César entró a la habitación y vio que Lisa estaba sedada. Se acercó al pie de la cama para revisar el historial médico. Lo que encontró confirmó sus sospechas. Antes de poder acercarse a la paciente, una enfermera entró a la habitación.
—¿Quién eres? ¿Quién te permitió entrar a esta habitación?
El joven detective volteó sin mostrar expresión alguna y respondió:
—Acabo de entrar, soy nuevo en este hospital.
—Pero yo conozco a todos los recién llegados y tú no te me haces familiar —refutó la enfermera mientras se dirigía hacia la puerta. Sin embargo, antes de llegar, César la jaló para evitar que saliera.
—Lo siento, pero tengo que hacer esto —contestó mientras miraba con ojos amenazantes a la joven—. Esos hombres de afuera sólo fingen proteger a esta pobre chica. En realidad sólo están esperando a que su jefe les ordene matarla, es posible que mañana ya no esté viva.
La enfermera estaba tan sorprendida por lo que acababa de escuchar y le parecía increíble. César notó que la joven estaba tratando de recordar algo y volvió a atacar con sus deducciones.
—Me parece que ya notaste que ocurren cosas extrañas en esta habitación. Quizá lo informaste a tus superiores y ellos no te hicieron caso. Es posible que hayas escuchado algo y eso te hizo pensar que yo iba a cometer algo en contra de esta chica. Pero créeme, hoy vine para salvarla y espero poder contar con tu ayuda.
—¿Qué podemos hacer? —preguntó preocupada la joven luego de sentirse liberada por el agarre de César— ella es mi prima, temo por la seguridad de nuestra familia, hemos recibido llamadas intimidantes y amenazas de todo tipo.
—Entonces tienes que hacer lo que te diga.
Después de cinco minutos, se activó el código azul en la habitación de Lisa. Los guardias que se encontraban en la puerta intentaron entrar, pero al momento llegó más personal médico quienes intentaron reanimar a la joven. Los guardias también ingresaron para verificar la situaci��n, lo cual le dio oportunidad a César de salir sin que nadie se diera cuenta.
A los tres minutos y varios intentos de reanimación, se declaró la muerte de Lisa por paro cardio-respiratorio. Los médicos ordenaron a los enfermeros avisar a la familia y comenzar con los preparativos para el traslado del cuerpo a la morgue.
"Protocolo M activado por emergencia", fue el mensaje que recibió Marcos, quien se encontraba charlando animosamente con el encargado de compras del hospital, antes de que pudieran seguir platicando, Marcos hizo una expresión sombría y de inmediato actuó conforme al plan.
—Muchas gracias por su tiempo mi estimado Luis, realmente fue un gusto charlar con usted pero surgió un imprevisto y tengo que irme. Le voy a dejar mi catálogo para que lo revise con calma. Al final está mi número telefónico.
—¿Pasa algo? —preguntó el contador preocupado.
—Bueno, no me gusta dejar a medias una negociación, sin embargo me acaban de avisar que mi hijo está en el hospital.
—¡Dios mío! ¿Todo bien? ¿Lo trajeron acá?
—No es nada grave, sólo se cayó mientra jugaba y se fracturó el brazo. Ya lo están atendiendo, muchas gracias —respondió Marcos mientras se levantaba.
—No hay de qué, debe ir de inmediato a ver su familia. Yo reviso su catálogo y con gusto me pongo en contacto con usted —respondió el contador mostrando empatía por Marcos.
—Muchas gracias, realmente es usted muy amable —agradeció el falso vendedor mientras estrechaba la mano con el encargado de compras.
Tras despedirse, el joven salió presurosamente del hospital y se dirigió al automóvil donde ya lo estaba esperando César.
—Todo está listo, vámonos— dijo César en un tono serio.