Cuando llego a donde esta el chico veo que tiene otro traje, igual de formal y su corbata cambio de color.
-Ahm ... ¿café negro? -mi voz venta temblorosa y este asiente.
Rápido me voy a prepararle el café y si ayer pensé que estaba temblando, hoy parece que tuviera una pila que me daba energía para temblar.
Respire hondo y serví el café con tranquilidad que no tenia, así que me tire el café en mi brazo haciendo que gimiera de dolor.
Rápido me echo agua en mi brazo.
-¿Por qué no renuncias?
Su voz me paralizo y lo volteo a verlo.
Su rostro reflejaba mucha tranquilidad.
-Porque no puedo.
Sus ojos se entrecerraron como queriendo leer mi mente o algo más.
Saca algo de su saco elegante y lo deja en el estante.
-Te daré una mejor oportunidad. Te quiero mañana en la empresa, a las 7 am. Se puntual, ni un minuto menos ni un minuto más. -Se gira para irse pero frena en seco y se devuelve dejando un billete sobre el estante. -Por la quemada.
Dicho esto, se va dejándome con mil dudas y con mi quemadura en el brazo.
Ni siquiera agarró su café
Ni siquiera pudiste servirlo, estúpida.
Sin dudarlo corro por mis cosas y agarro la tarjeta y el billete que dejo el chico pero me quedo paralizada al ver el billete.
Un billete de 50 dólares.
¡Por Dios!
Me quedo estática pero al escuchar la puerta de la oficina corro rápido fuera del lugar.
Decido caminar para resolver todas las dudas que tengo dentro de mi cabeza.
¿Quién es ese chico?
Miro la tarjeta y leo el nombre de la empresa.
"Gólubev"
¿Qué es eso?
Avanzo cubriéndome con los trozos de mi blusa y llegaría a comprar cosas para la casa pero no puedo, no tengo ánimos ni ganas así que avanzo directamente hacia la casa.
Al llegar me encuentro a todos en la sala y las chicas al ver como llegar mandan rápido a los gemelos a la habitación.
-¿Qué mierda te paso? -Liz me mira de arriba hacia abajo.
Me siento en el suelo y ellas se sientan conmigo. Les cuento todo ocultando una que otra cosa, tratando de no llorar ya que no quiero que me vean así y no se sientan mal por mi.
-Y la tarjeta decía. "Empresa Gólubev" Pero no sé si ir.
Peyton abre la boca.
-¿Estas mal de la cabeza? ¡Tienes que ir! -se levanta del piso y desde arriba me apunta con el dedo. -¿Acaso nunca haz visto esa empresa? ¡Es gigante!
Liz asiente mientras yo niego.
-Tal vez puedas ganar más dinero. -me anima Liz.
-¡Tenemos que hacerte una falda y una blusa formal! -Ámbar corre hacia la habitación y sale con su maquina de cocer y algunas telas.
-Chicas. -llamo pero las tres están viendo las telas y hablando sobre como hacer la falda.
Las vuelvo a llamar y estas me siguen ignorando.
-¡Chicas, ni siquiera se si iré! -les grito y al parecer funciono.
Las tres me ven como si tuviera un tercer ojo.
-¿Tienes mierda en la cabeza? -Ámbar me reprocha y yo abro la boca por su vocabulario.-Tienes oportunidad de crecer ahí, tal vez y puedas demostrar tus dotes en ese lugar.
Liz y Peyton asienten.
-¿Y la casa? Gilbert nos va a correr. ¿En donde vamos a dormir? ¿En donde vamos a comer?
-Podemos pagarle a Lydia y dormir unos cuantos días con ella mientras buscamos otro cuarto, es lo de menos, Kay. -Peyton me hace ojitos.
Cierro mis ojos y me tiro al piso.
¿Estará bien?
Por Dios, Kayla. Claro que esta bien.
Tal vez pueda ganar mas dinero ahí y poder darles mejor vida a mis pequeños y consentirlos mas comprándoles lo que ellos quieran y no conformándolos con la mierda en la que estamos.
Kayla, vas a ir a ese trabajo y vas a demostrar que eres mas de lo que pareces. Tu motivación son tus hermanos y ellos confían en ti.
