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Chapter 8 - Capítulo 8

-Los chicos han estado emocionados desde que les dije, hasta ahora que vamos en el autobús.

-¿Se siente muy feo?

-¿El edificio es muy grande?

-¿Y si nos atoramos como tú?

-¿Tu jefe estará con nosotros?

Los chicos no se callaban con nada y yo trataba de respondedores con paciencia.

La última pregunta no se las pude respondedor porque ni siquiera yo sabia.

Recuerdo cuando estábamos en su oficina y como agarro mi cuello de forma repentina y me hace sentir...

Rara.

Tal vez no debí gritarle pero, de verdad que estaba un poco alterada.

El autobús freno en la parada que era la de nosotros.

-Llegamos.

Hice que todos bajaran para yo bajar a lo último.

-¡Guau! ¡Es gigante!

Los gemelos venían halagando el edificio aun estando a unas cuantas cuadras lejos.

Las chicas se miraban emocionadas y una parte me puso feliz al saber que los estaba haciendo aunque sea un poquitín feliz.

-Kay ¿Nos vemos guapos?

-No, se ven horrendos. -les saco la lengua Ámbar y estos se voltearon a verme.

Todos se tardado mucho en elegir la ropa con la que iban a venir, se peinaron y las chicas se maquillaron, mientras que los gemelos arrojaron toda su ropa en todas partes de la casa para elegir cual se pondrían.

Ellos duraron más que nosotras.

Yo no venia tan producida, simplemente traía un pantalón y blusa holgada.

Hoy no trabajaría, así que no me apetecía ponerme las prendas ajustadas que las chicas me he hecho.

Cuando estuvimos enfrente del edificio, se quedaron como yo el primer día.

-Kay, tómanos una foto. -me dijo Jacob.

Ambos se pusieron enfrente del edificio y se dieron un abrazo de lado mientras sonreían.

No podía sentirme más orgullosa, cada vez crecían más.

-Ahora una selfie con todos. -pidió Lucian.

Puse en modo de selfie y posamos todos para la foto.

-Oh, hola, Irina. -Jacob saludo a una niña que pasaba agarrada de la mano de su papá

-¿Cómo estás? -Lucian le siguió.

Vi como la chica solamente les saludo con la mano y su rostro se ponía rojo, la avergonzaron.

Tengo que prepararme para los dolores de cabeza que me darán en la pubertad.

Las chicas nos miramos entre nosotras y soltamos una carcajada.

-Pero que galanes han salido. -dijo Ámbar mientras se reía.

Ambos se encogieron de hombros.

-Le gustamos a esa niña.

-¡¿Qué?!

Me ahogo con mi propia saliva.

-Mejor sigamos antes de que me haga pipí de la risa. -dice Peyton limpiándose las lagrimas debido a su risa.

-Luego vamos a tener una conversación muy seria. -mire a los gemelos que me miraban expectantes. -Entremos.

Les abrí la puerta para que podrían entrar y me sorprendí al ver a muy poca gente en el edificio. Todo estaba tan tranquilo aquí adentro.

En cuanto entramos nos miraban raro y yo gire a ver a mis hermanos.

Todos lucían impresionados mientras miraban todo detalladamente.

-Esto es ...

-Muy elegante ...

-Y bonito.

Sonreí y los deje que miraran un poco.

-¿Están listos? -pregunté con nervios.

Tal vez ellos vengan emocionados pero a mi, sigue sin agradarme el elevador.

-¡Si! -respondieron todos.

Nos ganamos varias miradas que a ellos ni siquiera le importaron.

-Bien, aquí vamos.

Nos acercamos al elevador mientras que yo presiono el botón.

-¿Se siente muy feo? -me pregunta Liz.

Me encojo de hombros sonriéndole.

Liz me pidió perdón por haberme gritado, me dijo que se sintió un poco estresada por la escuela y la entendí perfectamente.

Las puertas se abrieron y los chicos chillaron.

-Entren.

No les tuve que decirlo dos veces porque entraron como rayo.

Suspire y yo también entre.

-¿Listos? -me gire a verlos y todos asintieron sonrientes.- Los llevare hasta donde trabajo.

Pique el numero 20 y el elevador empezó a hacer su función.

