Chereads / Aunque no te pueda ver / Chapter 28 - 27

Chapter 28 - 27

—¿Esa es tu solución? ¡Eres un idiota! — me solté de su agarré, y apreté mis puños—. ¿No se supone que una pareja esté en los buenos y malos momentos juntos? ¿Cómo puedes decirme que me amas, si me estás dejando? ¿No eras tú el que decía que ibas a quedarse a mi lado siempre, sin importar lo que pasara? ¿Tienes una idea de lo que siento en este momento o de lo que me duele escucharte decir eso? ¿Cómo puedes simplemente decidir las cosas por tu cuenta? Si querías deshacerte de mí, al menos, debiste inventar una excusa mejor.

—Eso no es así, Rachel. Escúchame, por favor— lo interrumpí:

—No, ya escuché suficiente de tu estupidez— le grité molesta.

Él se quedó sorprendido y con una lágrima asomada. En otras circunstancias, jamás le hubiera hablado así, pero me rompió el corazón escucharlo decir eso.

—Dices que me amas, y a la primera dificultad que tenemos, ya estás queriendo dejarme. La vida se trata de sacrificios, pero ya he hecho suficientes como para aceptar uno más. Si tú no me amas lo suficiente, está bien, pero al menos no me hieras de esa forma. Es cierto que tenía ese sueño, no tenía a nada más a que aferrarme. He tenido que hacer muchísimos sacrificios para poder llegar hasta aquí, pero todo comenzó a cambiar cuando regresaste. Si dejo a un lado ese sueño, no es sólo por ti, es porque yo lo decido. Jamás he dejado que nadie decida las cosas por mi cuenta. El hecho de que ahora estemos pasando por esto, no significa que me rinda a ese sueño. Tengo muchos años más para poder cumplirlo, pero en este momento, mi prioridad, lo más que me importa y tiene valor para mí, eres tú. Comprendo que estés pasando una situación difícil, que te sientas devastado, herido, solo, pero no te da el derecho de decidir por tu cuenta esto. Si he permanecido aquí, es porque me importas y quiero apoyarte, porque ahora eres todo lo que tengo y yo soy todo lo que tienes. Ambos nos necesitamos, así que me rehuso a alejarme de ti. Si me quieres sacar de tu vida porque no me amas, aceptaré marcharme, pero mientras me sigas amando, aquí me voy a quedar.

—Perdóname, por favor. Yo no quise lastimarte. Te juro que lo menos que quiero es eso. Yo solo no quiero ser la causa por la cual tengas que renunciar a tu sueño, Rachel.

—No lo eres. Yo ya decidí lo que quiero, y espero te quede claro, Dylan. No voy a dejarte. Lucharemos juntos y saldremos adelante, ¿De acuerdo?

—Sí, mi cielo. Te juro que no volveré a decir eso nunca más. Lo menos que quería era decir algo que te hiciera sentir mal, solo quiero lo mejor para ti. Te amo demasiado, y saber que acabo de hacerte daño por lo que dije yo…

—Ya pasó. Hagamos de cuenta que esta conversación no la tuvimos. Ve a descansar. No has estado durmiendo bien últimamente. Haré unas llamadas y luego te acompaño, si quieres.

Dylan se abalanzó sobre mí y me abrazó.

—¿Qué haces, Dylan?

—No quiero dormir. Quiero hacerte mía ahora.

—No creo que sea el momento, Dylan.

—Yo sí lo creo. Quiero demostrarte cuánto te amo y cuánto te necesito— me besó y me dejé llevar por lo que hacía.

Hace mucho no estamos juntos, y no puedo negar que me hacía falta.

Metió sus manos por debajo del traje y quitó mi ropa interior. Se puso de rodillas en el suelo y me jaló por ambos muslos hacia él. Se notaba deseoso y ver su expresión así, me excitó mucho.

Se bajó el cierre de su pantalón y pude ver su erección. Estaba esperando esto, tanto, como yo.

Besó mis muslos hasta llegar a mi vagina, y la lamió por unos instantes, para luego poner su pene en mi entrada.

—Dylan, ¿No vas a usar…?— no terminé de decirlo, cuando me penetró.

Solté un gemido al sentirlo tan de repente dentro de mi. Se sentía tan diferente sin preservativo. Era la primera vez que lo hacíamos así. Podía sentirlo a la perfección. No podía decir una sola palabra, se sentía tan bien, que no podía ni siquiera pensar claramente.

Él estaba jadeante, y esa mirada tan penetrante y dulce, me estaba haciendo perder el control. Su mirada es una de mis debilidades.

Acarició mis senos por encima de la ropa y continuó penetrándome. Me hacía el amor de una forma que, nunca antes lo había hecho. Sus estocadas nunca habían sido tan bruscas. Era como si no quisiera salir de mi. Es tan dulce, y a la vez intenso. Mi cuerpo no dejaba de temblar. Se mantuvo así por unos minutos.

Me agarró ambas manos y las jaló hacía él, para así hacerlo más rápido. Su respiración estaba agitada y su rostro sudoroso. Estábamos en un profundo calor.

—Perdóname por esto— rechinó los dientes y se corrió dentro de mi.

Al sentir su calor, me estremecí. Permaneció dentro de mí por unos instantes, y luego salió. Pude percibir la humedad que emergió de mi vagina y me levanté rápidamente del sofá. Se sentía algo raro, pero a la vez, excitante. No tardó mucho en que mi entrepierna se llenara de él.

—Perdóname, princesa. Sé que no debía hacerlo, pero no pude evitarlo.

Sonreí al verlo tan preocupado.

—Es muy tarde para arrepentirte, ¿No crees?

—¿No estás molesta?

—No, no lo estoy. ¿Debería?

Dylan sonrió.

—No, ¿Podemos continuar en el cuarto?

Me sorprendió su pregunta.

—Sí, podemos.

—Cielo, lo que te dije fue en serio. Te amo, y te necesito. No te quiero perder nunca, te juro que no quiero hacerlo. Perdóname por toda esa tontería que dije. No lo volveré hacer nunca, pero quédate conmigo siempre, ¿Si? — lucía algo afligido, y se acercó.

—Sí, me quedaré contigo siempre— sonreí, y su triste expresión cambió.

—Me haré cargo por lo que acabo de hacer.

—Mas te vale— sonreí, y él rio.