-¿Mala noche?
Me sobresalto cuando escucho la voz de mi nuevo jefe, estaba a nada de caer dormida.
-Lo siento, lo siento. -me levanto lo más rápido muerta de vergüenza.
-Tranquila. -sonríe amable. -¿Sabes? No soy como Igor, así que puedes estar tranquila.
Me guiñe un ojo y se mete a su oficina.
Sacudo la cabeza y trato de hacer mi trabajo, el cansancio me tiene mal. No pude tomar absolutamente nada. A media noche escuche como Liz empezaba a gritar y cuando estaba a punto de entrar Mike me dijo que no era conveniente, con palabras Mike la pudo calmar y yo no pude pegar el ojo.
-Supe que harán un viaje el fin de semana. -me toco el pecho ante la asustada. Suelta una carcajada. -¿Es qué siempre te vas asustar ante mi llegada?
Niego rápidamente y me volteo a verlo con una ligera sonrisa.
-Nunca escucho cuando llega, es muy sigiloso.
Vuelve a soltar una carcajada..
-Tutéame. -se inclina al escritorio quedando muy poco separados. -Bueno supe lo del viaje y que Igor ira con ustedes.
Asiento hipnotizada por ese color de ojos, no son como los de Igor, pero siguen siendo lindos.
-Si. El padre de Marina me regalo eso, aunque no lo veo necesario...
-Claro que es necesario. -se pone serio. -Salvaste la vida de nuestra pequeña, así que te mereces eso y más.
Sus ojos se quedan mirando fijamente los míos haciéndome sonrojar y bajar la mirada.
-Y tal vez vaya con ustedes. Merezco unas vacaciones. -suelta un suspiro. Lo miro impresionada y le sonrío de lado. -¿Crees que hoy si podamos ir a comer o tu jefe nos interrumpirá de nuevo?
Sonrío y me encojo de hombros.
-Creo que hoy me pidió ayudarle con el regalo de su madre. -digo haciéndolo abrir sus ojos como plato.
-¡Su cumpleaños! -sale casi corriendo de nuevo a su oficina.
Yo trato de prestar más atención al papeleo que tengo enfrente de mi en vez de al sueño que no me deja.
La hora de comida llego y Alek salió de su oficina.
-Vamos, escapémonos de Igor. -sonríe mientras me ofrece su mano.
Me quedo quieta observándolo sorprendida y acepto su mano.
-¿Y si Igor me corre? -pregunto preocupada.
A él tal vez no lo corra porque es su primo, pero... ¿Yo qué?
-Tranquila, tu ahorita eres mi secretaria, no de él. -me hace entrar al elevador y avanzo nerviosa.
Ya adentro me sonríe mostrándome su perfecta dentadura y los pequeños hoyuelos que se le formas de cada lado.
-Por fin. -suelta un suspiro cuando las puertas están por cerrarse.
Una mano se interpone entre las puertas del elevador haciendo que se abran de nuevo haciéndome temblar dejando ver que Igor es quien las hizo abrir.
-¿Por fin qué, primito? -dice sarcástico con la mirada fría.
Los nervios se acumulan más en mi estomago y solo me quedo en medio de ambos viendo como se matan con la mirada.
-Hoy sale a comer conmigo. -suelta Alek.
Igor ríe amargo.
-No.
Trago saliva.
-Igor, basta. Deja que salga con mi secretaria. -resalta el "mi".
-Ella no es objeto para que digas que es "tuya" -abro la boca indignada.
Él burro hablando de orejas.
Alek suelta una carcajada amarga y lo mira con odio.
-No seas hipócrita, imbécil. -escupe.
Igor se encoje de hombros y mira hacia enfrente esperando que las puertas se abran.
Al momento que se abren, los tres salimos encontrándonos con toda la gente trabajando de un lado a otro.
-Que Kayla decida...
