, que podemos repetir lo de París. -esconde su cara en mi cuello.

Cierro los ojos ante los escalofríos que me dan, pero recuerdo lo que paso esta mañana y lo empujo dejándolo hasta la otra puerta del coche.

-Tu ya lo repetiste con Stacy. -suelto.

Abre sus ojos como plato y después empieza a partirse en carcajadas.

-¿Es qué ya quedo idiota? -pregunta Carlos cuando entra y mira a Igor reírse así.

-¡Kayla esta celosa! -grita en medio de sus carcajadas.

Carlos se tapa la boca tratando de ocultar su risa. Me observa por el retrovisor y al verme seria, él aparta la vista y vuelve a estar serio.

-Fuiste demasiado idiota, Igor. -digo mientras Carlos pone el coche andar.

-Lo sé. -su risa cesa de golpe.

Se acerca de poco a poco.

-Perdóname, no sé porqué dije esa estupidez. Sabes que ni loco te dejo ir. -susurra en mi oreja poniéndome la piel chinita.

Miro por la ventana, no quiero verlo porque me sigo sintiendo dolida y molesta.

-No pude coger con Stacy si es lo que te preocupa. Quería saber si la noche en París me había sentido así porqué estaba loco o porque eras tu. -volteo a verlo y acaricia mi mejilla. -Y si eres tú, Kayla. Creo que solo tú me pones así.

Volteo mi vista hacia la ventana ya que siento mi corazón palpitar demasiado rápido y no quiero ceder a él.

-¿Puedo opinar? -pregunta.

-No. -respondemos Igor y yo al unísono.

Carlos rueda los ojos y se dispone a manejar mientras Igor solo se dedica a observarme.

El camino fue silencioso y al momento de llegar a la casa de Igor no me soltaba por nada.

-Quédate conmigo. -susurra y cierro mis ojos para no caer en la tentación.

-Lo siento. Tengo cosas que hacer.

No deja de mirarme y Carlos interviene.

-Te llevaré a tu habitación. -trata de agarrarlo pero Igor lo esquiva.

-No quiero que tú me lleves a mi habitación. -lo mira con asco.

-Marica.

-Llévame tú. -me dice mientras se tambalea de un lado a otro.

Cada vez me impresiona este Igor ebrio.

-¡Qué fácil eres! -le grita Carlos desde abajo ya que nosotros vamos subiendo las escaleras.

Igor se voltea y siento que en cualquier momento va a matarse, cuando se voltea y lo enfoca bien le tira el dedo de en medio.

-Vamos, sigue subiendo. -le digo ya que esta a nada de caerse.

Batallo con su peso y como puedo abro la puerta. Veo como gloria la cama y lo aviento.

-¿Agresiva? Me gusta. -sonríe de lado poniendo sus brazos atrás de la cabeza.

-Adiós, Igor.

-No. -se sienta de golpe y alcanza mi brazo. -Espera.

Se levanta y queda frente a mi. Me toca levantar mi cabeza para poder verlo a los ojos.

-Eres torpe. ¿Sabías? -Ruedo los ojos y me zafó de su agarre. -¿Qué te dije de los ojos, Kayla?

Trago saliva.

-Descansa. -suelto pero a nada me tiene contra la pared.

Su respiración choca con la mía y me siento demasiado nerviosa por su cercanía.

-No estés celosa. -ronronea con su cara metida a mi cuello. -Que solo a ti te quiero coger.

La piel se me eriza y volteo la cara cuando estamos a nada de besarnos.

-Adiós.

Me escabulló y bajo para irme con Carlos y con la respiración agitada.

-¡Uf! ¿Pero que pasó allá arriba que vienes tan agitada? -dice mientras muerde una manzana.

-Vámonos.

-Como ordenes.

Nos subimos a su coche y el camino fue silencioso.

-¿Puedo dormir con ustedes hoy?

Lo miro y sus ojos están cubiertos por lágrimas.

-Carlos, claro que puedes quedarte. -acaricio su brazo tratando de darle mi apoyo. -¿Qué pasa?

