Me fui a sentar al lado de Dylan, estaba controlando esas ganas de llorar por la rabia. Es frustrante que haya dicho eso de Dylan. Me molesta que las personas juzguen a los demás, sin tomar el tiempo de conocerlas, y más sabiendo que viene de parte de mi propia madre.
—¿Te sientes bien, cariño?— me preguntó Dylan al verme.
—Sí, amor— sonreí, y me abrazó.
—No te preocupes. Cualquier cosa que te haya dicho, has de cuenta que no sucedió— sonrió, y me sentí algo afligida.
En sus brazos puedo sentir esa protección y calma que necesito.
Mi madre se unió a la mesa como si nada hubiera pasado. Nos quedamos en silencio mientras almorzamos, y al terminar, Dylan nos trajo a la casa.
Quiso bajar las maletas él, no me dejó ayudarlo.
—Tengo unas cosas que comprar, hija— me dijo al entrar al apartamento.
—Te llevaré mañana. Hoy tengo que irme a trabajar, ya te lo había dicho.
—Yo la puedo llevar— Dylan se ofreció.
—No, yo lo haré mañana. No te molestes, cielo— quería mantenerlo lejos de mi madre.
—Me gustaría conocer más a mi yerno, y es una buena oportunidad— añadió mi mamá.
—No te preocupes, hermosa. Confía en mí — sonrió relajado, y me abrazó —. Te llevaré al trabajo y luego te recojo.
—Esta bien, mi amor.
Me besó, y no esperaba que lo hiciera frente a mi madre. No me molestó, al contrario, me sentí feliz de que lo hiciera. Mi madre desvió la mirada y sonreímos. Estoy segura que Dylan lo hizo con esa intención. Es como si pudiera ver a través de mi.
Me llevó al trabajo y me besó la mano antes de bajarme. Solo esperaba que mi madre se comportara, o al menos que, él ignore sus comentarios malintencionados.
Dylan
—¿Cuán interesado está en mi hija?— preguntó Yolanda, y la miré.
—Mucho, ¿Eso cambiaría su forma de verme?
Yolanda se quedó visiblemente sorprendida y en silencio.
—En realidad, no tengo nada en contra suya. Es solo que no considero que mi hija deba perder el tiempo. Ella merece un buen partido, un mejor futuro, alguien que pueda cuidar de ella y de sus hijos. Ella es muy joven, ¿Comprende?
—¿Y considera que yo no puedo hacerlo? ¿Por qué razón?
—No quiero sonar cruel, ni mucho menos, pero por su condición, solo puede traer hijos al mundo a sufrir. Mi hija es joven y merece tener hijos sanos, debería pensar un poco en ella.
Sonreí ante su comentario.
—Respeto su opinión, y con todo respeto, considero que es una lástima que piense de esa manera. Es muy descerebrada a como la imaginé, Sra. Yolanda.
—Si le gusta de verdad mi hija, debe pensar en su bienestar, y aceptar que no todo se puede tener, y que a veces hay que hacer sacrificios.
—¿Sacrificios? Esa es la palabra correcta, pero ya los hice por años. Con esta actitud, a quien le está haciendo daño es a su hija. Si le tranquiliza, mi condición no fue hereditaria; y aunque lo hubiera sido, estoy seguro que me hubiera enamorado de su hija de la misma forma, y no creo tampoco que hubiera habido ningún problema con nuestros futuros hijos. No es por llevarle la contraria, pero no puedo acceder a ese sacrificio que pide. Amo mucho a su hija y esperé mucho tiempo para reencontrarme con ella; ahora que por fin puedo tenerla, no dejaré que nada ni nadie se interponga en el camino. Es una lástima que me haya juzgado de esa forma, sin siquiera conocerme. La respeto mucho porque es la madre de mi futura esposa, y es por eso que, haré de cuenta que esta conversación nunca existió, así Rachel no se va a sentir herida. Estoy seguro que lo que le dijo hoy le dolió, pude notarlo en su mirada. En realidad, me siento algo decepcionado, pero hay veces que hay que guardarse los pensamientos para uno mismo, y más, si eso va a herir a alguien muy importante para usted. No dudo que quiera el bienestar para su hija, yo también lo quiero, es por eso que planeo ofrecerle lo mejor, aunque usted acepte o no.
Yolanda se quedó en silencio.
—¿A dónde necesita que la lleve, Sra. Yolanda? — sonreí.
—¿Hay algún centro comercial o algo parecido?
—Sí, la llevaré.
Me mantuve en silencio por todo el camino y sonriente, como si nada hubiera sucedido.
Rachel
—Quería aplicar para el horario de por la mañana, el puesto que es a tiempo parcial, Sra. Jessica.
—¿No le gusta el horario que tiene ahora, Srta. Rachel?
—Si me gusta, pero ahora mismo, estoy teniendo problemas personales y necesito algo de tiempo. ¿Será que tengo la oportunidad de cambiarlo?
—Sí, claro que sí. Luego que no nos abandones— Jessica sonrió—. Le estaré enviando su nuevo horario por correo, ¿Le parece?
—Me parece bien. Gracias, Sra. Jessica.
Quiero sacar algo de tiempo para Dylan. No quiero abandonarlo tanto tiempo, y más ahora que vino mi madre. Espero que no se le ocurra hacerlo sentir mal, porque es que juro que la envió de vuelta. No estaba de acuerdo en que viniera, ni tampoco en contarle mi relación, pero era algo que no se podía ocultar por mucho tiempo.
Es difícil extrañarlo tanto. Las horas del trabajo parecen eternas, y lo que antes consideraba bueno para mantenerme ocupada, ahora es difícil. No veía la hora de salir y poder verlo.