Al día siguiente la cara de Charlie estaba estúpidamente radiante y gracias a que usé mi habilidad varias veces mientras estaba dormido su estado era muy bueno. A lo sumo la tristeza en sus ojos era lo único que evidenciaba lo que había pasado anoche.
-Papá.
Lo llamé mientras miraba hacia el vacío, su plato un sánguche tostado de queso estaba intacto y apenas había bebido unos sorbos de café.
-Bella está sufriendo una crisis nerviosa. No te odia, ni odia Forks, ella está más viva aquí que en ningún otro lado. Pero tiene miedo de la nueva y agradable vida que encontró aquí.
En toda la noche no se me había ocurrido nada mejor que decirle a mi padre para quitar la culpa de su espalda. Pero esperaba que funcionara.
No me respondió, solo miró fijamente su sánguche.
- Va a volver, créeme. - Le tomé la mano y pensé en que quería que me creyera -Además, si alguien pregunta, se fue porque quiere visitar a mamá. Confía en mi papá, volverá en lo que canta un gallo.
Entre mis palabras y mayormente por mi habilidad, finalmente Charlie aflojó y decidió creerme. Creo que en el fondo él también esperaba que mis palabras fueran ciertas.
Terminamos de desayunar en silencio y me llevó a la escuela antes de ir a trabajar para de paso ir a la oficina principal donde informó que Bella estaría ausente unos días.
Saludé con la mano mientras el auto patrulla se alejaba; había pedido que fuera a buscarme al terminar el instituto si podía ausentarse del trabajo por un momento y había aceptado.
Mientras esperaba a que fuera la hora de clases miré cada auto que llegaba con atención, pero no vi a ninguno de los Cullen en la escuela, y eso me dio un pinchazo de miedo. Pero no servía de nada preocuparme ahora.
Bella me dijo que llamaría.
- ¡Mary, Mary! ¿A que no sabes? Mike me besó en el baile y fue tan ...
Fue incómodo ver a Jessica tan emocionada, pero hice mi mejor esfuerzo por escucharla cuando me contó que Mike la besó en el baile y que estaban saliendo oficialmente. Angela también estaba llena de charla y Mike y Eric no se quedaron atrás. Pude seguir la conversación, pero estaba cansada.
Jane fue la única que vio mi incomodidad y me preguntó si estaba bien.
-Si, es solo que estoy algo descompuesta. No dormí bien anoche.
- ¿Por qué no vino Bella? -Jessica me preguntó mirando hacia todos lados con cara de chisme - ¿Viene con Edward?
-No, tuvo que regresar a Phoenix por un asunto con mi madre, va a volver al final de la semana si no hay problemas.
Las caras de todos mostraron preocupación.
- ¿Está todo bien? ¿Hay algo en lo que podamos ayudar?
Les sonreí agradecida por los sentimientos.
-Está bien, no es nada grave, pero me preocupo dejando a Bella ir sola a cualquier lado.
- Eres tan sobreprotectora Mary.
Fue una dura jornada, pero la amistad y el entendimiento de Jane, Jessica, Angela, Mike y Eric mejoraron mi estado de ánimo y mi día en general.
Intenté centrarme en otras cosas, distraerme del sentimiento pesado en mi pecho que de vez en cuando se hacía notar. Y para cuando salimos del gimnasio me había compenetrado en organizar junto con Jane una salida en el primer fin de semana soleado que tuviéramos.
- ¡Mary!
La voz de papá me sacó de la discusión, saludé a Jane y Jessica que estaban al lado mío discutiendo si ir a la ciudad o a la playa para el picnic y troté hasta el auto patrulla.
-Papá, pensé que ibas a llegar tarde.
- ¿Tan poca confianza?
Rodé los ojos.
- Salí antes de gimnasia, no esperaba que estuvieras ya esperándome.
-Bueno, Mark me dijo que podía venir antes. Hoy es un día tranquilo.
-Genial. ¿Te gustaría comer pescado empanado frito? Encontré una receta en internet que tiene buena pinta, podría probar qué tal me sale.
Fui la única que se quedó en casa el resto de la tarde, papá tenía que volver al trabajo. También había una sutil tensión en su cara.
Hice la tarea sin ganas y me puse a cocinar. Normalmente no me importaba el silencio, o el hecho que parecía ser la única viviendo en la casa, pero ahora la falta de información, el gran desconocido que era el destino de mi hermana me abrumaban.
Esos ojos llenos de miedo y pánico al decirme que no podía quedarse en Forks.
Una puntada de dolor me sorprendió y me di cuenta de que me había cortado el dedo, una gota de sangre goteó en el pescado que estaba cortando. Rápidamente me lavé mientras mascullaba para mí que debería haber prestado más atención.
Aunque apenas me había roto la piel, mi dedo sangró un buen y largo minuto antes de que se detuviera. Me limpié bien y me puse una bandita para evitar que se volviera a abrir la pequeña herida y me impidiera cocinar.
Tuve que lavar todo y empezar de nuevo.
El día fue extremadamente normal. Casi ni sentía la ausencia de Bella físicamente, pero mis ojos revoloteaban en búsqueda de su torpe figura más de una vez.
Intenté llamar a casa en Phoenix y me llevó directamente a la contestadora. Sin saber bien qué hacer le dejé un mail.
Bella, ¿Cómo estás? ¿Estás preocupada por algo? Estoy para ayudarte, por favor llama a casa. Besos, M.
Cuando llegó Charlie lo vi muy cansado, y sus ojos estaban rojos y un poco hinchados como si hubiera llorado. Abrí una cerveza y usé mi habilidad durante el resto de la noche para calmar su estado revuelto.
