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Chapter 24 - Capítulo 24

Mis nervios se hicieron más fuertes cuando escuche que tocaban la puerta.

Liz se encontraba sentada comiendo la sopa que había quedado y me sentí tan bien que ella se sirviera sola.

-¡Llego! -se emocionó Carlos que ya estaba arreglado con su traje.

Le mandaron un traje que no le había gustado, así que Ámbar le hizo unos cuantos detalles hasta que a Carlos le gustara el traje.

-Kayla, cuidado. Cualquier cosa nos puedes llamar, si tomas podemos tomar un taxi juntas e ir las tres.

Las chicas asintieron y me sentí agradecida al tenerlas a mi lado.

-Gracias chicas, pero no tomare. -suelto una risita y me encamino a la puerta.

Al abrir la puerta, su aroma varonil inundo mis fosas.

¿Siempre olerá rico?

Me quedé estática al verlo con su traje y su corbata combinando, su cabello peinado hacia un lado con elegancia y con ese rostro serio que lo caracteriza.

-Hola, mi vida. ¿Ya nos vamos? -la voz de Carlos hace que salga de mi delirio hacia mi jefe.

Igor tambi��n me había visto de pies a cabeza pero cuando Carlos hablo se sobo las cienes y cerró los ojos.

-Subámonos. -Igor abrió la puerta y me invito a pasar.

Subí y me sentía un poco menos nerviosa ya que Carlos iba en medio de ambos, su pose era totalmente recta y sus manos iban en sus rodillas, parecía muñequito sonriendo y mirando en frente.

-Estoy emocionado. -comentó.

Solté una risita.

Todo el camino fue silencioso y eso es raro porque significa a un Carlos callado.

Al llegar a una casa enorme, el coche frena y mi corazón empieza a palpitar.

Estoy demasiado nerviosa.

Igor sale de su lado y le da unas ordenes al chófer, estoy a punto de abrir la puerta pero Igor me gana y me da la mano para ayudarme a bajar.

-¿Y yo qué?

Igor pone su mano en mi cintura apretándome a su lado y se acerca a mi haciendo que me den escalofríos en todo mi cuerpo.

¿Acaso este es el efecto Gólubev?

-No te separes de mí en ningún momento, tampoco te ofendas por algunos comentarios.

¿Por algunos comentarios? Esto cada vez me empieza a dar más miedo.

Avanzamos y se puede escuchar música clásica desde aquí afuera.

Tal vez me desmaye de los nervios.

Seguimos hasta que nos abrieron las puertas dejándonos ver el elegante y lujoso interior. Esto es una jodida mansión.

Caminamos hasta llegar a lo que al parecer era un salón de fiesta.

¿Había un salón de fiesta dentro de una casa?

Al entrar, todos, absolutamente todos nos observaron.

Trago saliva.

Toda la gente se ve demasiado fina y elegante, desde aquí puedo notar que todos son personas con un buen presupuesto.

-Igor. -se acerca una señora demasiado elegante a saludar a Igor con dos besos en sus mejillas.

-Madre.

¿Madre? ¿Esa señora es su madre?

Su cabello negro esta bien recogido de forma elegante y tiene un cuerpo envidiable, para ser mamá de Igor se ve demasiado joven, su rostro es fino y delicado aunque se ven muy pocas arrugas.

-¿Y tu eres? -me mira de arriba hacia abajo encarnando una ceja.

-Kayla Larson.- extiendo mi mano con una sonrisa amable en mi rostro.

Su rostro se transforma en una mueca de asco y me deja con la mano estirada volviendo a ver a Igor.

-Me gustaba más Stacy.

Siento como mi rostro se pone rojo y no sé si de ira o de vergüenza. Bajo mi mano rápido y observo a Igor.

-A mí no.

Sigue sin quitar su mano de mi cintura y pasamos de largo dejando a la señora en su puesto.

Suspiro.

-¡Kayla, viniste! -nos encontramos con el abuelo de Igor.

Le sonrío.

-Si, que gusto verlo de nuevo.

-El gusto es mío. -me guiña el ojos. -Te ves demasiado linda.

Me sonrojo y siento el agarre de Igor más fuerte en mi cintura.

-Muchas gracias, usted se ve muy bien.

Y no miento, trae un traje azul fuerte y su cabello bien arreglado.

-Pero que linda. -sonrió y besa mi mano. -Siéntete como en casa.

Claro como en casa. Sonrío forzada y asiento.

Igor nos dirige a la mesa gigante donde ya todos están sentados ahí.

Esta familia si que es numerosa, la mayoría son de edad o un poco mayor a Igor, todos están sentados con lo que creo que son sus parejas ya que después de cada chico, esta sentada una chica y Be me dijo que no había chicas en esta familia.

Los señores se miraban mucho más fríos, sus rostros no eran de emoción o de alegría.

-Que pena, yo esperaba a que trajeras a Stacy. -dice una chica con aire superior.

Siento que me quiero ir ya.

-Pues no. -contesta Igor mientras abre una silla para que pueda sentarme.

Me siento y él se sienta al lado mío.

-Igor. -lo llamo bajito sintiendo algunas miradas mientras que otros se ponen a ver lo que están sirviendo.

-Mmh.

-No sé comer con tantos cubierto. -siento mi rostro arder.

Igor me mira y da una sonrisa de lado.

-Solo sígueme o puedes comer como siempre comes. -se encoge de hombros.

¿Y darles más de que hablar a estas personas? No gracias.

Las señoras siguen sirviendo la comida en cada plato de uno y veo como se ponen un pañuelo en sus piernas.

Igor agarra el mío y lo pone en mis piernas.

-Es para no mancharte la ropa. -dice mientras lo coloca al ver mi cara de confusión.

