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Chapter 6 - Capítulo 6

Después de que Igor se fuera y me dijera que ya me podía ir, baje las mil escaleras y agarre un autobús.

Cuando salía de la cafetería siempre salía cuando era de noche por lo que no había autobuses y me tocaba irme caminando. Lo bueno que hoy si alcance el autobús y debería tener más tiempo para los chicos.

Ya me veo en la puerta de la casa y trate de poner mi cara lo más triste que podía.

No sé cuanto tiempo vamos a durar en esta casa, hasta que Gilbert se de cuenta va a venir a sacarnos, es mejor ir guardando las pocas cosas que tenemos.

Entro con la cabeza hacia abajo a la casa y se hace un silencio que hasta me da miedo.

Levanto la cabeza y veo como los cinco me ven impacientes.

-Hemanita, habla. -exige Lucian.

No pude aguantar y sonrío haciendo que empiecen a gritar y dar brinquitos.

-¡Tengo el trabajo!

-¡Si si si! Yo sabia que te darían el trabajo por eso te hice más faldas y blusas.

Peyton señala la pequeña montaña de ropa que hay encima de la mesa.

-Yo pedí más tacones prestados.

Veo que Liz trae tres pares de tacones en mano con una pequeña sonrisa de lado.

-¡Nosotros te hicimos un dibujo! -gritan los gemelos entusiasmados.

Los chicos se acercan y me enseñan el dibujo donde estoy yo y trataron de dibujar como estaba vestida hoy con unos papeles en la mano y lentes.

-¡Pero que buenos artistas son!

Los halago con una sonrisa y ambos se ponen rojos.

-De grande queremos ser pintores.

Tendré que ir ahorrando para sus universidades.

-¿Cómo te fue? -ahora pregunta Ámbar. -Cuéntanos todo.

Empece a contarles todo, desde que llegue hasta que me subí a un elevador.

-¿Cómo se siente?

-¿Nos podemos subir a uno nosotros?

-¿No te quedaste encerrada?

-¿Lloraste?

Los gemelos me bombardearon de preguntas y empecé a contestarles.

-Se siente raro, cuando pueda le pediré permiso a mis jefes para llevarlos. -les sonreí haciendo que chillaran de emoción.

Iba a seguir contestando pero los chicos no me dejaron.

-Lucian ¿Escuchaste eso? ¡Nos vamos a subir a un elevador!

Jacob comenzó a gritar y Lucian lo acompañaba, ambos se pararon y se abrazaron al mismo tiempo que empezaban a brincar juntos.

-Oh y mi jefe me dio este Iphone. -saque el teléfono de mi bolso.

Si alguien no me conociera diría "Oh, no tiene casa ni que comer pero tiene el Iphone más nuevo"

Todos se quedaron viendo el Iphone que tenia en mano y hasta los changos se calmaron de golpe.

-¡¿Iphone 11 pro?! -chilla Liz.

-¡Ahí puedo ayudarme a hacer mi tarea fácil! -es el turno de Ámber de gritar.

-¡Nosotros podemos descargar jueguitos ahí!

-Mierda. Quiero un jefe como el tuyo, Kay.

Peyton me quita la caja y empieza a abrirlo junto con los chicos mientras yo solo miro.

La cara de todos es como si estuvieran abriendo regalos en navidad, excepto la de Liz.

Empezaron a configurar el idioma, poner la hora, hacer correos y yo estaba impresionada de que supieran hacer todo eso si nunca habíamos tenido uno.

-¿Y ustedes de dónde saben moverle al celular? -dije ceñuda.

-Porque nuestros amigos tienen. -respondió Ámbar con si fuera lo más obvio y los chicos asintieron.

El corazón se me encogió al escuchar eso, ya todos tenían celular y de seguro jugaban ahí mientras los chicos se quedaban viendo.

Quiero darles todo pero no puedo y eso es lo que más me duele.

Todos se pusieron a jugar con el celular mientras yo me fui al baño a dar la llorada del día.

