Llevábamos horas de reunión en reunión.
La verdad era que me estaba aburriendo un poco, Necesito ir al mar ya y las juntas estaban durando demasiado.
Al parecer ya todos se conocían a mi jefe, ya que todos estaban nerviosos. Mientras que mi jefe se dedico a poner su cara de hielo todo el tiempo, no daba opiniones y si algo en verdad no le agradaba, no dudaba en poner su mueca de asco.
Era un poco chistoso.
Cuando le agradaba algo me decía que tomara apuntes de eso y que guardara el teléfono para que cuando llegáramos lo llamara e hiciéramos una junta para hacer planos.
Pasaron más horas y yo estaba que me moría de lo impaciente que estaba, ya quería ir al mar.
Sentía la misma mirada de un señor que estaba en la junta haciéndome removerme en mi silla. Desde que empezó la junta no dejaba de observarme
Al parecer Igor se dio cuenta de mi impaciencia ya que me empezó a mirar fijamente, trate de no bajar la mirada ni apartar, pero sus ojos me estaban quemando y tuve que mirar hacia otro lado.
-Ya escuché mucho, se pueden ir.
Los que ni siquiera pudieron hablar lo miraban incrédulos sin levantarse de sus sillas.
-¿Están sordos? -su voz se convirtió en fría.
Los que se mantienen permanecen sentados reaccionaron y empezaron a levantarse, la verdad es que con esa voz hasta yo me paré.
-Mucho gusto en conocerla, señorita Larson. -el señor que no me dejaba de ver se acerco a mi. -Espero verla muy pronto.
Me sentí muy incomoda y la verdad para mi no había sido ningún gusto.
-A ella no le importa, váyase de aquí. -Igor lo corrió de una forma brusca haciendo que se alejara de mí.
La verdad le agradecía.
El señor se nos quedo viendo hasta que se fue y pude soltar el aire que estaba reteniendo.
-Si te estaba incomodando me hubieras dicho. -Igor se encogió de hombros parándose cerca de mi.
Simplemente me encogí de hombros.
-¿Ya podemos ir al mar? -me siento como niña chiquita.
Igor me da una ligera sonrisa que rápidamente la desaparece.
-Vamos a comer primero.
Salimos de su empresa.
Si, es su empresa, tiene muchas empresas en distintas partes del mundo, y yo que ni casa tengo.
Nos subimos al coche y el chófer nos llevo a un restaurante demasiado lujoso y estoy segura que caro.
-¿Tienen la reservación? -hablo un chico vestido formalmente.
-Pero que falta de respeto. -Igor negó haciendo que el chico se pusiera nervioso.
-¡Igor de mi corazón!
Escuchamos la voz dentro de un chico que se venia acercando. Igor rodó los ojos por el apodo y yo que me quería reír a carcajadas.
-¡Pero que haces! Él no ocupa reservación. ¡¿Quedó claro ?! -regaña al chico y este asiente nervioso. -Pero que hermosa chica, ¿eres su nueva conquista?
Sonrío coqueto y yo negué rápido.
-Soy su secretaria.
El chico abrió los ojos como plato.
-¡Joder, Igor! Hasta que consigues alguien decente. -Igor lo ignoró- Mucho gusto soy Carlos Cruz, dueño de este hermoso restaurante.
Dice orgulloso y yo sonr��o.
-El gusto es mío, soy Kayla Larson. -nos sonreímos.
El chico es de piel canela, rasgos muy afeminados y su voz es un poco chillona aunque su ropa se ve de buen diseñador.
-Pasen, los voy a sentar en una mesa alejada.
Empieza a caminar y nosotros lo seguimos.
-¿Sabias que soy el mejor amigo de tu jefe? -dice orgulloso.
Niego mientras suelto una risita.
-No eres mi mejor amigo. -Igor suelta.
Carlos para de golpe y nosotros también. Se pone una mano en el corazón y trata de poner su cara de dolido fallando en el intento.
-Mi amor, ya se que estamos enamorado de mí pero entiende que te quiero como amigo.
La verdad es que imaginar a Igor con Carlos me da un poco de risa, Igor siempre se ha mostrado tan masculino y frío que de verdad seria chistoso.
Igor pone su rostro más serio mientras que Carlos empieza a reír a carcajadas haciéndome reír un poco y ganándome una mala mirada de mi jefe.
-Sigue riéndote y no te llevo a la playa. -me pongo seria en cuestión de segundos.
-Ay pero que grosero. -Carlos retoma el camino. -Reina, si este hombre no te quiere llevar a la playa te llevo yo.
Voltea un poco la cabeza y me guiñe el ojo.
Le sonrío y escucho un gruñido de Igor.