Abro mis ojos y veo como las chicas están esperando mi respuesta.
Asiento y suelto un suspiro.
Peyton y Ámbar sueltan un gritito y empiezan a saltar como locas mientras que Liz solo me da una sonrisa de lado.
-¿Qué les pasa? -entran corriendo los gemelos.
-¡Nos mudamos! -grita Peyton y carga a los gemelos mientras se pone a dar vueltas con ellos.
Sonrío y sin duda si son mi mayor motivación.
-Kay.- me llama Lucian. -¿Es verdad?
Asiento y los dos corren a abrazarme.
-Bueno hay que empezar con tu outfit para mañana.
Las chicas empezaron a armar mi blusa y falda mientras que yo jugaba con los chicos.
El sueño me estaba ganando y poco a poco se me cerraban los ojos.
-Ve a dormir, Kay. Nosotras terminamos esto. -Peyton me guiño un ojo y no dude en aceptar.
Entre a la habitación y puse cobijas en el piso para dormir.
Solo teníamos una cama ya veces se turnaban, la cama era de dos, a veces dormían los gemelos y otras veces Peyton y Liz.
Solo toque mi cabeza en una almohada que había hecho Peyton y quede profundamente dormida.
-¡Hora de despertar!
Me doy vueltas en las cobijas hasta tocar el suelo.
-¡Kayla te dijeron que puntual! -escucho el regaño de Peyton.
Me restriego los ojos con mis puños.
Me levanto para ir a darme un baño rápido, ya que en las mañanas es cuando hay agua.
Cuando me iba a meter al baño recuerdo que las chicas me hicieron mi ropa y rápido salgo a donde escucho sus voces.
-Aquí esta tu maravilloso outift. -canturrea Peyton
Las tres me ven ansiosas esperando ver mi reacción.
Es una falda larga negra que de seguro me queda abajo de mis rodillas y una blusa negra que hasta pudo hacer un pequeño escote.
Las miro y miro la ropa.
Hasta que sonrío aprobando la ropa y Peyton sonríe satisfecha.
-Sabia que te gustaría.
-Gracias chicas, les quedo precioso. Las amo. -les sonrío y agarro la ropa para ir corriendo al baño.
Dejo la ropa en el lavábamos y con la cubeta que ya habíamos dejado llena de agua empiezo a echarme agua.
Puta mierda, parece que tiene hielos.
Trato de bañarme lo mas rápido que puedo ya que esta muy helada.
Me seco rápido y me coloco mi ropa interior de abuelita y el outfit bien hecho de las chicas.
A Peyton es la que mas le gusta coser, a las tres les gusta la moda y todo lo relacionado con ello.
Al terminar de cambiarme salgo y Liz me espera con unos tacones en mano.
-Una amiga me los presto y ahora te los presto, úsalos.
Asiento dándole las gracias.
Al momento que me pongo los tacones, los gemelos salen con su uniforme bien puesta de la habitación.
Ambos me ven con la boca abierta.
-Kay, estas súper linda. -me alaga Jacob.
-Pareces una princesa. -sigue Lucian.
Rápido me acerco a ellos y les doy un abrazo y un beso.
-Gracias, mis príncipes azules. -los lleno de besos en sus caritas y estos se ríen retorciéndose.
-Encontré esto y vamos a ver si sirve contigo. -volteo a ver a Ámbar con una pequeña paleta de sombras que tenia desde que estaba mas chica.
Ámbar era amante al maquillaje y casi siempre trataba de comprarle maquillaje, pero lo único que me alcanzaba a veces era para una mascara de pestañas y un labial.
Ámbar estaba estudiando un curso de maquillaje por lo que le emocionaba hacer estas cosas.
-Chicas, se están esmerando mucho en esto y tal vez me contraten para hacer la limpieza. -digo rodando los ojos.
Me gano la mirada fulminadora de Liz.
-¿Y? Nunca tienes que perder el glamour. -me dice rodando los ojos.
Suelto una risita y dejo que Ámbar me maquille como ella quiera.