-¡Alek! Que bueno verte, ocupo hablar unas cosas contigo. -habla Marcel llegando a nosotros con una sonrisa. -¡Oh, mi Kayla!
Me saluda con dos besos.
-Hola, Marcel. -sonrío amable.
-¿No te han dado problemas estos dos? -me pregunta con una ceja alzada.
Niego tratando de no meterme en problemas.
-Nosotros nos tenemos que ir. -se despide Igor con una sonrisa indicándome que avance. -Adiós, primito. -canturrea burlón.
Me abre la puerta de su coche y ya que estamos adentro me mira con confusión.
-¿Te ibas a ir a comer con el idiota de Alek?
Me encojo de hombro mirando por la ventanilla para no verlo.
-¿Por qué irías con él? -suelta con rudeza.
-Porque tenía hambre. -sigo sin darle la cara y sé que lo enfurece más.
Agarra mi barbilla y me hace verlo a los ojos.
-¿Tienes hambre? Bien, te llevaré a comer.
Arranca el coche y en todo el camino fue en silencio, ni siquiera el radio emitía música.
Llegamos a un restaurante y con humo saliéndole de las orejas del coraje fue abrirme la puerta para que pudiera salir.
-Disculpe ocupa tener reser...
-Igor Gólubev. -mira fulminante al chico y esté abre sus ojos como plato para después guiarnos a una mesa.
-Podridas ser un poco más amable...
-No.
-Gracias. -le sonrío al chico.
-Para ella el paquete dos y yo lo mismo de siempre.
Agarra el menú que ni alcance a ver y se los dio al chico dejándome con la boca abierta.
-Ni siquiera sabes si eso me va a gustar. -lo miro con el ceño fruncido.
-Se...señor, no sé que es lo que pide siempre. -el chico esta que tiembla.
Igor cierra los ojos y se masajea la cienes.
-¡Pues investígalo! -sale corriendo con su libreta.
-No tienes porque ser grosero con él, solo estaba...
-Me vale mierda.
Ruedo los ojos molesta por su comportamiento y me pongo en el celular para ignorarlo pero de la nada siento que me lo arrebata.
-¡¿Con quien hablas?!
Lo miro molesta y le vuelvo arrebatar el celular.
-Eso es algo que a ti no te incumbe.
Le pega a la mesa con su puño haciendo que el florero que estaba en el centro se moviera y cayera derramando la poca agua que tenia. La gente nos miraba de reojo y yo me sorprendí por verlo tan molesto y desatado.
-Igor. ¿Qué mierda te pasa? Cálmate.
Veo como sus puños están demasiado apretados haciéndole notar la venas en sus brazo debido a la fuerza que estaba haciendo.
Acerco la silla a su lado y me siento cerca de él haciéndolo que vea mis ojos.
Sus ojos habían perdido el brillo que tanto me gustaba ver y estaban mucho más oscuros dándole el toque para poder intimidar a quien quiera.
Agarro sus un puño con amabas manos ya que solo así puedo rodearlas y empiezo acariciarlo sin dejar de vernos a los ojos.
-Tranquilo, Igor. -susurro tranquila haciendo que poco a poco vaya relajando sus puños. -¿Qué pasa? Estas completamente fuera de ti.
-Me jode saber que ibas a irte con Alek. -susurra.
-No tiene nada de malo, Igor. Contigo he ido a más partes y...
-No me importa. -deja de hacer puño sus manos para entrelazar sus dedos con los míos. -Solo quiero que sea conmigo con quien hagas y experimentes.
Sus ojos dejan de estar más oscuros y acerca sus labios a los míos. Cierro mis ojos esperando el choque que me pone la piel de punta pero alguien nos interrumpió.
-Aquí esta la comida. -susurra nervioso.
-Gracias. -le sonrío agradecida.
-No le sonrías. -me dice Igor con un puchero mientras que ponían todo en la mesa.
Me reí ya que se me hizo sumamente tierno y le di un pico en sus labios.
