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Chapter 5 - Capítulo 5

-Bien, tendrás que agendar todas las citas que tenga personas importantes, tienes que notificarme todas las llamadas que tengas, porque todos te hablaran a ti para darte cualquier recado, poner cita, lo que sea o incluso para comunicarte. De vez en cuando te daré unos documentos para que los pases todos a la computadora, prefiero tener todo en digital. -se queda pensando un rato. -Creo que por el momento es todo, si es que se me paso algo, te aviso luego.

Todo lo dijo fluido, sin trabarse y con esa voz grave que hace que se me pongan los pelos de punta.

Asiento tratando de procesar toda la información.

-Uhm ... Claro. ¿Cuándo empiezo?

-Ya.

Se levanta de su silla y agarra una montaña de papeles y se acerca para dármelo en los brazos.

-Quiero que empieces pasando esa información a la computadora, si tienes dudas, pídele ayuda a Beatriz. -dados dándome la espalda.

Miro la montaña de papeles y salgo rápido de su oficina y coloco rápido la montaña en el grande escritorio.

Suelto un suspiro y me siento.

Enciendo la computadora y recuerdo que en preparatoria me enseñaron a usar algunos programas de Microsoft.

Empecé a pasar todo a la computadora ya decir verdad me sentí orgullosa de acordarme de como usar estos programas y saber que me estaba quedando bien.

Seguía trabajando hasta que me entro una duda y con mucha timidez me acerque hasta la recepcionista que al parecer se llama Beatriz.

-Ho ... Hola.- sonrío con timidez y ella deja de mirar su ordenador para mirarme con una sonrisa. -El ... señor me dijo que si tenia dudas te podría preguntar a ti.

-Oh, claro que si. -se levanta de su silla y caminamos juntas hasta el escritorio donde estoy trabajando.

Así paso la tarde, con Beatriz explicándome como tenia que enviarle los documentos a mi jefe, como contestar el teléfono, como ordenar los documentos, y más cosas.

La chica me caía bien, ya que no se miraba irritada o molesta al enseñarme, ha sido demasiado amable.

-Oye, ¿Qué harás en tu hora de comida? -me pregunta Beatriz a través del teléfono a lo que suelto una risita.

Recuerdo como me dijo contestar su línea.

-Creo que nada interesante. -suelto una risita.- ¿Por?

-¡Vayamos a comer juntas! Las chicas de aquí son estiradas y caen mal. -bufa -Tu si me agradas.

Ay, me siento halagada.

-Claro, comamos juntas ...

Iba a seguir hablando hasta que veo como mi jefe sale de su oficina.

-Entras a las 7, tu hora de comida es a las 2 para volver a las 3 y te puedes ir a las 5.

Dicho eso, sale con su rostro serio, dejándome con el teléfono en la oreja.

Escucho la carcajada de Beatriz y recuerdo que no colgué la línea.

En menos de un segundo tengo a Beatriz entrando.

-Creo que el jefe nos cacho.-sigue riéndose y yo me muerdo las uñas.

Después de eso nos fuimos a comer y me hizo reírme mucho, tuvimos una agradable platica en un puesto de hot dogs.

-Y entonces él es dueño de toda la empresa. -Ella asiente dándole una mordida a su hot dog ..

-Algo así, lo que pasa es que todas las puertas que viste en el piso son oficinas de sus primos. -abro los ojos como plato mientras ella asiente como si ya esperara esa reacción. -Es que el abuelo Gólubev se acaba de retirar, él fue el que comenzó desde cero con esa empresa. Pero al estar ya mayor decidió retirarse y dejarle a sus 6 nietos la empresa ... pero como siempre debe haber un favorito en la familia y tu jefe es el jefe mayor, mientras que los demás son simples jefes de piso.

Le doy una mordida a mi hot dog interesada en seguir escuchando.

-¿Y se enojaron con él? -dije impresionada mientras me limpiaba la boca.

-¡Claro! -grito haciéndome sobresaltar. -Nunca los he visto tener una conversación sin pelear. El abuelo lo supo y por eso cada quien esta encerrado en su oficina, por eso las tantas puertas.

Abro mi boca, sin poder creerlo.

-No tengo primos, pero creo que no me llevaría mal con ninguno, ni siquiera puedo gritarles a mis hermanos. -solté una risita.

Ella rió.

-Lo sé, ellos se odian a muerte. Cuando llega Marina, es una bendición que ella pueda controlar.

-¿Puerto pequeño?

-Si, es la única mujer en toda la familia, la cuidan mucho y con ella si trata de comportarse.

-El poder de las chicas. -digo en broma haciendo que sonría.