Al siguiente día los chicos me enseñaron a como poner alarmas y como usar el celular con siri.

Me estoy trabajando hasta que el teléfono de escritorio sonó.

-Kayla, el señor Igor tiene junta en 15 minutos. -Beatriz me informo.

-Gracias.

Respiro hondo antes de tocar y open la puerta de su oficina para asomar solamente la cabeza.

-Señor, Beatriz me dijo que tenia junta en 15 minutos. -me muerdo el labio al verlo.

Esta sentado con la mirada fija a su ordenador, su cabello y traje impecables.

¿Qué shampo usará?

Su corbata esta bien ajustada a su cuello y su traje esta a la medida dejando ver que el chico se ejercita. Sus brazos son grandes, con músculos pero no se ve nada exagerado, le queda bastante bien a decir verdad.

-Bien.

Es lo único que dice sin dirigirme la mirada y yo salgo de mi ensoñación.

Cierro la puerta y me voy a seguir trabajando.

¿Tendrá novia?

Digo, es muy apuesto y de seguro trae a muchos modelos a su lado, el chico caga dinero y de seguro también a las chicas.

-Vamos, necesito que tomes apuntes de todo lo importante.

¿Sera que siempre me pondrá la piel de gallina cuando habla en ese tono autoritario?

Agarro mi libreta y pluma mientras corro a su lado, es demasiado alto y un paso de él, son como siete pasos míos.

Va directamente al elevador y mi garganta se seca.

-¿Qué? ¿Piensa quedarse ahí, señorita Larson?

¿Cómo sabia mi apellido si nunca se lo había dicho?

Entró porque su voz me hizo reaccionar y no quería tener problemas, así que me acerque demasiado a él y cerré los ojos cuando las puertas se cerraron y el elevador comenzaron a moverse.

El olor de este chico de verdad que era muy agradable para mi olfato, hasta su aroma destilaba autoridad y hombría que tiene este chico.

Como dicen, el olor de un chico es como la droga de la chica.

Y volviendo al tema de el elevador, de verdad que me daba mucho miedo.

Aprieto algo muy fuerte y clavo mis uñas en esto hasta que las puertas se abren y yo abro mis ojos.

Mierda.

Estaba clavando mis uñas en el brazo de Igor. Sentí como todo mi rostro se puso completamente rojo.

-Lo siento, lo siento ... de verdad lo siento.

Mi voz tembló ya él pareció no importarle ni mis disculpas ni que yo hubiera clavado mis uñas en su fuerte brazo.

Avanzó hasta que entramos a una sala de reuniones demasiado espaciosa y llena.

Cuando mi jefe y yo entramos, todos los que estaban sentados se pararon dándole un pequeño asentimiento de cabeza mientras se volvían a sentar.

¿Qué acaso era un Dios o qué?

-Siéntate al lado mío. -susurró en mi oído.

Si pensaba que su voz era demasiado masculina, su susurro se queda muy corto.

Aparte de que el color de sus ojos eran mi color favorito, sin duda, su susurro entraba en mi lista de cosas favoritas.

Se sentó en la cabeza de la mesa y yo a su lado con mi libreta y así comenzó la junta.

Al parecer la junta trataba de darle ideas nuevas a Igor, ya decir verdad eran demasiadas buenas y cada persona que presentaba su trabajo se había esforzado mucho ya que traían folletos, diapositivas e incluso maquetas.

Igor en ningún momento opinaba ni daba su punto de vista.

Simplemente su cara estaba con una mascara de hielo.

No estaba nada aburrida, la verdad estaba demasiado entretenida en escuchar lo que traian y en ver sus folletos decorados. La última en presentar su trabajo termino y fue cuando Igor quito su mascara de hielo, para poner una cara llena de aburrimiento.

-Perdí ... ¿Cuanto tiempo, Kayla? -me pregunta dirigiendo su mirada hacia a mi.

¿Cómo que perdió? Supongo que es lo que llevamos en la junta. Veo el celular que me dio y checo la hora.

