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Chapter 54 - Capítulo 54

Me trato de levantar con cuidado para no despertarlo. Busco mis cosas y rápido me voy hasta la puerta para irme.

-¿Ya te vas? -dice con voz muy ronca.

Me pongo nerviosa y solo asiento sin verlo.

-Es temprano.

-Tengo que cuidar a los chicos. -salgo.

Suspiro y camino con dolor a la cabeza hasta la habitación.

Al entrar me sorprende ver a Liz dormida en los brazos de Mike. Los pequeños están sentados rectamente en la cama mientras ya están cambiados, y con lentes en sus ojos.

-Kay. -me dice Lucian serio.

-Queremos ir al mar ya. Todos se olvidaron de nosotros y ellos no se despiertan. -Jacob los apunta.

Sonrío y asiento.

-Esta bien pequeños, solo me cambio y vamos al mar.

Empiezan a juntar sus castillitos para hacer en la arena y yo me doy una rápida ducha, tratando de quitar el dolor de cabeza y el olor alcohol. Los tres llegamos al mar y nos ponemos a jugar.

No sé donde están mis hermanas y empiezo a preocuparme.

-Buenos días, es muy temprano para estar en el mar. -escuchó su voz y se me eriza la piel.

-¿Y? A ti no te importa. -se enoja Jacob.

-Oye. -lo regaño mirándolo mal.

Adrik se ríe y volteo a verlo. Trae lentes y desde aquí puedo ver su resaca.

-Tuviste buena noche al parecer. -comenta. -No te ves nada mal.

Trago saliva y asiento.

-Si, no me aloque.

Frunce el ceño y se ríe. Ni siquiera me acuerdo todo lo que paso anoche.

-Yo creo que si lo estabas. -se burla.

Me encojo de hombros.

-Por lo veo tu si tuviste mala noche. -le digo mientras empiezo a jugar con los chicos en la arena.

-Bastante bien. Dos chicas en mi cama. -abro los ojos como plato y lo miro con una mueca.

-¿Hiciste pijamada? -los chicos lo miran curioso.

Adrik se queda serio y yo asiento.

-Hicieron una pijamada.

-¡Estoy que me muero! -llega Marina y se tira al lado de Adrik. -La noche estuvo de locos.

Trae todo su maquillaje corrido, la ropa mal puesta y se coloca unos lentes ya que el sol no la deja ver.

-¿No vieron a mis hermanas? -empiezo a preocuparme.

-Yo si. -llega Carlos y es el peor de todos. -Se fueron con chicos guapos.

Se tira a las piernas de Marina y su rostro esta completamente fuera de si.

-¿Mis hermanas también tuvieron pijamada?

Dios.

-Algo así, pequeños.

Marina y Carlos estallan en carcajadas y rápidamente se quejan del dolor de cabeza.

-Jodida resaca de mierda.

Me quedo atónita al ver llegar a Igor. Es él único presentable, su rostro esta tan perfecto como siempre y camisa que deja sus brazos musculosos al aire.

-Apestan. -se iba a sentar al lado de los chicos pero se queja y se viene al lado mío poniéndome más nerviosa. -Buenos días, Kayla.

Bajo la mirada y asiento.

-Buenos días. -susurro.

-Ocupo pastillas. -llega Peyton agarrándose la cabeza tirándose al lado de Carlos.

Y así es como van llegando todos, con resaca y todos demacrados.

-Ustedes dos son los únicos que se ven bien. -se acerca Lucian a susurrarnos.

-Es que tu hermana y yo hicimos buen ejercicio.

Abro mi boca para protestar pero Jacob me gana.

-Yo también quiero hacer ese ejercicio.

-¡No! -les grito y ellos me ven asustados.

Igor esta conteniendo una risa y me acuesto en la arena. Igor me harán decir cosas que no debo.

-¿Por qué no? Esta bien que tus hermanos tengan buena salud...

-Basta. -le digo entre dientes.

-¡Hay que desayunar! -canturrea Carlos desde atrás y todos se levantan obedeciendo.

-Igor. -lo llama Lucian mientras agarra la mano de esté.

