Salgo de mi cuarto cuando estoy lista y me encuentro a Carlos sentado con unas ojeras y con una taza de café.
-Buenos días. -saludo contenta.
-Ya no me dejes tomar, por favor. -sonrío y asiento.
-Como digas. -sale Ámbar con su uniforme y se sirve un café.
-¡Buenos días! -canturrea Peyton.
-¿Ustedes siempre están de buen humor?
Me encojo de hombros.
-No. -entra Liz.
Su rostro esta serio, pero me sonríe levemente cuando la veo.
Mierda. ¿Cómo deje que Liz tomara? No le puedo dar su medicamento.
Agarro mi celular rápido y le marco a su psiquiatra. Platico unos minutos y me dice que no le de ningún medicamento, que le de un té para que esté al menos tranquila.
Mierda, que estúpida soy.
-Te haré un té para que vayas a tu escuela. -le digo a Liz y asiente.
Perfecto.
-¿Tú eres la más seria verdad? -le pregunta.
Se encoje de hombros.
-Supongo.
Me despedí de las chicas ya que cada una se iba a su escuela, Carlos y yo nos fuimos a la empresa y todos los recuerdos de lo que hice ayer se repiten en mi cabeza.
-Necesito todos los detalles.
Lo volteo a ver y niego.
-¿De? -me hago tonta
Suelta una risa incrédula.
-No soy tonto, Kayla. -me guiñe un ojo. -Hoy iremos a comer con Be y nos contarás todo.
Me quedo pensativa y pienso en como veré a Igor.
¡¿Con qué cara lo veré?!
Por Dios, que vergüenza.
No volveré a tomar en toda mi vida.
-¿Piensas en la verga de Igor? -abro mis ojos como plato.
-¡Carlos! -golpeo su brazo y suelta a reír a carcajadas.
-Oh cierto, dije que iría a limpiar la casa de Igor. -se recarga sobre mi haciendo que casi caiga.
-Carlos. -suelto una risita y lo empujo. -Yo dije que te iba ayudar.
-Paso por ti en la noche y vamos a su casa. -me guiñe un ojo y asiento.
De camino a la empresa solo hablamos de tontadas y al llegar mis nervios se hicieron más fuertes.
Te va a despedir por andar lamiéndole su cosa.
-Mañana serán algunas fotos, quiero llevarte a que conozcas el restaurante y puedes cambiarle lo que quieras para que te sientas cómoda.
-¿Ya mañana?- pregunto sorprendida.
-Sipi.
Al llegar a la oficina nos paramos con Be.
-¡Hola! -saluda Carlos.
-No grites que me explota la cabeza. -Be se agarra la cabeza y yo sonrío.
-¿Buena noche? -pregunto.
-Muy buena noche. -sonríe de lado. -¡Les tengo que contar lo que hice!
-¡Sí! Kayla también nos tiene que contar lo que hizo. -Be me ve sorprendida y asiente. -Por eso iremos a comer.
-Acepto, pero tengo una duda. -pone una pastilla en sus labios y toma agua. -¿Por qué hiciste la fiesta cuando al día siguiente tenemos trabajo?
-Buenos días, quiero a todos trabajando hoy tenemos una junta de suma importancia y no quiero distracciones.
Volteamos a ver al dueño de la voz y me encuentro con un chico alto. Claro, es uno de los que estaban en la cena con la familia de Igor.
Se va por lo que supongo es su oficina.
-Él es Alek y uno de los primos más amables de mi Igor. -informa Carlos y Be asiente.
-Todos dan miedo. -digo nerviosa.
Be asiente.
Platicamos unos cuantos segundos más cuando vamos a mi puesto, en cuanto entramos escuchamos gemidos de mujer rápidamente nos miramos con asombro.
-¡Ah! ¡Así, Igor, así!
Siento como la sangre me hierve, siento una rabia que nunca había sentido en mi vida. O sea, ¿Él puede tocarme cuando quiera pero cogerse a otras? ¿Y yo qué? ¡Kayla tonta!
Si él simplemente quiere sexo, yo sé lo puedo dar, somos mayores y sé perfectamente diferenciar eso.
Si él quiere jugar conmigo. ¿Por qué yo no puedo jugar con él? Él la pasa bien, yo la paso bien. ¿Cuál es el problema? Somos mayores, sabemos lo que hacemos.
Y tú creyéndote única, ilusa.
Sacudo mi cabeza con coraje y siento la mirada de Carlos.
-¿Estás bien?
