El nombre de tres jóvenes, eso escucharon todos, la llamada del director del centro a esas tres chicas.
Hacía ya tiempo que el director no llamaba a nadie ya que nunca solía haber problemas, aquel día era la excepción, con la enorme sonrisa de Martina y Daniela todos sospechaban que las cosas no eran buenas, más nadie decía nada, temor, aquella era la palabra adecuada para describir con exactitud lo que sentía una niña nueva, que charlaba con Marcos Catiñeira, su nuevo amigo mientras que su nombre se dictaba en los pasillos, un escalofrío recorrió su cuerpo, se temía lo peor, su amigo hizo una mueca ante aquel llamamiento y ella solo levantó los hombros diciendo que no tenía nada que ver.
-Alba ¿No harías nada malo?- Le dijo Marcos.
-Si hacer algo malo es correr por los pasillos tal vez.- Sonrió irónicamente mientras decía esto.
-Hmm...-Marcos pensó, pero no se le ocurrió nada.
Mientras en otro lado, una belleza rubia de cabello ondulado y rizos de tirabuzón se reía internamente de la escena que posiblemente se iba a montar. Ajena a ello Alba, buscaba su bolígrafo favorito que repentinamente había desaparecido sin dejar ningún rastro.
En la taquilla no estaba y cuando estaba por irse, apareció Jhonatan.
-Buenos días Alba, he oído que dirección te ha llamado, creo que deberías ir.- Le aconsejó mirándola fijamente.
-Ya voy, pero no encuentro mi bolígrafo.
-Pero eso solo un bolígrafo, compras otro y debería estará todo bien.
-¡No! Ese bolígrafo me lo regaló mi mejor amiga, y lo decoró ella personalmente con mucho cariño, debo encontrarlo.-Estaba muy nerviosa por lo que gritó y llamó la atención de los transeúntes del pasillo.
Volvió a escucharse de nuevo que llamaban a Alba Fox y entró en pánico, en esta ocasión fue directa a la sala de dirección, allí le esperaban dos chicas que no conocía pero le sonaban de vista.
-Discúlpenme por mi tardanza- Se excusó Alba.
Tras una larga charla sobre ser deshonestos, Alba, sin entender nada, preguntó.
-Perdonen mi rudeza, pero me podrían decir que he hecho para tratar de no volver a realizar ese acto "deshonesto".
-Señorita Fox, usted sabe mejor que nadie que ha hecho.
-¿Se refiere a correr por los pasillos? ¿Eso es deshonesto?- Hablaba, pero estaba muy desconcertada y no podía pensar con claridad.
-Ya sabe, los exámenes de nivel.-La miraban seriamente todos los allí presentes.
-¿Se refiere a que saqué una puntuación casi perfecta?
-Sí, pero ya hablaremos otro día cuando tus padres estén aquí presentes.
Inconscientemente una lágrima bajó por la mejilla de Alba, el director le miró como preguntándole qué pasaba pero ella solo negó con la cabeza. Ella sabía que su padre no vendría y que su madre ya no estaba con ella.
Se fue, y andando cabizbaja se encontró con el chico con el que había chocado el primer día de clase el cual no sabía todavía su nombre.
-Buenas tardes, así que tu eres Alba, la chica que llamaron hoy por megafonía.
-Sí, ...-Alba estaba tan deprimida que no quería responder.
-Yo soy Motorola, Martín Motorola, pero llámame Martín.
-¡Ah! qué coincidencia mi teléfono es un Motorola.
-Mi padre es dueño de esa compañía.- Su tono era muy solemne, parecía orgulloso de ello.
Alba estaba sorprendida, todos los niños de esta escuela eran demasiado ricos y deberían ser inalcanzables, pero al final no era así para nada.
Alba de repente se animó y se confió.
-¿Yo puedo?- Preguntó Alba.
Martín no sabía de qué hablaba.
-Supongo que sí.- Le comentó sin darle importancia, pero eso le dio fuerza para continuar a Alba.
Continuará...
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