La cena la comimos frente al televisor, él había querido mirar una comedia que no le interesaba, pero insistí en que pusiera algo que quisiera ver o que no prendiera la televisión en lo absoluto y eligió un partido de básquet local. Para el final de la cena se lo veía más relajado.
Papá lavó los platos y yo sequé, cada uno se aseó y antes de irnos a dormir le di un abrazo y usé mi habilidad todo lo que pude para darle somnolencia. Bostezó un par de veces mientras me deseaba buenas noches y no tuve que esperar cinco minutos antes de oír un leve ronquido.
Entré a su habitación y usé mi habilidad una vez más, apoyé mis manos en su frente y pensé con fuerza que quería que estuviera cómodo mientras dormía y lleno de consuelo, así el sueño no se convertiría en pesadillas.
Ya casi le había agarrado la mano a esta habilidad mía. Mientras quisiera y tuviera la voluntad podía activar ese flujo de calor en mis dedos e influenciar o hechizar, lo que fuera, a la persona a la que tocaba.
Me fui a dormir no sin preocupación, Bella no había llamado como prometió.
En medio de la noche sentí dolor.
Mi pierna dolía, demasiado, como si la hubiera aplastado algo terriblemente pesado. Asustada intenté incorporarme en la cama, pero gemí ante la sensación punzante en mis costillas.
Me quedé quieta mirando alrededor en la penumbra, todo parecía normal, solo que el dolor en el cuerpo era demasiado fuerte para no ser real.
Y ahí fue cuando lo sentí.
Era una sensación ardiente que casi me hace gritar, como si alguien hubiera derramado ácido en mi brazo. Mordí la almohada para evitar gritar, lágrimas y saliva mojaban la tela.
Las sensaciones desaparecieron lentamente decenas de segundos después.
Solté la almohada en mi boca y jadeé.
¿Qué demonios había pasado?
No lo entendía, estaba confusa. Fui al baño y me desvestí, solo quedé en mi ropa interior y me revisé la pierna y el costado, mi piel que había palidecido en los meses que me había quedado en Forks estaba intacta, no había signos de golpe o rojez.
Mi brazo solo tenía las marcas de mi propio agarre. No había quemadura, ni marcas extrañas.
Miré mi reflejo, no me había dado cuenta de que mi cabello corto había crecido unos centímetros y fue como si me hubiera iluminado.
Recordé.
Cuando Bella y yo éramos pequeñas, mi hermana siempre tenía pequeños y grandes golpes, y siempre sentía el dolor cuando ella se lastimaba, sin excepción.
Podía sentir cuando se tropezaba o cuando sin querer se llevaba puesto un borde. Nos dijeron que era el vínculo de gemelas o algo así, Bela dejó de sentir muy pronto las sensaciones de mi lado, yo tardé un poco más pero antes de nuestro décimo cumpleaños ya no sentíamos nada.
No pude evitar pensar con temor. ¿Estaba Bella herida? ¿Qué demonios le había pasado para que tuviera tanto dolor?
No pude dormirme. Tenía pavor de saber por qué un sentido compartido que se había perdido hace tanto tiempo resurgía.
No pude evitar llorar unos minutos por la angustia.
Recibimos una llamada al amanecer y yo la atendí. Era Carlisle que me llamaba de Phoenix, me pidió hablar con Charlie quien recién se levantaba.
El Doctor Cullen le explicó que había ido con Edward y Alice a Phoenix después de enterarse de la pelea que tuvo Bella con Charlie y Edward, para así convencerla de volver y disculparse, pero dijo que mi hermana tuvo un accidente cuando en el hotel. Según el Doctor, perdió el equilibrio y se cayó de una ventana.
Tenía una pierna y costillas rotas además de muchas magulladuras. Ahora estaban en el hospital totalmente estable y fuera de peligro, Reneé estaba allí.
Tuve que usar mi habilidad con Charlie mientras el Dr. Cullen nos informaba del accidente de Bella. Charlie se largó a llorar y tuve que tomar el teléfono porque no dejaba de agradecer una y otra vez por salvarle la vida su hija.
-Doctor, soy Mary -dije mientras usaba mi habilidad y consolaba a Charlie.
-Mary, te repito lo que le dije a tu padre, Bella tuvo un accidente, pero ahora se encuentra bien. Estamos con ella y Reneé volvió a Phoenix antes de lo planeado así que se va a quedar hasta que se recupere lo suficiente.
- Gracias por salvarla.
No podía preguntar nada, no quería que supieran que sabía que ellos eran vampiros. Pero me carcomía por dentro.
Tuve que prestar especial atención a Charlie durante todo el día, porque casi le da un patatús después de enterarse que Bella estaba tan herida que ni siquiera había despertado.
Le dije que no iría al instituto pero insistió, así que las siguientes semanas la pasé en un estado constante de tensión. Bella despertó el viernes y se comunicó por video chat en la computadora con Charlie y conmigo.
a notaba exhausta los primeros días. No sentía el dolor fantasma que me había asustado esa noche, pero se podía ver que mi dolor reflejaba sus heridas. Todas salvo el brazo, solo estaba vendado y podía mover su mano con naturalidad.
Dos semanas después Bella volvió a casa con un yeso en la pierna. Y un aspecto rosado, descansado. Nos hizo sentir aliviados a todos.
Y así como así, los días empezaron a pasar tranquilamente.
La normalidad, mundanidad y rutina eran bienvenidos después de dos semanas de estrés.