Esta vez trate de no cerrar los ojos para ver sus expresiones.

El elevador comenzó a moverse y todos se miraban muy emocionados y sonrientes pero cuando el elevador hizo su movimiento más notorio apreté mis puños y vi las caras de todos.

La risa me gano.

Peyton y Liz se abrazaron, mientras que Ámbar se agarraba de las paredes con cara asustadiza.

Y los gemelos ... empezaron a saltar contentos.

-¡Eso fue genial!

-¡Si!

-Me agrado. -comenta Peyton despreocupada.

Aguanto mis ganas de reír.

-No fue mi favorito, pero si me ponen a elegir entre un elevador o subir mil escaleras, prefiero el elevador. -Liz se encoge de hombros.

-Me pareció normal, solo que sentí un huracán en mi estomago. -me río de lo de Ámbar.

Al salir de nuevo y entrar al noveno piso, los chicos se quedan sin hablar, observando todo detalladamente.

Cabe recalcar que aquí no hay ni un alma.

-¿De verdad aquí trabajas? -pregunta Ámbar viendo los cuadros.

Me voltea a ver y asiento.

-Esto es genial. -Jacob se acerca hasta mí y agarra mi mano.

Lucian se queda mirando los cuadros que hay.

-Algún día un cuadro mío estará colgado aquí. -Lucian asiente muy seguro.

-Claro que si, creo que pondrán hasta cinco. -lo anima Peyton y yo asiento orgullosa.

-Buenos días.

Una voz gruesa nos interrumpe haciéndome sobresaltar, mientras que todos corren y si ponen al lado mío.

-Buenos días. -responden todos educados.

Igor viene con su traje -como de costumbre- su cabello bien peinado, sus cejas gruesas bien peinadas, sus labios tentadores y sus ojos potentes de ese color precioso.

-Veo que ya subieron por el elevador.

Todos asienten.

-Estuvo genial. Gracias por prestarnos su elevador. -agradeció Jacob que seguía agarrado a mi mano y sus mejillas tomaron un color rojizo.

Igor le sonrió un poco.

-No hay de que, cuando quieran pueden venir a visitar a su hermana.

Jacob le sonrió entusiasmado y asintió contento con la respuesta de Igor.

-¿Me puedo acercar a la ventana gigante? -pidió Lucian tímidamente, mientras que Ámbar le pellizcaba poquito el brazo para que no anduviera de bocón.

Pero era Lucian y a él no le importaba.

-Adelante.

Igor volvió a estar serio y lo invito con un brazo a que avanzará.

Mis hermanos se fueron acercando a la gran ventana que daba la vista afuera.

Yo ni loca me asomaba a ver hacia abajo, eran veinte pisos, de seguro me da vértigo y quedo loca.

No puedo ver sus rostros ya que solo veo sus espaldas, pero me imagino que deben estar fascinados.

-¡Kay, ven a ver esto! -me invitan a los gemelos con entusiasmo.

-No gracias, paso.

Me gano la mirada de mi jefe a lo que volteo a verlo y me esta viendo con los ojos entrecerrados.

-¿Acaso le da miedo, señorita Larson? -pregunta tratando de ocultar su burla.

Ruedo los ojos.

-No es eso, simplemente ... no me gusta la vista.

Sigo viéndolo y este me mira fijamente a los ojos, haciendo que me estremezca en mi lugar.

Sacude la cabeza y camina firme hacia una puerta, coloca la llave y la abre.

-Suban.

Nos ordena mientras la puerta deja ver que es una escalera.

Los chicos me miran interrogándome pero yo me encojo de hombros, ni siquiera se porque quiere que subamos pero aun así soy la primera en avanzar y los chicos me sigue.

Al subir las escaleras me quedo con la boca abierta observando todo.

Es la azotea, esta sumamente arreglado, hay muchas plantas que adornan el lugar y varios sillones.

-¡Joder!

-¡Lucian! -lo regaño con el ceño fruncido.

Jacob ríe a carcajadas.

-Te cacharon, hermanito.

Lucian fulmina con la mira a Jacob y después me mira con ojos de cachorro regañado.

-Perdón, fue por la emoción.

Niego en desaprobación, pero lo entiendo, el lugar esta muy lindo.

