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Chapter 51 - Capítulo 51

Igor Gólubev

-Igor, llevamos horas y no te gusta nada. -se tira a la silla del centro comercial cansada.

La verdad es que ya tenia el regalo de mi madre, solo me gustaba molestarla.

-Lloras mucho.

Me mira con el ceño fruncido.

-Claro que no, solo que tu eres un...

-¿Fresa o chocolate? -interrumpo su queja.

-Fresa.

La dejo sentada mientras voy por el helado, pido el suyo de fresa y el mío de chocolate. Al volver me quedo quieta observando la manera en la que echa su cabello hacia atrás, a pesar de traer su cabello recogido, cabellos rebeldes se ponen en su hombro por el largo que trae.

Le ofrezco el cono y lo mira con sus ojos iluminados.

-Gracias. -lo agarra y empieza a chuparlo.

¿Por qué mierda le compre algo que pueda chupar?

Es tan inocente que no ve como me tiene con cada lametazo que le da. Me remuevo incómodo por mi miembro y trato de ignorarlo.

-Así que casi cumples años. -trato de sonar desinteresado. Asiente. -¿Cuando?

-El jueves.

Hago una mueca al saber que cumple el mismo día que mi madre.

-¿Te festejas? -miro a otro lado para que no vea lo que me interesa saber.

-No, nunca lo festejo, pero Carlos y Marina están planeando algo para este año. -frunzo el ceño al no estar enterado.

Me quedo callado para no maldecirlos.

-Bien. -recuerdo algo y apoyo mis codos en la pequeña mesa para verla más de cerca. -No te pusiste las bragas.

Su rostro se enciende y me divierte verla así.

-Yo no...

-Mañana las usas. -cambio de tema. -¿Por qué dejas que ese hombre te hable así?

Su rostro se queda serio y no deja de mirarme.

No sé que mierda me han hecho esos ojos pero cada que los veo me dan escalofríos. Esos ojos tan claros y cargados de inocencia me causan cierta sensación.

-¿Michael? Oh, no puedo reclamarle nada, él esta cuidando a mis pequeños y...

-¿Eso que tiene que ver, Kayla? -me enfurece saber que su inocencia la hace aceptar cualquier trato. -Que cuide a tus hermanos no significa que tenga que tratarte como quiera.

Baja la cara y debe ser un acto involuntario que agarre mi silla y la acerque a ella justo como ella lo hizo en el restaurante. Ya junto a ella levante su rostro con mis dedos y vi sus ojos brillosos.

-Ya no sé como debo ser tratada. -me mira sincera.

-¿Qué? Debes ser tratada por lo que eres...

-¿Por una pobretona que su jefe la ayuda cada que esta a punto de caer? -se limpia las lagrimas con coraje, dejándome callado. ¿Cuánto haz sufrido, Kayla? -¿O por la pobre violada que...

-Basta. -la callo con voz dura.

-Es lo que soy. -Se encoje de hombros. -Así que no me merezco el mejor trato...

-Cállate. -la interrumpo. -Kayla el trato que mereces es como si fueras lo más delicado del mundo, que te traten con suavidad y respeto, no que te traten como él imbécil de Michael te trata, ni como si fueras la peor de las personas...

-¿Y cómo tu me tratas si? -pregunta dejándome como un idiota. - Hay veces que me tratas como si fuera la mejor y a veces me tratas como la mismísima mierda. ¿Ese trato es el que me merezco?

Se levanta y empieza a caminar dejándome atrás.

-Debemos apurarnos si quieres encontrarle un regalo a tu madre.

-Ya tengo su regalo. -suelto enojado conmigo por hacer sentir de esa manera.

Se voltea con el rostro rojo y sé que esta vez no es porque este nerviosa o tímida, es de coraje.

-¿Qué?

-Ya compré su regalo desde el mes pasado.

Abre su boca y la vuelve a cerrar queriendo decir algo pero simplemente cierra la boca y pasa por mi lado chocando su hombro conmigo. No me hace mover ni un pelo.

-Te llevaré a tu casa.

En todo el camino fue completamente seria sin dirigirme la mirada y yo solo quería poner mi mano en su pierna.

Llegamos y se bajo como rayo.

-Kayla. -la llamo bajando del coche y ella solo queda parada dándome la espalda.

-¿Qué?

La sujeto de la cintura haciéndola voltear y evade mis ojos mientras sigue comiendo de su helado.

-Lo siento. -susurro dejándonos sorprendido a ambos.

Nunca en mi vida he pedido disculpas.

-¿Por qué? ¿Por no dejarme ir a comer con Alek? ¿Por no decirme que ya tenías el regalo de tu madre? ¿Por qué, Igor?

-Por hacerte creer que merecías el trato que te daba. Porqué no, no lo mereces.

Sus ojos chocaron con los míos y por un momento sentía que iba a besarme por lo cerca que estaba.

-Hasta mañana, Igor.

Sin decir nada más se da media vuelta y entra a su casa dejándome más pendejo de lo que estaba.

Al llegar a casa lo único que ronda por mi cabeza el Kayla. No sé que tiene, yo dije que solo quiero coger con ella, solamente. Le marqué a Carlos para que viniera.

