Escuché que tocaron el claxon de un coche y supe que era Igor.
-¡Chicas me voy! -me despido de cada una de la forma más rápida. -Ya saben que cualquier cosa me pueden llamar y...
-Ya vete, sabemos lo que tenemos que hacer. -Liz me despide con una sonrisa.
Asiento y las chicas me ven sonrientes.
Estoy por salir cuando escucho a Peyton.
-Te coges a tu jefe. -susurra creyendo que no la iba a escuchar.
Volteo rápido y la fulmino con la mirada.
-Peyton. -regaño y todas ríen.
Suelto una sonrisa y salgo de la casa encontrándome a Igor apoyado en su coche.
-Veo que ni con celular en mano es puntual, señorita Larson. -apunta a mi celular y veo la hora.
-Son solo dos minutos. -ruedo los ojos y lo escuchó bufar.
Se acerca para agarrar mi mochila.
-Vecina, hola, espero que tenga buen y agradable día. -me guiñe el ojo.
El vecino es un chico bastante guapo que se acaba de mudar hace pocos días.
-Buenos días. -contesto amable.
-¿Quién es ese? -Igor mira con el ceño fruncido al vecino.
-Es nuevo en el vecindario, se acaba de mudar.
Igor aprieta la mandíbula y mete mi mochila sin ninguna delicadez.
-Entra que es tarde.
Obedezco y entro.
Todo el camino Igor fue serio, o miraba su celular o solo miraba por la ventana, ignorándome por completo y teniendo esa mirada fría con la que lo conocí.
Al entrar a su avión él desapareció y me dejo sola cargando mi miedo. Me asegure bien el cinturon y cerre la ventanilla junto con mis ojos.
Padre nuestro...
Suelto un jadeo al sentir como hay mucha turbulencia. Me abarazo a mi misma y cierro mis ojos con fuerza. La turbulencia cada vez se ponía peor y mis nervios no podía controlarlos.
No puedo morir todavía.
A penas voy consiguiendo el trabajo de mis sueños y este jodido avión ya me lo quiere quitar.
Siento como alguien se sienta a mi lado.
-No se va a morir, señorita Larson. Abra sus ojos y deje de llorar.
Me abrazo más al escuchar a Igor.
-Pues no puedo. -susurro.
Siento como pone su mano en mi brazo y acaricia mi mejilla. Poco a poco abro los ojos y lo encuentro con su mirada fría.
-O abre los ojos o la despido.
Abro mis ojos como plato.
-¿Eso a usted qué? ¿Por no abrir los ojos me va a despedir? -pregunto incrédula.
-Si.
Se acomoda en su asiento y todo el rato se dispone a ignorarme.
De todos modos ni quería hablar con él.
Cuando aterrizamos no fue tanta la turbulencia que cuando recién empezamos. Igor no me ha dirigido la palabra y ahorita nos encontramos en el hotel.
-¿Estás cansada? -pregunta.
-No.
-Bien. En 15 minutos salimos, acomoda tus cosas. -me entrega una llave y el se mete al cuarto de al lado.
Miro la llave y después la puerta.
El hotel es sumamente lujoso, estoy ansiando ver el interior. Inserto la llave y la puerta se abre lento dejándome ver el precioso interior.
-Mierda.
Me quedo sin palabras, la habitación esta demasiado lujosa y perfecta, tiene una cama gigante, tiene muebles demasiados elegantes, incluso tiene una computadora.
Sigo embobada pero aun así me acerco a las cortinas que estoy segura que tapan una perfecta vista.
Abro las cortinas y mi respiración se corta.
Hay un pequeño balcón y la vista da a la perfecta Torre Eiffel. Mis ojos no pueden dejar de ver lo preciosa que esta la vista. Nunca pensé en estar aquí, frente a la Torre Eiffel.
Dios, cada vez estas cumpliendo mis sueños.
O mejor dicho, Igor me esta cumpliendo mis sueños.
-¿Te gusta la vista? -escucho una voz detrás de mi.
-Si. -susurro emocionada sin dejar de ver el perfecto paisaje.
-Bien, hora de trabajar.
Asiento y sacudo la cabeza para salir de mi ensoñación.
Lo sigo y cierro la puerta de la habitación dejando todo adentro excepto mi celular.
(...)
-¡¿Esto es trabajo?! -grito exaltada.
Igor asiente.
-Si. Ahora vamos a subir ahí y dejaras de llorar.
-¡No! ¡Esto no es trabajo! -grito alterada.
Hace una mueca y me miro serio.
-Empezaremos trabajando por tus miedos de nena. -abro mi boca indignada y él rueda sus ojos. -Tal vez un día necesito que te tires de un paracaídas o que manejes.
Se encoge de hombros y yo sigo en estado de shock.
Su supuesto "trabajo" es venir a un parque con montañas rusas totalmente enormes y bastantes veloces, el lugar esta muy lindo pero no me apetece subirme a ninguno de estos juegos feos.
-No quiero.
-Despedida.
-¿Qué?
-Estás despedida. -repite firme.
-No puedes hacer eso. -susurro.
-Lo estoy haciendo. ¿No ves? -responde con aire de jefe. -Nos iremos hoy mismo y firmaré tu carta de...
-¡Lo haré! Me subiré. -interrumpo con lo primero que se me viene a la mente.