-Bésame bien. -Frunce el ceño y agarra mi cuello para darme un beso.
Sus labios se aferran a los míos y trato de separarme porque estamos en un lugar público y el chico esta esperando que nos dejemos de besar.
Me separo y le sonrío sonrojada al chico.
-¿Algo más en lo que les pueda ayudar? -se rasca la cabeza incomodo.
-No, lárgate. -Igor esconde su rostro en mi cuello.
-Por el momento no, gracias. -digo amable.
El chico se va e Igor se levanta para verme con una sonrisita.
-Me enojaré más para que me calmes. -sonríe pícaro y ruedo los ojos. -¡Kayla!
-¡Ay! -pego un gritito cuando aprieta mi pierna con su mano. -Se me olvida.
Trato de mover la silla a donde antes estaba pero Igor no me deja.
-Aquí quédate. -asiento y veo lo que dejaron en la mesa.
Hay una hamburguesa gigante, un orden de papas, milanesas, mariscos. Hay absolutamente de todo llenando la mesa.
-Igor. ¿Por qué pediste todo esto? -pregunto anonada viendo todo lo que hay.
-¿Tenias hambre, no? -se come una papa frita a la boca, ignorando mi reacción.
-Eres un exagerado...
-No, es para que cuando tengas hambre me digas y yo te traiga a comer y no aceptes la invitación de idiotas.
Lo ignoró y empiezo a comer pero es que ni siquiera he comido un plato completo y ya me he llenado.
Ambos comimos en silencio solo que Igor en ningún momento quito su mano de mi pierna.
-Igor, ya me llene.
-¿No que tenías mucha hambre? -me mira con la ceja encarnada. Suelto un suspiro.
-Sí pero ya no.
Rueda los ojos.
Deja toda la comida ahí y deja el dinero en la mesa para después agarrar mi mano y dirigirnos a su coche.
Esta vez pone música muy bajita y sigue teniendo su mano en mi pierna mientras que con la otra agarra el volante.
-Y... ¿Cuando cumple años tu madre?
-El jueves.
No puede ser. ¿Su madre cumple el mismo día que yo?
-¿De verdad?
-Si. ¿Por qué? -niego rápido y miro por la ventanilla.
-Por nada. -recuerdo la decisión que tome ayer y lo miro. -Creo que le devolveré los boletos a tu tío.
Me mira extrañado cuando paramos en un semáforo.
-Pero si lo que tu querías es llevar a tus hermanos al mar. ¿No?
-Sí, pero con Liz así no puedo...
-Llévate a su doctor. -retoma el camino.
-Que fácil lo dices.
-Es claro que va aceptar ir al mar gratis.
-¿Gratis? El lugar que tu tío nos aparto no es barato y...
-Yo lo voy a pagar, así que te quiero lista para mañana.
-No, mucho dinero haz gastado en...
-Cállate y ayúdame a elegir el regalo para mi madre. -me guiña el ojo mientras me ayuda a bajarme de su lujoso coche.
Entramos a la lujosa plaza donde tiene muchas tiendas por dentro y cada vez me impresiona saber que este lugar tiene lugares tan lujosos que nunca había visto.
-¿Qué le quieres regalar? -me mira incrédulo.
-Para esto te traje, Kayla. -bufo.
-¡Pero tu sabes sus gustos!
-Lo que tu sabes de mi madre es lo único que sé yo.
Qué es una víbora.
-Lo único que sé es que no es buena persona.
-Cierto.
Lo miro boquiabierta.
-¿Qué? Pero es tu madre...
-¿Tú madre acaso es buena? -pregunta desafiante.
Me quedo pensando en como contestarle ante esta derrota pero me dejo sin palabras.
-¿Le gustan las flores?
-No.
-¿Las joyas?
-Tiene muchas.
Siento que todo esto será un dolor de cabeza.