Incluso hay una parte con una pérgola y abajo de esta hay varios sillones.

-Pueden sentarse si gustan, en lo que hablo con su hermana.

Igor los invito y se encogió de hombros despreocupado mientras me miraba.

-Vamos a mi oficina. -ordenó Igor mientras bajaba por las escaleras.

-Chicos, compórtense y no se asomen demasiado que van a caerse.

Ellos asintieron embobados con el paisaje, de seguro ni me escucharon.

Baje por las escaleras para dirigirme a su oficina.

-Necesito que busques dos boletos para Florida. -empieza a ordenar. -Dos habitaciones en cualquier hotel con cinco estrellas y aliste sus maletas porque viene conmigo.

Me quedo boca abierta esperando a procesar la información.

Yo nunca había salido de esta ciudad, nunca había viajado.

-No, no creo que pueda ir yo. -empecé con nerviosismo.

Me gane una mala mirada de él.

-Es su trabajo, no esta en posición de decidir si viajar o no. Mañana la quiero a primera hora aquí.

-No puedo dejar a mis hermanos solos. -digo rápido haciendo que me mire muy serio.

-Sus hermanas ya están grandes, aparte solo iremos un día, al siguiente nos regresamos.

Sigo queriendo procesar la información y no puedo.

¿Viajaremos nosotros solos nomas?

Joderrrrr.

Siento que me va a dar algo, últimamente Igor me ha estado dando todo tipo de emociones.

Si con el jodido elevador andaba yéndome con Diosito, en el avión si me iré, y estaré más cerca de él.

-¿Alguna duda? -pregunto mirándome a directamente a los ojos.

Negué sin poder decir una palabra.

-Pue ...- tragué saliva- Puedo hacerlo ya.

¿De verdad iría a Florida?

-Puedes hacerlo en tu casa en tu ordenador.

Me quedé seria observándolo.

-No tengo.

Me gano su mirada confundida.

-Bien, hágalo aquí. -se levanta de su silla y me invita a que me siente ahí.

Trago saliva y avanzo hasta él, me pone nerviosa que siempre me este viendo fijamente.

Me pongo a un lado de él respirando su olor a vainilla con loción masculina que la verdad era un olor demasiado satisfactorio.

Me hizo un ademan para que me sentara en la silla y así lo hice, claramente que con las piernas temblorosas.

Este chico es demasiado guapo que al tenerlo tan cerca me pone hacer temblar como una gelatina, ocupo ayuda.

Empiezo a teclear vuelos bajo su mirada.

Pequeñas gotas de sudor comienzan a aparecer en mi rostro ya que se acerco para ver más detalladamente la pantalla del ordenador quedando unos pocos centímetros de mi rostro.

Estoy empezando a hiperventilar.

-¿Tiene calor, señorita Larson? -susurra cerca, muy cerca de mi rostro.

Trago saliva y asiento sin verlo.

-Le recuerdo que estamos a menos 3 grados. -se que se esta divirtiendo, se nota en su voz. -¿O acaso la pongo nerviosa?

Giro mi rostro en un acto involuntario y jodido error.

El tiene ambas manos en el escritorio con su cuerpo inclinado hacia enfrente con su rostro muy cerca de mí.

Gracias a la cercanía puedo ver detalladamente su rostro, en definitiva es el chico más atractivo que he visto. Su rostro esta perfectamente liso, su pequeña barba muy bien arreglada, sus ojos de cerca son mucho más lindos, tienen un color entre azul y verde, es una combinación hermosa, sus pestañas son gruesas y por ultimo sus labios.

Son los labios más tentadores que he visto.

-Señorita Larson, creo que debería salir a tomar aire, esta demasiado roja. -trata de aguantar la sonrisa que quiere salir en su rostro.

Me levanto rápidamente haciendo que él se ponga recto y me abofeteo mentalmente.

Kayla, eres patética.

Avanzo rápidamente a la puerta para salir de este incomodo momento.

-Usted no se preocupe por los vuelos y el hotel, yo lo arreglo. Usted preocúpese por calmar su rojez. -suelta una risita.

Salgo rápido de su oficina y si es posible, me pongo más roja de lo que estaba.