Varias sombras desconocidas aparecieron por la espalda de los niños y se los llevaron, mientras tanto, la fiesta seguía en el salón.
-Ujuju...Lo conseguimos, seguro que nos dan bastante dinero por el rescate de estos niños.
-Tienes razón, además sus padres son taaaaan ricos, nos forraremos.
Allí estaban, en una oscura y lúgubre camioneta, cuatro niños de 4 años, lloraban, gritaban y se lamentaban, pero hasta ahora solo una persona se había dado cuenta, la madre de Jhonatan.
Fue ella la primera en darse cuenta cuando al salir al balcón donde viera salir a su hijo no lo veía, era extraño así que, como era normal en una madre preocupada, comenzó a buscar a su hijo por todos lados, sus vestido largo blanco hasta los pies se desplazaban por todo el recinto, salió al exterior, era invierno, hacia frío pero ella no lo notaba, su pelo negro liso se movía debido al fuerte viento que soplaba, su vestido se movía y se pegaba a sus piernas, marcando su figura esbelta mucho más, tras un largo tiempo decidió avisar al padre del chico, corrió escaleras arriba hasta toparse con su marido.
- ¡No están!- Dijo fatídica sujetando sus tacones en su mano
La mujer captó la atención de los que estaban aquel día presentes
El señor Mondoñedo miró alarmado hacia su esposa.
-¿Jhonatan?- Dijo en un tono de alerta máxima.
En ese momento todos los padres de los otros niños se dieron cuenta de sus ausencias.
Su mujer asintió con la cabeza y la fiesta se paró, todos los asistentes brindaron su ayuda para buscarlos, pero ni rastro de ninguno de los ellos.
El ratio de búsqueda aumentó y helicópteros de la policía empezaron a buscar en las cercanías.
Por otro lado en la camioneta, el grupo de secuestradores querían marcar a los pequeños con el símbolo de su secta, Ω, el símbolo del fin.
Los niños estaban aterrorizados viendo como sus captores cogían una especie de metal con un símbolo de omega era su fin, sí, el hierro estaba incandescente y sus intenciones eran marcarlos.
Todos ellos recibieron el dolor del fuego en sus espaldas, pensaban que sería el final para cada uno de ellos. Era irónico que omega significase fin.
Ya que dolía tanto que pensaban que perecerían pronto.
Por mucho que quisiesen, no podían imaginar que un héroe salvador les rescatase, estaban en la vida real, no en un cómic de superhéroes donde vendrá alguien a ponerles a salvo aunque no lo deseen.
Después de 4 horas que parecían el puro infierno una luz blanca iluminó sus rostros, habían interceptado la camioneta pero los niños no se movían, parecían muertos.
Días más tarde, en el hospital, los niños seguían sin dar signos de movimiento y cuando dormían no paraban de gritar como si tuviesen pesadillas, estaban horrorizados y encima tenían un doloroso recuerdo de ello en la espalda.
El tiempo pasó y como mecanismo de defensa ante ese terrible recuerdo, sus cuerpos olvidaron todo lo pasado aquel día, pero hay veces que esos recuerdos vuelven y aterrorizan por las noches a Alba, Daniela, Martín y Jhonatan. Algún día recordarán la razón por la que están unidos desde el pasado y las marcas que hay en su cuerpo lo corroborarán, pero ese no será ni mucho menos el fin, tal vez sea el principio.
Continuará...
Esperamos que os guste el capítulo si es así voten⭐ y si encuentran alguna falta no se olviden de decirlo