-Muy bien. -le doy la espalda y me siento tras el escritorio para prender la computadora con enojo.
Veo como Carlos le pega a la puerta para interrumpir y rápido se deja de escuchar ruido.
Unos minutos más tarde veo como abren la puerta de la oficina de Igor y me pongo recta.
Sale la rubia operada y se arregla el cabello y el vestido rosa que tiene puesto.
-Oh, ya llego tu empleada. -me mira con superioridad.
Sonrío falsamente.
-Querido. -se acerca para abrazar a Carlos pero este se aleja y la mira con una mueca. -Feliz cumpleaños, para la próxima me invitas a tu fiesta.
-Asco.
Carlos repasa su cuerpo y hace una mueca como si quisiera vomitar, incluso hace un sonido como si tuviera nauseas.
-Deja de ser tan ridículo. -rueda los ojos Stacy.
-Ridícula tu, vete de aquí, zorra.
Entra Marina y la corre.
-Igor defiéndeme. -observa a Igor y este se encoge de hombros.
-No le digas así.
Carlos suelta una carcajada falsa.
-Uy, que mucho te defendió. -se burla. -Mejor vete y ten dignidad.
La chica hace unos pucheros para después golpear el piso con un pie y sale casi modelando.
¿Qué mierda acabo de ver?
-Igor, necesito hablar contigo. -le dice su prima.
-Pon cita. -me señala y se mete a su oficina.
-¡Igor!
Le cierra la puerta en la cara y Marina me ve indignada.
-¿Siempre es así? -me pregunta.
Me encojo de hombros.
-La mayoría del tiempo.
Pone cita y después se va. Carlos se arregla el cabello y entra a su oficina sin pedir permiso ni nada. Lo único que escucho son puros gritos y yo lo único que hago es en pensar lo estúpida que fui.
-Buenos días. -me interrumpen de mis pensamientos.
Levanto la mirada y me encuentro con Alek. Trago saliva.
-Buenos días. ¿En qué puedo ayudarlo?
Me mira fijamente y me pregunto si tengo mierda pegada en la cara para que me vea así. Me remuevo incómoda.
-Para informarte que en dos horas Igor tiene que estar en una junta. -habla muy formal.
Lo miro con una ligera sonrisa confundida.
-Claro, pero podía decirle a Beatriz y ella me lo comunica.
Se rasca la cabeza incómodo y me da una sonrisa.
-Lo sé, la verdad es que fue una excusa para venir a pedirte unas disculpas. -se ve avergonzado.
Frunzo el ceño. ¿Será el único Gólubev amable?
-Oh. No hay porque pedir dis...
-Sabes que sí y vengo a pedirte mis disculpas. -sonríe amable para después irse.
Eso fue muy raro.
Carlos se fue hace una hora y sumamente enojado.
Yo tenía que ir a decirle a Igor que en unos minutos tenía una junta y no encuentro con que cara entrar.
Deja de ser tan miedosa.
Me levanto, aliso mi falda y me acerco. Toco la puerta con el corazón latiendo a mil.
-Pase.
Abro poco y solo asomo mi cabeza.
-Tiene junta en 15 minutos. -digo seria.
-Bien, esta vez no te necesitaré. -sigue con su mirada en el ordenador.
Ni quien quisiera entrar a sus juntas.
Sin decir nada más cierro la puerta y me vuelvo a tirar en la silla.
-Necesito saber todo con detalles. -Carlos bebe de su café.
Muerdo mi dona incomoda.
-Pues... yo hice...
-¡Le mamaste la verga al jefe! -grita Be.
La poca gente que esta en el restaurante nos observa como si tuviéramos un tercer ojo. Lo único que hago es recargar mi cabeza en la mesa.
-Por Dios. ¡Lo hiciste!
Siento como mis mejillas se sonrojan y levanto rápido mi rostro.
-Si pero hoy se cogió a la rubia. -aprieto mis labios.
Carlos frunce el ceño y aparta su café.
-Escúchame bien, Igor es un imbécil, pero...
-Cógetelo. -lo interrumpe Be.
Abro mis ojos como plato.
-Uhm... soy virgen.
Be escupe el café que tenia en la boca.
-¡Que! -Carlos me ve horrorizado.
-¿Cuántos años tienes?
-23. -me muerdo el labio.
-¡Joder! ¿Nunca haz tenido novio, mi reina?
Niego y los chicos me ven como si no pudieran creerlo.
-Sin duda sería excelente que el papi de nuestro jefe te quitará la virginidad. -pone un sonrisa de lado.