Pasamos horas pasando por tiendas y a Igor nada le gustaba. Nos encontrábamos en la sección de pequeños para ver si a Igor le gustaba algo de aquí.
-Igor. -suelto cansada. -Regálale un vestido y una pulsera cara.
-No, porque ya tiene...
-¡Kayla! -escuchó dos voces detrás de mí,
Me giro rápido y me encuentro a mis preciosos hermanos vestidos en traje y corbata.
-¡Pero que guapos se ven! -me agacho para abrazarlos y rápido se refugian en mis brazos.
-Tu nunca ibas a poder vestirlos así. -escucho a Michael recalcarme.
-Claro que no, porqué ella no tiene gustos tan feos. -suelta Igor.
Los chicos fruncen el ceño y trato de ignorar lo que acaba de pasar.
-¿Qué hacen aquí? ¿Cómo han estado? -les pregunto acariciando sus rostros.
-¡Fuimos al cine, Kay!
-¡Debemos ir algún día juntos! -Lucian comenta feliz.
-Todo se ve tan real y grande, Kay. -empieza a explicarme Jacob. -Nos pusieron unos lentes que se ve todo de más cerca.
Los miro felices y eso me pone feliz a mi también.
-Wow, eso debió haber estado sorprendente.
-¡Sí!
-Y comimos muchas palomitas. -termina Jacob haciéndonos reír a Lourdes y a mí.
-Oh y también queríamos comprarte un regalo. -Lucian me abraza emocionado. -¡Quedan muy pocos días!
-¡Sí! ¡Te queremos hacer un pastel con nuestras manitas! -Jacob se emociona y empieza a brincar mientras que Lucian le da un ligero golpe.
-¡Era sorpresa, tonto!
Lourdes suelta una carcajada y yo no pude evitarla.
-Chicos, no es necesario que me regalen nada, mientras me sigan queriendo yo estaré...
-¡Claro que te queremos! -me abrazan y oculto mi rostro para que no vean que estoy a nada de llorar.
Me levanto secándome rápido los ojos y siento como Igor se acerca a mí. Los chicos no sueltan mis manos mientras me ven con sus ojitos brillosos.
-Bueno... Uhm, Lourdes quería pedirte a los chicos para...
-No. Mañana tenemos planes. -suelta Michael que solo se ha mantenido serio.
Mis ojos se llenan más de agua y siento que Igor abraza mi cintura.
-Kayla quiere llevar a sus hermanos a la playa y si usted no quiere. -mira con rudeza a Michael. -Hablémoslo con un abogado.
-¡¿Qué?! -exclama un pequeño.
-Nosotros no queremos ir a sus aburridas fiestas. -le dice Jacob. -¡Nosotros queremos ir al mar con Kay!
Ambos pequeños se aferran a mis piernas y Lourdes solo mira a Michael esperando respuesta.
-Por favor, solo serán...
-No le ruegues. -Igor aprieta su agarre y sigue con la misma mirada con Michael. -Lo hablaremos con el abogado.
-Los chicos pueden ir. -toma la decisión Lourdes y los niños brincan y gritan emocionados haciendo que Igor haga una mueca.
-¡Kay, vamos a conocer el mar!
-¡Y vamos a ver pescaditos de verdad!
Michael y Lourdes se ponen a discutir mientras los chicos los ignoran y se poner a festejar y abrazarme.
-Los quiero antes de las 10 de la noche...
-Ella los va a llevar a la hora que quiera.
-Igor. -susurro agarrando su mano.
-No pasará después de las 10. -digo emocionada. -Gracias Lourdes.
Me sonríe y niega.
-Nada que agradecer. -mira a los chicos que no se despegan de mí. -Chicos a buscarles trajes para nadar y el regalo de su hermana.
-¡Si! -dicen al unísono.
-Adiós, pequeños. Hasta mañana. -me despido.
-¡Hasta mañana, Kay!
Los chicos se van y nosotros retomamos el camino.