Dylan se detuvo y volvió acariciar mi mejilla.
—Espero no estés molesta conmigo. Sé que me tomé el atrevimiento de hacer eso. Te pediría disculpas, pero en realidad no me arrepiento.
—No me molestó, pero no se supone que haga esto. Eres mi paciente, Dylan.
—No te quiero poner en una situación difícil, ni mucho menos. Yo solo me dejé llevar y pasó.
—No te preocupes por eso, pero es algo que no se puede volver a repetir. No quiero tener problemas en mi trabajo, ni mezclar las cosas. No sé si me entiendas.
—Al menos no es porque te desagradó— sonrió.
—¿Cómo podrías desagradarme? Eres muy lindo.
—No vuelvas a decirlo porque siento ganas de hacerlo de nuevo.
—Lo siento.
Dylan rio.
—Te avergüenzas fácilmente, ¿Cierto?
—Claro que no.
—Realmente quisiera verte ahora.
Será mejor que no lo haga.
Nos quedamos en la piscina disfrutando. Pensé que se iba a molestar por lo que le dije, pero al parecer no fue así. Se veía sumamente tranquilo. Verlo divertirse y reír tanto, me hizo verdaderamente feliz. Es divertido el tiempo que paso con él. Me siento cómoda, y de alguna forma, siento que nos hemos acercado demasiado. No es bueno que me encariñe tanto con él, porque dolerá el día que me vaya.
Salimos de la piscina luego de estar varias horas ahí. En todo momento estuvimos cerca, incluso cuando salimos. Había mucho alboroto y risas cuando estábamos de camino a los casilleros. Quise pasar a través de la gente, y Dylan al escuchar el ruido, tenía curiosidad de saber lo que pasaba.
—¿Es algo malo?
Miré y lo que se veía eran parejas, al parecer les estaban tomando fotos juntos.
—Están tomando fotos en pareja, no es nada importante.
—¿Te tomarías una conmigo?
—En mi teléfono sería mejor.
—Quiero tener recuerdos contigo.
—Cuando lleguemos al casillero nos tomamos una.
Asintió con su cabeza y caminamos a los casilleros. Estábamos todo húmedos, y aún así, quiso que nos tiremos la foto. Nos acercamos para tirarnos la foto, y Dylan puso su mano en mi mentón.
—¿Qué haces?— tartamudeé y Dylan rio.
—Quiero ver tu expresión en este momento. Ahora tira la foto.
¿Así que lo hizo a propósito?
Tiré la foto y me dio algo de vergüenza dejarla así. No podía concentrarme ni en ella, pues me sentía nerviosa. Estaba tan cerca, y luego de darme cuenta de sus intenciones, me puse peor. Dimos una vuelta por el parque y Dylan logró olfatear algo dulce.
—¿Podríamos comprar algo dulce?
—¿Cómo qué?
—¿Te gusta el algodón?
—Es a ti a quien debe gustarle.
—A los dos. No comeré solo.
Nos acercamos al Kiosco y compré el algodón con mi dinero. Quise regalarle algo. Sí, es algo simple, pero luego de haberme divertido tanto con él, es lo menos que podía hacer. Él debía pensar que usé su tarjeta.
—Ya veo que te encantan las cosas dulces.
—Hoy probé algo más dulce, que el mismo dulce— sonrió encantador y desvié la mirada.
Aún no me acostumbro a esos ataques sorpresa. Mi cara se sintió caliente y la vergüenza se apoderó de mí. Él se quedó tranquilo, no sé cómo puede hacerlo.
Luego de comer, nos fuimos del parque. Ya habíamos recorrido todo. Se estaba haciendo tarde y él debía llegar a la casa a ducharse. Debe estar igual de cansado que yo. Al llegar a la casa, fui directo al baño para ayudarlo a bañar. Hice el mismo procedimiento de la primera vez. No quise mirarlo, aunque no me pueda ver, yo me sentiría avergonzada si logro verlo como Dios lo trajo al mundo. Sacudí mi cabeza al tener pensamientos extraños. Me siento como algún tipo de pervertida. ¿Quién no pensaría en ese tipo de cosas luego de ese beso? No me estoy justificando, pero yo también siento y padezco. Dylan es muy lindo y me agrada su forma de ser. Es todo lo contrario a lo que me dijo el Sr. Homer y me gusta como es. ¿Qué mujer no podría caer fácilmente a sus pies? Aunque no pueda ver, su personalidad es demasiado encantadora. Para mí fue un gusto y honor haber sido besada por alguien como él. Sé que no debo pensar eso, pero no puedo mentirme a mí misma. Nadie puede saber lo que pienso, así que no es un delito imaginar esas cosas, ¿O si?
—¿Estás ahí, Rachel?
—Sí, lo siento.
Estaba ida en pensamientos cuando Dylan terminó en el baño, que no lo había escuchado. Lo ayudé a terminar el aseo y lo llevé a su cuarto.
—Me divertí mucho. Gracias por acompañarme, Rachel.
—Yo también me divertí mucho. Debes estar muy cansado, así que a dormir. Avísame si necesitas algo — iba apagar la lámpara de la mesa de noche, cuando Dylan me agarró el brazo.
—¿Qué sucede?
—¿Puedo decirte un secreto?
—Claro.
—Ven aquí— me acerqué y él acarició mi mejilla, hasta llegar a mis labios.
—No hagas eso.
Dylan sonrió.
—¿Por qué? — acercó su rostro al mío y besó mi mejilla.
Me estremecí al sentir su inesperada caricia, y más con ese tierno e inesperado beso.
—Buenas noches, Rachel.
—Buenas noches, Dylan.
Me soltó, y mi corazón estaba agitado. Apagué la lámpara y salí de su cuarto. Está jugando con mi mente y corazón. Ahora sólo me paso pensando en cosas sucias. ¿Qué ocurre conmigo? ¿Cómo podría dormir luego de eso?