Me di varios pellizcos en el brazo para asegurarme de que no fuera un sueño.
—¿Qué haces? Te estás lastimando.
No podía hablar de los nervios. Hace mucho no lo veo, y que esté aquí ahora, yo no podía creerlo.
Dylan sonrió y extendió sus brazos.
—¿Puedo abrazarte?
No sé si debía salir de aquí, pero nada me importaba. Salí de la barra y lo abracé, era como si ese pedacito que faltaba, estuviera completo ahora. Sus brazos se aferraron fuertemente a mi, como si al igual que yo, hubiera extrañado esto.
—No sabes cuanto estuve esperando por esto— su voz se escuchaba entrecortada.
—¿Cómo has estado? ¿Todo salió bien? ¿Cómo te sientes? — mi rostro se llenó de lágrimas en un segundo, pero no de tristeza, me sentía tan feliz y nerviosa, que no pude evitarlo.
—Gracias a ti, estoy aquí — sus ojos se veían llorosos.
—¿A mí?
—Iba a rendirme muchas veces, pero al recordar tus palabras, me daban la fuerza de seguir soportándolo todo. Aún mi visión no está completamente bien, pero al menos puedo verte ahora. Ya nada más me importa.
—Dylan…
—Eres más hermosa de lo que imaginaba — acarició mi mejilla y cerré mis ojos al sentir su caricia.
Sus manos siguen igual de suaves y cálidas que antes, extrañaba tanto estás caricias.
—Necesito que sirvas unos tragos — escuché la voz de Adrien, y desperté de ese trance en el que estaba.
Dylan miró a Adrien.
—Lo siento, no quiero causarte problemas en el trabajo. ¿A qué hora sales? ¿Podemos vernos cuando salgas?
—Claro, salgo a las 4.
—No te tomaré más tiempo— Dylan me dio un beso en la mejilla, tan repentinamente, que me puse nerviosa.
—Esta bien, te veo luego.
—Vendré más tarde— sonrió antes de irse.
Todavía no podía salir de mi asombro, me sentía tan feliz, que acaricié mi mejilla donde me había besado y sonreí.
—No se supone que recibas visitas durante horas de trabajo, a no ser una emergencia— me dijo Adrien.
—Lo siento, no volverá a ocurrir— maldito amargado.
Dylan
—Ve tranquilo al Hotel. Quiero estar a solas con ella, tenemos mucho de qué hablar, papá.
—Eres tan terco. Tienes que cuidarte, hijo.
—Me voy a cuidar. No voy hacer desarreglos, lo prometo.
—Debe gustarte mucho esa chica.
—¿Te digo la verdad? Antes me gustaba mucho, pero ahora me encanta más. Valió la pena esperar tanto. Es más hermosa de lo que imaginé. Quisiera que el tiempo pasara rápido para ir a verla otra vez.
Rachel
Seguí trabajando hasta la hora de salida, no podía dejar de pensar en eso. Él está mucho más bello que antes. No podía creer que se acordó de nuestra promesa.
Antes de salir, fui directo a la oficina del Sr. Adrien para buscar el uniforme. Estaba actuando extraño. Está mañana estaba bien, y ahora actúa como si estuviera molesto. Supongo que ha tenido un mal día, pero que no se vaya a desquitar conmigo.
—Aquí tiene su uniforme—Adrien me lo dio y planeaba salir de la oficina, pero añadió algo más—. No se olvide de mañana.
Como si pudiera hacerlo…
—No pasará. Buenas tardes— salí de la oficina.
Al salir a recepción, vi a Dylan en la puerta. Ambos sonreímos al vernos.
—Ahora no tendrás problemas para salir conmigo, ¿o si?— sonrió encantador.
Que ganas de besarlo tenía. Sacudí mi cabeza ante ese deseo.
—No, no tendré problema ahora.
—¿Puedes cenar conmigo?
—Claro, pero tengo que ir a mi apartamento primero. Llevo todo el día trabajando y quisiera darme un baño.
—No deberías hacerme imaginar eso ahora — desvió la mirada y sonreí.
—Lo siento.
Salimos del Hotel y me detuve.
—Yo te llevaré— me dijo.
—No puedo, tengo que llevar mi auto.
—Llevamos tu auto al apartamento y salimos, ¿de acuerdo?
—Está bien, tú me sigues.
—Me parece bien.
Él se subió a su auto y yo fui a buscar el mío, para así irnos juntos y mostrarle el camino a mi apartamento. Olvidaba que había quedado con Susi para ir al centro comercial hoy.
Entré al apartamento con Dylan.
—Es muy lindo. Eres muy organizada. ¿Estás sola?
—Sí, vivo sola.
—Pensé que estarías viviendo con alguien más.
—Bueno, en el fin de semana viene mi madre a quedarse esos días.
—Suenas desanimada al decirlo.
—Digamos que no me agrada mucho la idea en este momento.
—Creo que estoy entendiendo — sonrió.
—Iré a bañarme, mientras tanto, quiero que veas esto—saqué mi teléfono y busqué las fotos que nos tomamos —. Aún las tengo — sonreí, y me fui al cuarto.
No podía darle la cara. Me sentía tan avergonzada y nerviosa como para quedarme ahí mientras las veía.
Entré a bañarme y traté de no tardar mucho. Me puse un traje que hace mucho no me ponía. He bajado algo de peso, antes me quedaba ajustado y ahora me queda perfecto. Me maquillé un poco, no soy de maquillarme, pero aún así, quise hacerlo. Al salir, Dylan estaba mirando su teléfono, y al escucharme, me miró. Se quedó mirándome fijamente y tragó saliva.
—Te ves muy hermosa.
En otra circunstancia hubiera tapado mi cara con lo que encontrara, pero no quería verme tan infantil, ni nada parecido. Para disimular un poco desvié la mirada y caminé hacia él.
—Gracias. Tú también te ves muy atractivo.
—Pase las fotos a mi teléfono, ¿No te molesta?
—Claro que no.
—Aunque ya las tenía de fondo— me mostró su celular y me avergoncé más. ¿Así que eso era lo que estaba mirando?
—Deberíamos tirarnos otras luego.
—Te veías muy sexy con el traje de baño.
—¿Viste esa?
—¿No debía? Bueno, en realidad también la pasé a mi teléfono.
Dios mío, no podía taparme ahora. Si sigo controlando la vergüenza, creo que hasta las orejas se me pondrán rojas.
—No hay problema.
—¿Así que esa era la expresión que ponías? — acarició mi mejilla y sonrió—. Es más tierna de lo que la imaginé. Ni siquiera en la foto te veías así como ahora, ¿Es porqué estoy frente a ti?
Si sigue haciendo esas preguntas, voy a morir de un infarto. Nunca me había sentido así y mi corazón se quería salir del pecho.
—¿Nos vamos, Dylan?
Dylan sonrió y llevó su mano a mi mentón.
—¿Por qué tan nerviosa?
—Porque estás aquí y no puedo creerlo.
—¿Segura que es sólo eso?— otra vez me dio esa mirada tan penetrante, que hace que se me erize la piel. Acarició mis labios con su pulgar y se acercó—. Te he extrañado tanto, Rachel.
—Y yo a ti, Dylan.
—Será mejor que nos vayamos o no sé si pueda controlarme más. — se detuvo y cruzamos miradas —. Tenemos que irnos, linda.
—Sí, es lo mejor— ambos sonreímos.