-Le vas a agradar, cuando ella viene siempre salimos a tomar algo y claro que cuando venga vendrás con nosotras. -me guiña un ojo mientras seguimos comiendo.

Terminamos de comer y fuimos directamente hasta la empresa para seguir trabajando.

En cuanto entramos nos topamos con la rubia de esta mañana.

Camina hacia nosotras y choca su hombro con el mío haciéndome tambalear.

-¡Fíjate por donde caminas, oxigenada! -le grita Beatriz y yo la veo con la boca abierta.

-No le hagas caso, mejor vamos.

Tratare de evitar todos los problemas que pueda.

Pero al parecer, Beatriz no se quedaba con la boca callada y le gustaban los problemas.

-¿Que no le haga caso? ¡Casi te tumba! -me mira indignada.

Neg�� moviendo mi mano en una seña de que eso no importa.

-No tiene fuerzas para tirarme. -digo en broma y veo a Beatriz sonreír.

-Cierto.

Ambas nos reímos y veo como se dirige al elevador y freno de golpe mi risa.

-Ahm ... yo voy por las escaleras.

Cuando bajamos para ir a comer me excuse que iba al baño y baje rápido por las escaleras, aunque pensó que tenia problemas con mi estómago por durar mucho.

Me gano una mirada de asombro.

-¿Las escaleras? Sabes que vas a tardar mucho y ya es hora de la comida. -dice confundida.

Trago saliva.

-Me da miedo, nunca me he subido. -confieso mordiéndome las uñas.

Beatriz me ve con la boca abierta y quiere decir algo pero cierra la boca varias veces.

-Ven, tienes que superar tus miedos. -dice con una sonrisa de diablo.

Kayla, solo es un elevador.

Aparte Beatriz tiene razón.

Asiento y ella da un brinquito emocionada.

-Me gusta ver las primeras reacciones de la gente.

Ella luce muy emocionada pero yo no le veo nada emocionante.

El elevador abre sus puertas y mi corazón empieza a latir demasiado fuerte.

-Bea ... Beatriz, no creo que pueda. -digo quedándome afuera del elevador mientras ella entra.

Las personas nos esquivan para poder pasar.

-Oh, claro que estas lista.

Me toma desprevenida y me jala dentro del elevador.

Puta mierda.

-Beatriz te estoy odiando.-digo mientras cierro los ojos y me agarro del brazo de Beatriz.

Ella suelta una carcajada y encajo mis uñas en su brazo cuando siento que el elevador empieza a moverse.

-Odiame pero tendrás un miedo menos.

El estomago se me hizo un hoyo al sentir como el elevador hizo su movimiento un poco mas notorio.

-Puta Beatriz.

Sigo agarrada a su brazo mientras tengo mis ojos cerrados con fuerza y ​​escucho sus carcajadas.

-No creo que sea el vocabulario para una chica. -dice una voz grave detrás de nosotras.

Rápidamente me volteo y lo veo parado con su traje limpio y su rostro serio mirándome.

Las puertas se abren y él es el primero en salir mientras que Beatriz y yo nos vemos con cara de horror.

-Suerte con tu apuesto jefe. -se despide mientras se coloca atrás del escritorio.

Suspiro y avanzo hasta mi puesto y veo como el esta encerrado en su oficina.

Trabajar aquí de verdad que estaba empezando a gustar, llevaba varias horas y no me aburría, me gusta estar ocupada y haciendo cosas o tal vez estaba aburrida de hacer lo mismo siempre.

Me veo interrumpida cuando escucho un carraspeo.

-Diez. -mi jefe pone una caja en mi escritorio. -Para que tengas bien presente la hora y aparte hay veces que voy a ocupar tu ayuda y tengo que comunicarme contigo de alguna manera.

Miro la caja y es un teléfono, a lo que leí era el Iphone 11 pro.

-¿What? ¿No podía comprar un teléfono mas económico? -pregunte en un susurro.

¿Quién le regala a su empleada un Iphone de tanto dinero?

-Es por cuestiones profesionales, no personales. -dice con voz dura haciendo que me dé un escalofrío.

Me quedé muda porque no sabia que podía contestar a eso.

-Su primer sueldo se lo puedo depositar o ...

-No tengo tarjeta. -lo interrumpí.

-Eres rara. -su ceño se frunce al mirarme.

Uy, una disculpa, señor millonario.

Me rasco la cabeza en una seña de incomodidad.

-Disculpe ¿Cómo se llama? Trabajo para usted y ni siquiera se su nombre.

Lo freno antes de que se vaya y me voltea a ver con esa cara fría que hay que admitir esta demasiado guapo.

-Igor, Igor Gólubev.