Se saca las lagrimas y se estaciona frente a mi casa.

-Estoy harto de que jueguen conmigo. -se acomoda para quedar frente a mi. -¿Tan poca cosa soy?

Me siento mal el verlo así. Sacudo mi cabeza y le doy una sonrisa cálida.

-Carlos, eres mucho para ellos. Los hombres son unos idiotas. -suelto un bufido.

-Completamente de acuerdo.

Ambos nos quedamos reflexionando unos minutos sobre nuestras vidas y mi mente viaja rápidamente hasta Igor.

-Bajemos, te haré un té para que puedas contarme que paso.

Nos metimos y con las chicas tuvimos una velada agradable. Cada quien contó lo que más les atormentaba y me dolía saber que mis hermanas sufren por cosas que sé que no puedo cambiar, las escuché atenta y Carlos en cuestión de segundos estaba con lagrimas cayendo de sus rostros.

Después de irnos a dormir cada una se fue agarrar su rumbo. Estaba por ir a la empresa tragándome el orgullo y de seguro para recibir otra humillación más.

Siento mi celular sonar y veo que es Marcel.

-Buenos días. -contesto amable.

-Buenos días, angelito. ¿Cómo amaneciste?

Sonrío.

-Estoy mejor. ¿Qué tal usted?

-Lo normal, con algunos dolores. -escucho que se queja. -No vayas a trabajar con Igor por imbécil, mejor ven y platicamos de varias cositas.

-¿Qué? No creo...Igor se va a molestar y...

-Ese imbécil no me importa, y no se enojara nada, así que ven que tenemos que hablar de ciertas cosas.

Con nervios de que Igor pudiera decirme algo, le hice caso a Marcel. Fui a verlo por la mañana y en la tarde me iba rápido al restaurante, y así fue la rutina de mi semana. De Igor no he sabido nada, con Marcel hemos hablado de todo un poco y me hizo llevarle a mis hermanitos, que con todo el gusto fui a presentárselos.

Ellos educados le llevaban las medicinas a su respectiva hora y cuando Marcel sentía fuerzas se ponía a jugar con ellos en su enorme patio.

Hoy acompañe a Liz con su psiquiatra y salió un poco desanimada por lo que le llame a Lourdes y le pedí a los chicos, lo cual no me lo negó y rápido fuimos por los pequeños. Ya todos juntos fuimos por un helado y vinimos con Marcel que también le trajimos un helado.

-Confío en esta pequeña familia. -dijo cuando Jacob le ofrecía la pastilla y Lucian traía una vaso de agua. -Sé que saldrán adelante y yo les ayudaré en lo que pueda.

Sonrío y los pequeños le dan un beso en la mejilla. Marcel abre sus ojos sorprendido y suelta a reír.

-Mientras yo estoy cargando con todos los problemas de la empresa tu estas jugando a la familia.

Los chicos corren hacia a mi y las chicas solo se quedan serias al ver a Igor entrar con su rostro totalmente serio y casi matando con la mirada a Marcel.

-Así es. ¿Algún problema? -le reta Marcel.

-Kay, creo que me da miedo tu jefe. -susurra Lucian.

Jacob asiente y agarra mi mano.

-Si, en la...

-¿Qué les parece si jugamos fut? -se levanta ignorando a su nieto haciéndolo rabiar al punto de ponerlo rojo.

Siento un poco de miedo al saber que Igor es como una bomba y en cualquier momento va a explotar. Los chicos me miran pidiendo permiso.

-Creo que lo mejor es que volvamos mañana. -digo nerviosa al sentir su mirada.

-Ni se te ocurra irte, que llevas una semana sin ir al trabajo y mereces castigo.

Lo miro con la boca abierta y las chicas me ven confundidas al no saber el tipo de "castigo".

-¿Le vas a pegar a mi hermana? -pregunta Lucian totalmente indignado.

-Primero te pegamos nosotros antes de que le pongas una mano encima, idiota. -termina Jacob y ambos se le van encima.