¿No mancharte? Pues tienen manos de trapos ¿o qué?

Deja ese pañuelo blanco en mis piernas y las señoras se van acercando

Se nota que el personal le tienen miedo a estas personas o no se sienten del todo cómodas ya que al servir la comida de vez en cuando les tiemblan las manos.

Yo nunca encajaría en un lugar como esté.

Al llegar hasta mi me sirven algo que jamás en vida había visto, esto se ve muy elegante que no dan ganas ni de comerlo.

-Gracias. -susurro amable hacia la señora que me sirvió.

Ella me observa con el ceño fruncido para después darme una sonrisa amable.

-¿Y tú que estás estudiando? -escucho la voz de una chica y giro para ver a quien le pregunta.

¿A mí? ¿Por qué a mí? Dios, ayúdame.

-Uhm... no estoy estudiando. -muevo mi pierna nerviosa.

La chica que me pregunto me observa con una mueca y mirándome con superioridad.

-¿Cuantos años tienes? -ahora pregunta la mamá de Igor

Trago saliva.

-24 años.

-Oh, entonces ya saliste. ¿Qué estudiaste? -lo voz de otra chica se hace presente.

Mis nervios no dan para más. ¿Por qué acepte venir?

-No estudié. -susurro tragando saliva.

Todos, absolutamente todos me observan y yo bajo mi cabeza llena de vergüenza.

-¡Por Dios! ¡Trajiste a una pordiosera a comer con nosotros!

-¡Qué asco!

-Una pobretona sin estudios. Iugh.

-¿Cómo puedes estar con ella, Igor? ¿No te da asco?

Siento que en cualquier momento las lagrimas van a salir.

-¿Qué hace una callejera aquí? -es la voz de la madre de Igor.

-Sea lo que sea, venga de donde venga, ella tiene mucha mas educación que ustedes y fue la única que agradeció la comida. ¡Vergüenza les debería de dar, ignorantes! -explota Marcel.

Siento que ya no voy aguantar ni un minuto más.

Otra humillación más, querida Kayla.

-Vámonos. -Igor se levanta y estrella la servilleta.

-No. Los que se van son ellos.

Marcel se levanta y señala la puerta. Su rostro se ve demasiado enojado. La cara de todos es de completa indignación.

-No hace falta yo me...

Me interrumpe levantando su mano haciéndome callar.

-¿Nos vas a cambiar por esta callejera? -se pone la mano en el pecho.

Trato de que mis ojos no se pongan llorosos.

-No es ninguna callejera, tiene nombre y cuando ustedes aprendan a respetar van a ser bienvenidos a mi casa, por mientras se van perdiendo la reunión.

Los que creo que son los primos de Igor se levantan rápido de sus asientos.

-Tenemos tratos que hacer hoy.

Marcel asiente.

-Cuando eduquen a sus esposas, podrán hacer los tratos que quieran. -vuelve a señalar la puerta. -Por ahora, fuera.

Todos se ven realmente enojados y yo no hago más que bajar la cabeza llena de vergüenza.

Siento como alguien choca mi hombro y es una chica que me observa.

-Ni te sientas con grandeza, que será la primera y última vez que esto pasa, callejera.

Pasan y las chicas me fulminan con la mirada, mientras que la mamá de Igor solo me observa de arriba hacia abajo y pasa de largo.

-Y tú, jodido maricón. -un chico señala a Carlos que esta con la cabeza baja. -Ni se te suba que mi abuelo n...

-¡Lárgate! ¡Cuando aprendas a respetar vienes! -se exalta Marcel.

Empieza a toser y todos se quedan observando sin siquiera moverse.

-¡Qué se largen! ¿No entienden? -la voz de Igor los hace reaccionar y se van.

Carlos corre por alguna parte y sale con un inhalador y con una enfermera.

Empieza a ponerle el inhalador y empieza a calmarse poco a poco. Cuando se quito el inhalador le dieron unas pastillas.

-Señor que le dije de alterarse. -reprocha la enfermera.

Marcel rueda los ojos.

-Hoy era necesario.

-Yo di... digo que lo mejor seria irme no qui...

-No. -me interrumpe Marcel. -Tu no te vas, los invitados casi llegan y tienes que ayudarle a Igor con algunas cosas.

Guiñe su ojo y yo asiento bajando la cabeza.

-Siento lo que tuvieron que pasar. -nos observa a Carlos y a mí. -No sé que hacer y prefiero tenerlos a ustedes aquí a que a esas personas sin educación.

Carlos asiente con una sonrisa y va abrazarlo.

-Te quiero, tati. -se acurruca y Marcel sonríe.

-No es tu abuelo.

Carlos se ríe.

-Celoso.

Igor rueda los ojos.

-Por cierto, Kayla. Me debes la platica sobre como conociste a este hombre. -sube y baja las cejas.

Me quedo callada y le sonrío por educación. Tal vez no fue bonita forma de conocernos, sin embargo para mí fue la mejor y fue el momento exacto.

-¡Yo también quiero saber!

Sale una señora de lo que al parecer es la cocina y se acerca a Marcel.

-Señor. ¿Qué hacemos con la comida?

-Oh, tirela. -dice con aire despreocupado.

Frunzo mi ceño.

-¿Van a tirar comida?- me gano la mirada de todos.

-¿Sí?

Dios, estas personas tirando la comida y hay demasiada gente rogando por una migaja de pan.

Muchas veces me tocó rogar por eso.

-Hay mucha gente que muere por una migaja de pan. -susurro jugando con mis manos.

Al parecer a Marcel le llego y asintió rápidamente.

-Claro, con lo que sobro haz plato que luego los daremos a personas necesitadas. -se gira y me sonríe.