Chereads / Incandescente / Chapter 45 - Capítulo 45

Chapter 45 - Capítulo 45

Kayla Larson.

Me remuevo y siento un dolor en mi entrepierna y abro mis ojos asustada encontrándome con una habitación distinta.

¿Qué..

¡Mierda!

Los recuerdos de anoche me llegan de golpe y me siento idiota por haberme quedado. Anoche cuando Igor se metió al baño dije que me iría pero al pararme me dolía todo así que decidí acostarme un rato y me quedé dormida.

Trato de levantarme y hago una mueca tapándome el pecho con la sábana.

-¿Como amaneciste? -pregunta Igor ya cambiado buscando algo en su maleta.

-¿Qué hora es? -trato de evadir su pregunta.

-Siete, ahora dime como amaneciste.

Trato de pararme rápido. ¡Son las siete!

Fallo en el intento y vuelvo a caer a la cama sintiéndome más inútil.

-¿Qué pasa? -se acerca frunciendo el ceño.

-Igor...me duele. -susurro apenada.

Trata de no sonreír.

-Disculpa, es que soy una bestia. -me guiña el ojo coqueto.

Cierro mis ojos y vuelvo acostarme tratando de reunir fuerzas.

-¿Sabes? Creo que tengo que sobarte y ver como esta la área adolorida. -dice serio y rápido lo observo nerviosa. -Sé de conocimientos de ginecología, estudie eso.

Frunzo el ceño y niego rápidamente.

-No, no hace...

Agarra una corbata y se acerca a mi. Me alejo de él pero llega a mi en cuestión de segundos. Empezamos a pelear y yo a patalear tratando que no me amarre.

-¡Igor, déjame!

-Tengo que checarte. -se toma tan serio su papel que empieza a darme miedo.

Cuando me tiene amarrada de las manos, hace que quede pegada al respaldo de la cama. Suelto un bufido.

-A checarla, señorita Larson. -siento mi rostro rojo y evito su mirada volteando a ver todo el cuarto.

Igor se hinca y empieza a retirar la sábana lentamente haciendo que apriete las piernas poniéndome más nerviosa.

-Joder, Kayla. ¿Cómo es que estás empapada?

Separa mis piernas de golpe y empieza a examinar haciéndome sentir con mucha vergüenza.

-Tengo que sobar para saber donde es el dolor. -su mano empieza acariciar mis pliegues y muerdo mi boca para no gemir. -Uh, que tenemos aquí.

Cuando menos lo pienso siento su lengua jugando con mis pliegues y me remuevo por la sensación.

-Igor. -lo llamo desesperada.

Se separa sonriendo y limpiándose la boca dándome una imagen bastante sexy.

-Sigue un poco hinchada y húmeda. -se acerca jalando la sábana para dejar mis pechos al aire. -Pero igual de rica.

Se pone a jugar con mis pezones y yo estoy que no doy para más.

-¡Basta! Tenemos que ir...¡Ah! -gimo cuando muerde con fuerza mi pezón.

-Aguafiestas. -dice cerca de mis labios y va a besarme pero niego y corro mi cara a otro lado. -¿Pero qué...

-No me he lavado los dientes. -susurro.

-¿Y? -dice soltando mis manos.

Agarro la sábana y me envuelvo tratando de pararme lo más rápido que puedo.

Avanzo agarrando el vestido y salgo rápido de la habitación antes de caer en la tentación.

Suelto un suspiro al entrar a la habitación y me dirijo rápido al baño. Siento el chorro caer por mi cuerpo y pienso en lo que paso anoche.

Cogí con Igor.

¡Cogí con Igor y me duele todo!

Me trato de bañarlo más rápido que el dolor me lo permita y salgo envuelta en toalla para elegir lo que me pondré.

No sé que ponerme y me siento tan ansiosa que decido llamarle a Carlos. Me siento en la cama mordiendo mis uñas y moviendo mi pierna de arriba hacia abajo.

-¿Hola? -contesta adormilado.

-Cogí con Igor. -suelto de golpe.

Todo queda en silencio y se escucha un golpe.

-¡Mierda, me caí! -se escucha todo un relajo por la línea y yo no dejo de estar tan nerviosa. -¡Cogiste con Igor! ¡Necesito detalles, mierda! ¡Ah!

Empieza a gritar y lo pongo en altavoz para cambiarme rápido. Me pongo mi ropa interior, una falda de cuadros con la parte de arriba igual.

-Carlos, me duele todo y quiero saber...

-¡Es una maquina! ¡Dios, que emoción! -de la nada se queda callado. -¿La tiene grande? -susurra.

