Chereads / Aunque no te pueda ver / Chapter 17 - 16

Chapter 17 - 16

Fui de vuelta a la cocina para preparar el desayuno.

—¿Está todo bien, princesa?

—Sí, ella es una amiga. Quedé en ir con ella al centro comercial luego del trabajo, pero se me olvidó.

—Fue mi culpa.

—No te preocupes. Ella no está molesta, o al menos, no se ve así.

Preparamos el desayuno y nos sentamos en la mesa.

—Hace mucho no desayuno con alguien en la mesa— comenté.

—Debías sentirte muy sola, ¿Cierto?

—No, me acostumbré a esto. Desde pequeña soy muy independiente. Acostumbraba a preparar la comida yo misma y luego a comer sola en la mesa. Mi madre no sabe cocinar y trabajaba mucho para ese entonces. Tuve que defenderme sola.

—¿Y de quién aprendiste? ¿De tu papá?

—Leía mucho y buscaba recetas en internet o me arriesgaba a preparar las cosas a mi manera. A veces me quedaban bien, a veces no tan bien, pero era divertido. Por otra parte, de mi padre no aprendí nada. Es muy poco lo que estaba en la casa, y cuando estaba, era como un infierno. Creo que si ahora lo veo, no lo reconocería.

—Lo siento. No quería incomodarte, ni mucho menos recordarte momentos difíciles.

—Estoy bien. Es algo que con el tiempo he superado. Y cuéntame sobre ti, amorcito.

—Perdí a mi madre a los 8 años en un accidente de auto. Desde entonces, mi padre es quien se encarga de mi. Como pudiste ver, soy muy unido a él. Tenemos una muy buena relación. Soy vicepresidente en su empresa. Me he dedicado a eso prácticamente toda mi vida. Una vida aburrida para serte honesto. Es por eso que trataba de hacer diferentes cosas en mi tiempo libre, como bailar, tocar guitarra, escuchar música y ese tipo de cosas. Soy una persona simple y común, supongo.

—Espero no hacerte recordar cosas malas. ¿Y cuántas novias has tenido?

Dylan sonrió.

—Si cuentan las de primaria, dos.

—No te creo.

—Si he tenido mis aventuras, pero de relación seria, eres la primera.

—No sabía que podía sentirme tan feliz por escuchar eso.

—¿Te gusta la idea de ser la primera?

—Cualquiera se sentiría muy especial.

—Ya lo eres, princesa. No te pregunto cuántos has tenido, porque me pondría celoso—reí al ver su sonrisa—. Me conformo con saber que eres mía ahora — acarició mi mejilla y sonrió.

—Tienes una hermosa sonrisa, deberías sonreír más a menudo.

—¿Eso te va a enamorar más de mi? Si es así, prometo hacerlo más a menudo.

—Estoy segura que sí, aunque no sé si pueda enamorarme más de lo que estoy.

—Ahora el emocionado soy yo— ambos reímos.

Terminamos de desayunar y lavé los platos. Dylan me ayudó a secarlos para guardarlos. Me sentía muy feliz de volverlo a ver. Aún es la hora que no puedo creerlo. Pensé que no volvería a verlo nunca más y ahora lo tengo delante de mí.

—Esa miradita que me estás dando, me hace querer besarte, linda.

—¿Y qué esperas?

Dylan sonrió malicioso y se acercó.

—Luego no me culpes si terminamos haciendo otras cosas— entralazó su mano en mi pelo y me besó.

Es como si ambos estuviéramos deseando algo más que esto.

—Estuvimos mucho tiempo separados y ahora quiero aprovechar cada segundo que tengo contigo.

Continuamos besándonos, y no sé en qué momento llegamos a la habitación. Nos acostamos en la cama y se subió sobre mi. Nuestros cuerpos estaban en un profundo calor.

Me besó tiernamente y jugaba lentamente con mi lengua. Sus besos ya no eran como esa noche, su intensidad era más. Era como si no pudiera controlarse.

Entrelazó su mano a la mía y descendió la otra a mi muslo. Lo fue acariciando lentamente mientras subía parte del uniforme. Sus manos tocaron directamente mi piel y me estremecí.

—¿Te sientes bien como para hacerlo otra vez, princesa? Sé que estabas adolorida con lo de ayer y no quiero lastimarte.

—¿Tú estás pensando en eso ahora?— reí divertida.

—Me importas mucho. Cada persona tiene un límite, y si continúo, luego no podré detenerme. ¿Estás bien con eso?

—Hemos llegado muy lejos ahora mismo como para detenernos, ¿No crees?

Dylan sonrió.

—Realmente estoy feliz de que pienses eso. Muero por hacerte mía otra vez— besó mi cuello y lo lamió. Me encanta que haga eso.

Se detuvo y nuestras miradas se cruzaron.

—Te quiero mucho, Rachel— acarició mi mejilla y sonrió.

—Y yo a ti, Dylan.

—Eres muy hermosa. No me canso de decírtelo— una lágrima bajó por su mejilla y me quedé sorprendida.

—¿Por qué lloras, mi amor?

—No puedo creer que te esté viendo ahora mismo. Creí tantas veces que no iba a poder verte nunca, que ahora que puedo hacerlo, no puedo dejar de admirar tu belleza. Perdóname por ser un llorón y mostrarte esta parte de mi, en un momento como este.

—Eres tan tierno— sequé su mejilla y sonreí cálidamente —. Pues debes creerlo, porque aquí estoy. Te dije que no perdieras las esperanzas, que algún día ibas a poder recuperar tu vista, y así fue. Gracias a eso es que, hoy estás aquí y no sabes lo feliz que soy de que hayas venido por mi. Moría por verte de nuevo, por escuchar tu voz, por ver esos hermosos ojos que tienes, por abrazarte y besarte. Me hiciste mucha falta, Dylan.

—Cásate conmigo, Rachel.

—¿Qué cosas dices? ¿No es una petición muy precipitada, Dylan?

—No, soy una persona muy segura. Tengo muy claro lo que quiero, y tú eres eso que quiero. No tienes que responder ahora, pero prométeme que lo pensarás.

Mi corazón se aceleró al escuchar esas palabras.

—Lo pensaré, mi amor—lo besé y correspondió mi beso.