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Chapter 6 - Después de la playa

Me despertó el grito de Bella a la madrugada. Corrí a su habitación pero solo la vi acostada sobre la colcha, totalmente vestida. Ni siquiera se había sacado los zapatos. 

-¿Tuviste una pesadilla?

La única respuesta que conseguí fue un murmullo antes de que Bella comenzara a sacarse patadas los zapatos. Al ver que no quería hablar y que todo estaba bien me fui cerrando la puerta de su habitación. 

Volví a acostarme y me dormí por otra hora. Cuando me levanté nuevamente vi a Bella apagando la computadora bruscamente antes de abrigarse y salir de casa con una cara frustrada y enojada. Extraño.

Bella odiaba Forks, no solo porque no tenía ningún recuerdo que quisiera guardar de este lugar, excepto por el amor de nuestro padre. No le gustaba salir a caminar o disfrutar de la rara naturaleza verde sin sentido de artificialidad como lo eran las plazas y todos los espacios verdes de Phoenix.

No le gustaba la ausencia del sol, ni la lluvia permanente.

Esperé a que desapareciera de mi vista antes de ir a su habitación y prender la computadora. Como no había apagado el sistema correctamente, pudo ver la página que había estado leyendo antes de irse frustrada. 

Era una página sobre vampiros. 

Se rio de buena gana al entender que su hermana estaba indecisa sobre si su enamorado era un ser sobrenatural o solo un mutante como las películas de X-men. Miró hacia el bosque sin saber que pensar. 

Durante la ausencia de Bella limpié un poco la casa y me puse a hacer la tarea con pocas ganas, había un poco de matemáticas que odiaba y deliberadamente no miré y un trabajo de Literatura sobre Macbeth. Una tragedia que no veía razón para leer si no fuera por necesitarlo para la escuela.

No es que fuera una mala lectura, solo que ella no disfrutaba del género. Prefería la comedia "Sueño de una Noche de Verano", aunque nunca había leído la historia completa, los resúmenes y los libros de bolsillo parecían agradables. 

No había hecho ni la mitad cuando me di cuenta que era casi mediodía, su estómago le molestaba de hambre.

 Unos veinte minutos después escuchó a Bella llegar a casa, salió de la cocina y la saludó, señalando el plato.

-Ey Bells, acabo de hacer una ensalada y pollo a la plancha. ¿Quieres comer conmigo? 

-Sí, estoy hambrienta. Gracias Mary-Musitó mientras se sacaba las botas llenas de barro.

Cuando ambas estuvieron sentadas en la mesa, la miré de reojo. 

-Entonces, ¿te contó Jacob sobre los Cullen? 

Bella se congeló por unos momentos antes de jugar con la comida sin mirarla a la cara. 

-¿Porqué preguntas?

Apoye mi codo sobre la mesa y mi mentón en la palma de mi mano, la miré con los ojos entrecerrados.

-Sam dio por terminado el tema y no respondió a la pregunta que le hice una vez que tu y Jacob se fueron. Tengo curiosidad, ¿Porqué los Cullen tienen prohibida la entrada a la Reserva?

Su hermana casi había enterrado su cabeza en el plato. 

-Es solo una tonta historia de miedo, nada de interés.

Rodé los ojos, pensando para mí misma ¿Si le digo que sé que su pronto a ser novio es un vampiro me lo contaría?

-Ahhh, está bien.

Al anochecer papá Charlie volvió con mucho pescado en la nevera portátil, Bella murmuró que necesitaba comprar un libro de recetas de pescado pronto. 

Al día siguiente amaneció soleado. Increíblemente despejado y una temperatura muy agradable. El desayuno fue en silencio pero la felicidad que traía el sol era palpable en el ambiente. Sonreí al saludar a papá Charlie mientras se iba en el coche patrulla y luego seguí a Bella a la camioneta.

Miró la hora y no pudo evitar mirar a su hermana sorprendida ¿no se había dado cuenta de lo temprano que era? Negué con la cabeza. Esta niña enamorada y distraída. 