Me sonrojo y aprieto mis labios.

-Si él...

-¡Ah! ¡Estoy que no creo! ¡Cogiste en Paris, con un vergudo y guapo!

Niego mientras me termino de alistar.

-¿Crees que... este mal?

-¿Qué? ¡No! ¿Acaso no la pasaste bien? -se oye preocupado.

¿Qué si la pase bien? La pase mucho más que bien, solo que no sé...

-La pase bien pero...

-¡No hay peros! Si disfrutaste no importa nada más. -empieza a chillar de nuevo. -¡Cogiste con Igor!

-Carlos, si lo sigues gritando todo mundo se va a...

-¡Que se enteren las zorras que ese cabrón ya tiene dueña!

La sonrisa que tenia poco a poco va cayendo.

-Tu conoces a Igor. Sé que él solo me quiere para eso y lo tengo bien claro. -trago saliva. -Me tengo que ir, hablamos cuando llegue.

-¡Kayla espe...

Cuelgo y suelto un suspiro.

Escucho que tocan la puerta y me acerco rápido.

-¿Estás lista? -pregunta serio sin siquiera dirigirme la mirada, solo esta viendo su celular.

Siento que los ojos se me llenan de lagrimas pero respiro unas cuantas veces para no soltar ninguna, finjo una sonrisa.

-Si. -agarro mi bolso y me encamino.

-Ten, es para el dolor.

Me entrega unas pastillas y una botella aun sin dirigirme la mirada.

Desde un comienzo supe como era así que no puedo quejarme de nada, yo sabía a lo que me llevaría esto.

Estoy tirada en mi cama, sintiendo que en cualquier momento voy a llorar y he tratado de hacer hasta lo que no para no hacerlo.

Desde el hotel no me dirigió ni siquiera la mirada, no me hablo y por más que quería ir a la torre Eiffel no se lo pedí.

Él solo me quiere para eso y yo me dije a mi misma que yo igual, somos mayores y ya sabía a lo que me enfrentaba.

-¡Tenemos un plan! -entran las chicas con Carlos.

Me levanto y finjo una sonrisa para no verme tan obvia.

-¡Ya casi es tu cumpleaños y te haremos una fiesta! -frunzo el ceño y todos me ven sonrientes.

-¿Ah?

-Kayla, nunca festejamos tu cumpleaños, debemos aprovechar y no dejar pasar esta oportunidad.

Niego rápidamente.

-No pasa nada. -le resto importancia. -No hace falta hacer nada, me acostumbre a no tener...

-No me importa, aparte el club y punto. -dice Carlos orgulloso de él y las chicas chillan emocionadas.

-¡Yo pongo las bebidas! -entra Marina haciendo más alboroto.

Me levanto rápido y avanzo a la cocina con todos siguiéndome esperando que acceda. Sirvo agua en un vaso y el doy un sorbo con los cinco pares de ojos observándome.

-Bien.

En la casa resuenan los gritos y no dudo que los vecinos vengan a quejarse.

-...ni me dirigió la palabra o algo. -susurro contándole a Carlos como fue esa noche mientras caminamos a mi puesto de trabajo,

-Es un marica.

Niego y me dejo caer a la silla detrás del escritorio.

-No, él esta en todo su...

Me callo de golpe al escuchar un ruido como si alguien estuviera moviendo algo haciéndolo rechinar.

Nos miramos entre nosotros y Carlos se sienta en el escritorio.

-Como sea. -empieza. -Igor es un patán y todo lo que quieras pero se que le...

-¡Tú! -entra una señora bastante elegante y bastante enojada. -¡Ni se te ocurra volverte acerca a mi hijo, maldita pobretona!

Ambos nos levantamos al mismo tiempo al escuchar a la madre de Igor gritarme y apuntarme.

-Que ni se te ocurra volver acercarte a mi hijo, lo único que quieres es su dinero y créeme que eso ni en tus sueños, pobretona. -escupe con veneno y siento como todo se me encoje.

-Disculpe señora, pero no sé de que...

-¡Claro! Te quieres hacer la victima. -se acerca más a mi, intimidándome. -Quieres engatusar a mi hijo, pero déjame decirte que él tiene una novia y no necesita una mugrienta como tú.

Me mira de arriba hacia abajo haciendo una mueca de asco.

-No soy ninguna mugrienta. -suelto con los dientes apretados.

Suelta una carcajada falsa.

-Claro que lo eres. ¡Te quiero lejos de esta empresa y de mi hijo!

-¿Pero que es todo ese escándalo? -Igor sale de su oficina con la rubia acomodándose la blusa. -¿Madre?