Igor voltea a verme con una mueca y trato de no reírme. Me encojo de hombros.

-¿Qué?

-Tu no vas a correr a Kay ¿Verdad?

Mis ojos se empañan y volteo hacia arriba para calmarme.

-No, claro que no.

Abraza sus piernas, Igor se queda estático y solo palmea la espalda de Lucias muy incómodo.

-Gracias. Aunque eres muy grosero y a veces malo, me caes bien. -voltea hacia arriba y le sonríe.

Hago un puchero mientras avanzamos hasta el restaurante del hotel. Cada quien se sienta en la gran mesa y todos se ven agotados, la verdad es que yo también pero sé que ellos están peor.

-Puta resaca. -exclama Carlos.

-Me voy a morir.

-Ojala.

A mi lado se encuentra Jacob y del otro lado Igor.

-Oye yo quería al lado de Kay. -le reclama Lucian.

-Lastima, te gane.

Niego y lo siento al lado de Jacob.

Todos comenzamos a comer en silencio ya que parecen muertos, Carlos metió su rostro en su plato porque se estaba quedando dormido. Trato de aguantar la risa. Los pequeños no se aguantan y empiezan a reírse a carcajadas.

-Pequeños putos.

Abro mi boca a mas no poder, los chicos están igual que yo.

-Dijo una palabrota. -suelta indignado.

-Ignóralo. -le limpio con una servilleta la boca.

Seguimos comiendo y siento la mano de Igor en mi muslo. Volteo a verlo y el parece muy concentrado en su comida, pero sabe bien lo que hace. Su mano empieza a subir y me remuevo apretando los labios cuando llega a mi centro.

-Igor, hay gente.

-¿Y? -empieza acariciarme y pongo el mantel tapando mis piernas para que nadie vea. -Vamos a ir al ginecólogo ahorita.

Asiento y ni siquiera puedo comer. Agarro su mano para poder sacarla y pone fuerzas.

-Igor, basta.

-Siente la adrenalina y déjate llevar.

Mete un dedo y me remuevo fijando mi vista en el plato, tal vez nadie se de cuenta, todos están con su resaca. Los ojos se me quieren poner en blanco y solo encajo mis uñas en su mano que ahora esta en mi botón.

Unos movimientos más y estoy corriéndome en su mano. Aprieto las piernas con fuerza y trato de que mi cuerpo no tiemble tan notoriamente. Igor saca su mano de mi entrepierna y empieza a lamer su dedo.

-Exquisita comida. -comenta.

Estoy que muero de vergüenza. Carlos le reclama y le dice que esta mejor la comida de su restaurante.

-Eres un imbécil, Igor. -sonríe de lado mirándome.

Mi instinto le sonríe de la misma manera y empiezo a comer. Cuando terminamos todos deciden irse a dormir. Los chicos se rehusaban pero los convencí. Mi celular vibra y veo que me ha llegado un mensaje.

Sal.

Dejo a todos mis hermanos dormidos y salgo. Ahí esta Igor con su traje sin saco y con sus mangas se las subió hasta sus codos.

-¿Lista? -pregunta.

La miro confundida y recuerdo. La ginecóloga. Asiento y avanzamos hasta el coche.

-Yo manejaré. -le pide las llames al chófer y este se las da sin problema.

Entramos y hay un pequeño silencio incómodo. Su mano viaja hasta mi muslo y lo miro con los ojos entrecerrados.

-No vuelvas hacer lo que hiciste hoy. -regaño.

-¿Por qué no? -una linda sonrisa sele dibuja.

-Porque no. Estaba con mis hermanos y...

-¿No disfrutaste? -alza ambas cejas.

-No. -miento.

Frena de golpe parando todo el trafico y frunce en ceño. Recuerdo cuando paró el trafico aquella vez y sé que no va de juego.

-¿No?

-No.

Me muerdo el labio impacientándome. Los carros de atrás empiezan a tocar el claxon y él se cruza de brazos despreocupado.

-¿Segura?

-Igor, avanza.

-No hasta que aceptes que lo disfrutaste.

Niego con una sonrisa y asiento desesperada.