El estacionamiento estaba casi vacío, ni siquiera estaba abierto el instituto. Me subí al capó de la camioneta y me recosté con los ojos cerrados disfrutando del sol de mañana, suave y tibio en mi piel expuesta. Era muy diferente del sol de Phoenix que parecía poder quemarte una capa de piel en las horas más calientes. 

Le gustaba más esta sensación suave como una caricia. 

-¡Bella!

El grito de Mike irrumpió en el calmado mundo que poco a poco se había vuelto tumultuoso con la llegada de más vehículos.

No abrí mis ojos, ni me moví de mi lugar y fue como si fuera invisible para Mike. Se arrojó a coquetear no tan sutilmente con Bella y de pronto le preguntó si quería salir con él. Ella abrió los ojos y miró hacia el costado ligeramente, mmm, su hermana estaba haciendo esa cara de "esto es tan complicado".

-Bueno, te iba a preguntar si no te gustaría ir a cenar o algo así, yo puedo trabajar más tarde.

- No es una buena idea Mike.

La cara de Mike se lleno de confusión y algo de decepción mezclada con posesividad.

-¿Porqué?

-No repitas esto a nadie, pero , salir heriría los sentimientos de Jessica.

-¿Jessica?

No lo aguanté, me incorporé, sorprendiéndolos a ambos. Oh wow, ambos son iguales, no notaron a una persona de un metro sesenta acostada a menos de treinta centímetros de ellos. Increíble.

-En serio Mike, estás ciego. -Le dije mientras lo miraba desde arriba con mis fosas nasales. Bella escogió escabullirse en ese momento.

-Me tengo que ir, voy a llegar tarde.

Me bajé de la camioneta y le di una palmada en el brazo a Mike que estaba viendo la espalda de Bella alejarse entre el gentío.

-Vamos Mike, te daré un consejo. Puedes hablar con Jessica, comunícate y reflexiona si te parece o no atractiva, no solo su apariencia, pero su personalidad. ¿No van juntos al baile? - La cara totalmente embobada me dio pocas esperanzas de que me estuviera escuchando así que no seguí hablando. 

En el camino a la cafetería me encontré con Bella, Jessica y Angela quien me saludó y me preguntó en voz baja.

-Vamos a ir a Port Angeles a comprar vestidos, ¿Te gustaría venir? Sé que no vas a ir al baile, pero nos gustaría que vinieras. Invitamos a Bella también y dijo que preguntaría, ¿Qué piensas?

-Me encantaría Angela. Pero ¿No van a ir con Laurent? Pensé que irían las tres juntas.

Angela asintió con la cabeza.

-Laurent dijo que iría, somos justo cinco personas, entramos bien en el auto.

-Oh, en ese caso, me encantaría ir. Podemos comer algo después de comprar los vestidos. ¿Tienen algo en mente?

La charla fue amena y pronto nos desviamos a otros temas. Mientras discutía con Jane sobre el mejor color de labial para su piel pálida vi de reojo que Bella estaba decaída mientras ojeaba de forma muy notable la mesa de los Cullen, apenas si podía responder las preguntas de Angela sobre el trabajo de Literatura. Rodé los ojos en silencio. 

Las siguientes clases las pasé escuchando a Jane y Angela hablar sobre el baile. Jane ya tenía su vestido y tenía planes por lo que no podría ir con nosotras a Port Angeles, pero estaba muy contenta de dar consejos sobre las tiendas que conocía.

Cuando llegamos a la clase de gimnasia me horroricé. Teníamos clase teórica. Casi me duermo. Me gustaba la idea de aprender las reglas de un deporte mientras se practicaba en lugar de aprenderme de memoria un reglamento sentada mirando al entrenador. 

Al final, Bella y yo salimos con la cara larga del instituto.

Estaba entusiasmada por ir a Port Angeles con amigas. Pero no había terminado de cambiar mis botas cuando sonó el teléfono y después de unos minutos apareció Bella con una cara oscura.

-Mike invitó a Jessica a comer así que vamos a ir mañana a comprar los vestidos.

