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Chapter 23 - 22

El teléfono de Dylan sonó, interrumpiendo nuestro beso y no planeaba responder. Era imposible continuar con la insistencia que había que, terminó respondiendo.

Dylan

Llamada telefónica:

—¿Qué sucede? — respondió.

—Disculpe por molestar a estas horas, Sr. Dylan. Es algo muy grave. Su papá sufrió un derrame cerebral.

—¿Qué?

—Lo encontré en su oficina tirado en el suelo, y al ver que no respondía, tuve que llamar una ambulancia.

—Envíame la información del hospital. Voy a viajar para allá hoy mismo.

—Sí, señor—colgó la llamada.

Rachel

—¿Pasó algo malo, cielo?

—Mi padre se fue hace dos días, y resulta que acaba de sufrir un derrame. Perdóname, pero tengo que ir con él — su rostro se llenó de lágrimas, y lo abracé.

—Lo siento mucho, cielito. No te preocupes por mi. Tu papá es primero. Vete con él. Ahora más que nunca te necesita.

—Te juro que voy a volver.

—Si me necesitas no dudes en avisarme. Sé que estaré lejos, pero haré lo que sea, para ayudarlos. Si tengo que viajar, lo haré. Voy a rezar para que todo salga bien. Ya verás que tú papá se va a recuperar, y salir de esta. Tienes que irte ya. Yo buscaré un taxi y me iré a mi casa.

—Te pediría que vinieras conmigo, pero sé que debes quedarte por el trabajo. No quisiera separarme de ti, pero tengo que hacerlo. Te estaré llamando para avisarte como salen las cosas.

—Date prisa.

—Espera. Yo te llevaré.

Dylan me trajo a la casa y traté de bajarme, pero me aguantó la mano.

—Te voy a echar mucho de menos. Te juro que regresaré por ti, y vamos a cumplir con esos planes que teníamos en mente, ¿De acuerdo?

—Lo sé. Yo también te voy echar mucho de menos— nos dimos un último beso—. Espero todo salga bien con tu papá. Ten un buen viaje — lo abracé antes de bajarme.

Solo espero que todo salga bien. El Sr. Homer es una buena persona, y es la única familia que tiene Dylan.

Entré a mi casa, y mi madre estaba durmiendo. Me di un baño y me tiré en la cama. No podía conciliar el sueño. Estaba muy preocupada como para dormir.

A la mañana siguiente:

Mi madre se levantó muy temprano y encendió el radio, el volumen estaba tan alto que quedé sentada en la cama. Miré la hora y eran las 6:00 de la mañana. Casi grito de la rabia.

—Mira la hora que es, y tú encendiendo eso.

—Lo siento, no sabía que estaba tan duro.

—Es que si no fueras mi madre, hace rato te hubiera sacado de aquí. ¿Cómo me interrumpes el sueño de esa forma? Ayer no dormí casi nada.

—No fue a propósito, hija.

Suspiré molesta, y me senté en el borde de la cama. Aún Dylan no me ha escrito.

—¿Y tu novio?

—Tuvo que ir a ver a su papá.

—¿Qué sucede?

—Su papá sufrió un derrame y tuvo que viajar. Estoy preocupada porque no he sabido nada de él y de su padre.

—¿Y por qué no le escribes tu?

—No quiero molestarlo. Está pasando una situación difícil y no puede estar pegado al teléfono.

—¿A qué hora entras a trabajar?

—Al mediodía.

—Mañana me voy, hija.

—Lo sé, mamá.

—Casi no hemos pasado tiempo juntas.

—Cuando regrese del trabajo salimos, ¿De acuerdo?

—Esta bien.

Traté de dormir por un rato más, para luego levantarme y darme un buen baño. No dormí casi nada, pero algo era algo.

Me fui al trabajo como de costumbre. El día no fue tan pesado como creía, aunque el sueño me estaba venciendo. Dieron las 3 de la tarde, y me sorprendí con un cliente inesperado.

—¿Sr. Adrien?

—Srta. Rachel, no sabía que estaba trabajando también aquí.

—Un dinero extra.

—Creí que le pagamos bien en el Hotel.

—¿Qué lo trae por aquí?

—Vine a tomarme un café, uno bien cargado, por favor— se veía algo extraño.

Normalmente está amargado o serio, pero su expresión se veía esta vez lucía triste.

Le preparé el café y se lo di.

—Si necesita algo más, déjeme saber.

—Oye, ¿Puedo invitarle a tomarse uno conmigo?

—No puedo hacer eso, estoy en pleno turno. Por si no lo ha notado.

—No tiene que ser tan cortante conmigo. En su hora libre, ¿Puede?

—El café se le va a enfriar si espera por eso.

—Pediré otro. Eso le beneficiaría a usted, y a su trabajo también.

—¿Por qué tanta insistencia? ¿Hay alguna razón?

—Sí, necesito hablar con alguien, ¿y qué mejor que con una persona que me detesta tanto?

—Digamos que me cae mal, detestarlo sería demasiado.

—¿Así es siempre o es solo conmigo?

—Ahora es solo contigo. No estoy en horas de trabajo en el Hotel, así que tengo que aprovecharme— reí, y él hizo lo mismo.