-¡No! Tu debes de tener tu primera vez con alguien que quieras y lo haga especial. -agarra mi mano por encima de la mesa.
Be rueda los ojos.
-¿Para qué? Todas las primeras veces son horribles, sea con quien sea.
Carlos se queda pensativo.
-Pues que mala suerte la tuya, que la mía fue linda.
Sonrío y Be vuelve a rodar los ojos.
-Que suerte. -susurra. -Pero no es el tema, el tema es que debes de darte con nuestro jefe. Claro, sin enamorarte.
-La verdad si, él se coge a la rubia oxigenada. -rueda los ojos. -Tú también puedes andar con otros chicos.
Frunzo el ceño.
-Yo no soy así...
-Para todo hay una primera vez, Kayla. -me guiñe el ojo.
-Mira seré sincero. -Carlos suelta un suspiro y me observa fijamente. -Sé que para Igor no eres otra en su lista, te ha ayudado, te ha dado una casa, por si no sabes a él no le gusta ayudar, pienso que le gustas. No sé si es para algo serio pero opino que podríamos darle una cucharada de su propia medicina.
Quedo en blanco pensando y Be empieza emocionarse.
-¡Si!
-No.
Be me ve con el ceño fruncido.
-Chica, debes de aprender a ser un poco perra, a una persona buena nunca le va bien, pero a las perras les llueve la suerte. -se mira las uñas.
-Maldita mala influencia.
Me río y siguen planeando como puedo darle celos a Igor. Como pude los hice cambiar de tema y ahora estamos hablando sobre el chico que se acostó con Be ayer.
Tal vez quisiera ser como ella y que no me importará con quien me acuesto.
Kayla, Igor no te importa, te importa su miembro.
Basta.
Duramos unos minutos más hasta que se nos acaba la hora de comer y nos devolvemos a trabajar Be y yo.
Entro a la casa y no me encuentro con nadie, las chicas deben de estar en su trabajo, suelto un suspiro.
¿Qué estarán haciendo mis pequeños?
Decido llamarle a Lourdes.
-¿Sí?
-Lourdes, soy Kayla.
-Oh. ¡Hola Kayla! ¿Cómo están?
-Estamos bien. ¿Y ustedes?
-¡Estamos excelente! ¿Sabes? Los chicos son demasiado lindos y educados, siempre nos cuentan una historia con ustedes. -suelta una risita.
Sonrío nostálgica.
-Son muy buenos chicos. ¿Puedo hablar con ellos? -pregunto nerviosa.
-Oh, los chicos se encuentran en su clase de arte, pero cuando acaben les puedo decir que te marquen.
¿Clase de arte? Los chicos deben estar demasiado emocionados. Siento como cada vez siento que fue una buena opción, yo nunca pude darles esas clases que tanto quisieron y Lourdes se las esta dando.
Mis ojos se empañan.
-Claro que sí.- susurro. -Me tengo que ir, cualquier cosa que pase con los chicos puedes llamarme.
-Claro, Kayla. Hasta luego. -cuelgo y suelto un suspiro.
Mis pequeños.
Decido ir a la gasolinera donde trabaja Liz para llevarla a su terapia.
Nos encontramos cenando en silencio y decido romperlos.
-Carlos me envió un mensaje que mañana será la sesión.- miro sus reacciones.
Hoy Liz tuvo un ataque de ansiedad y todas estábamos realmente asustadas pero su psiquiatra dijo que debemos de relacionarnos con eso ya que no se le quitaran de un día para otro.
-Mañana no trabajo, puedo a cualquier hora. -habla Liz.
-Perfecto. -le sonrío y agarro su mano sobre la mesa y solo me mira.
-Yo puedo cambiar mi día de descanso. -Peyton se mete un pedazo de comida a la boca.
-A mi me pueden respaldar.
Les sonrío y asiento.
-Cuando salgamos de nuestras escuelas nos vamos a la empresa. -asiento.
-Muy bien. Buenas noches chicas. -me acerco y les doy un beso a cada una para irme a dormir.
-¡Buenas tardes! -canturrea Carlos entrando. -¿Lista para la sesión?
-Ella no irá a ninguna sesión, ella trabajara para mí hoy. -sale Igor con el ceño fruncido.
-Ella va porque yo soy él que manda. -Marcel entra con una sonrisa en su rostro. -Me llevo a Kayla a la sesión por no dejarme ir de fiesta.
Me guiña un ojo mientras que Igor gruñe.