-¡Carlos! -grito al verlo.
Se para de golpe y me mira con los ojos llorosos.
-Me obligó a decirle. Lo siento. -junta sus manos y me hace ojitos.
Entrecierro mis ojos y niego.
-Manipulador, deja de hacer esa carita. -sonríe y me abraza.
-¿No estas enojada verdad? -se separa rápido para ver mi reacción.
-Algo, no tenias que decirle que me acosté con su nieto, Carlos. -siento mi rostro arder al decirlo.
Se aguanta la risa.
-Mi reina, hasta mi abu se emocionó. -se queda pensativo. -Estoy seguro que Marina también ella...
-¡Ni se te ocurra! -grito con los ojos bien abiertos. -Bastante tuve con Marcel.
Carlos suelta una carcajada y hace que encaje mi brazo con el suyo.
-Vamos, te llevaré a casa.
Nos subimos a su coche y mientras él manejaba veníamos platicando de como nos fue en el restaurante.
-Muchos alagaron los postres. -mueve sus cejas mientras sonríe. -Estoy orgulloso de tenerte como amiga y repostera.
Hago puchero.
-Carlos, no sabes la oportunidad que me haz dado. Eres el mejor amigo de todos.
-Lo sé, guapa. -se ríe y empezamos a contar tontadas que nos hacen reír a los dos.
-¿Conoces al señor James y a su nieto Mark? -pregunto cuando los recuerdo.
Frena de golpe ya que paramos en un semáforo que estaba en rojo. Me mira como si estuviera loca.
-¿De dónde los conoces tú?
Me encojo de hombros.
-Cuando Igor me llevo a la cena, ayudé al señor James a subir y me presentó a su nieto.
-¿Igor vio eso? -asiento confundida.
-Si, de hecho te mandaron saludos y dijeron que luego vendrían a tu restaurante. -empieza a toser exageradamente y le doy palmaditas en la espalda. -¿Estás bien?
Asiente y sigue manejando.
-Igor los odia.
-¿Por qué? -me acomodo más para escuchar la historia.
-Ni idea, desde pequeños se odian a muerte.
Me quedó pensando en que podría ser lo que hagan odiarse. Igor no tiene el mejor carácter pero para odiarse. ¿Qué puede ser tan grave?
-¡Le puedes dar celos! -grita de la nada haciéndome sobresaltar. -¡Eres una genia, mi reina!
-No, no, sabes que no soy así.
-¿Y? Él fue un cabrón, tu tienes que aprovechar el poder que tienes sobre él.
Niego.
-No tengo ningún poder sobre él, lo viste hoy.
-Cuando vengan al restaurante. -me ignora completamente. -Le diré a Igor que vaya y ¡Pum!
Ambos gritamos al ver como un coche se pone enfrente de nosotros obstruyendo el paso a una velocidad alta. Carlos alcanza a frenar y quedamos a nada de estrellarnos con el.
-¿Estas bien? -me pregunta preocupado.
Asiento y ambos nos quedamos quietos esperando que él culpable salga del carro.
Si antes nos habíamos quedado con la boca abierta, ahora más.
Igor sale del coche tambaleándose y viene directo a mi puerta. Viene con su corbata mal hecha y una botella en mano.
Abre la puerta.
-Sal de aquí que nos vamos. -dice tratando de sonar firme.
-¡¿Estas mal de la cabeza?!-grita Carlos quitándose el cinturón y bajando para ir al lado de Igor.
-Kayla, no lo voy a volver a repetir. Vayámonos.
Carlos llego hasta él y le arrebato la botella.
-¡¿Por qué conduces ebrio?!
Me quito el cinturón y a Igor se le forma una ligera sonrisa.
-¿Irás conmigo? -se tambalea y Carlos lo agarra.
-Kayla, abre la puerta de atrás, por favor.
Salgo rápido y abro la puerta. Antes de que Carlos lo meta, Igor se lanza hacia a mi.
Me tambaleo y me estrella en el coche debido a su peso. Él es demasiado grande y fuerte... y yo solo soy un fideo.
Carlos me mira preocupado.
-¿Estas bien? -se voltea enojado a ver a Igor que me observa desde arriba. -¡Ves lo que haces, mierda!
-Vámonos. -susurra cerca de mis labios.
Volteo el rostro para mirar a Carlos que se masajea la cien.
-Métete al jodido coche o te corto los huevos. -amenaza.
Igor lo ignora y Carlos lo intenta agarrar para meterlo al coche pero Igor le da un manotazo haciendo que Carlos se sobara.
-Jodido animal. -le devuelve el golpe pero Igor ni se inmuta. -Kay, llévate el coche de Igor, mientras yo lo llevo a su casa.