Agarro vodka y le doy un sorbo, recuerdo cuando Kayla probó vodka y el coraje me gana estrellando el vaso contra la pared haciéndolo añicos.

-¿Pero que pasa aquí? -entra Carlos asustado viendo todo.

-Planeaste la fiesta de Kayla y no me habías dicho. -suelto el veneno.

Carlos trata de ocultar la sonrisa y se ve las uñas alzando una ceja.

-Sip. ¿Algún problema?

-¿Por qué no sabía? -empiezo a perder la paciencia.

-Porque no estas invitado.

-Déjame adivinar. -empiezo caminar de un lado a otro. -¡¿Alek esta invitado?!

-Claro que lo esta. -me mira enojado. -Él no ha tratado como una mierda a Kayla.

Suelto un golpe a lo primero que veo y Carlos se sobresalta.

-¡No la trato así! -lo encaro con el rostro totalmente rojo.

-¿Ah no? -vuelve su vista a sus uñas tranquilo. -Porque te recuerdo que la disvirginaste y al siguiente día te estabas follando a...

-¡Con ella solo es sexo!

Me da un puñetazo en la cara dejándome confundido, no por el golpe, sino porque nunca me había golpeado.

-Mierda. -empieza a quejarse moviendo el puño con el que me pego. -Ayúdame, me duele mucho.

Corre a la cocina por una bolsa de hielo y se la pone en su mano.

-¡Kayla no merece tener a un pendejo que "sili quiiri sixi"!

Paso mis manos por todo mi rostro furioso.

-¿Y sabes algo, Igor? -su rostro esta completamente serio. -De verdad Kayla no merece esto. Es de las chicas guerreras que se levantan solas, de las que merecen que le bajes la luna y no le llenes con más inseguridades. Es una de las personas que considero mis mejores amigas y si quieres un consejo te lo voy a dar. O la dejas en paz para que vuelva a renacer o le ayudas a florecer, que solo le ha tocada que le quiten las flores sin dejarla ver lo linda que se ve floreada.

Me quedo callado y Carlos se va dejándome más inquieto.

-Oh, por último. Pueden seguir cogiendo pero no la creas de tu pertenencia solo por eso.

(...)

Al día siguiente estaba dentro del avión esperando que todos llegarán. No pude dormir una mierda por estar pensando en Kayla, toda mi puta noche se paso en Kayla y me enerva saber que me tiene así.

-¡A disfrutar! -ruedo los ojos al escuchar a Carlos entrar.

Todos entran dejando a lo último al psiquiatra.

-Vengan, pequeños. -Marina le llama a los hermanos de Kayla. -Les pondré los cinturones de seguridad.

Ambos avanzan muy despacio observando todo con detalle.

-Hola, jefe de Kay. -me saluda uno.

Solo asiento y de la nada ambos frenan.

-Queremos estar al lado de Kay.

Las hermanas de Kayla se sientan donde Carlos le indica y el psiquiatra se sienta al lado de la hermana enferma.

-¡Chicos van a conocer el mar! -los emociona Marina haciendo que peguen un gritito emocionados. Ruedo los ojos.

Las hermanas de Kayla están del lado derecho, al lado mío se sientan Marina y Carlos, mientras que enfrente de nosotros se sientas los gemelos y Kayla. La cual no me ha dirigido la mirada.

-Lo siento, me entretuve en algunas cosas. -entra Alek haciendo enojar en cuestión de segundos.

-Tranquilo, Igorcito. -susurra a mi lado Carlos.

Le doy un manotazo y se ríe.

-Hola, secretaria. -saluda de beso a Kayla y la sangre empieza a bombearme más rápido.

-Uhm... hola. -sonríe tímida.

¡Puto!

-¿Y tú quien eres? -suelta uno de los gemelos.

-Soy su nuevo jefe. -se agacha tratando de parecer "amable" y harto de sus boberías le ordeno al capitán que despegue.

-No me agradas. -ambos lo ven mal mientras que Kayla esta más que roja y Marina suelta estruendosas carcajadas. -Me agrada más él.

Me señalan y sonrío orgulloso.

-Son tan lindos.

-¡Chicos, discúlpense! -los regaña la hermana mayor.

-No, déjalos, son sinceros. -los defiende Marina.

Alek sonríe y le acaricia el cabello a uno y este le suelta un manotazo.

-¡Jacob! -regaña Kayla y los dos que tengo a mi lado se ríen.

-Alek, creo que vas a tener que estar lejos de los pequeños. -Marina se levanta y les da un beso a cada uno.

-Y de Kay también. -sonrío orgulloso de los pequeños.

Kayla esta que no cabe de la vergüenza y Alek le dice que no sé preocupe mientras se sienta al lado del psiquiatra. Kayla le presenta a sus hermanas y todas se notan nerviosas, de seguro tampoco han viajado en avión.

El avión empieza a moverse y los chicos se aferran a Kayla mientras que las hermanas se abrazan entre ellas.

-¿Nunca han viajado en avión? -pregunta Marina desconcertada.

-No.

-¿Kayla y si el avión se cae? -le pregunta una hermana.