Mientras ella me maquilla Peyton se puso hacer desayuno y Liz acomodo la mesa un poco.
Me gire a ver el pequeño reloj que teníamos y todavía tenia tiempo.
Ámbar termino y me miró satisfecha.
-Familia, ¿Qué opinan?
Todos me voltearon a ver y las chicas sonrieron en que les agradaba mi maquillaje y los chicos fruncieron el ceño.
-No puedes salir así, estas muy linda.- Lucian se cruzo de brazos mirando a su gemelo esperando apoyo.
-Puedes salir, pero sin tener novio ¿esta bien? -Jacob también se cruzo de brazos.
Todas soltamos una carcajada al escuchar a los gemelos.
-Claro que no, solo ustedes son mis príncipes. -les guiño un ojo y asienten complacidos con mis palabras.
Nos ponemos a comer ya platicar pero a decir verdad no tenia tanta hambre, estaba cagada de nervios.
No se como es que me veo y no quiero saber, desde hace tiempo he tratado de no verme mucho en los espejos, solo me hace recordar como es que me miraba antes de que mamá cayera en drogas ya decir verdad antes no eramos ricos, siempre hemos batallado con el dinero, pero si podía a veces a compararme alguna ropa que yo quisiera.
Ahora tenia pura ropa holgada y sin chiste alguno.
Ahora en lo único que tengo que pensar es en dar lo mejor de mi para conseguir este empleo y saber en donde va a ser nuestro techo.
Veo la hora y me levanto rápido por mi bolso.
-Chicos, se me hace tarde. -me acerco y besos las mejillas de todos. -Por favor, lleguen a tiempo y pórtense bien en su escuela.
-Nosotros siempre, Kay. -responden al unísono los gemelos.
A veces me da miedo que se sincronicen demasiado bien, pero dicen que los gemelos tienen como una conexión única y ya me he acostumbrado un poco.
-Suerte, Kay. -me sonríe Ámbar. -No te preocupes por nosotros, yo me ocupo.
Asiento agradecida con una sonrisa.
-Adiós, mucha suerte. -Peyton se acerca a darme un abrazo que correspondo.
-Gracias chicos.
Les doy una ultima despedida y salgo de la casa.
Doy un suspiro y camino hacia la parada de autobús para esperarlo.
Dios, te pido que por favor me vaya bien, tratare de dar lo mejor de mi, solo haz que tenga un trabajo y que pueda alimentar a mis hermanos.
Veo como llega el autobús y me subo rápido.
Pero me quedo parada enfrente del chófer porque no se donde queda la empresa, ni siquiera la he visto.
¿Tendré mierda en la cabeza?
-Disculpe, pasa por la empresa ...
Puto nombre raro.
Saco rápidamente la tarjeta y veo como el señor me ve con aburrimiento.
-Gólubev. -termino de decir.
Me mira con una mueca y asiente muy lento.
-Llego a una parada a tres calles antes.
¡Si!
-Oh, esta bien, muchas gracias. -le doy una sonrisa amable y el una mueca.
Que grosero.
Al menos es autobús esta un poco vació y puedo sentarme retirada de la gente, prefiero evitar lo que me paso aquella vez.
Mientras el autobús avanza, voy viendo por la ventana para estar atenta en donde tengo que bajarme.
Mientras tanto voy pensando en el chico. ¿Por que me habrá dado esta oportunidad?
¿Le habré dado mucha lastima?
Por el momento voy demasiado nerviosa a topármelo de nuevo. Por Dios, es demasiado guapo que de solo verlo me pongo nerviosa.
Tenia esos labios finos y esos ojos que sin duda eran los mas atractivos. Su porte, su cabello, sus cejas, todo lo hacia atractivo.
No hay que restarle importancia a esa barba de unos cuantos días pero sin duda muy bien arreglada.
Sigo fantaseando con el chico hasta que me veo interrumpida de mis fantaseos con el chico.
-Aquí es. -me dice el chófer ya que me senté cerca de él.
Abro mis ojo como plato.
-Mu ... muchas gracias. -le pago y bajó del autobús.
Es un edificio gigante.
¿Acaso yo voy a entrar ahí?
Mierda.