-Que decepción. Pero miremos la parte positiva.

Bella me miró ceñuda. Le di una gran sonrisa.

-Mike ya no debería pegarse a ti, ahora le va a estar dando toda su atención a Jessica.

Contrario a mi creencia, Bella no se veía tan aliviada ante la perspectiva de perder un fan. Alcé las cejas ante ese pensamiento ¿Podría ser que a su hermana le gustara que los chicos anduviesen detrás de ella?

Sacudí la cabeza intentando sacar ese pensamiento tan extraño de mi mente.

-Bueno, hay comida y sobras, me voy a mi habitación a hacer la tarea.

-Oh, bueno. 

Vi a Bella sacando un edredón viejo y llevando su colección de libros al patio. Me encogí de hombros y fui a la entrada con una silla de la cocina y me puse a hacer la tarea. Quería terminar con esta tortura pero todavía me quedaba la universidad. 

Suspiré con pesar. ¿Estaba mal que no quisiera hacer nada más que comer, dormir y vagabundear? Me di un golpecito en la frente. Bueno, ya está, vamos a ponernos a hacer las cosas que se deben hacer. 

Una hora después terminé a regañadientes, entré la silla y vi que Bella estaba dormida en el patio. Aún había luz, por lo que la dejé dormir y fui a la cocina, en un rato llegaría papá Charlie y yo ya tenía hambre, por lo que cociné el pescado y corté el pan que había sobrado, lo tosté y luego puse la mesa.

Cuando escuché el coche atrulla Bella entró, con la cara adormilada y un poco asustada.

-¿Pasa algo Bells?

-Ah, nada, solo que me quedé dormida y me hizo frío.

-No te desperté porque te estaba dando el sol, lo siento, olvidé que el sol no dura tanto tiempo aquí.

-No hay problema.

-Hola chicas.

-Hola papá- respondimos las dos al mismo tiempo. 

Después de comer nos sentamos juntos frente al televisor y Bella aprovechó para pedir permiso para ir a Port Angeles.

-Pero, ustedes no van a ir al baile ¿o sí?

-Vamos a ir a dar nuestra opinión, ya sabes, críticas constructivas. 

-Oh, ya veo- Claramente no tenía ni idea de por qué necesitábamos dar una opinión al ir a comprar vestidos y zapatos- ¿Pero no tienen instituto mañana?

-Vamos a ir después de salir del instituto y volveremos temprano. Aunque lo más probable es que comamos algo allá.

-Bueno, está bien. 

Bella lo miró y dijo con algo de ansiedad.

-Te dejaré la cena lista, no sé cómo has sobrevivido con tus habilidades culinarias. 

Me reí de las palabras de Bella, papá Charlie la miraba con una sonrisa llena de tolerancia. 

La noche pasó, y el día amaneció soleado nuevamente.

Bella estaba destinada a no ver a los Cullen nuevamente lo que la hizo andar cabizbaja todo el día, pero se animó mucho al saber que Laurent no iba a poder ir a Port Angeles. 

Jessica no siguió a casa, dejamos las mochilas y los libros, Bella se aseguró de que papá tuviera su comida visible en la heladera junto con varias notas indicando cuánto calentar el plato.

Jessica pisó el acelerador y voló sobre la carretera mientras contaba su cita con Mike.

-Lo digo en serio, me coqueteó toda la noche pero fue tan caballeroso. Espero que me bese en el baile. 

-Eso es genial, ustedes hacen muy buena pareja- dijo Angela.

-¿Y qué tal Angela? ¿Te gusta Eric? -Jessica inmediatamente miró por el retrovisor con aire de quieres saber todo el chisme que hubiera. 

-Oh no, Eric es un buen amigo pero no me gusta de esa forma...

Bella fue bastante abrupta y cambió de tema a las tiendas que vendían los mejores vestidos. Angela soltó un suave suspiro de alivio cuando Jessica se distrajo y dejó de interrogarla. 

El viaje fue muy ameno después, lleno de risas y música.