Dylan me llevó a un restaurante y nos sentamos en una mesa apartado de todo.
—¿Aún estás nerviosa?
—Supongo que es normal, hace mucho no te veo.
—Antes te ponías igual también — sonrió.
—No me lo recuerdes.
—Quería hacerte una pregunta, pero no sé si te moleste.
—Dime.
—¿Estás saliendo con alguien o algo así?
—No, no tengo a nadie.
—Eso es extraño. Eres joven y bonita, ¿Cómo es que estás sola?
—No es que no haya tenido suerte, más bien he estado concentrada mayormente en el trabajo. Digamos que, no he tenido tiempo de pensar en eso.
—Pero no puedes vivir solo para trabajar. Mereces tener a alguien a tu lado. Sé lo trabajadora que eres, pero tienes también que pensar en ti y en tu felicidad.
—Es a lo que me acostumbré desde niña. Deseaba ser grande para estudiar y trabajar, ahora que lo soy, me siento bien con el trabajo.
—¿Has tenido ese sueño desde pequeña?
—Desde mis 10 años. Siempre que veía películas, novelas o revistas donde mostraban famosas maids, yo me emocionaba. Sé que debe sonar extraño para ti, pero me gusta servirle a las personas. Me gusta tomarme en serio las cosas, en especial el trabajo. Esa es la razón por la que estoy aquí.
—Si supieras que lo menos que me parece es extraño, más bien te admiro. Quisiera tener esa determinación y fuerza que tienes tú. Me estuvo extraño que cuando fui al Hotel del que me hablaste, no estabas. No quería pensar que te habías arrepentido o dado por vencida a ese sueño que tenías. Es muy admirable que hasta el sol de hoy, aún tengas esa misma meta.
—No puedo aplicar a ese Hotel hasta que tenga al menos 2 años de experiencia en el que estoy ahora. No pensé que sería tan difícil, pero ya queda poco.
—¿Te gustaría ir?
—¿A dónde?
—Al Hotel Beverly Wilshire.
—No permiten entrar visitantes, si no van a quedarse.
—¿Quién te dijo?
—La persona que me atendió ese día.
—Te mintió. ¿De cuándo acá pueden prohibir eso? Terminemos de cenar y vamos, ¿De acuerdo?
—Está bien.
Mientras cenábamos me pasó por la mente que no le había preguntado a él si tenía a alguien.
—Pero tú no me dijiste— dije repentinamente al acordarme.
—¿Qué cosa?— preguntó confundido.
—Si estás saliendo con alguien.
—No, he estado concentrado en mi recuperación y ahora en la espera.
—¿Espera?
—Al día que tú decidas querer a alguien en tu vida.
Comencé a toser y tuve que tomar agua.
—¿Estás bien? — soltó una risita traviesa.
—¿Cómo puedes decir esas cosas tan de repente?
—Me prometí que no perdería el tiempo con indirectas. Creo que es importante decir las cosas como son. Se supone que se note que siempre me has gustado. Desde que te conocí, solo tú has estado en mi mente y en mi corazón, aunque suene cursi. Has sido mi fuerza para salir adelante. Tu recuerdo es lo único que tenía de ti, y era lo más valioso que tenía. Sé que solo fue un mes, pero estuvo lleno de muchas cosas. Antes era de los que pensaba que el físico era lo que atraía a una persona, pero luego de lo que me pasó, y de conocerte, pude ver las cosas de otro modo. Me di cuenta que tu forma de ser y de tratarme, fue lo que me hizo enamorarme de ti, sin siquiera verte. Todos los días me la pasaba imaginándote, pero me quedé corto. Resultaste ser más bella de lo que imaginé —sonrió.
Me sentía tan avergonzada, que incluso las orejas las sentí caliente.
—Eres tan linda— soltó una risita divertida y me puse peor.
Se tuvo que haber dado cuenta de que no sabía dónde meter mi cara.
—Una vez dijiste que te parecía el hombre más apuesto que habías visto, ¿Aún lo piensas?
Me dio dos golpes corridos, y con el tercero me acaba de noquear.
—Sí, lo sigo pensando— sonreí nerviosa. Por supuesto que lo pienso. Si supiera todo lo que he imaginado de él, dejaría de verme igual.
—Eso es un buen avance. ¿Te parece si nos vamos al Hotel?
—¿Conoces a alguien ahí?
—No, ahí me estoy quedando. Supongo que si no te dejaron entrar, deseas ver cómo es por dentro y las habitaciones. Puedes explorar mi habitación si quieres— sonrió encantador y se vio tan adorable, que me le quedé mirando.
Un hombre y una mujer solos en una habitación es peligroso. Al tener ese pensamiento, me miró fijamente; es como si hubiera leído mi mente. Cruzamos mirada y ambos sonreímos.