-¡UPS! Desperté a la bestia. -se suelta riendo y yo trato de no reír volteando a otra parte.
El restaurante es muy lindo y la decoración tiene una linda vibra.
-Aquí se pueden sentar. -nos señala la mesa.-Me sentaría con ustedes pero tengo trabajo.
Carlos hace un puchero triste mientras que Igor suelta un suspiro aliviado tomando asiento.
-Gracias a Dios. -dice Igor ganándose una mala mirada de Carlos.
Carlos jala la silla para sentarme y le agradezco con un asentimiento.
-Imbécil. -rueda los ojos. -En seguida les mando el plato especial de la casa, disfruta la comida, reina.
Me sonríe y yo lo hago también.
-Muchas gracias, Carlos.
Asiente sonriente y se dirige a Igor borrando su sonrisa.
-Y tú ojala te ahogues.
Dicho esto se va.
Me dan ganas de reír pero recuerdo que dijo que no me iba a llevar a la playa y se me quita la risa.
Me quedo pensando sobre que Carlos rodó los ojos y él no le dijo nada.
Prefiero observar el restaurante detalladamente y no prestarle atención a mis pensamientos.
-¿Ahora me vas a decir que nunca habías venido a ningún restaurante?
-Si he ido a restaurantes, pero no tan caros como este.
¿Una carreta a la orilla de la calle cuenta como restaurante?
Igor pone sus codos en la mesa mientras me mira detalladamente, trato de aguantarle la mirada el más tiempo posible que puedo.
Insisto en que ese color es demasiado hermoso para una persona tan fría como él.
-Dime porqué nunca habías venido al mar. -lo miro asombrada.
-En donde vivimos queda muy alejado el mar y sale un poco caro llegar hasta allá. -explico con vergüenza.
Se quedó pensando un rato mientras me miraba y yo me hacia tonta mirando todo.
-Entonces nunca te habías subido a un elevador, ni haz ido al mar ¿Qué otra cosa no haz hecho, Kayla?
Cada vez que dice mi nombre siento que me da un pequeño infarto.
-Uhm ... no lo sé, no he hecho muchas cosas. -me encojo de hombros sin tomarle tanta importancia a eso.
Llegó la comida y empezamos a comer en silencio.
No se que rayos era esta comida pero sabia deliciosa, sabe demasiado buena o yo tengo demasiada hambre.
¿Desde cuando no como?
La verdad no sé, solamente puse a comer y la verdad no me importaba terminarme el plato. Recuerdo que cuando iba a la escuela mis amigas me decían que no se terminaban su plato por vergüenza a que creyeran que eran unas glotonas, me parecía muy estúpido.
-En la noche iremos a una fiesta, mandé a que te compraran un vestido y le pediré a Carlos que te maquille y te peine. -dice tranquilo mientras ven. -¿O acaso tampoco haz ido a alguna fiesta?
Me quedó callada porque la verdad es que no, nunca he ido, siempre me ha tocado cuidar a mis hermanos y no es que me molestara cuidarlos. Siempre preferí cuidar a mis hermanos antes que irme de fiesta.
-¿De verdad tampoco haz ido a una fiesta? -me mira esperando mi respuesta.
Niego y bebo de mi jugo mirándolo.
Su mirada me repara hasta que termina de comer.
-¿Quieres más? -niego rápidamente.
-No gracias, quiero ir al mar. -la emoción se nota demasiado en mi voz.
Asiente y deja el dinero.
-Oh, yo también puedo pa ...
-No, lo pagaré yo.
No me deja poner de mi dinero y rápidamente se dirige hacia la salida y voy tras él.
En cuanto llegamos al coche el chófer me da una bolsa y yo lo miro extrañado.
-Supuse que no traías traje de baño, le pedí que te fuera a comprar uno.
Mi rostro no podía estar más rojo, me sentía muy avergonzada, él fue a comprarme eso, es un señor muy lindo.
-Gracias.-susurré con mucha vergüenza.
Nos subimos al coche y fuimos al hotel para cambiarnos e ir al mar.
Me meto al baño y de nuevo me vuelvo a quedar asombrada por lo lujoso que es.
¡Hasta bañera tiene!
Observo lo que hay dentro de la bolsa y me quedo boca abierta.
¿Esto es un traje de baño?
Era un bikini, la parte de abajo dejaba ver lo pequeña que era y estoy segura que se me saldrá medio trasero y la parte de arriba solo estaba agarrado por tela que yo veía demasiada pequeña.
Señor chófer, que gusto tiene.
Aunque hay que admitir que el color lila esta demasiado lindo.
Me lo coloco y agradezco haberme depilado en todas partes.
Creo que no podré salir así.