-Bien. -contesta con una sonrisa de victoria.
Bufo y empiezo a morderme las uñas nerviosa mientras camino lento detrás de Igor.
-¿Qué me asegura que voy a salir viva?
Igor frena de golpe haciendo que choque con su espalda.
-¿Haz escuchado algún accidente en este parque?
-Ni siquiera veo las noticias.
-¿En estos momentos ha pasado algún accidente?
-No que sepamos. Tal vez cuando...
-Basta. -dice pasándose la mano por el rostro exasperado. -Nos vamos a subir y te quiero en silencio.
Agarra mi abrazo y me hace avanzar al juego más alto y feo que hay en el parque.
-No. -me detengo por completo.
Igor no lo piensa y vuelve a jalarme haciéndonos parar en una taquilla.
Iba a protestar pero me quedo embobada escuchando a Igor hablar en lo que creo que es francés.
Igor es tan inteligente que no me sorprende que sepa varios idiomas. Sigo viéndolo embobada cuando caminamos a la fila.
-¿Te gustó mi francés o te guste yo? -se burla.
Sacudo mi cabeza y me cruzo de brazos mirando a otra parte.
-No entiendo.
Suelta una risita y asiente.
-Claro... de seguro estabas pensando en como te gustaría que te dijera cosas sucias en francés.
Siento mi rostro arder y me volteo a darle un puñetazo en su pecho.
-Claro que no, ególatra.
Las personas empiezan a avanzar haciendo que quede poco para nuestro turno.
-No puedo. -agarro su brazo con fuerza.
-No seas ridícula.
-Pues si soy. -interrumpo mirándolo con miedo. -Te lo juro que tengo mucho miedo.
Escucho los gritos de las personas que están en la montaña y aprieto más su brazo.
-Igor, vayámonos, esto no es trabajo.
-Tu as I'air mignon, ma petíte. -susurra en mi oreja. -Para que te distraigas. -me guiñe un ojo.
Y si que me distrajo. Su voz ronca es lo más sexy que pude haber escuchado, ese tono me pone, de verdad que me pone.
¿Qué es lo que dijo?
-Avanza Kayla, creo que te distraje de más. -sonríe jalándome para entrar al carrito.
-¡No! -grito llamando la atención de los trabajadores. -Igor, no, no.
-Cállate que nomas estas poniéndote en vergüenza. -dice serio y yo estoy que me muero.
Un chico me indica en donde sentarnos y siento que mi corazón empieza a latir desenfrenadamente. Cuando me siento con las piernas temblorosas me colocan un cinturón y confirmo mil veces que este seguro. Al lado mío sientan a Igor y hacen el mismo procedimiento.
Igor se ve tan calmado y relajado y yo estoy que no aguanto.
Agarro su mano y la pongo en mi pecho para que sienta mi corazón.
-¿Sientes? Me puede dar un infarto. -exagero. -Mejor bajémonos y vayámonos a la habitación.
Igor abre sus ojos sorprendido.
-¿Me esta invitando a su habitación, señorita Larson? -finge indignación.
Iba a contestarle pero escucho un ruido raro y siento como el juego empieza a moverse.
-¡Igor! -grito asustada aferrándome a su brazo.
Nunca en mi vida me he subido a un juego mecánico...¡Ninguno!
Pero cuando me hacen subirme a uno es de los peores.
El juego empieza a moverse lentamente, da unas pequeñas curvas que yo siento que en cualquier momento me voy a salir. La velocidad va avanzando poco a poco y cierro mis ojos fuertemente.
-Abre los ojos.
Ignoro lo que me dice y siento como el carrito en el que vamos empieza a bajar de velocidad pero siento que se esta inclinando. Abro un solo ojo y veo mi muerte.
-¡Mierda, mierda, mierda! -grito asustada.
Hay una subida bastante alta y nosotros apenas vamos empezando a subirla. No podemos llegar hasta arriba. ¡Simplemente no podemos!
-Quiero que abras los ojos y mires la vista. -ordena mandón, como siempre.
Decido hacerle caso sin soltar su brazo, me aferro a él viendo el paisaje.
Todo se ve desde aquí, la ciudad no puede estar más que perfecta, el único detalle es que la estoy viendo desde muy arriba.
-Me da miedo, me quiero bajar.
-No seas miedosa y disfruta.
-¡No puedo disfrutar!
Siento que pasan horas y solo deseo que la bajada sea un poco más tranquila.
Abro poquito un ojo y veo que estamos por llegar al final.
-Creo que tu cinturón se soltó. -dice Igor serio.
Bajo mi vista alarmada hacia el cinto y cuando menos lo pensé el carrito bajo a una velocidad que de verdad no puedo ni respirar.
Empiezo a gritar a todo pulmón cuando terminamos de bajar y empieza a dar unas vueltas que te dejan de cabeza.
Es el juego más horrible del mundo. Estoy ansiando su final y esté no para.
Cuando menos lo pienso el carrito frena y mis ojos están llorando por la velocidad tan fuerte que llevaba.
-¡Mierda, Igor! ¡Te juro que...
Freno mis palabras al sentir como el juego empieza hacer la misma trayectoria pero de reversa.
-¡Te odio, Igor! -grito enojada ganándome la carcajada de Igor.