Me pongo nerviosa, Igor me sonríe.
-Ella no sabe manejar, le da miedo matar a alguien. -dice sin dejarme de ver.
Volteo hacia otro lado. Ya escuchando mi miedo se escucha un poco raro.
-¿De verdad? -Carlos trata de aguantarse la risa.
-Tenemos que llevar a Igor a su casa. -digo seria tratando de ignorar mi miedo.
Carlos vuelve a estar serio y parece que Igor quedo loco ya que no deja de observarme.
-Métete ya o te mato, Igor. -lo empuja Carlos pero Igor no me suelta haciendo que yo también me tambalee.
-Igor, deja que te llevemos a casa. -susurro.
Asiente como niño obediente y entra solo al coche.
Carlos y yo nos miramos raro al ver que hasta el cinturón se puso.
-Ves como si tienes el poder sobre él. -me guiñe un ojo. -Métete con él para que no me vomite el coche, estacionaré el suyo.
Me meto atrás con Igor y se quita el cinturón para acercarse a mi.
-¿Por qué no quieres ir a mi casa? -dice casi con un puchero.
Prefiero al Igor ebrio.
-Porque no. -murmuro para observar como Carlos deja estacionado el coche de Igor en una parte donde no estorbe.
-Vamos, que podemos repetir lo de París. -esconde su cara en mi cuello.
Cierro los ojos ante los escalofríos que me dan, pero recuerdo lo que paso esta mañana y lo empujo dejándolo hasta la otra puerta del coche.
-Tu ya lo repetiste con Stacy. -suelto.
Abre sus ojos como plato y después empieza a partirse en carcajadas.
-¿Es qué ya quedo idiota? -pregunta Carlos cuando entra y mira a Igor reírse así.
-¡Kayla esta celosa! -grita en medio de sus carcajadas.
Carlos se tapa la boca tratando de ocultar su risa. Me observa por el retrovisor y al verme seria, él aparta la vista y vuelve a estar serio.
-Fuiste demasiado idiota, Igor. -digo mientras Carlos pone el coche andar.
-Lo sé. -su risa cesa de golpe.
Se acerca de poco a poco.
-Perdóname, no sé porqué dije esa estupidez. Sabes que ni loco te dejo ir. -susurra en mi oreja poniéndome la piel chinita.
Miro por la ventana, no quiero verlo porque me sigo sintiendo dolida y molesta.
-No pude coger con Stacy si es lo que te preocupa. Quería saber si la noche en París me había sentido así porqué estaba loco o porque eras tu. -volteo a verlo y acaricia mi mejilla. -Y si eres tú, Kayla. Creo que solo tú me pones así.
Volteo mi vista hacia la ventana ya que siento mi corazón palpitar demasiado rápido y no quiero ceder a él.
-¿Puedo opinar? -pregunta.
-No. -respondemos Igor y yo al unísono.
Carlos rueda los ojos y se dispone a manejar mientras Igor solo se dedica a observarme.
El camino fue silencioso y al momento de llegar a la casa de Igor no me soltaba por nada.
-Quédate conmigo. -susurra y cierro mis ojos para no caer en la tentación.
-Lo siento. Tengo cosas que hacer.
No deja de mirarme y Carlos interviene.
-Te llevaré a tu habitación. -trata de agarrarlo pero Igor lo esquiva.
-No quiero que tú me lleves a mi habitación. -lo mira con asco.
-Marica.
-Llévame tú. -me dice mientras se tambalea de un lado a otro.
Cada vez me impresiona este Igor ebrio.
-¡Qué fácil eres! -le grita Carlos desde abajo ya que nosotros vamos subiendo las escaleras.
Igor se voltea y siento que en cualquier momento va a matarse, cuando se voltea y lo enfoca bien le tira el dedo de en medio.
-Vamos, sigue subiendo. -le digo ya que esta a nada de caerse.
Batallo con su peso y como puedo abro la puerta. Veo como gloria la cama y lo aviento.
-¿Agresiva? Me gusta. -sonríe de lado poniendo sus brazos atrás de la cabeza.
-Adiós, Igor.
-No. -se sienta de golpe y alcanza mi brazo. -Espera.
Se levanta y queda frente a mi. Me toca levantar mi cabeza para poder verlo a los ojos.
-Eres torpe. ¿Sabías? -Ruedo los ojos y me zafó de su agarre. -¿Qué te dije de los ojos, Kayla?
Trago saliva.
-Descansa. -suelto pero a nada me tiene contra la pared.
Su respiración choca con la mía y me siento demasiado nerviosa por su cercanía.