Me mire al espejo y en definitiva lo desapruebo. No es que no me gustara mi cuerpo pero se me ve absolutamente todo.
Escucho como tocan mi puerta y me envuelvo en una toalla y voy abrir la puerta encontrándome a un Igor semidesnudo, venia en un short pero sin camisa y con una toalla en su hombro.
¡Pero que mierda!
Si con ropa se veía demasiado guapo, sin ropa superaba todo.
Me quedé viendo su abdomen que tenia unos cuadros que pensé que solo se veían en películas y tenia esos músculos en los brazos que desearías que te apachurraran mucho tiempo.
¡Kayla. ¿Qué mierda estas pensando ?!
Siento como su dedo trata de limpiar algo al lado de mi boca.
-Perdón, tenias baba ahí. -dice burlón.
Quito su brazo de un manotazo y me pongo roja.
-No es cierto. -le doy la espalda y me toco al lado de mi boca para ver si no tengo baba.
-Como digas. ¿Con eso te vas a meter al mar? -me mira de arriba abajo haciendo que apriete más la toalla.
-Es ... esta muy corto. -murmuro.
Igor frunce el ceño y camina a la gran ventana que tiene la habitación.
-Nadie trae algo largo.- señala a la gente que se ve en el mar y es cierto. -Apúrate o me voy solo.
-¡Espera! Me quitare la toalla allá.
Igor asiente y bajamos por el elevador para llegar y estaba muy emocionada.
Al elevador ya no le tengo miedo, o tal vez sea por la emoción.
Las puertas se abrieron y salí rápido.
Pasamos por la alberca que ni sabia que había y rápido llegamos al mar.
El sol estaba bajando y cuando mis pies tocaron la arena gemí de satisfacción.
-Dios, que buena sensación.
Sentí a Igor tensarse pero no entendí el porqué.
En cuanto nos acercamos más al mar, todas las chicas empezaron a observar a Igor, la verdad era que las entendía.
La atención la tenia el chico guapo y musculoso con la chica envuelta en una toalla.
Igor ignoró las miradas tirando su toalla a la arena y de poco a poco metiéndose al mar.
Yo me quede sintiendo la sensación que da la arena a los pies, es una sensación única. Sin duda pienso traer a los chicos aquí, tienen que sentir la arena en sus pies.
Debo de salirme de esa casa ya, no tengo porque esperar a que el viejo asqueroso me saqué, puedo ahorrarme la humillada y salirme antes de que él nos saque, me puedo ahorrar la humilla y ahorrarles la humillada a mis hermanos. Gracias a Dios tengo trabajo y si que es muy buen trabajo, me pagan bien. Tal vez solo me este recuperando de dinero peo puedo pedirle prestamos al banco o incluso a Igor.
Puedo trabajar tiempo extra.
Dios, el mar hasta buenas ideas me da.
-¿Piensas quedarte ahí? -levanto la cabeza hacia la voz que me estaba hablando y lo veo muy lejos de mi. -Ven y métete.
Asiento emocionada y me acerco a que las olas choquen en mis pies haciéndome reír. La sensación de la arena y las olas me dan pequeñas cosquillas.
Siento que algo roza mi pie y pego un pequeño brinco y un grito ..
-Qué...
-Se llaman algas, inculta. -me interrumpe Igor desde adentro del mar.
Hago una mueca, veo una pequeña ola y me adentro un poco más hasta que recuerdo que traigo la toalla.
Observo a mis lado y todas las chicas lucen sus bikinis sin ninguna preocupación, hay chicas de talla grande o de talla muy chica y nadie las observa raro, simplemente disfrutan del sol y la arena.
Me armo de fuerza y suelto la toalla cerca de la de Igor.
Giro al mar y veo a Igor demasiado quieto observándome de arriba hacia abajo.
Hago el intento de meterme de nuevo y una ola hace que casi pierda el equilibrio.
Escucho la carcajada de Igor.
Puta mierda, no puede ser que todo en este hombre sea perfecto, pienso seriamente en que llegue otra ola para que pierda el equilibrio y vuelva a escuchar esa perfecta carcajada.
Me cruzo de brazos y me alejo.
-¿Qué haces? No me digas que ya te dio miedo. -dice con una pequeña sonrisa.
Niego.
Vuelvo a intentarlo y piso algo.
Aguanto mi grito para no quedar más en vergüenza y veo que es lo que pise.
Una pequeña conchita.
Creo que el mar ya no me esta gustando tanto.
-Igor. -lo llamo aunque no ha dejado de verme. -creo que me da poquito miedo el mar. -suelto mirando mis pies que juegan con la arena y moviéndome como niña chiquita.
-Que raro, si a ti nada te da miedo. -dice viniendo hacia donde estoy.