El ambiente estaba tenso Alba decidió acomodarse más de una vez en la silla, su padre la observaba.
Tenían una charla más tarde con el director, sobre el examen y sobre las trampas, ella no había copiado pero parecía que las explicaciones que daba no servían de nada.
La puerta se abrió, apareció el director y la subdirectora por ella, el padre se levantó de la silla y le tocó el hombro a su hija para que imitara el movimiento, mas su hija hizo caso sumiso y se quedó en su asiento.
Su padre aplicó presión en la mirada y Alba tembló, era realmente aterrador.
-Esta ya es la enésima vez que lo digo, YO NO HE HECHO TRAMPA, NO HE COPIADO.-Dijo gritando enfadada.
-¿Tienes pruebas acaso?-Le refutó su padre.
-No, pero vosotros no tenéis pruebas tampoco, así que no me culpéis injustificadamente.
-Alba, la señorita Lancaster nos notificó sobre el hecho de que habías sido deshonesta, que la amenazaste para que no se supiese y que encima la pusiste nerviosa en el examen. Además hay un testigo, Martina Gondomar.
-Eso es una calumnia hacia mi ser.
-Alba, se que no eres lo suficiente madura como para saber aceptar una verdad que te inculque -Le encaró su padre.
Alba ardía en ira, y su boca que debía permanecer sellada habló, y soltó muchas cosas que debían estar ocultas.
-¿Hablas de aceptar la culpa? Déjame reírme de lo hipócrita que eres. Todavía no aceptas que fue tu culpa que madre se suicidara.-Estaba tan enfadada que no se dio cuenta que lo pronunció.
Su padre parecía profundamente herido.
-Alba, tenemos que hablar, tal vez todo esto es un malentendido.
-¿Crees que te voy a creer? Mamá me lo afirmó.
-Hay mucho más detrás de eso, no te quedes solo con lo exterior.
El director le hizo un gesto a la subdirectora para dejarles a solas
Un silencio cubrió el salón pero Alba pasaba de hablar o preguntar.
-Tu bien sabes que la unión de tu madre y yo fue más bien por conveniencia.-Empezó a explicarse su padre.
-¿Eso te da razones para hacerle lo que le hiciste?
Pasaba de escucharle y cualquier cosa que le dijese sería ignorada y tomada como una sucia mentira a su favor.
-Yo no estaba en contra del matrimonio concertado, entendía que era una necesidad. Tu madre no estaba de acuerdo con esto pues amaba a alguien, esa persona era su amante.
Alba se sorprendió ante lo escuchado.
-Pero algo debió salir mal, por lo que ella quedó embarazada de él. Yo no podía dar crédito a lo sucedido y me sentí traicionado. En ese momento por el miedo a que su familia le amenazara con abortar, me amenazó para que aceptase que eras hija legítima mía.
-¿Estás diciendo que soy una hija bastarda?-Alba estaba a punto de llorar, pero se dio cuenta que podía ser una sucia mentira de su padre.
-Alba, déjame terminar de hablar. Todo iba correcto hasta que cuando cumpliste 3 años nos hicieron un análisis genético a todos los miembros de la familia y notaron que tu presentabas una anomalía, no correspondían nuestros ADN. Mis suegros, armaron en cólera y presionaron a su hija para que dejase a su amante. Lo mejor que se le ocurrió era decir a todo el mundo que yo le pegaba y que debería estar con un amor que no fuera doloroso.
Alba seguía escuchando, estaba a punto de llorar pero se negaba a ello.
-Como nadie le creía y le separaron de su amor, empezó a volverse loca hasta que decidió atentar contra su vida en ese campo de girasoles, donde había conocido a su amante.
Ya no pudo contener mas las lágrimas y ríos cayeron de sus ojos, podrían llenar océanos. Cuando se calmó.
-¿Entonces me abandonaste por no ser verdaderamente tu hija?- Dijo sonando como un débil cachorrito.
-Eso si es mi culpa, cuando naciste, estaba profundamente herido por la traición así que trataba de no acercarme demasiado y cuando tu madre nos dejó, tu quedaste, y parecías odiarme, temía que fuese peor, así que tus abuelos se decidieron hacer cargo de ti y te criaron lo mejor que pudieron para darte ese amor maternal y paternal que te faltaba. Pero sabía que las cosas no serían así para siempre y supe que debía traerte a la ciudad.
-...-Estaba básicamente sin palabras, pero todo lo decía mientras lloraba.
-Siento que a veces soy demasiado frío contigo y lo siento, ¿Podrías perdonarme?
Al final acabaron los dos llorando a lágrima tendida, pues un puente que estaba roto fue reparado, y no gracias a una magia divina, sino gracias a la sinceridad.
Continuará...
Nota de las autoras:
-Juramos que en 2 capítulos el problema se solucionará.
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