-No estés celosa. -ronronea con su cara metida a mi cuello. -Que solo a ti te quiero coger.
La piel se me eriza y volteo la cara cuando estamos a nada de besarnos.
-Adiós.
Me escabulló y bajo para irme con Carlos y con la respiración agitada.
-¡Uf! ¿Pero que pasó allá arriba que vienes tan agitada? -dice mientras muerde una manzana.
-Vámonos.
-Como ordenes.
Nos subimos a su coche y el camino fue silencioso.
-¿Puedo dormir con ustedes hoy?
Lo miro y sus ojos están cubiertos por lágrimas.
-Carlos, claro que puedes quedarte. -acaricio su brazo tratando de darle mi apoyo. -¿Qué pasa?
Se saca las lagrimas y se estaciona frente a mi casa.
-Estoy harto de que jueguen conmigo. -se acomoda para quedar frente a mi. -¿Tan poca cosa soy?
Me siento mal el verlo así. Sacudo mi cabeza y le doy una sonrisa cálida.
-Carlos, eres mucho para ellos. Los hombres son unos idiotas. -suelto un bufido.
-Completamente de acuerdo.
Ambos nos quedamos reflexionando unos minutos sobre nuestras vidas y mi mente viaja rápidamente hasta Igor.
-Bajemos, te haré un té para que puedas contarme que paso.
Nos metimos y con las chicas tuvimos una velada agradable. Cada quien contó lo que más les atormentaba y me dolía saber que mis hermanas sufren por cosas que sé que no puedo cambiar, las escuché atenta y Carlos en cuestión de segundos estaba con lagrimas cayendo de sus rostros.
Después de irnos a dormir cada una se fue agarrar su rumbo. Estaba por ir a la empresa tragándome el orgullo y de seguro para recibir otra humillación más.
Siento mi celular sonar y veo que es Marcel.
-Buenos días. -contesto amable.
-Buenos días, angelito. ¿Cómo amaneciste?
Sonrío.
-Estoy mejor. ¿Qué tal usted?
-Lo normal, con algunos dolores. -escucho que se queja. -No vayas a trabajar con Igor por imbécil, mejor ven y platicamos de varias cositas.
-¿Qué? No creo...Igor se va a molestar y...
-Ese imbécil no me importa, y no se enojara nada, así que ven que tenemos que hablar de ciertas cosas.
Con nervios de que Igor pudiera decirme algo, le hice caso a Marcel. Fui a verlo por la mañana y en la tarde me iba rápido al restaurante, y así fue la rutina de mi semana. De Igor no he sabido nada, con Marcel hemos hablado de todo un poco y me hizo llevarle a mis hermanitos, que con todo el gusto fui a presentárselos.
Ellos educados le llevaban las medicinas a su respectiva hora y cuando Marcel sentía fuerzas se ponía a jugar con ellos en su enorme patio.
Hoy acompañe a Liz con su psiquiatra y salió un poco desanimada por lo que le llame a Lourdes y le pedí a los chicos, lo cual no me lo negó y rápido fuimos por los pequeños. Ya todos juntos fuimos por un helado y vinimos con Marcel que también le trajimos un helado.
-Confío en esta pequeña familia. -dijo cuando Jacob le ofrecía la pastilla y Lucian traía una vaso de agua. -Sé que saldrán adelante y yo les ayudaré en lo que pueda.
Sonrío y los pequeños le dan un beso en la mejilla. Marcel abre sus ojos sorprendido y suelta a reír.
-Mientras yo estoy cargando con todos los problemas de la empresa tu estas jugando a la familia.
Los chicos corren hacia a mi y las chicas solo se quedan serias al ver a Igor entrar con su rostro totalmente serio y casi matando con la mirada a Marcel.
-Así es. ¿Algún problema? -le reta Marcel.
-Kay, creo que me da miedo tu jefe. -susurra Lucian.
Jacob asiente y agarra mi mano.
-Si, en la...
-¿Qué les parece si jugamos fut? -se levanta ignorando a su nieto haciéndolo rabiar al punto de ponerlo rojo.
Siento un poco de miedo al saber que Igor es como una bomba y en cualquier momento va a explotar. Los chicos me miran pidiendo permiso.
-Creo que lo mejor es que volvamos mañana. -digo nerviosa al sentir su mirada.
-Ni se te ocurra irte, que llevas una semana sin ir al trabajo y mereces castigo.
Lo miro con la boca abierta y las chicas me ven confundidas al no saber el tipo de "castigo".
-¿Le vas a pegar a mi hermana? -pregunta Lucian totalmente indignado.
-Primero te pegamos nosotros antes de que le pongas una mano encima, idiota. -termina Jacob y ambos se le van encima.