-¡Si! ¡Ya avanza!

Empieza a manejar con una sonrisa de victoria en su rostro y me dan ganas de quitársela de un golpe. Vuelve a poner su mano en mi muslo y ahí la deja mientras yo observo lo linda que es la ciudad.

Miro lo que creo que es el estéreo y me quedo viéndolo pensando como decirle a Igor que si lo puedo encender.

-Eres muy obvia.

Agarra mi mano y hace que pique un botón haciendo que música suene por todo el coche. Sonrío y me indica donde le puedo cambiar para poner otra canción.

-Debe ser divertido manejar con música.

Me mira confundido y niega.

-Eso solo distrae. -su vista sigue fija en la calle.

Hago una mueca.

-Eres aburrido.

Suelta una risa completamente sarcástica.

-¿Yo soy él aburrido? -asiento mirando por la ventana.

Llegamos a un hospital de lujo y la cita transcurrió con tranquilidad. La doctora me explico todo con detalles y me dijo que no entrara en desesperación. Me dio una inyección que me tengo que poner cada tres meses con una doctora en Nueva York que es anticonceptiva.

Volvimos a subirnos al coche y esta vez puse una canción que se escuchaba linda.

-¡Mira! -señalo una tienda donde hay muchos cachorros.

-Asco.

Lo miro indignada y me cruzo de brazos mientras pasamos esa tienda.

-Aburrido.

No sé en que momento pero hace unas vueltas a gran velocidad y terminamos estacionados en la tiendita de los cachorros. Me bajo emocionada y empiezo a ver los distintos colores, hay unos más grandes, otros más chiquitos. Unos tienen sus orejas más grandes que otros.

-Disculpe ¿Puedo agarrarlos? -le pregunto a una chica que tiene placa que trabaja aquí.

Asiente con una sonrisa y no dudo en tomar a un pequeño cachorrito que empieza a lamerme la cara. Me río y escucho pasos fuertes detrás de mi.

Su expresión es de asco y se cruza de brazos mirándome.

-Ni te me acerques porque estas toda apestosa.

-Pero si este cachorrito ni apesta. -lo miro.

-Iugh.

-Oh vamos, Igor. -acerco el cachorrito hasta con él. -Míralo, es tan tierno.

-Es un animal asqueroso.

-¿Tú? -bromeo.

Se enoja y sale de la tienda haciéndome reír discretamente. Sigo acariciando y agarrando a unos cachorritos hasta que termino vuelvo al coche con Igor.

Está recargado en el coche con lentes esperándome. Me acerco y se tapa la nariz.

-No te me acerques.

Sonrío inocente y me lanzo abrazarlos. Empieza a gruñir tratando de separarme y yo me pego como pulga.

-¡Iugh, quítate!

Peleamos unos segundos hasta que gano y me quedo abrazada a su cintura debido a la altura.

-No huelo mal.

-Si. -baja la mirada y no sé porqué sin pensarlo me pongo de puntitas para llegar a sus labios.

Me acepta pasando sus manos en mi cintura y nuestros labios se entrelazan sin problema alguno. Disfruto el sabor a menta y sonrío en medio del beso.

-Ya vámonos que soy capas de follarte aquí.

Mi rostro se pone rojo y me meto a velocidad luz al coche... aunque a decir verdad no me molestaría.

En el camino los ojos se me van cerrando y trato de no quedarme dormida, pero las caricias que hace Igor en mi muslo terminan de arrullarme.

(...)

-Kayla, llegamos.

Me remuevo y veo que llegamos de nuevo al hotel.

-¿Tan cansada te deje? -se burla.

Ruedo los ojos y me bajo caminando hasta el elevador sin esperarlo.

-¡Kayla! -grita desde lejos. -Joder.

Veo como las puertas están por cerrarse y llega corriendo poniendo su mano.

-No entiendes tu, ¿Verdad? -me encojo de hombros. -Te he dicho que no ruedes los ojos.

Lo miro asombrada.

-¿Sigues con eso?

-Y seguiré hasta que lo dejes de hacer para provocarme.

Me río.

-No lo hago para provocarte. Lo hago porque es algo que me nace.