Paso saliva para eliminar el nudo que se quiere formar en mi garganta y volteo a ver a Carlos que mira con odio a Igor mientras se acerca a mi.

-¡Oh! -el rostro de su madre cambia en cuestión de segundos y sonríe hacia la rubia. -¡Cariño, que bueno que estas aquí!

Se acerca a saludar de beso a la rubia y se ve bastante contenta. Mi cerebro empieza a trabajar y el ruido que escuchábamos era de Igor con Stacy.

-Vámonos de aquí. -me susurra Carlos mientras pasa su brazo por mis hombros.

¿Mientras yo seguía pensando en lo de la noche anterior él se cogía a otra?

Kayla, tu sabías que esto iba a pasar.

Nos alejamos y pasamos por al lado de "esas personas".

-¿A dónde va, señorita Larson? -su voz me detiene.

-No puedo trabajar con tanta gente.

-Pues tiene que aprender, es su trabajo, si no puede dígame para mandarla de nuevo a la cafetería.

Me volteo rápido a mirarlo sin creer lo que esta diciendo. Nos observamos y el tenia su rostro como tempano de hielo pero al ver como me habían afectado sus palabras solo quedo serio.

-¡Pero mira nomas! Se pone hasta exigente, mejor lárgate a esa cafetería, mugrienta.

Stacy y la madre de Igor se ríen y no puedo haberme sentido más humillada.

-No quise decir eso. -se acerca a mi pero Stacy lo detiene.

-Déjala, amor. -agarra su brazo y le da un beso en su mejilla pero él no deja de verme.

-Tal vez estaba mejor en el restaurante que contigo. -Carlos me abraza dirigiéndome a la salida. -No ocupas de él, en mi restaurante te ira mejor.

Cuando entramos al elevador y las puertas se cierran, me suelto llorando. Sé que he soportado muchas humillaciones y no sé porqué esta es una de las que más me ha dolido.

-¡No, no! Mi reina no. -limpia mis lagrimas y pone sus manos en mis mejillas haciendo que lo mire. -No quiero verte llorar por gente, por la única persona que puedes llorar, serán tus hermanos ¡solamente! -asiento tratando de dejar de llorar.

-Estoy harta de las humillaciones. ¿Siempre viviré para ser humillada? -le pregunto con voz temblorosa.

-No, mi reina. Hay gente tan mierda y lamentablemente te haz encontrado con esas y yo igual. -hace una mueca. -Pero algún día nos tocará conocer a gente buena y disfrutaremos la vida como merecemos.

Sonríe triste y yo lo imito. Salimos del elevador y nos dirigimos a su coche.

-Solo un poco más de vainilla. -le digo a Isabella.

Me pasó rápido a ver como va el pan en el horno. Veo que se esta esponjando ala perfección y lo abro para con cuidado meter un palillo y saber si sigue crudo.

Al ver el palillo limpio sonrío y apago el horno.

-¡Sale una tarta de manzana! -gritan.

Isabella me ve horrorizada y yo suelto una risita.

-Tranquila, si quieres puedes ir decorando el pastel mientras hago la masa. -asiente rápidamente.

Desde que llegué me he sentido mejor, aunque Carlos haya abierto hace muy poco tiempo, tiene bastante gente para ser nuevo. Muchos han pedido postres y yo no puedo estar más feliz de hacerlos, claro, con ayuda de Isa.

-¿Cómo va la repostera estrella? -entra Marcel comiendo un pedazo de pastel que acabamos de hacer.

-¡Marcel! -sonrío emocionada.

-Pero que feliz luces, mi Kayla. -me sonrojo mientras empiezo hacer la masa. -Por cierto, les quedo perfecta esta rebanada.

-Muchas gracias, señor. -responde Isa contenta.

-Nada de señor, dime Marcel. -le guiña el ojo y yo ruedo los ojos ante su coquetería. -Ahora,mi Kayla. Cuéntame como te fue en el viaje. ¿Te gustó Paris?

Me remuevo incómoda y asiento sin verlo.

-Es muy lindo.

-¿Solo eso? -se acerca más a mí.

-¡Salen dos tartas y un pastel!

-¡Kayla es mucho! ¿Qué hacemos? -Isa empieza a entrar en desesperación.

-Tranquila, verás que todo nos saldrá a tiempo. -susurro concentrada y nerviosa.

Empezamos a movernos más rápido y Marcel se queda sentado moviendo su bastón y comiendo de su rebanada.

-Carlos me contó todo.

Cierro los ojos y suelto un suspiro.