-Chicas tranquilas. -las calma Carlos mientras empieza a explicarles todo.

Fijo mi mirada en Kayla que trae su cabello amarrado en una coleta alta y un sutil maquillaje dejando ver la piel delicada que tiene y resaltando el color de esos ojos.

El avión empieza a despegar y todas empiezan a dar gritos haciendo que el dolor de mi cabeza empeore. Kayla sonríe mientras cierra los ojos con fuerza y abraza a los pequeños.

-¡Oh vamos! Vean por la ventana, chicos. -los alienta Marina.

-Levanta esa ventanilla, Ámbar. -regaña Carlos. -¿O te da miedo? -se burla haciendo que Peyton la fulmine con la mirada y levanta la ventanilla dejándola sin palabras.

-¡Ciérrala te puedes caer! -uno de los pequeños se asustan.

Todos sueltan en carcajadas y Kayla levanta la ventanilla haciendo que los chicos peguen un grito.

-Tiene vidrio chicos. -pega con sus nudillos el vidrio para enseñarles a los chicos. -¿Ven?

Les explica el porqué no pueden morir con tanta paciencia que he de admitir que es admirable. No puedo despegar mis ojos de ella, de sus gestos, de como mueve esa boca.

-Tranquilo, tigre que casi te la comes con la mirada. -me saca de mi ensoñación Marina.

Me remuevo y pasamos un viaje tranquilo, donde todos compartían pequeño dialogo excepto yo.

Todos están dormidos mientras que Kayla acaricia el cabello de los gemelos y yo simplemente la veo.

-Me intimida que solo me veas. -susurra.

Sigo sin dejarla de ver. Levanta su vista y nuestros ojos hacen ese choque.

-Kayla yo...

-¡Llegamos! -grita Alek despertando a todos.

Gruño enojado y soy el primero en bajar.

Maldito Alek imbécil.

Espero uno minutos y ya todos bajan para irnos en el carro que rente para llegar al hotel, mientras nosotros nos subimos el chofer sube las maletas.

-Pequeños dejen ahí, él lo subirá. -les dice Carlos.

Los chicos ayudan al chófer a subir todo el equipaje y Kayla sonríe orgullosa.

-Nosotros podemos ayudarle. -responde uno mientras sube una pequeña maleta.

-Si, son muchas y él ocupa ayuda. -le sigue el otro.

-Y esto es ser caballeroso. ¿Verdad, Kay? -ambos la miran y ella asiente orgullosa al ver a los demonios subir maletas.

-Mierda, los chicos son más caballeros que ustedes, primitos. -se burla.

Ruedo los ojos y él doctor se queda como piedra.

-Tú también. -lo apunta. -¿Me repites tu nombre?

-Mike.

Harto de todos dejo que todas las hermanas de Kayla suban y todos llegamos al gran hotel.

-Esto es...

-El paraíso.

-Vamos a conocer el mar.

-¡Vamos a conocer el mar!

Todas sus hermanas corren abrazar a Kayla y los chicos se les unen mientras ella ríe con ellos.

-Estoy ansioso por verlos cuando vean al mar. -comenta Carlos haciendo que Alek asienta.

Cada quien se va a su suite a cambiarse para ir a la playa y solo teníamos dos suites apartadas, donde los Larson iban a dormir y los demás en otra. Claramente no iba a compartir con ellos así que me toco bajar para pedir una suite para mí solo. No me gusta convivir con Alek.

-¡Chicas apúrense!

-¡Queremos conocer el mar!

Escucho a los gemelos apurarlas desde el pasillo. Me cambio lo más rápido y me colocó los lentes. Agarro una toalla y salgo sin camisa.

-¡Hola, Igor!

-Hola.

Ambos observan mi abdomen y abren su boca.

-De grande quiero tener esos cuadritos como los tuyos.

-¡Yo igual!

-¡Chicos! -se asoma Kayla a regañarlos. -Lo siento, ellos están...

-No importa.

-¿Verdad que están lindos sus cuadritos, Kay?

Notó como pasa saliva y fija su vista en mi abdomen, sonrío al verla más sonrojada.

-Cla...claro.

-¡Vayamos al mar! -grita Marina haciendo que chillen las criaturas.

Todos salen con sus trajes de baño y mi atención se la gana Kayla, quien trae ligeras prendas que tapan solo lo necesario que me hace agua la boca de solo verla.

Quiero agarrarla, meterme entre sus piernas y sin quitarle el sostén que trae ver como sus tetas brincan cada que de una embestida. Quiero ver su rostro contraerse haciéndome poner más caliente, escuchar como gime mi nombre.

¡Puta mierda!

Todos halagan a las hermanas y los chicos fruncen el ceño cuando es el turno de Alek de halagarlas.

Todos bajamos para llegar al mar y escucho como las dos crías que vienen detrás de mi vienen platicando.

-Solo Igor muestra sus cuadritos. -susurra uno.

-Tal vez los demás no tiene cuadritos, Jacob. -siguen susurrando.

-Es que Alek tiene círculos de grasa, no cuadritos. -les susurro disimuladamente.

Hacen una mueca de asco y yo asiento convenciéndolos.