-Una hora y media.

-Una hora y media perdida de mi vida. Ninguna propuesta me gusto, retírense.

Abro mi boca y veo como todos lo ven entre enojados y con miedo.

Agarran sus cosas y salen pero el ultimo azoto la puerta y eso al parecer a mi jefe no le gusto.

-¡Ey tú! -grita haciendo que el chico que azotó la puerta se regrese con miedo. -¿Qué acaso tus papás no te enseñaron que es de mala educación?

Si el chico no tembló, yo si.

-Si ¿Acaso sus padres no le enseñaron a ser amable?

Santa mierda.

Al parecer el chico deja de tener su rostro con miedo a ser uno desafiante.

-Mis padres me enseñaron a siempre decir la verdad. -repone Igor llamándole la boca al chico.

La verdad siento lastima por el chico que se quedo sin palabras y decidió irse pero yo estaba empezando a divertir.

-Que malo. -susurro muy bajo mientras me agacho y rejunto la basura que dejaron.

-¿Acaso usted también quiere pelear? Porque claramente la puedo corre a usted también.

Levanto mi cabeza de golpe helándome por completo y lo veo parado enfrente de mi, haciendo que lo mire desde el piso.

Santísima mierda.

Si alguien entra tal vez pueda malinterpretar las cosas, yo estoy hincada mientras que él esta parado frente a mi haciendo ver lo alto que es. Su rostro totalmente serio, su mandíbula apretada dejando ver lo marcada que era y no podemos evitar esos ojos con mirada penetradora.

-No no no. -empiezo a tartamudear. -Yo no ...

-Bien, eso pensé. -sigue mirándome desde arriba.- Levántese que andar juntando basura no es su trabajo.

Dicho eso, me levanto y lo sigo.

Mientras salíamos y caminábamos por el pasillo, él iba enfrente caminando como todo un rey y con su porte oliendo a maravillas. Mientras que yo iba atrás nerviosa apretando la libreta a mi pecho.

La gente lo saludaba y él ni siquiera se inmutaba.

Pero que educación.

Llegamos hasta el elevador y esperamos a que las puertas se abran.

No quiero, no otra vez.

-Quisiera ir po ...

-No.

Bueno. No te vas a pelear por una simple subida de elevador. Solo hazle caso a tu jefe y conserva el trabajo.

Las puertas se abren y no hay nadie. El corazón empieza a latirme como loco. Entro a paso lento y el me sigue.

Esta vez prefiero volver mis manos puños para no agarrar su brazo y que me despida por andar arañándolo. Las puertas se cierran y cierro mis ojos. Mi corazón sigue latiendo rápido pero no se si es porque solo nosotros estamos dos solos o porque estoy en el elevador.

Siento como el elevador para de golpe y abro los ojos rápidamente.

-¿Estamos atorados? -le pregunto con miedo a Igor.

Asiente entrecerrando los ojos.

La respiración se me va.

-Voy a morir. ¡Voy a morir y ni siquiera he hecho nada productivo en mi vida! No puedo dejar a los niños solos. ¡¿Cómo comerán?! -me altero y le pregunto a Igor como si el tuviera la respuesta y solo se encoge de hombros. -¡El viejo asqueroso los va a correr de la casa por mi incoherencia! No hubiera aceptado este trabajo.

Empiezo a alterarme más y paso mis dos manos sobre mi cabello en un acto de desesperación.

-No me puedo morir, ni siquiera los traje al jodido elevador. ¡El mismo que me va a matar! Ellos querían subir a un puto elevador. -empiezo a temblar mientras que mi jefe sigue quieto mirándome. -¿Sabe todo lo que he batallado para que un elevador me mate? ¡Mucho! Humillaciones, desgracias, días sin tener absolutamente nada en el estomago. ¡Para que un elevador me mate!

Me tiró al piso mientras siento que el aire me hace falta y junto mis rodillas a mi pecho para ocultar mi rostro con mis manos ya que siento que las lagrimas en cualquier momento saldrán.