-Pues a mi me nace cogerte.

Las puertas del elevador se abren a mi favor, la tensión sexual se sentía así que me adentro a la habitación.

-Oh. -me devuelvo. -Gracias.

Me meto a la habitación sin esperar respuesta de su parte y la tarde consiste en jugar con los chicos, jugamos con las almohadas, bajamos solo a la orilla del mar y platicamos de como van en sus clases. Los demás terminan de su descanso ya que el sol se oculta y terminamos todos platicando de diversos temas alrededor de la alberca que tiene el hotel.

-¿Te está gustando las pequeñas vacaciones? -Alek se sienta al lado mío.

Asiento mirando los rostros de mis hermanos.

-Demasiado.

-Me alegra saber eso. -me sonríe y lo imito. -Nunca habían conocido el mar ¿Verdad?

Niego y miro a los pequeños que nos ven con el ceño fruncido.

-Supongo que deben estar orgullosos de ti.

-Eso espero... -susurro bajando la vista.

-Estoy seguro que si.

Lo miro y poco a poco se acerca un poco más a mi.

-Uhm...

-Eres muy linda ¿Sabías?

Mi rostro se pone rojo y me siento bastante incómoda.

-Gra...gracias. -tartamudeo.

Pone un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

-Quisiera saber más de ti. Dame la oportunidad de conocerte.

Lo miro asombrada y él sonríe de forma dulce. Me remuevo incómoda y asiento.

-Cla...claro.

-Cuando lleguemos ¿Me aceptas una cena?

Asiento embobada detallando su hermosa sonrisa. Su mano se coloca en mi mejilla y se sigue acercando poniéndome más incómoda.

-Quítate. -lo empujan lejos de mi.

Miro a Jacob sorprendida ante su arrebato, ellos no son violentos.

-No te acerques a ella. -susurra con dientes apretados Lucian.

Mis hermanas y yo vemos a los chicos asombradas. Nunca han sido así. Marina y Carlos están estallando en carcajadas alabándolos, pero a mi no me da nada de gracias. Miro de reojo como Igor tiene una sonrisa orgullosa en su rostro y sé quien es el culpable.

-Basta. -los regaño haciendo que se queden quietos mirándome. -Se van a su habitación, ya.

Bajan la cabeza y se van a paso lento.

-Oh, esperen. -voltean a verme esperanzados. -Pídanle perdón a Alek.

Alek se levanta con una ligera sonrisa.

-No hace falta...

-Claro que si. Los estoy esperando.

De nuevo miran hacia abajo y se ponen a jugar con sus manitas.

-Ellos no tienen porqué pedirles perdón. -interrumpe su voz gruesa.

Volteo a ver a Igor y está relajado encogiéndose de hombros. Los niños lo ven esperanzado y corren al lado de Igor.

-Kay, le tienes que hacer caso a tu jefe.

Abro mi boca indignada y mis hermanas están igual que yo. Carlos y Marina siguen riéndose de lo que dicen los pequeños.

-Es que yo los amo. -se acerca Marina a besarles las mejillas.

Ambos se posiciona detrás de Igor y Alek carraspea.

-De hecho... ahora yo soy su jefe. -los tres lo fulminan con la mirada.

-Él sigue siendo el jefe mayor.

-¡Basta! -los interrumpo y se esconden más detrás de Igor. -Vámonos y pídanle perdón a...

-Ellos no le van a pedir nada a nadie.

Igor se los lleva y mi cabeza empieza a latir con fuerza debido al coraje. Volteo a ver a Alek con mucha vergüenza.

-Alek, no sabes cuanto lo siento... ellos no son así, no sé que les esta pasando y...

-No te preocupes. -me sonríe tranquilizadoramente. -Son niños, así que no los regañes.

Me guiñe un ojo y niego rápidamente.

-Eso no significa que...

-Déjalos. Aparte fue divertido. -se ríe falsamente.

Hago una mueca.

-¿Quieres que hable yo con ellos? -me pregunta Ámbar.

Niego y avanzo hasta donde se fue Igor con los niños.

-Yo lo haré.